A letra limpia - Número 3 - Abril de 2001

La Desgracia
Daniela Bonilla y Sain-ma Rada (noveno grado)

Era una noche fría y húmeda de invierno. Pedro no podía dormir porque ruidos espantosos y figuras espeluznantes lo acosaban en su cuarto. Él se encontraba solo en su casa lo cual hacía la situación más horrible. De repente la ventana se abrió de un solo golpe. Un frío abrumador invadió su cuarto. Una figura lentamente se comenzó a formar. Era el espíritu de su hermana muerta, Gloria. Con su cara pálida, flotado en la habitación le susurro:

–¡Pedro... vine a buscarte y a llevarte conmigo... estoy muy sola!

Pedro, con una cara de terror, con su cuerpo inmovilizado, logró decir unas pequeñas palabras:

–¡No... por favor, no me lleves soy muy joven para morir!

Y Gloria, con un tono de burla, le respondió:

–¡Tranquilo que no va a ser hoy. Sólo te advierto para que estés preparado. Disfruta de la poca vida que te queda; ja, ja, ja...! Dentro de cinco años vuelvo. Para ese entonces vas a estar bien grandecito.

Salió por la ventana llevándose aquel frió abrumador y dejando un calor asfixiante. Un silencio se apropió del cuarto. Pedro no sabía qué hacer ni qué decir. Así que se quedó sentado en su cama, inmóvil, sólo pensando en su hermana, recordaba los momentos que habían pasado juntos, así como el día de su muerte. Estaba muy confundido, se preguntaba si lo que había pasado, había pasado en realidad o sólo había sido un sueño.

–¿Será verdad que en cinco años me va a venir a buscar? –se preguntaba constantemente preocupado.

Pasaron cinco años.

Durante este tiempo Pedro disfruta al máximo su vida. Estaba por acabarse el año y él estaba confiado de que ya no iba a pasar nada. Había hablado con sus padres sobre lo sucedido, y ellos pensaban que sólo era una alucinación, un sueño, y le habían hecho creer esto a Pedro.

El día siguiente era el aniversario de sus padres, así que iba a quedarse solo toda la noche. Estaba muy tranquilo viendo una película en la televisión, cuando oyó un ruido en su habitación. Con un poco de miedo subió a ver qué era lo que pasaba. Al abrir la puerta con mucho cuidado se encontró a su hermana Gloria acostada en su cama, con un vestido largo y blanco, un blanco impecable; su cabellera larga se posaba en la almohada, sus ojos cerrados, y su boca con una sonrisa cínica lo llamaba. Hasta que al fin dijo:

–Pedro... te lo advertí, ya pasaron 5 años. ¿Estas preparado? Prepárate porque ya nos vamos.

Pedro suplicaba, con terror, que no se lo llevaran, pero ella no le hacía caso.

–No me importa que llores, ya nos vamos –le gritó, y con un fuerte y brusco jalón se lo llevó con ella.

Más nunca se supo de Pedro, desapareció misteriosamente, y nunca nadie supo la razón.

Tras esta desgracia los padres de Pedro fueron falleciendo poco a poco de tristeza. Y todos fueron infelices para siempre.


Un Buen Compañero

Robyn Jenkinson (séptimo grado)

Era un día muy frío, había mucho viento, y las nubes estaban negras.

De lejos se escuchaba un niño llorando. El niño que estaba llorando estaba acostado al lado de un árbol. Un señor que era viejo se acercó al niño y le preguntó: “¿Cómo te llamas?” El niño le respondió: “Tom, ¿y tú?” “Yo me llamo José Félix ¿y por qué lloras?”, preguntó el señor. El niño respondió: “Porque mi madre acaba de morir”. El señor estaba sorprendido con la noticia y rápidamente le dijo: “Ven, vamos a la casa de algún familiar tuyo”. El niño empezó a llorar más. “¿Qué pasa?”, dijo el señor. “Es que mi mamá y yo somos pobres y no tenemos familiares”, respondió el niño. El señor le dijo, con una cara de lástima: “Entonces ven conmigo a mi casa y nos tomaremos una sopa caliente”. La casa del señor era blanca con la puerta roja. En la entrada había flores y una alfombra que decía “Home, sweet home”. Lentamente entraron a la casa. Un perro saltó en sima del niño y éste otra vez empezó a llorar.

“Qué pasa ahora”, dijo el señor. “Es que el perro me va a comer”, dijo el niño. “Ven, vamos a la sala, que el perro no te va a comer”, dijo el señor todavía riéndose.

