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Movimiento Mexicano
Juarista Bolivariano

POR LA SOBERANIA Y LA UNIDAD DE LOS PUEBLOS
DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE

Abriendo caminos hacia la nueva Colombia

Por Marco León Calarcá

 

"Porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: ¡ Porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!" José Martí

RECIBAN COMPAÑERAS y compañeros un bolivariano saludo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, FARC-EP y los mejores deseos porque esta primera conferencia Juarista Bolivariana por la soberanía y la unidad de los pueblos de América Latina y el Caribe sea exitosa y tenga continuidad. Nuestros pueblos la necesitan.

Son tiempos del neoliberalismo en crisis, pero en el poder y con gran capacidad de destrucción y corrupción, donde la soberanía empieza a ser un concepto vedado, al igual que la unidad de los pueblos por su bienestar. Todo aquello que signifique dignidad, progreso y derechos de las mayorías es proscrito y subversivo en estos tiempos. Esto realza la importancia de este evento.

Hace 194 años, un 21 de marzo, nació en México, Benito Juárez, salió de las entrañas del pueblo y fruto de su capacidad y tesón llegó a ser el Benemérito de las Américas, para nombrar sólo el más alto titulo logrado. Pero su vida no fue apacible, enfrentó con la razón y la práctica todas las adversidades y enemigos de sus ideales libertarios, independentistas y republicanos. Apoyó decididamente la Constitución de 1857 y ya como presidente promulgó las leyes de Reforma. Enfrentó la guerra civil, la invasión extranjera y los intentos nunca abandonados de los sectores más retrógrados del país para imponer la monarquía.

Antes, en el tiempo, encontramos la figura libertaria de Simón Bolívar, que condujo magistralmente al Ejército Libertador logrando sellar la independencia definitiva de los ahora Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá, entonces agrupados en la Gran Colombia, derrotando los ejércitos realistas españoles.

La unidad de los pueblos latinoamericanos se fue gestando en las condiciones de la lucha emancipadora, en la unificación de los esfuerzos de las colonias españolas en América para lograr su independencia, en la identificación de nuestros pueblos, desde sus raíces y ahí, en ese contexto económico, político, social y cultural, emerge la figura del libertador Simón Bolívar. El más consecuente y avanzado de nuestros libertadores. Quien vislumbró la importancia estratégica que para el futuro de su verdadera independencia tenía la unidad de los pueblos de América Latina y delineó proyectos concretos para transformar la sociedad mediante la unión de los sectores más progresistas de la incipiente burguesía con los sectores más humildes y explotados. La importancia de enfatizar la unidad de nuestros pueblos no es sólo por la historia, sino por su esencia revolucionaria. Es esa una de las más importantes tareas emprendida por Bolívar, no cumplida todavía. Su obra revolucionaria, su concepción de la Patria Grande, la Patria Latinoamericana.

Visionó Bolívar, al principal enemigo de nuestros pueblos, los Estados Unidos de Norteamérica y fungió como clarividente político al afirmar "los EEUU parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad". Vivimos en la actualidad y desde el siglo pasado las agresiones más brutales que han cercenado nuestros territorios, Panamá a Colombia, constituyendo una nueva nación, y todo el norte mexicano -más de la mitad de su territorio- que por la barbarie imperial, pasó a ser el sur estadounidense.

Es importante destacar otro símbolo de la unidad latinoamericana, no sólo por su pensamiento, sino por su práctica social, el general José Maria Melo, nacido en Chaparral, Colombia. Fue soldado del ejército libertador de Simón Bolívar, participando en las batallas de Pichincha y Ayacucho, que sellaron la independencia definitiva de Ecuador y Perú, respectivamente. Desarrolló las ideas del Libertador y encabezó un golpe militar incruento (17 de abril de 1854), instaurando el primer gobierno democrático-artesanal en América. Luego de ser derrotado por la oligarquía liberal-conservadora granadina, fue expulsado y viajó a México, donde excepcionalmente, fue admitido en el ejército juarista, y cumpliendo con su deber, cayó asesinado por fuerzas conservadoras en Chiapas.

Es José Maria Melo puente, en el tiempo y las ideas, entre Simón Bolívar y Benito Juárez y encarna el sueño bolivariano de la anfictionía americana.

