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¡El Lobo, el Lobo!

Buho Terco

 

Haciendo un poco de historia, uno podría decir que cuando en nuestro país un gobierno ha asumido sus funciones, siempre ha dado un discurso sobre “la necesidad de que en este momento nos encontremos todos unidos para solucionar los problemas que aquejan a nuestra nación”. No es menos cierto que cuando los gobiernos han hecho esto, la mayoría de las veces ha sido para que la oposición se sume y avale los proyectos que llevan adelante, por lo que podríamos decir que generalmente no ha sido más que otra de las acostumbradas maniobras políticas a las que nos tienen acostumbrados los políticos de nuestro país… pero también sabemos que han existido momentos en nuestra historia en los que ha sido necesario arriar momentáneamente algunas banderas, legítimas de por sí, por un bien superior que ha sido el de la nación. En lo personal recuerdo haber participado en la que quizás muchos no recuerden o desconozcan “multipartidaria” juvenil (era muy pibe), cuando la urgencia nacional era el regreso de la democracia a nuestro país, como así recuerdo la reacción del pueblo ante la amenaza de disgregación del estado por el peligro de un nuevo golpe de Estado, o la enorme parálisis y desesperación sufrida no hace muchos años en la crisis del 2001 que, posiblemente ante la falta de acuerdo de los distintos actores políticos sobre quienes debían continuar con el orden institucional, el proceso nos llevó a que el mundo nos conozca por la enorme cantidad de presidentes que cambiamos en muy corto tiempo. 

Tanto en los grandes niveles de la política como en las micropolíticas de las instituciones suceden estas cosas, desde la sociedad de fomento, unión vecinal, el club y… los scouts. Siempre que una gestión asume se trata de “la necesidad de que en este momento nos encontremos todos unidos para solucionar los problemas que aquejan a nuestra asociación”. Si bien tenemos una corta historia (4 presidencias), a esta altura todos estamos apiolados que cada uno de los sectores, de acuerdo a cuando le toque la presidencia, es esperable que diga algo así. El problema de la credibilidad respecto a esta “necesidad de que en este momento…” se podría resumir en el cuento de “Pedrito y el lobo”; para los que no lo conocen, Pedrito era un pastor de ovejas que gustaba hacer chistes a sus amigos asustándolos con que venía el lobo y les iba a comer el rebaño, entonces un día gritó ¡El lobo, el lobo! Y sus amigos acudieron a ayudarlo; otro día hizo lo mismo, y así tres o cuatro veces más, hasta que un día apareció el lobo y desesperado como a gritar ¡El lobo, el lobo! Y sus amigos no acudieron, como resultado el rebaño fue diezmando por dicho animal. 

            Como todos sabemos, Scouts de Argentina se encuentra enfrentando y a la espera de una sentencia definitiva del juicio más importante de su historia, y de la historia de las Organizaciones No Gubernamentales que trabajan voluntariamente en nuestro país. En nuestro caso somos una Institución educativa que tiene una misión concreta que es la educación en los valores desde la Educación No Formal (Educación sistematizada que complementa la Educación Formal brindada por el Estado) utilizando un método educativo propio, un Programa destinado a los niños y jóvenes de nuestro país, conteniéndolos, brindándole un horizonte y esperanza de construir una vida digna de ser vivida con fuertes valores ciudadanos y de compromiso con la justicia social. Otras Organizaciones que se ven indirectamente afectadas por esta sentencia judicial, son aquellas que brindan contención a niños y jóvenes, aquellas que brindan alimentación como los comedores infantiles, aquellas que, como nosotros, complementan al Estado en las funciones que aún no ha podido recuperar (luego de la segunda década infame de nuestra historia, los tristes años 90) respecto de la atención integral de la niñez y juventud de nuestro país, para que sea un hecho la plena vigencia de los Derechos de los Niños, y por qué no, de los derechos de los jóvenes de poder pensarse y plantearse un futuro posible que no los condene a la marginalidad o al desamparo social. ¿Cómo se encuentran afectadas?: sencillamente por la sentencia en sí misma, que pasa a ser un antecedente que posiblemente será utilizado en cualquier otro juicio en el que se reclame indemnización por un lamentablemente accidente que sufra un niño, adolescente o joven en cualquier organización en la que desarrolle sus actividades. Esto nos lleva a pensar en muchas cosas, como por ejemplo la manera en que los gobiernos han cedido cuando los empresarios presionaron para que las ART tengan un “tope” de pago por los causales de enfermedades profesionales, accidente o muerte del trabajador; o por ejemplo cuando en caso de “emergencia nacional” se han bajado los valores de las indemnizaciones o a las mismas se les ha puesto un tope; todo esto en beneficio de los empresarios que conforman Asociaciones con fines de lucro por lo que no solo producen sino que ganan dinero (y mucho, basta informarse de la brecha existente entre ricos y pobres en nuestro país). En el caso de las Asociaciones Civiles sin fines de lucro, quizás tarde, caemos en la cuenta que no contamos con ningún tipo de protección, de “tope” que equilibre la tensión que se produce entre los derechos de la mayoría por sobre los derechos individuales; aquellos que no producimos mercancías y “producimos” contención social, educación, ciudadanos responsables para con su país y con la sociedad; aquellos que cubren las necesidades de alimentación de los niños, que brindan contención social a la enorme cantidad de niños y jóvenes en situación de indigencia y pobreza; aquellos que a través de sus actividades formamos parte de  los agentes de prevención más importantes del tejido social respecto de temas como la delincuencia juvenil, algunas enfermedades como el VIH,  el consumo de drogas; aquellos que voluntariamente trabajan a su vez con niños y jóvenes que ya han cometido algún tipo de delito o se encuentran intentando salir del consumo de sustancias… todos estos “aquellos” agrupados en las Asociaciones Civiles sin Fines de lucro que trabajamos por la niñez y la juventud de nuestro país, nos encontramos finalmente desprotegidos a la hora de tener que hacernos cargo monetariamente de nuestra responsabilidad para enfrentar algo que de por sí no tiene precio, porque no creo que nadie que tenga un poco de corazón pueda pensar que la vida de un niño, o las secuelas de un accidentes tienen un precio justo… es muy difícil ponerle precio a lo que no se tiene, tanto para el niño, la familia, y los propios dirigentes a los que les compete algún tipo de responsabilidad por el hecho de que en ese momento el niño se encontraba a su cargo. 