Entraron a la sala y se sentaron frente a la chimenea. El señor se levantó y se fue a la cocina para preparar una sopa. Mientras tanto, el niño fue limpiando sus lágrimas. Ya tenia sus ojos muy rojos por tanto llorar. El señor entró con la sopa y se la tomaron. La sopa era de tomate con pastas y algunas verduras. El niño Tom se la tomo más rápido que un rayo, el niño pidió por más y después de tomar, volvió a pedir más, ya el niño había tomado tres veces y el señor todavía estaba en su primera tasa, el niño se levantó y se fue a la cocina para lavar su tasa.

Después entró a la sala para a acompañar al señor mientras terminaba su sopa. Ya era de noche y el niño estaba muy confundido porque no sabía a donde ir ahora. El señor se levantó y le dijo al niño: “Tú te quedarás a vivir aquí”. El niño no lo podía creer. “¿Es enserio?”, le preguntó al señor. “Sí, claro”, respondió el señor.

Cinco años después... El niño ya tenía quince años y el señor ya estaba muriendo con ochenta y cuatro años. Cuando murió el señor, el niño Tom se quedó con todo lo que tenía el señor: su casa, su perro y, por supuesto, las cosas en la casa.

Pero eso no es todo, porque la herencia más hermosa que le dejó el señor fue el amor, la amistad y la solidaridad, que son las más preciadas joyas que un ser humano puede regalar a otro.

Pasó el tiempo y Tom conoció a una chica que también era pobre. Él se enamoró de esta chica; ella también de él, se fueron a vivir en la casita del bosque y los hijos de ambos aprendieron las virtudes que el señor había dejado en el corazón de Tom.


La sombra de los sueños

David Montuenga y Alexei Szeplaki (noveno grado)

Un dia él estaba en su casa viendo TV, comiendo papitas fritas y tomando un vaso de refresco. De repente escuchó un crujir de maderas en la cocina de su casa, el salió rápidamente a ver qué era ese ruido infernal, pero no vio nada.

Cuando fue a sentarse de nuevo en el sofá a ver televisión, volvió a escuchar el mismo ruido infernal, pero esta vez era más espeluznante. Corrió a casa de unos amigos, les contó aquel suceso tan espeluznante que había ocurrido en su casa. Uno de sus amigos no le creía, lo miraba con cara de que se había vuelto loco. El otro sí le creyó porque ya le habían pasado cosas parecidas.

Una semana después él estaba en su cuarto haciendo su tarea. Escuchó un crujido, la carne se le puso de gallina y rápidamente llamó a sus amigos. Ellos bajaron rápidamente a ver toda la casa. De pronto todos vieron una sombra; subieron las escaleras y quedaron paralizados. No sabían qué hacer. Llegaron de una corrida a casa de uno de los amigos. Él volvió a bajar a su casa. Estaba muy asustado. Abrió la reja y cuando fue a abrir la puerta, ésta se abrió sola (típico).

Entró sigilosamente y volvió a ver la sombra y se metió en el baño de servicio en el cual no entraba desde hacía cinco años. El baño estaba oscuro. El espejo estaba opaco, con una fina capa de moho que lo cubría. Pensó en voz alta: “Me voy de este oscuro y frío baño”. Se salió y caminó hasta su habitación. Mientras caminaba, fue detallando toda su casa. La vieja alfombra enrollada en ese rincón desde hacía años y la vieja puerta de su cuarto. Era primera vez que se percataba de que su casa estaba tan desordenada, salió rápidamente y pasó frente a un espejo. En el espejo vio lo depravado que estaba, en ese espejo vio reflejada a una persona totalmente destruida, como si la erosión hubiera actuado sobre él. Tenía una mirada desorbitada. De repente el espejo se partió, los vidrios en el suelo sonaban como dos copas brindando y se despertó. Todo había sido un sueño.


Bitácora de mi historia increíble

Lucio A. Segovia (sexto grado)

Empezamos esta increíble historia de cuatro niños que pensaban en escaparse de sus casas para vivir la mejor aventura que jamás hayan vivido.

7 de agosto. Empieza nuestra aventura. Me levanto de mi cama a las 5:00 a.m., voy al baño, preparo mi maleta, me visto, llamo a Fer para ver sí está listo. Me dice que sí. Me escabullí por la puerta de mi casa sin hacer un solo ruido. Hacía mucho frío. Estábamos a 10 C°. Me monté en un carro que yo alquilé: un Jeep Wrangler. Arranqué y desde ese preciso momento la camioneta echó a andar camino a la mejor aventura de nuestras vidas.