Sin embargo, pese a sus virtudes y valores en todos los campos, Bolívar, Melo y Juárez, nacidos en cunas de origen socioeconómico disímiles y en tiempos diferentes, unidos como muchos grandes prohombres latinoamericanos por la causa de la unidad, la independencia, la soberanía y la dignidad de los pueblos de América Latina y el Caribe, fueron derrotados por los representantes de una cúpula dominante, egoísta y mezquina; sumida en el leguleyismo, la dependencia y los odios, en defensa de sus exclusivos intereses. Los mismos que hoy venden nuestras patrias, desarrollan el modelo neoliberal y siembran de miseria a nuestros pueblos, ante la imposibilidad de vivir dignamente del trabajo.

Los pueblos del mundo no podemos soportar con resignación el desarrollo voraz del capitalismo que cada día nos hunde más y más en la miseria e invierte los valores de nuestras sociedades, el sistema está en crisis, su actual modelo -el neoliberalismo- también, sin embargo es necesario desarrollar la lucha consciente de los pobres del mundo para derrumbarlo, y construir opciones de vida dignas y justas en las sociedades que nos merecemos las mayorías. Sociedades socialistas, sin modelos predeterminados, sin hegemonismos, sociedades que consulten realmente la situación particular de cada uno de los países, recogiendo de la historia, las experiencias negativas, para no repetirlas y positivas para desarrollarlas.

Son significativas las manifestaciones sociales y populares en la lucha contra la miseria generada por el sistema y su modelo económico y por mejores niveles de vida, contra la corrupción, la impunidad y la politiquería, mencionemos algunas, la lucha popular desarrollada en Ecuador, que logró derrocar en poco tiempo otro presidente, diferente es la concreción de esa lucha en el poder o el gobierno; los llamados estallidos sociales en Argentina; las acciones desarrolladas por los sin tierra y otros sectores en Brasil; los paros en República Dominicana; la voz de los mapuches en Chile que se deja oír en la reclamación de sus reivindicaciones; la lucha de los campesinos y mineros bolivianos, las expresiones de indignación popular que derivaron en serios enfrentamientos contra la fuerza publica en la reunión de la Organización Mundial del Comercio en Seattle, EE UU; es necesario mencionar también el avance electoral en Uruguay, a pesar de no lograr el triunfo y el proceso que vienen desarrollando Hugo Chávez y el Polo Patriótico con las fuerzas políticas que lo integran en Venezuela.

Colombia no es ajena a estas manifestaciones de la lucha social y popular. El avance en el accionar militar de la guerrilla y el desarrollo del proceso de diálogo entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo FARC-EP; los paros de los trabajadores estatales, de maestros, de servicios médicos, entre otros, las grandes manifestaciones, bloqueos de carreteras, marchas campesinas y las protestas de nuevos sectores sociales golpeados por la crisis, como los usuarios del sistema UPAC, sectores cafeteros y trasportadores son expresión de esto.

Sin embargo y en medio de la crisis cada vez más acentuada del sistema capitalista y su modelo neoliberal, el imperio estadounidense es más prepotente. Como policía del mundo desarrolla acciones ofensivas en cualquier lugar y sin importar el pretexto utilizado, por ejemplo, después de una etapa de justificaciones ante la comunidad internacional, como la supuesta limpieza étnica, la permanente violación de los derechos humanos entre otras, desataron la agresión contra Kosovo, usando la OTAN como medio militar, invasión que posteriormente legitimaron ante la Organización de Naciones Unidas, ONU. Un proceso similar desarrollan contra Colombia al presentar el conflicto interno como una amenaza a la seguridad regional, a las FARC-EP como violadora de derechos humanos y organización terrorista, mezclando el tema del narcotráfico, el medio ambiente y la defensa de la "democracia" según su entender, intentando deslegitimar nuestra justa lucha y aclimatando las ahora llamadas intervenciones humanitarias aceptadas por la ONU.

Por eso, Clinton gestiona ante el Congreso, previo acuerdo entre demócratas y republicanos, una ayuda de 1,600 millones de dólares para financiar el llamado Plan Colombia, que es un plan para la guerra, pues está destinado fundamentalmente a mejorar la capacidad de combate de las fuerzas militares, en la represión estatal a la protesta social de los trabajadores, con la fachada de luchar contra el narcotráfico.

Dicho Plan Colombia es una alianza estratégica con la que EE UU pretende regular, mediante su intervencionismo militar y económico, los términos de una solución interna y acuerdos con el FMI y créditos del Banco Mundial para reforzar el modelo neoliberal globalizador impulsado por Pastrana. Es pues, la imposición y desarrollo de una política que atenta contra el anhelo de cambio del pueblo colombiano y se constituye en una amenaza para los países del norte andino que buscan soluciones originales y libres a la crisis.

