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Movimiento Anfictiónico Juarista Bolivariano

POR LA SOBERANIA Y LA UNIDAD DE LOS PUEBLOS
DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE

Por la preservación del Medio ambiente y la vida

 

Javier Heredia Talavera. Grupo Tijuana, A.C.

 

RECIBAN USTEDES Reciban ustedes un afectuoso saludo juarista-bolivariano de apoyo y de solidaridad por su irrenunciable lucha revolucionaria en defensa de nuestras soberanías y la unidad de nuestros pueblos.

Sin duda, compañeras y compañeros, el actual reto que nos impone el sistema mundial imperante es el de conciliar el avance industrial, la ciencia y la técnica, con la preservación del medio ambiente y la continuidad de nuestra propia especie, porque el grave deterioro ambiental causado por la rápida y progresiva eliminación de las condiciones naturales del ser humano amenaza el futuro mismo; este problema de crisis ecológica a la que no escapa ninguno de nuestros países se originó porque el desarrollo industrial se ha llevado a cabo en base a los resultados socioeconómicos del modo de producción capitalista.

Este depredador sistema de producción, al acentuar su carácter destructivo del entorno natural, envenena las aguas de los ríos, de los mares y lagunas, contamina el aire, destruye la capa de ozono, satura nuestra atmósfera de gases letales a la vida humana y animal, destruye selvas, la flora y la fauna al anteponer sus intereses de grupo a los intereses superiores de la especie humana.

Este modelo de producción y de consumo de sociedades minoritarias de alto despilfarro, se finca en la más despiadada explotación de nuestros pueblos, en la dependencia y sometimiento a que nos obligan al imponernos sociedades de atraso y lacerante pobreza para la mayoría.

Por ello, cada día los seres humanos tomamos mayor conciencia de que debemos luchar arduamente para resolver esta aparente contradicción que significa conciliar el desarrollo industrial, el avance de la ciencia y la técnica que utiliza el capitalismo mundial para agredir el medio ambiente, con la preservación de nuestra especie humana hoy amenazada por los modernos depredadores. El mundo, nuestras naciones de América Latina y el Caribe, no deben ser tiraderos de desechos tóxicos; nuestras naciones deben parar en seco la destrucción de nuestros ecosistemas y su biodiversidad a fin de evitar que se amplíe y se profundice la improductividad de grandes zonas de nuestros territorios, nuestros bosques, nuestras selvas, la estabilidad del clima y lo ciclos pluviales, todo lo cual debe preservarse para el desarrollo de nuestra agricultura.

Si bien es verdad que nuestros ecosistemas no deben ser intocables, porque el ser humano los necesita para disfrutar de un medio ambiente mejor para la vida humana, para el desarrollo de nuestra vida social y como fuentes de subsistencia y de riqueza, es necesario aplicar el conocimiento y la técnica más avanzada para lograr su explotación racional sin deterioro de su extensión y biodiversidad.

Nuestros países deben y pueden desarrollar la investigación científica con relación a nuestro medio ambiente, impulsar la capacidad tecnológica para combatir la contaminación, el tratamiento de desechos industriales y para el estudio y desarrollo de la biodiversidad que preserve las condiciones óptimas a que tenemos derecho los humanos.

Los productores industriales capitalistas globalizados que acentúan su carácter destructivo del entorno natural de nuestro planeta y que estamos al borde de la crisis ecológica como resultado de su acción depredadora continua y sistemática, acaban de ser derrotados en toda la línea por la comunidad internacional al frenar la codicia de corporaciones transnacionales como la Mitsubishi del Japón, que en sociedad con el gobierno zedillista-salinista, pretendían en Laguna de San Ignacio, en Baja California Sur, destruir el área protegida, la zona virgen donde no ha llegado el impacto del ser humano, pero por fortuna la UNESCO le dio el rango de patrimonio de la humanidad, con lo que quedó convertida en un área natural protegida, en un santuario, en 1993, ya que dicha zona es, en efecto, un extraordinario santuario ballenero y refugio de las más hermosas y variadas aves migratorias que arriban desde Canadá y otros países.

