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La formalización de la queja Lic. Horacio Wild |
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La formalización de la queja Si hay algo que lamentablemente nos hemos
acostumbrado en Scouts de Argentina es a la queja. La queja por la
información, la queja por la gestión, la queja por la cuota afiliatoria...
la queja, a secas.
Entre todos los embrollos, idas y vueltas, comentarios, editoriales
internéticas, rumores, dimes y
diretes pareciera que más que dentro de una institución se estuviera en
una especie de guerra en la que muchas veces da a pensar que las reglas básicas
de civilidad que nos constituyen no son respetadas en sus
aspectos esenciales. La Queja : La siguiente historia que voy a relatar es verdadera, y le ocurrió a un reconocido Psicoanalista, a partir de ella trataremos de pensar algunas cosas. El Psicoanalista Jacques Alain había tenido muchos inconvenientes debido a que al estar a cargo y poseer los derechos para establecer los textos de su Maestro y editarlos, algunos colegas estaban muy enojados y lo cuestionaban de forma contínua, algunos de ellos sin ningún reparo. Molesto, cansado y rabioso dado que ésta cuestión llevaba años, decide consultar un abogado para iniciar algún tipo de acción que ponga freno a lo que se había convertido en un contínuo que lo afectaba mucho en lo personal. Al llegar al abogado tuvo que formalizar su queja, esto quiere decir que la misma debía adecuarse y ser formulada en el lenguaje de las leyes para que pueda ser tramitada. Tuvo que renunciar a la queja sorda, la rabia, la indignación para que mediante la tramitación de la misma pudiese solucionar los problemas que él estaba sufriendo personalmente. Ganó en tanto iba a ser representado, perdió respecto de la queja en bruto, la indignación y la rabia, ya que las mismas no pueden representarse bajo el discurso jurídico. Y así son las cosas, cuando se logra formalizar la queja en el lenguaje adecuado algo se pierde, y algo se gana. Sobre la queja en bruto y las dificultades
de formalización: Pareciera que en éstos últimos años los errores en la formalización de las quejas y las consecuencias de los mismas hacia toda la Asociación se han convertido en todo un estilo de cultura asociativa, al menos por parte de algunas personas pertenecientes a distintos sectores institucionales. Y esto no es una tontería; se pasa de la queja bruta y sorda en la cual sin ningún tipo de consideración por las personas se opina en distintos medios públicos; a los errores groseros en el intento de formalizar las quejas, colaborando a generar un clima organizacional poco saludable, en donde encotramos “dimes”, “diretes”, “persecuciones” y –por qué no – “vendettas”. Como miembros pertencientes a la ONG más importante del país debemos aprender a utilizar los medios y las formas adecuadas para que por puja de intereses no terminemos con la asociación. Un viejo chiste de Quino puede ayudarnos a pensar un poco ésta situación: En el primer dibujo hay una aldea y sobre la derecha un grupo dice “nosotros somos el pueblo”; sobre la izquierda otro grupo dice “nosotros somos el pueblo”. El segundo dibujo se ve una gran nube con estrellitas, garrotes y distintos símbolos. El tercer dibujo es un colectivo con turistas, en el que el guía pasando por las ruinas de la aldea decía “Aquí existió un pueblo”. Unas buenas... unas malas · Cuando se realizó la ANE recordada como la de “la crisis”, se podría decir que el proceso de formalización de la queja fue el correcto. Un grupo de personas consideró que era necesaria la realización de una ANE, juntó las firmas, dió los motivos y dicha Asamblea se realizó. Muchas quejas quedaron dando vueltas como el gasto que implicó para los del interior participar en dicha ANE, y la disconformidad de los peticionantes ya que la decisión fue contraria a su pedido, pero fuera de estas cuestiones el proceso de formalización fue correcto. (una buena) · Respecto del Voto de los jóvenes - tema que lleva más de una Asamblea - en éstos últimos cuatroaaños se ha insistido mucho con el deseo por parte de distintos sectores institucionales de que los jóvenes voten. Si bien existe una resolución de la ICJ, que se presta al menos a dos lecturas distintas en especial en lo que se define como “Organo Asociativo” –cuestión central para arrojar luz sobre el tema- recién éste año en la lista de misceláneas se realizó un debate con cierta profundidad de los aspectos legales del voto de los jóvenes en Scouts de Argentina, y se encuentra disponible tiempo antes de la Asamblea aquello que debió estar desde el principio: un informe legal. Esto nos lleva a pensar en los años que se debate e insiste en el tema desde el discurso político cuando en realidad el discurso político no puede dejar de asentarse en el discurso jurídico (en nuestro país, a diferencia de otros países como Chile y Uruguay la mayoría de edad es a los 21 años y no a los 18). Podría pensarse claramente en un error inicial en la formalización de la queja y del pedido que no ha sido sin consecuencias en las relaciones entre los distintos actores institucionales. · Respecto