Hernán
Pineda (2)
GLOBALIZACIONES VELOCES Y LENTAS
DURANTE
los últimos veinte años las elites económicas y políticas del mundo
han alabado la globalización. En todas partes y por todos los medios
se ha difundido el nuevo paradigma. El neoliberalismo lo han convertido
en política económica los norteamericanos y europeos. A las naciones
endeudadas y excluidas se les ha impuesto a través de los programas
de ajustes negociados con el Fondo Monetario Internacional y otros
organismos multilaterales. La globalización observamos no significará
lo mismo para las naciones ricas que para las naciones pobres. El
norteamericano Alvin Toffler ha distinguido en el fenómeno globalizador
dos categorías de naciones. Las primeras las llamará naciones veloces,
siendo sus creadoras, la globalización es un mundo diseñado a imagen
y semejanza de sus valores e intereses (3). Son el grupo de naciones
ricas que disfrutan de tecnologías y economías avanzadas y son el
centro de las finanzas internacionales. Ellas caminan hacia el futuro
con sentido de propósito, seguridad en sus medios y rapidez en sus
movimientos. Su tranquilidad sólo se verá amenazada por las migraciones
masivas de los países pobres que actúan como factor para el surgimiento
de movimientos de ultraderecha neonazis con exceso de xenofobia
y racismo o que crean caparazones culturales, como el caso de la
comunidad hispana en norteamérica, para no dejarse arrollar por
la fuerza expansiva de la unidimensionalidad anglosajona.
Las
segundas, serán las llamadas naciones lentas constituidas por la
gran mayoría de las naciones del mundo. Para las mismas la globalización
es símbolo de gigantescas limitaciones económicas y graves problemas
sociales. Viviendo dentro de un apartheid tecnológico, carentes
de recursos financieros, endeudados hasta la médula, políticamente
inestables, mundialmente insignificantes, para ellas afirmará Alfredo
Toro Hardy la globalización es sinónimo de riesgo a sus soberanías,
a su integridad territorial y a sus capacidades de supervivencia
económica (4). Es en este tipo de naciones donde las transnacionales
hacen de las suyas. En su afán de obtener ganancias rápidas saltan
por encima de sus enemigos, que son las leyes de control ambiental,
las leyes sindicales, el control de las inversiones y todos los
mecanismos que las sociedades nacionales han organizado para defender
ciertos equilibrios, ecológicos, económicos y sociales . (5)
Veamos
por ejemplo el caso de una fábrica de calzado deportivo como lo
es la Nike. Esta tenía una serie de fabricas en EE.UU., las cerró
todas y se instaló en Hong kong, Taiwán, Corea del Sur, China, Vietnam,
Indonesia y Bangladesh. En Indonesia, cuarto país más poblado del
mundo, la Nike tiene cinco mil obreros a los que paga un salario
mínimo de 2.10 dólares diarios (6). El costo de producción de un
par de zapatos es en Indonesia de 7.65 dólares, de los que 2.60
dólares corresponden a mano de obra. Nike vende esos zapatos en
EE.UU. entre 75 y 135 dólares. La diferencia descomunal la justifican
los dirigentes de la empresa aludiendo a los gastos de publicidad.
El valor de la producción sólo equivale a un 10% del precio de venta.
El restante 90% se corresponde con gastos de publicidad y distribución.
El contrato publicitario del basquetbolista Michael Jordan con la
Nike, durante 1995, fue de 20 millones de dólares. Mientras el salario
anual de los cinco mil trabajadores de la Nike en Indonesia fue
durante el mismo año de 12.5 millones de dólares. En el primer semestre
de 1996, el movimiento obrero indonesio reclamó un aumento salarial
de 2.10 a 2.37 dólares. El Ministro de Industria reconoció que un
salario de 2.10 dólares sólo alcanzaba para cubrir el 93 por ciento
de los gastos de subsistencia, pero agregó que no era posible el
aumento, pues de concederlo Indonesia quedaría fuera del mercado,
porque los sueldos en los países vecinos como China, India y Vietnam
eran más bajos (7). Con esa dinámica diabólica los capitales transnacionales
empobrecen a las naciones lentas y contribuyen a crear las crisis
encadenadas vividas a partir de 1997, con la hecatombe del modelo
de crecimiento económico de los dragones asiáticos.
