"Porque
lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: ¡ Porque Bolívar
tiene que hacer en América todavía!" José Martí
RECIBAN
COMPAÑERAS
y compañeros un bolivariano saludo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia-Ejército del Pueblo, FARC-EP y los mejores deseos porque
esta primera conferencia Juarista Bolivariana por la soberanía y
la unidad de los pueblos de América Latina y el Caribe sea exitosa
y tenga continuidad. Nuestros pueblos la necesitan.
Son
tiempos del neoliberalismo en crisis, pero en el poder y con gran
capacidad de destrucción y corrupción, donde la soberanía empieza
a ser un concepto vedado, al igual que la unidad de los pueblos
por su bienestar. Todo aquello que signifique dignidad, progreso
y derechos de las mayorías es proscrito y subversivo en estos tiempos.
Esto realza la importancia de este evento.
Hace
194 años, un 21 de marzo, nació en México, Benito Juárez, salió
de las entrañas del pueblo y fruto de su capacidad y tesón llegó
a ser el Benemérito de las Américas, para nombrar sólo el más alto
titulo logrado. Pero su vida no fue apacible, enfrentó con la razón
y la práctica todas las adversidades y enemigos de sus ideales libertarios,
independentistas y republicanos. Apoyó decididamente la Constitución
de 1857 y ya como presidente promulgó las leyes de Reforma. Enfrentó
la guerra civil, la invasión extranjera y los intentos nunca abandonados
de los sectores más retrógrados del país para imponer la monarquía.
Antes,
en el tiempo, encontramos la figura libertaria de Simón Bolívar,
que condujo magistralmente al Ejército Libertador logrando sellar
la independencia definitiva de los ahora Venezuela, Colombia, Ecuador,
Perú, Bolivia y Panamá, entonces agrupados en la Gran Colombia,
derrotando los ejércitos realistas españoles.
La
unidad de los pueblos latinoamericanos se fue gestando en las condiciones
de la lucha emancipadora, en la unificación de los esfuerzos de
las colonias españolas en América para lograr su independencia,
en la identificación de nuestros pueblos, desde sus raíces y ahí,
en ese contexto económico, político, social y cultural, emerge la
figura del libertador Simón Bolívar. El más consecuente y avanzado
de nuestros libertadores. Quien vislumbró la importancia estratégica
que para el futuro de su verdadera independencia tenía la unidad
de los pueblos de América Latina y delineó proyectos concretos para
transformar la sociedad mediante la unión de los sectores más progresistas
de la incipiente burguesía con los sectores más humildes y explotados.
La importancia de enfatizar la unidad de nuestros pueblos no es
sólo por la historia, sino por su esencia revolucionaria. Es esa
una de las más importantes tareas emprendida por Bolívar, no cumplida
todavía. Su obra revolucionaria, su concepción de la Patria Grande,
la Patria Latinoamericana.
Visionó
Bolívar, al principal enemigo de nuestros pueblos, los Estados Unidos
de Norteamérica y fungió como clarividente político al afirmar "los
EEUU parecen destinados por la Providencia para plagar la América
de miseria a nombre de la libertad". Vivimos en la actualidad y
desde el siglo pasado las agresiones más brutales que han cercenado
nuestros territorios, Panamá a Colombia, constituyendo una nueva
nación, y todo el norte mexicano -más de la mitad de su territorio-
que por la barbarie imperial, pasó a ser el sur estadounidense.
Es
importante destacar otro símbolo de la unidad latinoamericana, no
sólo por su pensamiento, sino por su práctica social, el general
José Maria Melo, nacido en Chaparral, Colombia. Fue soldado del
ejército libertador de Simón Bolívar, participando en las batallas
de Pichincha y Ayacucho, que sellaron la independencia definitiva
de Ecuador y Perú, respectivamente. Desarrolló las ideas del Libertador
y encabezó un golpe militar incruento (17 de abril de 1854), instaurando
el primer gobierno democrático-artesanal en América. Luego de ser
derrotado por la oligarquía liberal-conservadora granadina, fue
expulsado y viajó a México, donde excepcionalmente, fue admitido
en el ejército juarista, y cumpliendo con su deber, cayó asesinado
por fuerzas conservadoras en Chiapas.
Es
José Maria Melo puente, en el tiempo y las ideas, entre Simón Bolívar
y Benito Juárez y encarna el sueño bolivariano de la anfictionía
americana.
