RECIBAN
USTEDES Reciban
ustedes un afectuoso saludo juarista-bolivariano de apoyo y de solidaridad
por su irrenunciable lucha revolucionaria en defensa de nuestras
soberanías y la unidad de nuestros pueblos.
Sin
duda, compañeras y compañeros, el actual reto que nos impone el
sistema mundial imperante es el de conciliar el avance industrial,
la ciencia y la técnica, con la preservación del medio ambiente
y la continuidad de nuestra propia especie, porque el grave deterioro
ambiental causado por la rápida y progresiva eliminación de las
condiciones naturales del ser humano amenaza el futuro mismo; este
problema de crisis ecológica a la que no escapa ninguno de nuestros
países se originó porque el desarrollo industrial se ha llevado
a cabo en base a los resultados socioeconómicos del modo de producción
capitalista.
Este
depredador sistema de producción, al acentuar su carácter destructivo
del entorno natural, envenena las aguas de los ríos, de los mares
y lagunas, contamina el aire, destruye la capa de ozono, satura
nuestra atmósfera de gases letales a la vida humana y animal, destruye
selvas, la flora y la fauna al anteponer sus intereses de grupo
a los intereses superiores de la especie humana.
Este
modelo de producción y de consumo de sociedades minoritarias de
alto despilfarro, se finca en la más despiadada explotación de nuestros
pueblos, en la dependencia y sometimiento a que nos obligan al imponernos
sociedades de atraso y lacerante pobreza para la mayoría.
Por
ello, cada día los seres humanos tomamos mayor conciencia de que
debemos luchar arduamente para resolver esta aparente contradicción
que significa conciliar el desarrollo industrial, el avance de la
ciencia y la técnica que utiliza el capitalismo mundial para agredir
el medio ambiente, con la preservación de nuestra especie humana
hoy amenazada por los modernos depredadores. El mundo, nuestras
naciones de América Latina y el Caribe, no deben ser tiraderos de
desechos tóxicos; nuestras naciones deben parar en seco la destrucción
de nuestros ecosistemas y su biodiversidad a fin de evitar que se
amplíe y se profundice la improductividad de grandes zonas de nuestros
territorios, nuestros bosques, nuestras selvas, la estabilidad del
clima y lo ciclos pluviales, todo lo cual debe preservarse para
el desarrollo de nuestra agricultura.
Si
bien es verdad que nuestros ecosistemas no deben ser intocables,
porque el ser humano los necesita para disfrutar de un medio ambiente
mejor para la vida humana, para el desarrollo de nuestra vida social
y como fuentes de subsistencia y de riqueza, es necesario aplicar
el conocimiento y la técnica más avanzada para lograr su explotación
racional sin deterioro de su extensión y biodiversidad.
Nuestros
países deben y pueden desarrollar la investigación científica con
relación a nuestro medio ambiente, impulsar la capacidad tecnológica
para combatir la contaminación, el tratamiento de desechos industriales
y para el estudio y desarrollo de la biodiversidad que preserve
las condiciones óptimas a que tenemos derecho los humanos.
Los
productores industriales capitalistas globalizados que acentúan
su carácter destructivo del entorno natural de nuestro planeta y
que estamos al borde de la crisis ecológica como resultado de su
acción depredadora continua y sistemática, acaban de ser derrotados
en toda la línea por la comunidad internacional al frenar la codicia
de corporaciones transnacionales como la Mitsubishi del Japón, que
en sociedad con el gobierno zedillista-salinista, pretendían en
Laguna de San Ignacio, en Baja California Sur, destruir el área
protegida, la zona virgen donde no ha llegado el impacto del ser
humano, pero por fortuna la UNESCO le dio el rango de patrimonio
de la humanidad, con lo que quedó convertida en un área natural
protegida, en un santuario, en 1993, ya que dicha zona es, en efecto,
un extraordinario santuario ballenero y refugio de las más hermosas
y variadas aves migratorias que arriban desde Canadá y otros países.
