Día Tercero
Todo como el primer día.
Celo de San Judas Tadeo
El verdadero celo es la más clara muestra y como resultado natural del amor a Jesucristo. Pues nada desea Jesús como la gloria de su Padre y la salvación de las almas. San Judas Tadeo manifestó su amor a Jesús y su gran celo por la salvación de las almas no sólo con la predicación del Evangelio hasta las más distantes naciones en donde por amor a Jesucristo dio su sangre y su vida padeciendo glorioso martirio en Persia; sino que quiso dejarnos un recuerdo eterno al decirnos en su carta (17): "Vosotros, empero, queridos amigos, acordaos de las palabras que os fueron antes dichas por los apóstoles de Nuestro Señor Jesucristo, las cuales decían que en los últimos tiempos han de venir unos impostores, que seguirán sus pasiones llenas de impiedad. Estos son los que se separan a sí mismos de la grey de Jesucristo, hombres sensuales, que no tiene el espíritu de Dios".
¿Imitamos a San Judas Tadeo en el celo por la gloria a Dios y la salvación de nuestro prójimo con las palabras y el ejemplo de su vida consagrada al servicio de Jesús?
Siguen las invocaciones y la oración final como el primer día.