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Movimiento Anfictiónico Juarista Bolivariano

POR LA SOBERANIA Y LA UNIDAD DE LOS PUEBLOS
DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE
Los niños jornaleros de Baja California

Por Martha Elvia Garcia


Profesora normalista egresada de la Normal Fronteriza de Mexicali y de la Normal Superior de México. Asesora de los Comités de Lucha del Pueblo.

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador

Miguel Hernández
(poeta español)

Aspectos Generales:

LA SUPERFICIE total del estado de Baja California es de 70,113 km. cuadrados, con una población aproximada de dos millones de habitantes. Sus regiones cultivables se hallan diferenciadas en dos zonas: el Valle de Mexicali, de clima cálido y extremoso y cuya superficie de mayor significancia productiva la comprende el Distrito de Riego 014 Río Colorado, el cual abarca 207,000 hectáreas; su agricultura es 100% de riego, 65% por aguas de gravedad y el 37% con aguas subterráneas de 706 pozos profundos; y la zona costa con clima templado, que comprende los municipios de Tecate, Tijuana, Rosarito y Ensenada, con 26,945 hectáreas bajo riego a base de bombeo, y con 151,837 hectáreas de tierra de temporal. De la zona costa sobresale la actividad agrícola de Ensenada y particularmente del Valle de San Quintín. Este Valle y el de Mexicali son polos del desarrollo agrícola del estado, concentran la mayor área cultivable, la más alta producción y la mayor demanda de trabajadores.

Como ha sido reiteradamente señalado por líderes políticos, sociales e intelectuales y por gran parte de la opinión pública de nuestro país, la política económica del gobierno en los últimos diecisiete años en materia agrícola se ha caracterizado, básicamente, por el retiro de la inversión pública, la falta de créditos, el descuido y abandono de los distritos de riego, y las reformas al artículo 27 Constitucional que han llevado a la privatización del campo.

Esta situación provocó un sustancial descenso del nivel de vida de los campesinos, creando un panorama desolador donde se han dado los embargos y la tierra se ha puesto en el mercado resucitando el fenómeno del latifundismo en la región, donde el capital extranjero se adueña cada vez más del campo y del trabajo agrícola de la entidad. En situación distinta se encuentra aproximadamente el 3% de los productores locales, que se han dedicado al cultivo de hortalizas de exportación, asociado a compañías estadounidenses de comercialización, lo que ha sido denominado "agricultura de contrato", mediante la cual rentan parcelas y exportan a Estados Unidos, Japón, Canadá y la Comunidad Económica Europea.

Bajo estas condiciones, la actividad agrícola en Baja California presenta los siguientes rasgos específicos que, como puede apreciarse, dibujan una agricultura típicamente capitalista y subordinada a la inversión extranjera.

Su desarrollo y modernización están determinados por sus importantes extensiones de riego, por su vecindad con los Estados Unidos, por un elevado porcentaje de unidades productivas de tipo empresarial y por su baja producción de unidades campesinas.

La agroexportación, cuya alta rentabilidad deriva de la cercanía con el mercado internacional, así como de una creciente actividad hortícola.

Su demanda de fuerza de trabajo dócil y en grandes volúmenes para ocuparla sólo periódicamente, satisfecha por flujos migratorios de procedencias diversas.

Y más recientemente por:

El arrendamiento legal de enormes extensiones de tierra ejidal y de pequeña propiedad económicamente débil, por parte de empresas agroindustriales trasnacionales, asociadas con productores mexicanos.

Dichas empresas basan su funcionamiento en los cultivos de hortalizas y se vienen beneficiando con las siguientes ventajas operativas:

  • La introducción de "paquetes tecnológicos" que comprenden la asesoría técnica, sistemas de riego por goteo, semillas y productos químicos importados y la seguridad del mercado exterior.

  • La ganancia que resulta de la diferencia de bajos salarios en pesos y la venta del producto en dólares, misma que va incrementándose con la paulatina devaluación de nuestra moneda.

  • El pago de salarios a destajo, dentro del cual se da la modalidad del trabajo de la familia jornalera donde aparece el trabajo infantil; la intensa explotación de los mantos acuíferos a cambio de cuotas muy bajas; la utilización de insecticidas y plaguicidas prohibidos por las leyes estadounidenses; la exportación de sus productos con aranceles preferenciales y facilidades impositivas; el subsidio del gobierno a los productores, hasta el año 2005, en el pago de las cuotas patronales al IMSS, y el grave incumplimiento de las leyes laborales por parte de las empresas agrícolas, del cual deriva la sobreexplotación de los jornaleros indígenas y mestizos que sufren con sus familias condiciones de vida realmente infrahumanas.