En
el caso de América Latina la situación no es diferente, ligada a
la puesta en marcha de planes de ajuste estructural de corte neoliberal,
que han sido promovidos para combatir la inflación y permitir el
pago del servicio de la agobiante deuda externa. Más de la mitad
de la población de América Latina vive por debajo del nivel de pobreza
y uno de cada tres latinoamericanos se encuentra en situación de
pobreza crítica. La participación de América Latina en las exportaciones
mundiales ha descendido, según cifras de la UNCTAD en 1990, nuestro
subcontinente aportó solamente el 3.6 por ciento y de ese porcentaje
el 1% correspondió al petróleo. Podemos afirmar que en las últimas
décadas América Latina como región se ha hecho más pobre y marginal,
a excepción de los reducidos sectores privilegiados de las clases
altas urbanas de las grandes ciudades, vinculados a la economía
internacional del mercado, que representan verdaderos islotes de
modernidad en océanos de pobreza (8). La mayoría de los latinoamericanos
carecemos de ciudadanía económica, sin derecho a una buena educación,
a una buena salud, sin acceso a una vivienda cómoda e higiénica
y privados en casos hasta de agua potable (9). Las señales globalizadoras
enviadas desde el norte no son muy alentadoras; el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN) es sólo una ilusión. El caso
de México es patético. Miembro del TLCAN, sus exportaciones van
en un 70% a los EE.UU., el 12% a la Unión Europea y el 6% al Japón.
Mientras sus importaciones provienen en un 65% de EE. UU., 15% de
la Unión Europea y 5% del Japón. El 65% de la inversión extranjera
en México es norteamericana (10). Este tipo de integración hegemónica
sin duda que no puede ser modelo para la creación de alternativas
en nuestra región y por ella difícilmente alcancemos niveles de
crecimiento económico y de bienestar social.
La
globalización sin embargo está lejos de haberse consumado; en 1997
John Cavanagh, director de Estudios políticos de Washington, ante
la zozobra de los mercados financieros de Asia, advirtió sobre la
necesidad de abrir un debate sobre el modelo actual. Por su parte
Jerome Levinson, exasesor del Banco Interamericano de Desarrollo,
ante la crisis asiática y el fracaso de Clinton por imponer la vía
rápida comercial, ha señalado el inicio de una nueva etapa de la
economía internacional y el agotamiento así mismo del modelo neoliberal
(11). Los responsables del planeta dirá Michel Rogalski, admitieron
en Davos, durante su foro ritual, el fracaso de la globalización
para extender el progreso y la riqueza y comienzan a inquietarse
por la toma de conciencia en tomo al hecho. Lo cierto es que década
tras década el milagro prometido se ha tomado en catástrofe mundial.
Lester Thurow en su obra: El Futuro del Capitalismo, señala que
en los años sesenta la tasa de crecimiento anual de la economía
mundial fue del 5%, en los años setenta fue del 3.6%, en los años
ochenta del 2.8 y en los primeros cinco años de los noventa la tasa
apenas alcanza un 2%. Así, en dos décadas el capitalismo perdió
el 60% de su impulso (12). Resultado bien modesto por no decir desastroso,
si se consideran las promesas de riqueza y bienestar ofrecidas por
los nuevos teóricos de la economía de mercado.
1
Ponencia presentada en la Primera Conferencia Anfictiónica Bolivariana
de América Latina y el Caribe. Fragmentos.
2 Investigador de la Universidad de Venezuela.
3 Toro Ardí, Alfredo. "Globalización y Caos", en El Globo, Caracas,
Venezuela, 27-07-93, p.19.
4 Ibidem.
5 Savio, Roberto. "Globalización: el nuevo mundo inquietante", en
El Nacional, Caracas, Venezuela, 06-07-96, p.D2.
6 Savio, Roberto. Op. cit., "En el mundo hay unos mil millones de
trabajadores que ganan un dólar diario".
7 Ibidem.
8 Tunnerman, Bernheim, Carlos. "América Latina: la visión de los
cientistas sociales", en revista Nueva Sociedad, No. 139, Caracas,
Venezuela, septiembre-octubre de 1995, p.154.
9 Ibidem, p. 155.
10 Maza Zavala, Domingo F., "Riesgos de la globalización económica",
en El Nacional, Caracas, Venezuela, 26-11-97, p. A6.
11 Rogalski, Michel. "Globalización: de los beneficios a la coartada",
en El Nacional, Caracas, Venezuela, 19-06-96, p.A6.
12 Garavini di Turno, Sadio. "Globalización y política", en El Universal,
Caracas, Venezuela, 17-11-97.
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