Sin
embargo, pese a sus virtudes y valores en todos los campos, Bolívar,
Melo y Juárez, nacidos en cunas de origen socioeconómico disímiles
y en tiempos diferentes, unidos como muchos grandes prohombres latinoamericanos
por la causa de la unidad, la independencia, la soberanía y la dignidad
de los pueblos de América Latina y el Caribe, fueron derrotados
por los representantes de una cúpula dominante, egoísta y mezquina;
sumida en el leguleyismo, la dependencia y los odios, en defensa
de sus exclusivos intereses. Los mismos que hoy venden nuestras
patrias, desarrollan el modelo neoliberal y siembran de miseria
a nuestros pueblos, ante la imposibilidad de vivir dignamente del
trabajo.
Los
pueblos del mundo no podemos soportar con resignación el desarrollo
voraz del capitalismo que cada día nos hunde más y más en la miseria
e invierte los valores de nuestras sociedades, el sistema está en
crisis, su actual modelo -el neoliberalismo- también, sin embargo
es necesario desarrollar la lucha consciente de los pobres del mundo
para derrumbarlo, y construir opciones de vida dignas y justas en
las sociedades que nos merecemos las mayorías. Sociedades socialistas,
sin modelos predeterminados, sin hegemonismos, sociedades que consulten
realmente la situación particular de cada uno de los países, recogiendo
de la historia, las experiencias negativas, para no repetirlas y
positivas para desarrollarlas.
Son
significativas las manifestaciones sociales y populares en la lucha
contra la miseria generada por el sistema y su modelo económico
y por mejores niveles de vida, contra la corrupción, la impunidad
y la politiquería, mencionemos algunas, la lucha popular desarrollada
en Ecuador, que logró derrocar en poco tiempo otro presidente, diferente
es la concreción de esa lucha en el poder o el gobierno; los llamados
estallidos sociales en Argentina; las acciones desarrolladas por
los sin tierra y otros sectores en Brasil; los paros en República
Dominicana; la voz de los mapuches en Chile que se deja oír en la
reclamación de sus reivindicaciones; la lucha de los campesinos
y mineros bolivianos, las expresiones de indignación popular que
derivaron en serios enfrentamientos contra la fuerza publica en
la reunión de la Organización Mundial del Comercio en Seattle, EE
UU; es necesario mencionar también el avance electoral en Uruguay,
a pesar de no lograr el triunfo y el proceso que vienen desarrollando
Hugo Chávez y el Polo Patriótico con las fuerzas políticas que lo
integran en Venezuela.
Colombia
no es ajena a estas manifestaciones de la lucha social y popular.
El avance en el accionar militar de la guerrilla y el desarrollo
del proceso de diálogo entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia-Ejército del Pueblo FARC-EP; los paros de los trabajadores
estatales, de maestros, de servicios médicos, entre otros, las grandes
manifestaciones, bloqueos de carreteras, marchas campesinas y las
protestas de nuevos sectores sociales golpeados por la crisis, como
los usuarios del sistema UPAC, sectores cafeteros y trasportadores
son expresión de esto.
Sin
embargo y en medio de la crisis cada vez más acentuada del sistema
capitalista y su modelo neoliberal, el imperio estadounidense es
más prepotente. Como policía del mundo desarrolla acciones ofensivas
en cualquier lugar y sin importar el pretexto utilizado, por ejemplo,
después de una etapa de justificaciones ante la comunidad internacional,
como la supuesta limpieza étnica, la permanente violación de los
derechos humanos entre otras, desataron la agresión contra Kosovo,
usando la OTAN como medio militar, invasión que posteriormente legitimaron
ante la Organización de Naciones Unidas, ONU. Un proceso similar
desarrollan contra Colombia al presentar el conflicto interno como
una amenaza a la seguridad regional, a las FARC-EP como violadora
de derechos humanos y organización terrorista, mezclando el tema
del narcotráfico, el medio ambiente y la defensa de la "democracia"
según su entender, intentando deslegitimar nuestra justa lucha y
aclimatando las ahora llamadas intervenciones humanitarias aceptadas
por la ONU.
Por
eso, Clinton gestiona ante el Congreso, previo acuerdo entre demócratas
y republicanos, una ayuda de 1,600 millones de dólares para financiar
el llamado Plan Colombia, que es un plan para la guerra, pues está
destinado fundamentalmente a mejorar la capacidad de combate de
las fuerzas militares, en la represión estatal a la protesta social
de los trabajadores, con la fachada de luchar contra el narcotráfico.
Dicho
Plan Colombia es una alianza estratégica con la que EE UU pretende
regular, mediante su intervencionismo militar y económico, los términos
de una solución interna y acuerdos con el FMI y créditos del Banco
Mundial para reforzar el modelo neoliberal globalizador impulsado
por Pastrana. Es pues, la imposición y desarrollo de una política
que atenta contra el anhelo de cambio del pueblo colombiano y se
constituye en una amenaza para los países del norte andino que buscan
soluciones originales y libres a la crisis.