En lo productivo, Baja California ha sido considerada como entidad algodonera y triguera por excelencia y, aunque en efecto, el cultivo que actualmente ocupa una extensión mayor a nivel estatal es el trigo, la superficie ocupada por las hortalizas se ha venido elevando en los últimos años. Sin embargo, la importancia de la horticultura, en el estado, es vista más allá del área que se destina para ella, pues constituyendo cultivos de alta rentabilidad económica su valor es proporcionalmente mucho mayor que el de los cultivos de tipo extensivo; comprende una gran variedad de cultivos, pero cabe decir que de ese conjunto, el tomate, en el caso del Valle de San Quintín; y el cebollín, en el caso del Valle de Mexicali, son los más importantes como productos agrícolas de exportación; al grado que el comportamiento de su producción, visto a través de las superficies que ocupan, el rendimiento que tienen y el mercado que condiciona su valor, determina el flujo migratorio de los trabajadores hacia los polos agrícolas del estado.

1. Zona Hortícola del Valle de San Quintín

Comprende aproximadamente 10,000 hectáreas que es la superficie de riego, con agua que se obtiene exclusivamente por bombeo de pozos profundos; los cultivos principales después del tomate son papa, chile, col de bruselas y fresa; además, cultivos de flor de hornato. Estos son controlados actualmente por 14 grandes empresas.

Su Población Jornalera.

Está comprendida principalmente por indígenas migrantes procedentes de Oaxaca, Guerrero y Michoacán; pertenecientes a los grupos mixtecos, zapotecos, triquis y purépechas. Son campesinos extremadamente pobres, contratados bajo un sistema de reclutamiento que es oprobioso reminiscente del porfiriato; son compatriotas que venden lo único que poseen, que es su fuerza de trabajo y la de sus hijos o prole, en regiones agrícolas distantes de su lugar de origen. Por su forma de asentamiento es posible agruparlos en los siguientes tipos:

Locales.- Aquellos que siendo originarios de Baja California se emplean principalmente en los Valles de Mexicali, Guadalupe, Ojos Negros, La Trinidad, San vicente y Maneadero; creando una migración interestatal. Generalmente son mestizos.

Asentados.- Los trabajadores migrantes de otros estados, que viven con sus familias en el Valle desde hace más de tres años y que se han establecido de manera definitiva o se encuentran en proceso de asentamiento.

Pendulares.- Trabajadores migrantes que se asientan únicamente por el ciclo agrícola , por menos de un año y luego se desplazan a otras zonas agrícolas o a sus lugares de origen.

Golondrinos.- Jornaleros agrícolas que se encuentran en una permanente movilidad migratoria y que regresan a las zonas expulsoras después de tres o más años, para emprender nuevamente su viaje a la zona receptora.

El Valle de San Quintín concentra una población jornalera estable que vive en las colonias o avecindada en Ejidos; y una población jornalera flotante que se aloja en los campamentos instalados por los productores en los campos de cultivo, o en las cuarterías existentes en las colonias.

En 1999 existían 39 campamentos, éstos están constituidos por galerones de lámina de cartón o fierro que se establecen en propiedad privada de los empresarios agrícolas. En ellos puede haber entre 50 ó 200 cuartos de cuatro por cinco metros, con piso de tierra, donde habitan siete u ocho trabajadores. Los empleadores de grandes cantidades de trabajadores operan en condiciones de hacinamiento; falta de electricidad; de agua corriente e instalaciones de gas para cocinar, por lo que los trabajadores utilizan estufas de petróleo o anafres de carbón dentro de las viviendas; con letrinas y cuartos de baño colectivos, totalmente insalubres e insuficientes. La vida familiar y comunitaria en estos campamentos está vinculada a los ritmos del trabajo agrícola y a las restricciones que impone el patrón dentro de su propiedad. El acceso a los campamentos es custodiado por guardias armados, se sale o se entra sólo con permiso del patrón.

Las colonias de migrantes en el Valle de San Quintín se crearon por la vía de la invasión de tierras, o bien por la compra a grandes acaparadores de tierra. La introducción de los servicios más elementales a estos asentamientos ha sido fruto de la movilización y presión de los residentes. En 1996 se registraron 16 colonias y para 1999 su número se elevó a 43.

Las cuarterías han aparecido en los últimos diez años y en 1999 se registraron 142. Funcionan como negocios particulares, se arriendan por 15 y 30 dólares al mes, su tamaño es de aproximadamente 18 metros cuadrados y sus condiciones son muy similares a las de los campamentos.