Desde hace escasas tres semanas, el presidente Zedillo canceló el proyecto multinacional que pretendía construir en Laguna de San Ignacio, la Salinera por evaporación más grande del mundo que, como sabemos, es un refugio natural de la ballena gris que arriba a nuestras aguas templadas para dar a luz y reproducirse. Esta decisión presidencial no fue producto de la conciencia ecológica del doctor Zedillo, sino que fue el triunfo de los ecologistas y revolucionarios del mundo que en una movilización sin precedentes, hicieron conciencia sobre todo tipo de organizaciones y personalidades para que utilizaran su representatividad y fuerza política y social, como en efecto lo hicieron e incluso contaron con el apoyo de muchos parlamentos del mundo. Entre otras voces, también se pronunciaron decenas de científicos, artistas de renombre internacional, premios Nóbel, incluso el príncipe Bernardo del Reino de los Países Bajos, numerosos grupos ambientalistas de muchas naciones y miles de niños de muchas partes del planeta que enviaron misivas al jefe del Ejecutivo de nuestro país, exigiéndole que ya no se mate a las ballenas.

Este hecho nos demuestra que el santuario ecológico, patrimonio de la humanidad, su preservación, nos incumbe a todos los seres de la Tierra, los que tenemos conciencia de que el triunfo de la vida es posible sobre la codicia de las corporaciones transnacionales y de gobiernos globalistas tecnócratas que, como en este caso, no les importaba dañar irreversiblemente un sitio de tanta significación como el santuario de la ballena gris de Laguna de San Ignacio que forma parte de la biosfera del Vizcaíno, la mayor reserva ecológica de México, y que al ser destruida, incidiría en nuestro precario equilibrio ecológico continental.

Esta acción mundial es el triunfo de la razón que dejó a salvo un espacio de la naturaleza que ni el hombre ni los gobiernos tienen derecho a destruir, puesto que jamás han contribuido a crear.

El capitalismo globalizado nos exige, a causa de su acción depredadora, que pugnemos en nuestras respectivas sociedades por implementar una política ambiental que incremente el nivel y calidad de vida y que se reduzca la intolerable marginación social de nuestros pueblos; urge poner freno a la degradación ecológica que sufren nuestros países como nunca en su historia, y que amenaza la viabilidad del desarrollo y el bienestar de las actuales y futuras generaciones; debemos exigir convenios internacionales para la preservación y explotación racional de las especies marinas migratorias, la flora y la fauna.

El Movimiento Juarista-Bolivariano debe promover que la Organización de las Naciones Unidas cree un Consejo de seguridad ecológica, a semejanza del que ya existe y opera en el ámbito de los conflictos bélicos; cuerpo que debe poseer fuerza real, capacidad verdadera y que debe avocarse a garantizar la preservación del equilibrio ecológico del planeta.

De igual manera debe promover ante la ONU que impulse y fomente la creación de centros internacionales de investigación que se encarguen del estudio y búsqueda de soluciones para los problemas que afectan a determinadas regiones del planeta y que ponen en riesgo el equilibrio global de la Tierra, todo esto, desde luego, respetando a plenitud las soberanías de nuestros países.

Sabemos que el hombre es a la vez obra y artífice de su medio y que éste le da el sustento material y le otorga la posibilidad de desarrollarse intelectual, moral y socialmente, por lo que hemos de recordar que la Declaración de la Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente de Estocolmo en 1972, constituye una verdadera Carta Ecológica para implementar una eficaz política ambiental, lo que debe ser una obligación para todos los gobiernos; ese mismo documento también señala que el hombre tiene le derecho fundamental de la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones de existencia en un entorno ecológico que le permita una vida con dignidad y bienestar y a proteger y mejorar el entorno para las generaciones presentes y futuras.

La protección a la naturaleza, el derecho de todos a gozar de ella, no excluye en modo alguno la posibilidad del adecuado desarrollo económico y social para vencer la miseria, la ignorancia, la insalubridad, lacras que sufren hoy nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños.

¡VIVA LA SOBERANÍA Y LA UNIDAD LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE! ¡VIVAN JUÁREZ Y BOLIVAR! ¡VIVAN JOSE MARTI, ERNESTO CHE GUEVARA Y VICENTE LOMBARDO TOLEDANO!

Compañeras y compañeros, por mi conducto, reitero a ustedes el saludo juarista-bolivariano del Grupo Tijuana.

   
 
 

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