Me tardé alrededor de 10 o 15 minutos en llegar a casa de Andrés que también había alquilado una Mitsubishi Montero. Había subido un poco la temperatura; ahora estabamos a 15C°. Andrés y yo íbamos en caravana. Nos tardamos 7 minutos con 37 segundos en llegar a casa de Leo. Éste se montó en una camioneta que como Andrés y yo había alquilado. Pero él alquiló una Jeep Cherokee.

Eran las 5:22 a.m. y todavía nos faltaba mucho camino por delante. Pasamos buscando a Fer que estaba con una Toyota Machito y desde casa de Fer partimos hacia Higuerote, estado Miranda.

Eran las 6:03 a.m., estábamos a 20C°. Íbamos en caravana: primero Andrés, después Leo, después Fer y luego yo. Dos horas después de pura carretera sin pararnos ni comer nada, por fin habíamos llegado a nuestro primer destino: Higuerote. La vista era espectacular: se veía el sol al horizonte, el sol se veía enorme. Nos detuvimos en Mac Donalds a comer algo. Leo se comió un Mac pollo Delux con Coca Cola. Andrés se comió un Mac tocineta con Chinoto. Fer se comió unos nuggets con Frescolita y yo me comí un Big Mac con Nestea. Después de comer seguimos con nuestro rumbo. Ya eran las 9:23 a.m. Nuestro rumbo era una playa que decían que era la mejor playa del planeta. El agua era 100% clara, siempre estaba a una temperatura de 21C° y la arena era la más blanca. De repente, a 3 km de la playa encontramos un pequeño problema: una fila de vacas estaba atravesada en medio del camino. No pudimos pasar. Así que tuvimos que devolvernos. Todos estaban deprimidos. Entonces, de repente me acordé de un programa que había visto en Puma TV acerca de un sitio donde se podía rustiquear y los carros que teníamos eran perfectos para eso. Eran 4x4, tenían suspensión, cauchos especiales. Entonces le conté sobre ese sitio llamado “La Escalera” porque era una subida con montículos de tierra. Pero había otro problema: no sabíamos donde quedaba. Tuvimos que preguntar por todos lados. Nadie sabía nada hasta que un señor de barba blanca, lentes y anciano nos dijo que un grupo de personas conocía donde quedaba el famoso sitio. Nos dijo que fuéramos a la calle 14 avenida 3. Fuimos para esa dirección pero de pronto encontramos otro problema: había 2 caminos y no sabíamos cuál tomar, así que tomamos el de la izquierda. El camino era puro monte y barro y pensé que tal vez tomamos el camino equivocado a la dirección que nos habían dado pero que ése era el camino correcto para ir a “La Escalera”. Hasta que a lo lejos una subida con montículos de tierra y definitivamente era nuestro destino. Todos nosotros estábamos emocionados pero (vuelve el perro arrepentido) ¡había otro problema!: ¡se nos había acabado la gasolina!

Tardamos ½ hora en pensar qué hacer hasta que Fer habló: “¿Qué tal sí hacemos nuestra propia gasolina?” Todos se quedaron callados. Era una idea loca pero podría funcionar así que empezamos a mezclar todo lo que encontramos por ahí y al terminar quedó un líquido espeso y verde. No parecía exactamente gasolina. Pero en cuanto se lo echamos a los carros tenían más potencia que nunca así que empezamos a subir “La Escalera” con las camionetas. Cuando terminamos de subirla nos llevamos una sorpresa. Estábamos en la mejor playa del mundo. El agua, muy clara, a 21C°, arena blanca, no podía ser mejor. Así nos bajamos de los vehículos y nos lanzamos al mar, éramos los niños más felices de este planeta.

8 de agosto. Después de nuestro delicioso baño nos regresamos a Caracas para ver a dónde iríamos esta vez.