Actualmente los campamentos tienen alrededor de 20,800 habitantes, en las colonias viven 37,440 personas; 3,380 son avecindados en Ejidos; y las cuarterías tienen 7,800 habitantes; del total de esta población, aproximadamente 4,500 son jornaleros agrícolas y, de éstos, el 10% son niños de 8 a 14 años de edad.

2.- Zona Hortícola del Valle de Mexicali.

En 1996 se cultivaron 15,000 hectáreas de hortalizas, que equivalen al 7% del área total cultivada en el Valle, sin embargo su valor de producción representa el 25% del valor total de los productos agrícolas cosechados anualmente, y genera ocupación equivalente a alrededor de un millón y medio de jornales anuales. Además del cebollín, se cultiva una gran variedad de especies, entre ellas, ajo, cebolla, brocoli, rábano, zanahoria, melón, sandía, etc. La principal área de producción se concentra en la Delegación de Guadalupe Victoria o Km 43.

Su Población Jornalera.

Los jornaleros hortícolas de Mexicali, a diferencia de los de San Quintín, son mayoritariamente mestizos y del tipo de migrante local; en menor número hay migrantes indígenas de los tipos pendular y golondrinos.

Actualmente la Unión de Productores de Hortalizas registra 25 empresas, pero se considera que existen alrededor de 40. Cada empresa productora de cebollín tiene en promedio una cuadrilla (500) de trabajadores, en temporada alta (dic. ene. feb.) hay un contingente de hasta 20,000 jornaleros en este cultivo, la media anual es de 12,000 pues en temporada baja (oct. nov./mar. abr. may.) emigra a la costa el 70% de los jornaleros.

Estos trabajadores viven con sus familias en las famosas "choriceras", que son hileras de chozas que forman asentamientos humanos irregulares en las orillas de la red hidráulica del Valle, o bien, en colonias ya regularizadas de los principales poblados. La mayoría de ellos sí cuenta con el servicio de electricidad y agua; los que viven a los costados de los drenes utilizan el agua de la red de canales que abastecen a las parcelas, se utiliza sin potabilizarse para todos los usos domésticos; carecen en absoluto del servicio de drenaje. Otros habitan en algunas cuarterías rentadas de los poblados grandes, son viviendas que carecen de los servicios elementales, o bien, cuentan con algunos, en general son muy insalubres. También hay familias que viven a la intemperie, bajo los árboles cerca de los campos de cultivo.

Estos son los escenarios de la población jornalera migrante en Baja California. En estos contextos de extrema pobreza y mayor violación de derechos humanos destaca la parte más vulnerable: los niños.

3.- Los Niños Jornaleros.

Para 1996, el Programa Nacional con Jornaleros Agrícolas (Pronjag) de Sedesol, estimó que los niños representan entre 25 y 30% de la fuerza de trabajo ocupada en la actividad agrícola del estado.

En el Valle de Mexicali, en 1994 el Pronjag detecta el 8.3% de jornaleros con edades de 14 años y menos, y un grupo del 10.8% ubicado en edades entre 15 y 17 años. Es difícil precisar el número real de menores jornaleros, pues en las listas -los que están anotados- no aparece este dato, sin embargo su presencia en algunos campos es nutrida. Respecto a la presencia total de infantes en los campos, trabajadores y no, actualmente el Pronjag estima que en temporada alta hay, por cada 10 adultos, 3 menores de cero a catorce años de edad.

En ambos Valles, Mexicali y San Quintín, desde temprana edad los niños acompañan a sus padres al trabajo, pero al respecto hay variantes para cada región: en los campos de cebollín en Mexicali se da esta situación con los hijos desde cero años de edad, por lo que muchas jornaleras mientras trabajan están rodeadas de sus hijos, desde el pequeñito que tienen a un lado, acostado en el surco y envuelto en pañales rociados de tierra húmeda y restos de cebollín; así es como la vida de estos infantes transcurre prácticamente toda en los campos, porque luego, cuando llegan a los 7 u 8 años de edad, se inician en la actividad agrícola "apuntándose" en la lista de trabajadores con los números asignados a sus padres (que son los asalariados), hasta que tienen un número propio (cuando surge la relación laboral directa). En cambio, en San Quintín, los infantes más pequeños se quedan en los campamentos o casas al cuidado de algún hermano; o bien, en las guarderías que empiezan a funcionar aunque con un servicio de pésima calidad. Los niños acuden a los campos aproximadamente a partir de los 8 años de edad, cuando ya van a trabajar, iniciándose también como ayudantes de sus padres; en el caso de la fresa, sólo se acepta el trabajo infantil a partir de los 11 ó 12 años de edad.

