CON
EL COLAPSO de
la Unión Soviética, sentó sus reales la ideología de la burguesía,
Francis Fukuyama declaró: "estamos en el mejor de los mundos posibles",
y en México académicos como Rolando Cordera planteaban el fin de
las ideologías. Pues bien, ni hay fin de las ideologías ni estamos
en el mejor de los mundos posibles.
El
momento histórico actual puede ser catalogado como un período de
ascenso de la derecha en el plano internacional, el soporte ideológico
de esta corriente es el "neoliberalismo y la globalización" pero
los procesos históricos jamás han sido lineales, éstos, a semejanza
de la economía, nos muestran ciclos cortos o de larga duración que
dependerán de la correlación de fuerzas imperante en cada país,
como bien lo señalaba Lombardo Toledano.
La
humanidad conoció la etapa de ascenso del capitalismo a finales
del siglo XIX y principios del siglo XX, un período caracterizado
por una economía sustentada en la llamada libre empresa, la época
de gloria del famoso laissez faire, laissez Passer (dejar hacer,
dejar pasar)de los fisiócratas y un orden internacional sostenido
por cuatro instituciones a juicio de Karl Polanyi, éstas eran: Un
sistema de balance del poder, el patrón oro internacional, el mercado
autorregulado y el Estado liberal. Pero, el libre juego de la oferta
y la demanda sólo podía conducir a la formación de los grandes monopolios
en virtud de la ley de la concentración y la centralización del
capital descubierta por Karl Marx.
En
la historia económica reciente de los pueblos, se le ha dado un
papel de suma importancia a una mercancía que con el devenir del
tiempo pasó de ser el equivalente general a la síntesis de la riqueza
o prosperidad de una nación, el oro se convirtió en símbolo de poderío
y suntuosidad del país que poseyera la mayor cantidad de dicho metal.
La crisis de sobreproducción de 1929 cimbró las bases de la sociedad
de la época, puso de relieve que la teoría de los mercados de Jean
Baptiste Say era errónea, los aportes de Smith y Ricardo a la teoría
económica fueron sometidos a revisión, en concreto, la economía
clásica entraba en crisis al no ofrecer respuesta a los problemas
de la época.
Keynes
vino a darle oxígeno al sistema capitalista, el ingreso como determinante
del nivel de producción y empleo, la intervención del Estado para
reactivar la economía como una necesidad ineludible, el abandono
del patrón oro internacional para dar lugar a un sistema económico
mundial basado en el dólar como reserva de valor y como elemento
de certidumbre en el concierto mundial creaban las condiciones para
revitalizar a la economía mundo capitalista como la denominaba Rostow.
Sin
embargo, la crítica a tal sistema no era nueva, Tomás Moro, Robert
Owen eran exponentes de la corriente inconforme con la forma de
vida sustentada en la apropiación del trabajo ajeno, Marx y Engels
crearon la corriente de pensamiento que se convirtió en la crítica
argumentada del capitalismo y en todo un sistema teórico para la
sociedad que debería sustituir a tal orden de cosas. La teoría Marxista
se convirtió en el arma de la clase obrera para mejorar sus condiciones
de vida y para dar el cambio social, como decía Marx, la sola existencia
de la clase obrera no hace de ella una clase revolucionaria, esto
sólo sucederá a condición de que tenga conciencia de su papel histórico.
Lenin se encargó de adecuar la doctrina económica de Marx a las
condiciones actuales, Marx alcanzó a vislumbrar la tendencia del
capitalismo, pero no vivió para ver la etapa en la cual el capital
financiero se convirtió en el eje de la vida económica, la etapa
en la que el capital productivo se supeditó a los movimientos de
capital en las bolsas de valores del mundo, a este fenómeno lo conocemos
como el imperialismo. Lejos de toda retórica, el imperialismo es
un fenómeno de naturaleza económica y es en función de esta caracterización
como debe ser analizado y combatido.
Diversas
estructuras teóricas han servido para tratar de darle sustento al
sistema capitalista, entre ellas tenemos la teoría clásica el Keynesianismo,
la síntesis neoclásica y actualmente el neoliberalismo, este último
pretende una vuelta al pasado, pretende que el Estado sea el garante
de la propiedad privada, en suma, el Estado guardián. Ahora encontramos
que las variables macroeconómicas deben ser la lógica y objetivo
de las clases gobernantes, se dice que necesitamos finanzas públicas
sanas, contención salarial, un estado delgado, un nivel inflacionario
de un dígito y un tipo de cambio que indique que los términos de
intercambio sean tales que los capitales no corran riesgo al ser
invertidos en nuestros países.