Mientras,
los problemas sociales de la gente, como el empleo, la educación,
la salud, la vivienda y la seguridad permanecen sin solución; la
miseria generada por el modelo neoliberal sigue creciendo como nunca.
El terrorismo de Estado como política oficial sigue su rumbo dejando
una estela de sangre, dolor y sufrimiento, continúan en aumento
las matanzas, las amenazas, los desplazamientos -ya llegan a 2 millones-
y el exilio forzado de centenares de colombianos del campo y la
ciudad; acusados de pertenecer, colaborar o simpatizar con las justas
luchas del pueblo trabajador; sin que el gobierno asuma compromiso
serio de castigo ejemplar para los militares y civiles comprometidos
en los crímenes indiscriminados unos, y selectivos otros.
A
pesar y con el dolor de muchos y muchas la lucha de clases sigue
siendo el motor de la historia. Por eso, es falso el dilema de la
guerra entre aparatos militares en Colombia, la guerra es entre
clases sociales, es por la liberación nacional. De un lado el pueblo,
la mayoría, con sus diferentes organizaciones, las legales, desgraciadamente
casi liquidadas por el terrorismo de Estado y la guerrilla convertida
en principal oposición política al régimen. Del otro el imperio,
la oligarquía y sus organizaciones, en el que cumplen papel preponderante,
por el carácter violento del sistema, las Fuerzas Armadas Oficiales,
con su extensión de guerra sucia, los paramilitares.
Es
la lucha contra la violencia impuesta por el sistema en lo político,
lo económico, lo social y lo cultural. Es la lucha contra el neoliberalismo
y sus políticas de miseria. Es la lucha contra todas las leyes que
implican mayor expoliación y explotación de los colombianos y sus
recursos naturales. Es la lucha de la mayoría de los colombianos
por un país para todos, por una patria para todos. Es la lucha que
va desde lo legal hasta lo insurgente. Es la lucha por la nueva
Colombia en paz, con justicia social, democracia plena, dignidad
y soberanía.
Actualmente
venimos desarrollando un proceso de diálogos y negociación con el
gobierno del Presidente Andrés Pastrana, para lo cual forzamos la
desmilitarización de cinco municipios y así iniciar los diálogos
que conduzcan a una salida diferente a la guerra para el conflicto
social, económico, político y armado que vive nuestra patria. Este
proceso se desarrolla en medio de la guerra, porque así lo propuso
el gobierno, en concesión que le hizo al militarismo. Es un proceso
totalmente diferente, se trata de reestructurar y transformar el
Estado con soluciones sociales y mediante acuerdos que requieren
de mucho tiempo, paciencia y habilidad para desarrollarlo. Es una
negociación, en la cual la mayoría de los colombianos, representados
en la guerrilla, reclama lo que el gobierno le ha quitado durante
años, no es firmar y entregarse, es construir y reestructurar una
nueva Colombia donde quepamos todos los colombianos.
No
pretendemos la revolución por contrato, pero el Estado, el gobierno
y el establecimiento, deberán mostrar en la práctica la voluntad
política para realizar profundos cambios en todas las estructuras,
cambios que solucionen las causas de la guerra; tendrán que recoger
el clamor nacional por el cambio, expresado en las propuestas de
todos y todas en las Audiencias Públicas, que luego dirimirá la
mesa de diálogos y negociación, posteriormente se plasmarán en una
nueva Constitución como un tratado de paz estable y duradero, éstos
son los retos y nuestras armas las garantes. Sólo así, entre colombianos
sin injerencias, pero con el concurso de la comunidad internacional
podremos construir la nueva Colombia. Nuestro objetivo es internacionalizar
la construcción de la paz y no la guerra.
Es
imperioso el rescate de nuestra historia, pues en su conocimiento,
estudio, divulgación y correcta valoración encontramos los más caros
valores de nuestra nacionalidad. La lucha emancipadora encabezada
por Simón Bolívar fue, no sólo, una revolución inconclusa, sino
traicionada. A nosotros nos corresponde terminar la tarea por ellos
iniciada. La esencia de las ideas libertarias y de justicia bolivarianas
están presentes en Colombia insurgente.
Abriendo
caminos hacia la nueva Colombia Contra el imperialismo ... por la
patria Contra la oligarquía ... por el pueblo Hasta la victoria
final ... Somos FARC-EP Comisión Internacional Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia-Ejército del Pueblo FARC-EP
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