Respecto a las actividades que desarrollan los trabajadores de 14 años y menos, en el Valle de Mexicali alrededor del 85% se dedica a las labores propiamente de cosecha, principalmente de "amarre" del cebollín; el resto al deshaije o deshierbe, a la operación de maquinaria agrícola y otras actividades. Los menores se levantan para ir a trabajar, como sus padres, en la madrugada entre 3 y 4 de la mañana. La actividad en los campos es intensa desde muy temprano; la faena del cebollín comienza acomodándose en los surcos que el mayordomo indica en la distribución de espacios, el primer paso es sacar el cebollín del surco colocándolo en montones y cubriéndolo con un poco de tierra para mantenerlo fresco; esta parte del proceso, preparatoria para iniciar el amarre de mazos, no se remunera, puesto que el pago es a destajo, es decir, por docenas de mazos hechos. Luego se elimina la primer capa del bulbo del cebollín y se hacen los mazos de 5 ó 6 piezas cada uno, amarrándoles con ligas. Cada docena de mazos se paga actualmente a $1.80 pesos; en temporada alta las familias hacen un promedio de 300 docenas al día; en temporada baja, cada familia puede hacer un máximo de 50 docenas. Sobra describir la enorme habilidad de las manos infantiles en esta labor.

La exportación del cebollín se hace el día mismo en que se cosecha, a un precio actual de 12 dólares la caja ( 20 ó 25 docenas de mazos) Las empresas exportan hasta 20,000 cajas diariamente.

Los niños jornaleros de San Quintín, por su parte, se desempeñan en más de diez cultivos, entre éstos el tomate, del cual pueden cosechar en promedio 30 botes (15 kg) al día; el pepino; la fresa; el chile, y especialmente, en los cultivos de flor y en la recolección de semilla, en estas dos últimas actividades se concentra mayor presencia infantil, sobre todo femenina, debido a la delicadeza manual que en ellos se requiere. Sus actividades son múltiples, dependiendo del cultivo, por ejemplo, en el tomate ejecutan el "desbrote" que consiste en desprender los brotes de la planta que pueden atrofiar al fruto, es una de las más importantes. El Pronjag ha detectado hasta once diferentes actividades en las cuales la mano de obra infantil no solamente es utilizada sino buscada por su agilidad y destreza.

En cuanto a la jornada de trabajo, en el Valle de Mexicali la media es de nueve horas, los que viven más cerca de los campos trabajan hasta once horas diarias. En San Quintín también desarrollan extensas jornadas, desde que amanece, cinco o seis de la mañana, hasta las cuatro y seis de la tarde, es decir, de diez a doce horas diarias.

El salario promedio (temporadas alta y baja del ciclo) que perciben los niños jornaleros en los campos de cebollín del Valle de Mexicali, es de 1.5 salarios mínimos al día. En San Quintín el promedio diario oscila entre 1.0 y 1.5 salarios mínimos.

Los riesgos en el trabajo para los niños jornaleros de los Valles de Mexicali y San Quintín son similares puesto que en ambos casos son labores a la intemperie, bajo temperaturas extremas. Entre los riesgos principales se pueden mencionar las cortaduras con los instrumentos de labor, los piquetes de insectos ponzoñosos, los accidentes en el transporte a los campos, la ingesta de agua no potable, y la frecuente exposición a los plaguicidas que se utilizan en los cultivos. Este último es un grave riesgo que aun no termina de cuantificarse en su impacto en la salud de los menores trabajadores, pero instituciones del sector salud y de la investigación científica estudian el alto índice de casos de alergias y leucemias que se presentan principalmente en Mexicali; y la alta incidencia de enfermedades respiratorias, de la piel y gastrointestinales en San Quintín, cuyas causas se atribuyen a plaguicidas. Existen investigaciones locales, por parte de la Universidad Autónoma de Baja California, donde se demuestra la relación entre enfermedades mutagénicas y los agroquímicos.

Sobre educación y alfabetismo los datos obtenidos señalan que en 1994 el 85.3% de la mano de obra infantil en el Valle de Mexicali correspondía a niños alfabetizados; por grupos, se observa que el 37% del total de migrantes de otros estados no sabían leer ni escribir, mientras que el 10.6% de los migrantes locales estaban en similares condiciones, el 69.3% había abandonado la escuela y solamente el 37.7% continuaba su educación escolar. En el caso de San Quintín, solamente el 14% asistía a la escuela, 59% ya no, mientras que 13.8% nunca asistió.

