LA CAMPAÑA DE MELILLA (1909)
Primer choque entre rifeños y españoles, que ocasionó el desastre del Barranco del Lobo y que se saldó con la ocupación de la zona colindante con Melilla y las minas de hierro.
Antecedentes Entre 1902 y 1907, un tal Bou Hamara "El Rogui", que quiere decir "El Pretendiente", desafió la autoridad del sultán Abdelaziz y estableció una especie de reino independiente en el nordeste marroquí con el apoyo de las cábilas rifeñas, sumadas a su causa con la promesa de expulsar a los extranjeros franceses y españoles. En varias ocasiones rechazó los ejércitos que el sultán envió en su contra para someterle. El Rogui no tardó en traicionar el espíritu de independencia de los rifeños, y en el verano de 1907 otorgó la concesión de explotación de las minas de hierro del Monte Uixan a la Compañía Española de Minas del Rif, con derecho a construir un ferrocarril desde Melilla; y la de las minas de plomo del Monte Afra a la Compañía Francoespañola del Norte de África. Los rifeños no aceptaron las concesiones realizadas por "El Rogui" y se sublevaron en 1907 liderados por un tal Mohammed Ameziane "El Mizzian". Eliminado El Rogui, El Mizzian comenzó a hostigar a los españoles y consiguió paralizar los trabajos mineros en octubre de 1908. El gobierno español fue inmediatamente presionado por los intereses económicos mineros españoles, representados por el conde de Romanones y por Juan Antonio Güel, así como por los franceses, que amenazaban con intervenir en la zona si España no era capaz proteger los intereses nacionales franceses, representados por la mayoría de capital francés de la Compañía del Norte de África. La reanudación de los trabajos creó una situación de conflicto que dió pie a España a intervenir militarmente en la zona, dando lugar a lo que se ha dado en llamar la Campaña de Melilla. El Barranco del Lobo El 9 de julio de 1909 un grupo de trabajores que construían un puente de ferrocarril fue atacado por lo rifeños. El gobierno decidió la movilización de reservistas. La medida produjo innumerables protestas y manifestaciones en toda España, contrarias al envío de tropas a Marruecos. El momento más álgido fueron los sucesos conocidos como La Semana Trágica de Barcelona, cuando la protesta desembocó en una auténtica revuelta popular que duró desde el 26 de julio al 2 de agosto. Desde octubre de 1905 el general de división don José Marina Vega ocupaba el cargo de jefe de la Comandancia General Exenta de Melilla, dependiente directamente del Ministro de la Guerra y al cual debía de solicitarse permiso para realizar movimientos de tropas y la ocupación de posiciones. Tras los ataques de julio, el 27 de ese mes de 1909 el general Marina fué nombrado Comandante en Jefe del Ejército en Operaciones, con la misión de dirigir a todas las fuerzas que combatían y de organizar la llegada de las unidades procedentes de la Península. Desafortunadamente, la misma noche de ese 27 de julio una columna al mando del general don Guillermo Pintos, jefe de la Brigada Mixta de Madrid, fue atacada por los rifeños en el Barranco del Lobo, cerca de Melilla. Se produjo un desconcierto total y como resultado de la confusión murieron entre 1000 y 1500 soldados, entre ellos el propio general Pintos y un tercio de la oficialidad. ![]() Soldados españoles recogiendo cadáveres tras el desastre del Barranco del Lobo La toma del Gurugú A pesar de la contestación popular, alimentada tras conocer el desastre del Barranco del Lobo, el gobierno continuó la movilización de tropas y acumuló en Melilla un ejército de 40.000 soldados. En el mes de septiembre las tropas españolas tomaron el Monte Gurugú, liberando a Melilla de la presión de los rifeños. El 30 de septiembre el general don Darío Díez Vicario murió durante un reconocimiento ofensivo llevado a cabo sobre Zomo el-Jemís, situado al sur del Gurugú. A finales de noviembre las tropas españolas aseguraron el control de la zona colindante con Melilla y de la zona de las minas de hierro cercanas. Cuando se comenzó a percibir cansancio en los rifeños, el general Marina recibió la orden de entablar conversaciones con los jefes de las cábilas locales y a repatriar unidades. Como resultado, se cancelaron todos los planes de avance sobre el interior del Rif, los cuales contemplaban un desembarco en la bahía de Alhucemas, corazón del Rif. |