de la Gestión del CD – CE (de acuerdo al punto en que cada sector asiente su queja) ocurren dos gruesos errores en la formalización que no son sin consecuencias para la asociación en su conjunto. Existe un malestar lógico, real y una situación económica nacional para nada obviable respecto a los costos de ser scout en Argentina. Esto seguramente ha llevado a pedido de becas y disminución de la membresía. Más allá de lo esperable, si uno lee la composición de delegados para la próxima Asamblea Nacional llama poderosamente la atención la disminución de la membresía en especial en distritos o zonas que cuestionan fuertemente la gestión asociativa; distritos que tienen “cero beneficiarios” o menos cantidad de beneficiarios que un Grupo Scout chico y que no tendrán representación en la Asamblea Nacional (lugar en el que los cambios de gestión son posibles mediante la elección de autoridades o mediante la inclusión de temas que hagan a un cambio de gestión asociativa). Respecto de ésta situación existen dos posibilidades de análisis: la primera es que realmente dichos distritos o zonas no tienen ninguna posibilidad económica pero no se sabe en lo concreto si han gestionado becas para lograr estar incluidos en la asociación; la segunda es que por disconformidad con la gestión se haya decidido no pagar la cuota asociativa lo que expresaría un grueso error en la formalización de la queja porque se lesiona el ingreso general de la asociación (generando obviamente serias dificultades) y a su vez, se lesiona la posibilidad de participación en la Asamblea Nacional, lugar en representantes de dichos distritos o zonas pueden decidir sobre la gestión, el presupuesto, y la política de cuota afiliatoria ya que de la misma surgen los mandatos para el Consejo Directivo (además de ser el lugar en donde se eligen los Consejeros Directivos) Dentro de la queja respecto de la Gestión Institucional algunas personas o sectores asociativos proponen no aprobar el balance asociativo como un modo de rechazar la gestión del CD – CE. Nuevamente nos encontramos ante un grueso error en la formalización de la queja respecto de la gestión. Si el balance está bien se debería aprobar, si está mal no se debería aprobar. Desaprobar el balance por estar en contra de una gestión no deja de ser irracional y sus consecuencias seguramente no serán menores. Si la Gestión debe ser cambiada los distintos sectores institucionales tienen los mecanismos para hacerlo: mediante la elección de autoridades o mediante el impulso de proyectos o líneas de trabajo a ser votadas en la Asamblea Nacional. Si existiesen cuestiones ilegales, está la justicia para formalizar las diferentes denuncias. · Como último punto respecto de la Formalización de la queja quisiera señalar, en ésta época de elecciones un error que no es menor, y me refiero respecto de las elecciones a Presidente o Consejeros de la Institución. Cualquier candidato puede presentarse y decir de qué manera ve a la asociación y cual sería el estilo que intentaría llevar adelante en el órgano al que pertenecerá, pero no puede hacer promesas, dado que si bien la elección es individual, el cargo que ocupará se encuentra atravesado por múltiples circunstancias, como son la pertenencia a un Consejo Directivo que a su vez está atravesado por las decisiones que toma la Asamblea Nacional. Plantear “plataformas políticas” es un grueso error conceptual y al menos muestra cierto desconocimiento del cargo que se va a ocupar. Si nos remitimos a los Estatutos de la Organización el Presidente de la asociación no es el Presidente de la Nación que puede fijar políticas y estilos de gestión per se; es un miembro más del CD elegido de otra manera y con otras responsabilidades, pero no depende de él las políticas asociativas sino de las decisiones de la Asamblea Nacional a las que debe remitirse el Consejo Directivo en su conjunto. Plantear plataformas políticas o decisiones a tomar es un grueso error de formalización, porque en realidad es en la Asamblea Nacional donde deben ser fijadas esas pautas, esto es ineludible; posteriormente el Consejo Directivo operativizará dichas decisiones. Si bien en cualquier organización son importantes las personas y sus estilos, corremos el riesgo de constituir “Personalismos” tan típicos en la estructura “democrática” que venimos viviendo en nuestro país desde los albores de nuestra historia. Nos debemos como asociación el buscar los mecanismos lógicos de formulación de las quejas, y a su vez renunciar a la queja sorda, rabia y enojo. Es parte de una ética del Bien-decir, que se oponga al contínuo mal-decir en el que por ahí nos encontramos embrollados, y que generan consecuencias a veces inimaginables en todo el cuerpo asociativo. No es fácil “sostener con el cuero lo que se dice con el pico”, pero el esfuerzo lo vale... es quizás la única forma de marchar hacia una cultura asociativa de la construcción social de la asociación, y no del enfrentamiento que lo único que provoca es el desmembramiento institucional, impactando también en nuestra tarea con los niños y jóvenes. |
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