Del ciclo escolar 98-99 se tienen, como muestra, los datos estadísticos del nivel Primaria que arrojó el Programa de Atención a Menores en Circunstancias Especialmente Difíciles en el Area Rural, mediante los Módulos de Servicios Integrales (MSI) del Pronjag-Sedesol, en el Valle de Mexicali, en las dos empresas que entraron a dicho Programa. Empresa César Aréchiga. Empresa Nueva Estrella. Niños atendidos: 17 25 Recibieron boleta para otro grado. 15 17 Recibieron el certificado. 0 1

Este programa es experimental; opera con financiamiento del BID, por 3,270,000 dólares, que será aportado en un período de cuatro años; en los Valles de Mexicali y Ensenada e inició en septiembre de 1998. En Mexicali funciona durante el presente ciclo escolar con tres empresas, que suman aproximadamente 3,000 trabajadores adultos y alrededor de 300 niños de 4 a 12 años; el programa tiene capacidad de atención para 400, pero solamente tiene inscritos 230 niños, con una asistencia real hasta el mes de febrero de 98 niños sumando los dos niveles que atiende, preescolar y primaria, porque el de maternal o guardería está en la etapa de preparación. Sin embargo, aun cuando este programa tuviese éxito, no daría solución completa ni mucho menos definitiva a la atención maternal y educativa de los hijos de los trabajadores agrícolas de la región; pues, como el propio programa lo establece, solamente representa una atención del 23% de la demanda de este servicio.

Todo lo anterior solamente ha pretendido ser una reseña muy general acerca del trabajo infantil, en las labores agrícolas de dos zonas específicas de Baja California; entidad que a menudo es presentada por el gobierno estatal como el paraíso del empleo y del desarrollo económico gracias a la inversión privada, especialmente extranjera. Efectivamente, este paraíso existe, pero para muy pocos y a costa de la explotación de miles de trabajadores, incluyendo a los infantiles, y esto es lo que no dice el gobierno.

Se puede apreciar, que por lo que respecta a Baja California, nuestro país está muy lejos de erradicar el trabajo infantil, como justamente lo establece el Programa Internacional Para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT, y mucho menos en una de sus expresiones más abusivas, como es la actividad agrícola. Estamos alejados de ese objetivo, fundamentalmente por el modelo de desarrollo económico vigente en México, del cual, está claro que los niños son sus primeras víctimas; pero además, por la actitud de nuestros gobernantes, de tolerar el trabajo infantil en silencio, como lo señala la OIT, pretendiendo que no existe dado que es ilegal. Por desgracia en Baja California, al igual que en el resto de nuestra Patria, el trabajo infantil existe, a pesar de lo que diga y de lo que ignore el señor gobernador del estado, a menos que lo reseñado en este escrito acerca de los niños jornaleros de Baja California no se ajuste a la definición que la misma ONU hace del trabajo infantil: "es aquel que priva a los niños de su infancia y su dignidad, impide que accedan a la educación y adquieran calificación, y se lleva a cabo en condiciones deplorables y perjudiciales para su salud y desarrollo".

Bibliografía:

SAGAR-INIFAP (1996) Memorias. I Reunión Agrocientífica. Mexicali, B. Cfa.
Velasco Ortiz, Laura (1999) Imágenes de Violencia desde la frontera México-Estados Unidos: migración Indígena y Trabajo Agrícola. COLEF, Tijuana, B. Cfa.
Garduño, Everardo (1989) En Baja California, el Caso de San Quintín. UABC, Mexicali B. Cfa.
López Limón, Gema (1998) El Trabajo Infantil: Fruto Amargo del Capital. UABC, Mexicali, B. Cfa.
Moreno Mena, José A. (1996) Niños Trabajadores Agrícolas en Baja California. UABC.
IIS-PRONJAG (1994) Encuesta a Jornaleros Agrícolas del Valle de Mexicali. Mexicali, B.Cfa. PRONJAG-SEDESOL-INI (1997) Propuesta de Programa Para la Atención Integral a los Trabajadores del Campo en el Valle de San Quintín 1997-2000. Biblioteca INAH, Mexicali B.Cfa. SEDESOL-PRONJAG-MSI (99-2000) Programa de Atención a Menores en Circunstancias Especialmente Difíciles. Baja California. Internet (feb.2000) Página de la O.N.U.- OIT.

   
 
 

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