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¿Verdad - consecuencia?

Búho Terco

           A veces con Perdiz Apacible, motivados por el crecimiento y desarrollo de nuestros hijos, encontramos placentero y reconfortante recordar otras épocas; aquellas de los juegos de la infancia y la adolescencia. Quizás Uds. Recuerden el conocido “verdad – consecuencia” generalmente jugado por chicos y chicas en la pubertad y adolescencia. 

-         ¿Verdad o consecuencia? – alguien decía. 

Si la persona elegía “verdad” inexorablemente al formulársele una pregunta debía contestar con la verdad. Si la persona elegía “consecuencia”, se pagaba con una “prenda” que uno nunca sabía bien de que se trataba. De esta forma parecía en esa época que la verdad no tenía consecuencias, y que las consecuencias ocultarían la verdad; una visión tan simple como suponer que porque en el juego se elija “verdad” uno no tiene que pagar nada. 

            Hilando más fino en el juego, podemos darnos cuenta que la verdad siempre tiene consecuencias… porque cuando contestábamos que “X” piba nos gustaba sabíamos que ello no iba a ser gratuito, que algo iba a pasar con lo que decíamos, para bien o para mal; pero en tanto lo enunciábamos sólo restaba esperar cuáles serían las consecuencias de nuestros dichos. Es una ilusión pretender elegir “verdad” sin que esto traiga ningún tipo de consecuencias, una postura inocente que algunos socios alientan de forma que a esta altura no puede considerarse inocente, el tema es no caer en la trampa. 

            Existen muchas personas presas aún hoy en esta ilusión, aquellas que suponen que la Asociación es una especie de “mundo fuera del mundo” en el que proyectan sus fantasías más extrañas, entre ellas encontramos las siguientes: 

  • Que alguien si es despedido de la Asociación, por “Honor” no debiera hacer ningún tipo de reclamo laboral o de otro tipo. Lo peor de esta ilusión es que parece negar que la Asociación no es un “mundo fuera del mundo” ya que la legislación de nuestro país es totalmente vigente en esta especie de “Alicia en el país de la maravillas” que estos miembros activos se inventan; si a esto le agregamos que en nuestro Proyecto Educativo alentamos la defensa de los Derechos de las personas ¿Qué honorabilidad encontramos en juzgar a otro porque no quiere renunciar a sus derechos? ¿no es una postura que raya la perversidad?
  • Que los empleados de la Asociación por ser Scouts no debieran agremiarse o reclamar… una apreciación fantástica nuevamente inconsistente para quien más allá de ser Scout trabaja en la Asociación como cualquier otra persona que trabaja en otros lugares para subsistir y poder tener una vida más o menos digna.
  • Que Transparencia pasa por no hacerle caso a los abogados de la Asociación, aunque los mismos digan que hay cuestiones que no pueden darse a publicidad porque se pone en riesgo el patrimonio de la Asociación… porque decir tiene consecuencias, no es que es “oscuro” como a muchos consumidores del “morbo” institucional les encantaría, sino que si un proceso por definición es CONFIDENCIAL sencillamente es CONFIDENCIAL; los organismos de contralor harán su trabajo y presentarán su informe a los socios, para eso existen; y si los abogados dicen “informen ahora” así se hará.
  • Que la Asociación tiene muchísimo dinero y que en realidad no se sabe administrar, esta opción es muy interesante porque desresponsabiliza a quienes eligen una cuota social que inviabiliza económicamente a la Asociación no pudiendo afrontar gastos fijos; eliminando los fondos para uso de la Misión Asociativa y haciendo que se tomen decisiones dolorosas en los distintos niveles.

Lo peor de todo, es que estas cuestiones terminan conformando para un pequeño grupo de personas un conjunto de supuestas “verdades” institucionales que son gritadas y publicadas en los distintos medios oficiales y alternativos (listas y Blogs), generando “consecuencias” de las que nunca se harán cargo porque la culpa siempre es de los demás… apuntando a generar una especie de “profecía autocumplida” a partir de la tristeza e impotencia generada en los lectores que caen en la trampa.

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