Desde
hace escasas tres semanas, el presidente Zedillo canceló el proyecto
multinacional que pretendía construir en Laguna de San Ignacio,
la Salinera por evaporación más grande del mundo que, como sabemos,
es un refugio natural de la ballena gris que arriba a nuestras aguas
templadas para dar a luz y reproducirse. Esta decisión presidencial
no fue producto de la conciencia ecológica del doctor Zedillo, sino
que fue el triunfo de los ecologistas y revolucionarios del mundo
que en una movilización sin precedentes, hicieron conciencia sobre
todo tipo de organizaciones y personalidades para que utilizaran
su representatividad y fuerza política y social, como en efecto
lo hicieron e incluso contaron con el apoyo de muchos parlamentos
del mundo. Entre otras voces, también se pronunciaron decenas de
científicos, artistas de renombre internacional, premios Nóbel,
incluso el príncipe Bernardo del Reino de los Países Bajos, numerosos
grupos ambientalistas de muchas naciones y miles de niños de muchas
partes del planeta que enviaron misivas al jefe del Ejecutivo de
nuestro país, exigiéndole que ya no se mate a las ballenas.
Este
hecho nos demuestra que el santuario ecológico, patrimonio de la
humanidad, su preservación, nos incumbe a todos los seres de la
Tierra, los que tenemos conciencia de que el triunfo de la vida
es posible sobre la codicia de las corporaciones transnacionales
y de gobiernos globalistas tecnócratas que, como en este caso, no
les importaba dañar irreversiblemente un sitio de tanta significación
como el santuario de la ballena gris de Laguna de San Ignacio que
forma parte de la biosfera del Vizcaíno, la mayor reserva ecológica
de México, y que al ser destruida, incidiría en nuestro precario
equilibrio ecológico continental.
Esta
acción mundial es el triunfo de la razón que dejó a salvo un espacio
de la naturaleza que ni el hombre ni los gobiernos tienen derecho
a destruir, puesto que jamás han contribuido a crear.
El
capitalismo globalizado nos exige, a causa de su acción depredadora,
que pugnemos en nuestras respectivas sociedades por implementar
una política ambiental que incremente el nivel y calidad de vida
y que se reduzca la intolerable marginación social de nuestros pueblos;
urge poner freno a la degradación ecológica que sufren nuestros
países como nunca en su historia, y que amenaza la viabilidad del
desarrollo y el bienestar de las actuales y futuras generaciones;
debemos exigir convenios internacionales para la preservación y
explotación racional de las especies marinas migratorias, la flora
y la fauna.
El
Movimiento Juarista-Bolivariano debe promover que la Organización
de las Naciones Unidas cree un Consejo de seguridad ecológica, a
semejanza del que ya existe y opera en el ámbito de los conflictos
bélicos; cuerpo que debe poseer fuerza real, capacidad verdadera
y que debe avocarse a garantizar la preservación del equilibrio
ecológico del planeta.
De
igual manera debe promover ante la ONU que impulse y fomente la
creación de centros internacionales de investigación que se encarguen
del estudio y búsqueda de soluciones para los problemas que afectan
a determinadas regiones del planeta y que ponen en riesgo el equilibrio
global de la Tierra, todo esto, desde luego, respetando a plenitud
las soberanías de nuestros países.
Sabemos
que el hombre es a la vez obra y artífice de su medio y que éste
le da el sustento material y le otorga la posibilidad de desarrollarse
intelectual, moral y socialmente, por lo que hemos de recordar que
la Declaración de la Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente
de Estocolmo en 1972, constituye una verdadera Carta Ecológica para
implementar una eficaz política ambiental, lo que debe ser una obligación
para todos los gobiernos; ese mismo documento también señala que
el hombre tiene le derecho fundamental de la libertad, la igualdad
y el disfrute de condiciones de existencia en un entorno ecológico
que le permita una vida con dignidad y bienestar y a proteger y
mejorar el entorno para las generaciones presentes y futuras.
La
protección a la naturaleza, el derecho de todos a gozar de ella,
no excluye en modo alguno la posibilidad del adecuado desarrollo
económico y social para vencer la miseria, la ignorancia, la insalubridad,
lacras que sufren hoy nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños.
¡VIVA
LA SOBERANÍA Y LA UNIDAD LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE! ¡VIVAN JUÁREZ
Y BOLIVAR! ¡VIVAN JOSE MARTI, ERNESTO CHE GUEVARA Y VICENTE LOMBARDO
TOLEDANO!
Compañeras
y compañeros, por mi conducto, reitero a ustedes el saludo juarista-bolivariano
del Grupo Tijuana.
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