Después de 2 horas de opiniones decidimos ir a... (ta, ta, ta, taaaaa) ...Amazonas. Pero no sabíamos cómo ir porque ya habíamos devuelto los carros. Así que teníamos 3 opciones: teletrasportadores, avión y pedir cola. No podíamos con los teletrasportadores porque eso no existe. No podíamos por avión porque no teníamos dinero. Así que tuvimos que pedir cola. Estuvimos pidiendo cola por 3 horas hasta que por fin un señor con 2 niñas se pararon y dijeron que iban a Amazonas. Así que nos montamos en el carro (grandísimo) y tenían el aire a 8C°. Nos estábamos congelando y el señor dijo: “ Es que a las niñas les da mucho calor” y por supuesto nosotros no teníamos sueters. Díganme, ¿a quién se le ocurriría llevar un sueter para amazonas? Después de 24 horas de viaje y congelación total habíamos llegado a Amazonas. Nos bajamos del carro y el señor dijo: “Revísense bien el pelo por que ellas tienen piojos”. Nos quedamos callados hasta que se fueron y hemos pegado un grito que yo creo que se escuchó en China. Nos fuimos corriendo a un río que estaba cerca y nos lanzamos. Nos empezamos a limpiar la cabeza y estábamos repletos de piojos. Por suerte nos los quitamos todos. Después de un rato de dar vueltas en círculos por fin habíamos encontrado la posada donde nos quedaríamos. Después de acomodar todas nuestras cosas salimos a bañarnos en un río cercano. Cuando llegamos al río nos impresionamos. El río se veía espectacular, sobre todo la piedra que se veía a lo alto. Mientras que nos bañábamos se me ocurrió subir a la piedra para ver qué tan alto se veía desde allá arriba. Duré 10 minutos en subir hasta arriba pero cuando llegué se veía altísimo y de repente resbalé con el musgo que había en la piedra. Caí desde 15 metros de altura y caí sobre una piedra. Así que tuvimos que devolvernos de emergencia a Caracas. Pero eso no fue lo peor: como no teníamos dinero para la posada la dueña, nos demandó en el programa “Justicia para Todos” y tuvimos que limpiar platos durante 5 horas sin pararnos. Después de eso estabámos más cansados que hormigas comiendo ajoporro. Nos reunimos para ver cuál era nuestro próximo destino. Nadie quería seguir viajando, así que Andrés habló porque él sí quería seguir viajando y nos dio un discurso de 2 horas y para que no siguiera hablando tuvimos que seguir viajando por toda la República Bolivariana de Venezuela. Todos decidimos definitivamente que nuestro próximo destino era Mérida. No había peligros, no nos podía pasar nada. Bueno, al menos eso creíamos. Esta vez reunimos dinero y compramos un pasaje de avión para Mérida. A las 3:00 p.m. salimos al aeropuerto y nos montamos en el avión. Fueron como 30 minutos de vuelo pero teníamos un calor en el avión. Entonces en cuanto nos bajamos nos pegó frío que nos dejó como lava en hielo. La aeromoza dijo que estábamos a 8 C°. Nos quedamos perplejos. Cuando fuimos a recoger nuestras maletas nos dio una red chair porque nuestras maletas las metieron en el vuelo que no era. Tuvimos que agarrar las maletas de otras personas y para colmo a mí me toco una maleta de un homosexual y tuve que usar su ropa. Después del espeluznante viaje llegamos a la casa de un amigo de Leo y esta vez no tuvimos que lavar platos. El primer día no salimos ni nada. Sólo nos quedamos comiendo pizza al lado de la fogata viendo televisión. ¿Qué mala vida verdad? Al día siguiente fuimos a una pista de karting y dimos como 30 vueltas a la pista aunque Fernando chocó como 29 veces. Pero igualmente la pasamos bien. Cuando llegamos a la casa, Andrés cuando se iba a bañar me di cuenta de que el termo eléctrico no estaba prendido y en una fracción de segundo escuchamos un grito que venía del baño. Entonces Andrés salió desnudo y parecía un cubo de hielo. Todos nos empezamos a reír. Entonces, de repente, una tubería que estaba arriba de nosotros se rompió y nos cayó agua congelada encima. Nos tuvieron que llevar a Caracas de emergencia y para colmo el amigo de Leo nos dijo que teníamos que acomodar todo lo que destrozamos en su casa. Así que tuvimos que viajar otra vez a Mérida para acomodarle la casa. Dato: tuvimos quemaduras heladas de 3er. grado. Después decidimos definitivamente no viajar sino ir a nuestras casas y que nos castigaran como durante 3 meses. Pero en eso vimos por televisión que las primeras 4 personas que compraran un pasaje de avión a cualquier destino en Venezuela se ganaba 5000$ en efectivo; y sin pensarlo 2 veces salimos al aeropuerto y compramos 4 pasajes a Falcón y, no lo creíamos, nos habíamos ganado 5000$ en efectivo. En cuanto íbamos saliendo decidimos irnos en primera clase. Primera clase era de lo mejor. Había bowling, cine, discoteca, un centro comercial, y hasta había un concierto de LINKING PARK. Sólo había un problema: el viaje sólo duraba 25 o 30 minutos. 32 minutos después llegamos a Falcón. Fuimos a la casa de un tío de Fer que se llamaba Don Soluco con matas con ajo porro. La casa era inmensa.