Mientras, los problemas sociales de la gente, como el empleo, la educación, la salud, la vivienda y la seguridad permanecen sin solución; la miseria generada por el modelo neoliberal sigue creciendo como nunca. El terrorismo de Estado como política oficial sigue su rumbo dejando una estela de sangre, dolor y sufrimiento, continúan en aumento las matanzas, las amenazas, los desplazamientos -ya llegan a 2 millones- y el exilio forzado de centenares de colombianos del campo y la ciudad; acusados de pertenecer, colaborar o simpatizar con las justas luchas del pueblo trabajador; sin que el gobierno asuma compromiso serio de castigo ejemplar para los militares y civiles comprometidos en los crímenes indiscriminados unos, y selectivos otros.

A pesar y con el dolor de muchos y muchas la lucha de clases sigue siendo el motor de la historia. Por eso, es falso el dilema de la guerra entre aparatos militares en Colombia, la guerra es entre clases sociales, es por la liberación nacional. De un lado el pueblo, la mayoría, con sus diferentes organizaciones, las legales, desgraciadamente casi liquidadas por el terrorismo de Estado y la guerrilla convertida en principal oposición política al régimen. Del otro el imperio, la oligarquía y sus organizaciones, en el que cumplen papel preponderante, por el carácter violento del sistema, las Fuerzas Armadas Oficiales, con su extensión de guerra sucia, los paramilitares.

Es la lucha contra la violencia impuesta por el sistema en lo político, lo económico, lo social y lo cultural. Es la lucha contra el neoliberalismo y sus políticas de miseria. Es la lucha contra todas las leyes que implican mayor expoliación y explotación de los colombianos y sus recursos naturales. Es la lucha de la mayoría de los colombianos por un país para todos, por una patria para todos. Es la lucha que va desde lo legal hasta lo insurgente. Es la lucha por la nueva Colombia en paz, con justicia social, democracia plena, dignidad y soberanía.

Actualmente venimos desarrollando un proceso de diálogos y negociación con el gobierno del Presidente Andrés Pastrana, para lo cual forzamos la desmilitarización de cinco municipios y así iniciar los diálogos que conduzcan a una salida diferente a la guerra para el conflicto social, económico, político y armado que vive nuestra patria. Este proceso se desarrolla en medio de la guerra, porque así lo propuso el gobierno, en concesión que le hizo al militarismo. Es un proceso totalmente diferente, se trata de reestructurar y transformar el Estado con soluciones sociales y mediante acuerdos que requieren de mucho tiempo, paciencia y habilidad para desarrollarlo. Es una negociación, en la cual la mayoría de los colombianos, representados en la guerrilla, reclama lo que el gobierno le ha quitado durante años, no es firmar y entregarse, es construir y reestructurar una nueva Colombia donde quepamos todos los colombianos.

No pretendemos la revolución por contrato, pero el Estado, el gobierno y el establecimiento, deberán mostrar en la práctica la voluntad política para realizar profundos cambios en todas las estructuras, cambios que solucionen las causas de la guerra; tendrán que recoger el clamor nacional por el cambio, expresado en las propuestas de todos y todas en las Audiencias Públicas, que luego dirimirá la mesa de diálogos y negociación, posteriormente se plasmarán en una nueva Constitución como un tratado de paz estable y duradero, éstos son los retos y nuestras armas las garantes. Sólo así, entre colombianos sin injerencias, pero con el concurso de la comunidad internacional podremos construir la nueva Colombia. Nuestro objetivo es internacionalizar la construcción de la paz y no la guerra.

Es imperioso el rescate de nuestra historia, pues en su conocimiento, estudio, divulgación y correcta valoración encontramos los más caros valores de nuestra nacionalidad. La lucha emancipadora encabezada por Simón Bolívar fue, no sólo, una revolución inconclusa, sino traicionada. A nosotros nos corresponde terminar la tarea por ellos iniciada. La esencia de las ideas libertarias y de justicia bolivarianas están presentes en Colombia insurgente.

Abriendo caminos hacia la nueva Colombia Contra el imperialismo ... por la patria Contra la oligarquía ... por el pueblo Hasta la victoria final ... Somos FARC-EP Comisión Internacional Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo FARC-EP

 
 
 
 

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