Se
vive una etapa en la que la sociedad pasa a segundo plano, una época
en la cual las variables macroeconómicas deben ser supeditadas a
un entorno en el que el movimiento del capital determina la política
económica de los países subdesarrollados, los criterios de política
monetaria y fiscal deben ser tales que el capital financiero obtenga
el mayor lucro, de manera que el riesgo país sea mínimo para que
la inversión extranjera directa y en cartera fluya hacia nuestras
economías.
El
neoliberalismo ha probado que no es la respuesta que nuestros pueblos
necesitan, asumido en la miseria a la mayor parte de la población
mundial, y ha trastocado el concepto de soberanía tan caro para
nuestros países, para el capital financiero no hay más democracia
que la del dólar, aún cuando el llamado consenso de Washington indica
la seria crisis en la que sigue y seguirá estando el sistema capitalista,
y esto es así por la naturaleza cíclica de dicho sistema.
El
movimiento internacional del capital, la división internacional
del trabajo y la formación de bloques han dado origen a la globalización,
este fenómeno se presenta de manera dual, el comercio de mercancías
y servicios se vuelve sumamente ágil, las transacciones se realizan
a velocidades asombrosas, tal pareciera que las barreras desaparecen
y desaparecen también las fronteras, se pone en entredicho al Estado-Nación
para referirse ahora a la aldea global. La globalización es la etapa
de la universalización del capital, implica una nueva división internacional
del trabajo y la supremacía de la empresa transnacional sobre muchos
países. Decíamos que es un fenómeno dual porque aunado a las características
ya mencionadas, observamos que el libre comercio preconizado por
los países desarrollados no es tal, la eliminación de barras sólo
opera para los receptores del capital, quienes exportan sus capitales
y productos imponen numerosas trabas a las exportaciones de los
países subdesarrollados o como ahora está de moda llamarlos: los
mercados emergentes.
La
globalización se manifiesta en la formación de bloques económicos
cuyos ejes son Japón, Estados Unidos y Alemania, en torno de los
cuales se agrupan diversos países con diferentes grados de desarrollo
y con diversos grados de acumulación de capital, pasamos de la relación
centro-periferia sustentada por la CEPAL a la formación de tres
centros con sus respectivas periferias. El capitalismo sigue una
ley básica, la acumulación incesante del capital, como dice un adagio
de la ciencia económica: "Las leyes de la economía son extremadamente
sencillas, pero suelen ser muy crueles con quienes no las toman
en cuenta". Sin embargo, las repercusiones en los diversos ámbitos
de la vida social, cultural, ambiental, científica y tecnológica
de nuestros pueblos hacen explícito que el capitalismo está en deuda
con la humanidad, el sobrecalentamiento del planeta, la desaparición
de diversas especies vegetales y animales, la deforestación y erosión
de enormes extensiones de la tierra hacen que la existencia misma
de la raza humana sea puesta en entredicho, de tal manera que ahora
es necesario plantear los modelos de desarrollo tomando en cuenta
la teoría del desarrollo sustentable que en términos generales indica
la forma de asegurar los satisfactores necesarios para la existencia
humana sin repercusiones letales en el entorno de la sociedad humana.
La
globalización así mismo plantea enormes cambios en los patrones
tecnológicos, el cambio tecnológico como sustento del crecimiento
económico de un país y también como una necesidad de sobrevivencia
en un marco en el cual el avance científico y tecnológico pertenece
a no más de 300 grandes empresas multinacionales que son los verdaderos
actores en este escenario de competencia internacional por los mercados.
Somos
espectadores del auge de las bolsas de valores en el mundo, a los
tercermundistas (término ya no muy común) se nos llama mercados
emergentes y necesitamos de las calificadoras de riesgos para ser
sujetos de crédito y flujo de capital por medio del llamado grado
de inversión, somos testigos de la "megafusión" de bancos, empresas
tecnológicas de productos y servicios, la fusión también de las
bolsas de valores y se elaboran teorías para explicar estos fenómenos.
La teoría marxista sigue siendo válida en sus aspectos generales,
etcétera. Pero como decía Lombardo Toledano: "no es necesario teorizar
mucho, lo que se requiere es práctica". Practicar la lectura de
los textos de Marx y nos encontramos que la ley de la concentración
y centralización del capital explica en mucho este fenómeno, ya
lo decía Sor Juana Inés de la Cruz: "los muertos que vos matáis,
gozan de cabal salud".
La
tendencia en el panorama mundial indica que la ideología de la clase
gobernante se afianza cada vez más. Los movimientos de carácter
progresista se encuentran en situación de desventaja, sin embargo,
los procesos históricos no son ni han sido lineales, por lo que
creo que el péndulo de la historia viene de regreso. El futuro del
país y de la humanidad no puede estar ni estará en manos de quienes
se empeñan en acabar con toda forma de vida en el planeta.
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