L.·. B.·. y R.·. L.·. S.·. ALFONSO SIERRA MADRIGAL NÚM. 35

I n t r o d u c c i ó n



Bajo su corteza de provinciano rudo, él sentía una prometeica y santa llama divina. Creyó que “el labriego,
en medio de su andrajo es el símbolo mas puro del trabajo / i la expresión mas alta de la raza”.

Conoció todas las mentiras y todos los tormentos amargos del vivir. Del mundo dejo dicho que

“es un vasto pantano / en que nadie aspira a ser mas que un gusano / en que nadie tiene nobles
ilusiones… / Todo es ruin i pobre / todo es triste i bajo / ya los ideales son mísero andrajo / en manos de
torpes i espurios caudillos / i ya nada tiene prestigios de albura, / ni la Fe profetas, ni el amor Ternura, / ni
la Lira sones, ni la Seda brillos. / Si un labio profiere gloriosos acentos, / lo sella una ruda i estupida
mano; / ningún pecho alienta viriles alientos”.

La única risa con la que aprendió a reír fue la risa volteriana.

Entre otros, fue destinatario de los siguientes adjetivos:
“Maestro del lenguaje,
altivamente huraño,
cincelador sin par,
rebelde e incansable luchador,
enemigo de la hipocresía,
verdadero caballero del Ideal,
defensor de los débiles…”



Una enciclopedia le dedica once líneas que dicen:

“Poeta, escritor periodista. Nació en Celaya, Guanajuato.
Muy joven se traslado a la Ciudad de México, donde
permaneció el resto de su vida. Como poeta dejo dispersa
la mayor parte de su producción en periódicos y revistas.
Su obra inédita es también abundante:
una novela Entre Ellas,
varios cuentos; un ensayo titulado Aloe.
Colaboro con el periódico El Universal.

Poco después de su muerte, ocurrida en 1945 en la Ciudad de México,
apareció su libro de poemas El Búho, el cual contiene un poema
con el mismo nombre que encierra la sabiduría del místico animal".

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Alfonso era su nombre, y Sierra Madrigal eran sus apellidos.
Nació en 1896 y murió en 1945, lo cual, como es natural,
significa que en el año de 1995 se cumplieron los primeros 50 años
de su muerte y que en 1996 marca el primer centenario de su nacimiento.

Nuestra Logia se honra llevando su nombre.
A golpes de martillo labrando versos rudos,
Altivamente huraño vives en tu rincón,
O vas como los bravos marineros que, mudos,
Cruzan las tempestades, firmes en el timón…

A veces eres linfa i a veces catarata;
De brisa juguetona te vuelves aquilón…
¡eres luz que ilumina i eres rayo que mata…!
¡canción que arrulla i hondo grito de rebelión…!

Pero es en vano, Alfonso, que armes tanto mitote…
Ya no es más que un pelele tu señor Don Quijote…
Hoy todo es Barataria… Reina Sancho el glotón

I le informan cortejo sus nuevos camaradas;
Unas cuantas mujeres, desnudas i pintadas
¡i algunos barbilindos de falda pantalón…!

Rubén C. Navarro


EDICION CONMEMORATIVA DEL

PRIMER CENTENARIO
DEL NATALICIO DEL POETA Y

XXV ANIVERSARIO
DE LA LEAL Y RESPETABLE LOGIA SIMBOLICA

ALFONSO SIERRA MADRIGAL No. 35
1996





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