Eran como las 7:30 p.m. teníamos sueño así que nos acostamos a dormir.

Al día siguiente nos despertamos. Yo dormí bien porque esta vez Leo no roncó ni un poquito. Estábamos a 26C°, los pajaritos silbaban hasta que Andrés se levantó y me dio una patada en la cabeza. Me puse bravo y lo cargué y lo tiré a la piscina. Después de un rato bajamos a desayunar y el tío de Fer le dijo a Andrés: “Si te quieres bañar, primero quítate la ropa”. Todos nos empezamos a reír y de repente Fer vomitó encima de Leo. Entonces Leo, del asco, vomitó encima de mí y yo, del asco también vomité encima de Andrés y de la rabia me lanzó a la piscina y el tío de Fer dijo: “Ya les he dicho que cuando se vayan a bañar quítense la ropa”. Después de cambiarnos el tío de Fer nos llevó a los médanos de Coro donde le alquilamos unas motos a un señor y recorrimos todos los médanos. Al recorrer todos los médanos nos sentamos a ver el atardecer. Se veía de lo mejor. Nunca habíamos visto algo mejor que esto por primera vez. En un tiempo este viaje nos salió bien. Pero en eso a Leo lo mordió una serpiente de cascabel tuvimos que salir de emergencia y (vuelve el perro arrepentido) el dueño de las motos nos pidió el dinero de las motos pero no teníamos porque lo pagamos en la emergencia de Leo. Así que tuvimos que arreglar motos durante 6 largas horas.

Esa fue la gota que derramó el vaso. No viajaríamos más. Pero en eso vimos por televisión que en Maracaibo habría un Maracaibo Rock Festival. Estarían PAPA ROUCH, MARILYN MANSON, LINKING PARK Y ORGY. No podíamos dejar pasar esta oportunidad. Iríamos como fuera a ese festival de rock pero no teníamos cómo hacerlo. Sólo se nos ocurrió una cosa: irnos en bicicletas. Una noche de esas fuimos a nuestras casas agarramos nuestras bicicletas y arrancamos a Maracaibo.

Tardamos 4 días en llegar. Ese mismo día que llegamos comenzaba el festival y justamente cuando íbamos a entrar al concierto nos acordamos de algo: no teníamos dinero para las entradas y sin pensarlo 2 veces nos fuimos de ahí. Estábamos muy desilusionados. ¡Teníamos tantas ganas de ir a ese concierto! Entonces, cuando estábamos cruzando de Maracaibo empezó a llover. Estábamos empapados. En eso la bicicleta de Andrés se coleó. Chocamos unos contra otros y nos caímos al lago. La corriente nos arrastró con bicicleta y todo hasta el Caribe y del Caribe hasta la Guaira. Después de 1 mes de ser arrastrados por todo el mar pisamos tierra firme. Teníamos nuestras bicicletas así que pedaleamos hasta Caracas y hasta hoy no viajaríamos más. Definitivamente no. Sólo nos quedaba una cosa por hacer: ir a nuestras casas y que nos castigaran como por 40 años. Estábamos andando por toda Caracas y vimos un cartel que decía que en los Teques estaban vendiendo CDS origínales en 2.500 Bs. Esa sería nuestra última aventura. Así que nos fuimos en bicicletas hasta allá. Entonces. cuando llegamos nos encontramos a unas personas algo familiares ¡ERAN NUESTROS PAPÁS Y MAMÁS !

Estaban juntos comprando CDs. El hermano de Fer nos vio y empezó a saludarnos pegando gritos y diciendo nuestros nombres. Entonces nuestros papás voltean y nos vieron. Se nos acercan y nos saludan, nosotros no podíamos hablar. Estábamos como estatuas y de repente ellos dicen: “Estamos orgullosos de ustedes”. Y nosotros nos quedamos como que: “Epa, qué les pasa a éstos”, y ellos dicen: “No puedo creer que hayan trabajado aquí tan duro. Se merecen un premio. Iremos a 6 estados del país. Los que ustedes quieran. ¿Que les parece HIGUEROTE, AMAZONAS, MÉRIDA, FALCÓN ZULIA Y ALGO COMO ASI COMO DONDE ESTAMOS, LOS TEQUES?.

–¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!