            Generalmente en los grupos solemos pensar  que las cosas terribles  le suceden a los demás, nunca a nosotros, porque tomamos las medidas adecuadas para que no ocurran ciertas cosas; el tema es que en mayor o menor medida a veces nos toca ser protagonistas de un accidente en el que nos pegamos un susto y queda ahí nomás, o de un accidente que pasa a mayores por el tipo de daños que la víctima del mismo padece, o del caso de una muerte producida ante un hecho determinado. Es en esos momentos cuando lo intangible de pertenecer a la asociación se hace más tangible que nunca. Estamos acostumbrados a cuestionar y criticar a la Organización que nosotros mismos formamos, y esto de por sí es justo porque no existe la perfección institucional y sería iluso pretender que no existan distintos pensamientos políticos respecto de la institución en sí misma, pero no estamos acostumbrados a darnos cuenta de la importancia de pertenecer y de la necesidad implícita de que la asociación exista, no sólo por la cobertura de un seguro, sino porque en esos momentos toda la organización se pone al servicio de las familias y de los dirigentes que están pasando por este trago amargo, de hecho he sido testigo de cómo ante un accidente terrible sucedido en mi ciudad tanto el Presidente como el Director Ejecutivo viajaron inmediatamente para colaborar en la contención y para ofrecer con la mejor voluntad del mundo todo aquello que la familia y el grupo necesitaran y estuviera al alcance de la asociación. Como vemos no es un tema sólo de cobertura de un seguro, sino del respaldo  en todos los sentidos a quienes padecen una situación de este tipo. De la misma manera podría nombrar muchos otros casos de presencia, tangibilidad, que va mucho más allá de “tengo un seguro y que se haga cargo el seguro”, el contrato social de una institución implica que al pertenecer todos nos solidarizamos entre quienes compartimos la Misión de la asociación: afectivamente, brindando contención, brindándonos cuidados, respondiendo incluso solidariamente en lo económico. 

La futura sentencia del juicio mas importante en la historia de las Asociaciones Civiles no es sólo una cuestión económica; se ha convertido antes que nada en una prueba a nuestro sentido de pertenencia asociativa, de nuestra importancia por el otro, de nuestro estar juntos dentro de una asociaciones llena de fallas pero que en cada grupo se esfuerza por cumplir con la Misión Asociativa. ¡El lobo, El lobo! De Pedrito, es el llamado de Pedrito a sus amigos pastores para éste no le devore el rebaño, y estamos en la misma situación que él, en este caso el Lobo es verdadero, no es un mero hecho de discurso acorde a tiempos de asumir cargos: ¿qué posición vamos a tomar respecto de este problema?. Esta es una pregunta que en esta época nos deberíamos estar haciendo todos, porque la indiferencia es la muerte de un grupo humano con fines comunes. Si bien se están realizando todo tipo de gestiones para resolver el cómo afrontar el resultado del juicio, no deja de ser cierto que hasta confirmar la solución de este problema los bienes de la asociación están en juego; y cuando digo bienes de la asociación todos tenemos en claro de qué se trata. No hablo de un edificio en Recoleta, eso es lo de menos, sino de sedes de grupos Scouts que están a nombre de Scouts de Argentina y que fueron construidas con el sudor, el trabajo y compromiso de distintas comunidades, en ellas sábado a sábado se lleva adelante como en cualquiera de los grupos, la Misión de nuestra asociación. Se trata del derecho de los niños de esos grupos de poder seguir siendo scouts, de poder seguir jugando y formándose en los valores, se trata de pertenecer, de la solidaridad activa que en estos tiempos necesitamos, de suspender los internismos en pos de solucionar un problema que nos guste o no es de todos y no sólo de la gestión actual; nadie que se precie como Scout debiera hacerse el distraído con lo que nos pasa y decir “a mí no me toca” porque se mentiría; una vez solucionado volvamos a los internismos, pero en este momento seamos prudentes políticamente, porque no se trata de una gestión, se trata de la pertenencia a una Asociación que entre sus motivos de existencia es la solidaridad entre aquellos que la conforman, unidos en un mismo Proyecto Educativo, apostando de forma particular a la educación en los valores para que como decía BP se hagan realidad dos de sus sueños: más scouts, mejores ciudadanos y dejar el mundo en mejores condiciones de lo que lo encontramos. 

 

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