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Ser dirigente en estos tiempos Búho Terco |
Hace algunos años
hablaba con mi tío José de temas sobre la familia en general. Recordábamos
viejas épocas y él me relataba ante mi asombro una charla que había
tenido con su hijo mayor... el diálogo había sido mas o menos el
siguiente: - H. Viejo, vos sos muy antiguo - P. ¿Por qué? - H. Porque hoy todos mis amigos son amigos de sus padres, en cambio vos no. - P. Hijo... tus amigos son tus amigos, yo soy tu padre, y por algo así son las cosas ¿qué pasaría si yo dejara de ser tu padre para ser tu amigo? - H. Ganaría un amigo -
P. Seguro... pero perderías un padre. Sencillas
palabras de un hijo de inmigrantes que se dedicó a labrar la tierra con
sus padres hasta que creció y se desarrolló como panadero y experto
jugador de bochas, formó su familia pudiendo criar a sus tres hijos.
¿Qué es ser un padre?...
Antes que nada podríamos decir que se trata de una función,
y que como función está presente más allá de quienes figuran
con ese nombre en el registro civil y tienen a cargo la educación de sus
hijos. Los continuadores de la tarea inicial de los padres son los
maestros, adultos referentes, dirigentes
y es desde allí que podríamos –parafraseando al tío José-
imaginarnos el siguiente diálogo: - S. Carlos, que mala onda como dirigente! - D. ¿Por qué? - S. Loco... conozco dirigentes de otros grupos que tienen mas onda... tanto lío por llevar unas birras a campamento, vos tenés que ser amigo nuestro chavón - D. Gustavo... tus amigos son tus amigos y todo bien, y en los scouts favorecemos justamente que como grupo se integren y trabajen, ahora... por algo hay un dirigente y responsable del grupo ¿Qué pasaría si dejara de ser dirigente y me emborracho en medio del campamento como Uds anoche? - S. Ganaríamos un amigo que entiende y vive con nosotros las cosas que nos pasan -
D. Seguro... pero perderías un dirigente. Como
un primer intento de respuesta podríamos enunciar que un padre es aquel
que tiene por función
transmitir la Ley y esto es tan complejo como suena, porque ¿Cómo se
transmite la Ley? ¿cómo se transmite la regulación que de ella se
desprende en nuestro tiempo?. Jugando un poco con los múltiples sentidos
del término podríamos decir que en esta tarea de transmisión podemos
ubicar distintos ejes: a)
Lo que se conoce como proceso de socialización, que implica la
incorporación de la cultura del sujeto en los primeros años de su
crecimiento, instancia reguladora que favorece la renuncia del sujeto a
“lo que yo quiero ahora!” e incorpora la otridad. b)
Aquellas instancias reguladoras de los distintos ámbitos en los
que se desarrolla el niño y el joven que actúan como “terceridad
pacificante”, evitando el enfrentamiento entre pares y la lucha por la
imposición de la ley del más fuerte. Esta cuestión –por ejemplo- es
abordada por todo lo que tiene relación a normas y reglamentos que
todos deben respetar (niños, jóvenes y dirigentes) porque tiene la
función de marcar losroles de cada miembro del grupo. c)
La Ley como llamamiento a Ser (Ley Scout) que implica la adhesión
a un Ideal que a su vez en cada sujeto asume una característica que le es
propia. Hablar
de nuestro tiempo es referirnos a la caída o mala prensa de las funciones
reguladoras del sujeto, funciones que calificamos como “padre”.
Vivimos en un tiempo del “padre humillado” en el que la
sociedad como tal golpea fuertemente sus insignias ofreciendo a cambio un
consumo generalizado... porque si algo se orienta a partir de la Ley, es
el deseo... y cuando está extraviado por la carencia de dicha función
distintos objetos vienen a llenar ese espacio vacío. Es la base del
discurso del capitalismo en la que se oculta la verdad del Amo con
distintos “productos” desarrollados a partir del saber científico
para que operen como “tapón” envolviendo al sujeto en un goce que
podríamos llamar “autista”. El sujeto encerrado dentro de sí mismo,
cubriendo su malestar a partir de distintas sustancias que generan efecto
directo en el cuerpo (alcohol, drogas, fármacos); cubriendo la falta de
mirada a través de una sucesiva e interminable producción de imágenes
mediáticas (TV), taponando su falta de palabra en los Boliches donde la
voz aparece – no casualmente- afectando directamente el cuerpo por el
volumen de la música que envuelve al sujeto y no le facilita en lo más mínimo
el encuentro con el otro. Objetos sueltos... van directamente al cuerpo,
al oído o la retina, taponando desde la tecnología la posibilidad que el
sujeto se pregunte por su propio ser, fetichizando la posibilidad de
encuentro con el otro a partir de algún elemento errático como puede ser
la construcción de un grupo a partir del tipo de música o bebida que se
consume.
Tiempo del “padre humillado” en donde ante el temor de
ser “autoritario” en el camino se pierde la “autoridad” –que no
es lo mismo- . ¿Y cómo se puede transmitir la Ley estructurante del
sujeto en éste contexto?. Dos versiones del “padre” aparecen como
respuestas: El padre impotente – El padre omnipotente. El
padre impotente es aquel que pretende que el Estado se haga cargo de decir
el “no” a sus hijos: “cambien los horarios del boliche”, “prohíban
esto”, “prohíban lo otro”... grito desesperado de quien no puede
sostenerse en su propia función y decirle a su hijo “tenés 12 años,
no importa si tus amigos van a la ‘matinée’, me parece que no es edad
para que salgas”. Es el padre de la “nueva pedagogía”, de la
“renovación pedagógica” donde se borran las instancias reguladoras
porque la palabra “reglamento” suena muy mal o “marca
diferencias”, sin darse cuenta que los niños y jóvenes se los despoja
de estructuras que puedan auspiciar una “terceridad pacificante”,
poniendo en la cresta de la ola – a falta de regulación – las
cuestiones imaginarias que generan agresividad en los distintos miembros:
niños, jóvenes y dirigentes. Esto último debemos tenerlo muy en cuenta
porque no se trata de que las estructuras regulan solo el grupo de niños
y jóvenes... como también decíamos regulan al adulto y son caldo de
cultivo para un adulto ausente, o para la aparición de la segunda versión
que es la del que asume su función en forma omnipotente. En
la versión omnipotente podemos observar que el adulto no transmite
la Ley, sino que transmite Su Ley posicionándolo cerca de la
perversión. En realidad lo que observamos es que lo que él considera que
deben ser sus muchachos o el movimiento es para lo que trabaja y presiona
utilizando a sus muchachos y ubicándose él mismo por encima de cualquier
regulación sin importar la estrategia que utilice. Es aquel que arremete
contra el método (favorecido porque éste actualmente casi no tiene
regulaciones, no existen los "reglamentos de rama") para utilizar a los niños y jóvenes como sus cuadros o ejército
personal, una especie de extensión de su propia persona de la cual niños
y jóvenes deben deben seguir las orientaciones que de él emanan... y
esto no es un tema de derechas o izquierdas, porque para el caso es lo
mismo.
Seguramente no es por el camino de la impotencia que podamos
transmitir nada... pero tampoco por el camino de la omnipotencia.
Probablemente, habría que pensar en lo que respecta al movimiento scout,
cómo reintroducimos aquellos elementos reguladores que son necesarios
para la estructuración del sujeto, como así intentar recuperar la
función de un dirigente que pueda transmitir la Ley, no la suya... sino la de todos,
para que cada uno de los niños y jóvenes orienten su deseo y sus
decisiones a partir de las mismas, más allá de que no tengan la misma
dirección que el dirigente desearía... Después
de todo ¿se trata de lo que el dirigente desearía, o de cómo nuestros
niños y jóvenes incorporan la Ley y la hacen carne en sus vidas a partir
de su propia singularidad?
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