Aham Etat Na  - Advaita Vedanta 

Revision Mahatma Krishananda Ji

Aham Etat Na expresa enteramente, con la mayor exactitud que cabe en las palabras, la naturaleza del Absoluto que con tantos y tan diversos nombres y palabras se ha intentado describir, diciendo que es el incondicionado, el trascendente; la conciencia que incluye inconsciencia; la plenitud y solidez de cognición, conocimiento y pensamiento; el supremo, el indescriptible e incognoscible.
El pensamiento independiente del tiempo, la idea independiente del espacio, da en conjunto por naturaleza de Brahman la inmutabilidad, de modo que es un pensamiento, un conocimiento, una cognición, un solo acto o estado de conciencia, que no contiene ningún particular y sin embargo contiene la totalidad de todos los posibles particulares.
Es indivisible, no tiene partes ni hay en él movimiento ni espacio ni tiempo ni cambio ni mutación ni desigualdad sino que todo Él es igualdad en completísima condición de equilibrio y reposo, puro, inmaculado y sin forma.
También podemos decir que es inconsciencia, carencia de pensamiento y cognición y acción y emoción, porque cuando se considera “Esto” como el “No-Yo” y se niega el No-Yo, la conciencia remanente puede llamarse inconsciencia, como en el estado de sueño profundo; pero desde luego no es una conciencia particular como aquella en que la particularidad de el Esto como un esto o un aquello define el sujeto Yo y el objeto No-Yo. Sin embargo, incluye la totalidad de las particulares conciencias porque el No-Yo incluye todas las particularidades del Esto.
Analizado en dos partes el mismo pensamiento da:
1) Aham Etat, Yo esto, es decir, Yo soy este algo otro que Yo, un trozo de materia, un cuerpo material o físico.
2) Aham Etat Na, Yo no soy este algo otro que Yo, este trozo de materia, este cuerpo material o físico.
En estas dos subproposiciones, inseparables partes constituyentes de la sentencia, tenemos, todo el Samsara o esencia del proceso del mundo en cualquier punto del espacio o instante del tiempo en que se considere y en cualquier aspecto en que se le examine, animado o supuestamente inanimado, químico o mecánico, físico u orgánico, desde el nacimiento y muerte de un insecto con todos sus rítmicos aleteos hasta el nacimiento y muerte de un sistema solar con sus vastos ciclos girantes en el espacio y el tiempo.
Por lo tanto, la sentencia incluye la inmutabilidad y la mutabilidad. Incluye la plenitud de conciencia e inconciencia del Absoluto, desde el omniabarcante punto de vista, independiente del tiempo y del espacio, en que el Yo ha eternamente negado, abolido y aniquilado el No-Yo en su totalidad, sin vestigio alguno, dejando un perfecto equilibrio sin lucha, de reposo y ultérrima paz.
También incluye lo seudoeterno, lo seudoinfinito, lo in-de-finido, y técnicamente la ilusoria y Mayávica infinidad de incesantes identificaciones y separaciones del Yo y el No-Yo, en pequeña y grande escala, de suerte que cada identificación queda inmediatamente equilibrada por la separación y cada separación inmediatamente equilibrada por la identificación.
Así la Sarga o creación y el Pralaya o disolución siguen una a otra en infatigable e incesante rotación, a fin de remediar y mostrar temporáneamente y en un fútil y siempre renovado esfuerzo lo que está completo y simultáneo en el Absoluto.
Asi resulta que el método de la genuina Vedanta o repetida ción de atributos en el Supremo, como objeto de investigación para definirlo, y después refutar y retraer los atributos hasta que despojado de todos, quede el Supremo definido como in-de-finible, es también el método de todos los pensadores y el del proceso del mundo, o sea el de esforzarse en imponer atributos materiales en lo que carece eternamente de atributos, es decir, el interminable esfuerzo de definir el Espíritu - Atman - en términos de materia.
Aham Etat Na, este trascendente pensamiento, conciencia e idea - Samvit - sin tiempo ni espacio ni mudanza constituye y es el Svabava, la esencia y naturaleza del Absoluto, que es también idéntico a la totalidad del proceso del mundo.
Esta totalidad no se obtiene por la interminable adición de partes y momentos de tiempo y puntos de espacio externos a nosotros, sino percibiendo el conjunto del No-Yo con todo el espacio y el tiempo en nuestro interior, de modo que el pasado y el porvenir, lo posterior y lo anterior, lo atrás y delante se contraigan en el ahora y aquí, y las partes se resuman por abolición en el todo.
¿Qué méritos y cualidades o carencia de méritos y cualidades que en rigor puedan buscarse y demandarse en el Absoluto, sin las cuales no sería Absoluto, se prefieren?
¿No es el pensamiento independiente de toda otra cosa?
¿No lo contiene todo en sí?
El Absoluto es el incondicionado. ¿Qué condición perfecta cognición, esta completa idea, que es su no otro fin más allá de sí mismo, que es también su propio medio y no busca otro medio fuera de sí mismo para su realización?
Es un simple acto de conciencia para el que no hay antes ni después ni pasado ni futuro sino que es conmpleto en el eterno ahora o eterno presente, y completo aquí en el infinito punto.
Al contemplar el Yo ante sí todo el No-Yo, en un solo instante que incluye todo el tiempo, en un solo punto que abarca todo el espacio, en un solo acto que resume todo el proceso del mundo en sí mismo, niega el No-Yo, niega el Yo que sea cosa distinta del Yo, lo cual es una incontestable verdad que anula y sin embargo abarca todo posible pormenor de conocimiento porque todos los posibles “no-yos” que pueden ser conocidos están en el negado No-Yo.
Todas las condiciones posibles están dentro del Absoluto. Todas las contradicciones están en él.
Todo el relativo y todos los relativos están dentro de él. Y sin embargo, el Absoluto no se opone a ellos ni está fuera de ellos porque es el substrato y la posibilidad de todos ellos, mejor dicho, es ellos en toda su integridad, pues considerados en conjunto se neutralizan y equilibran recíprocamente. Todas las divisiones están en el Absoluto y sin embargo es indivisible, infrangible, consistente, sin partes ni número, más allá del número, porque el Uno y los Muchos están en él.
La adición que neutraliza la substracción y la substracción que invalida la adición, la multiplicación que se contrapone a la división y la división contrapuesta a la multiplicación, todos los posibles opuestos que constituyen el Samsara están presentes en el Absoluto en ecuación y equilibrio.
El Absoluto concilia los opuestos. Carece de atributos, es inatribuido (Nirguna). En él están el Ser y el No-ser. Trasciende el Ser y el No-Ser. Es Ser, es No-Ser. Es ambos. No es ni uno ni otro. Y sin embargo, inconfundible está en nosotros y alrededor de nosotros.
Es el constante y completo proceso de nuestra vida diaria. “Se mueve y no se mueve; está lejos y cerca; mora en el corazón de todas las cosas y está separado de todas ellas”. Lo es todo y todo está en él. Si afirma, pone en existencia el No-Ser (Anátmá). Si rechaza y niega, deja inexistente al mismo Anatma, dice: Yo soy Esto, y el Esto, el No-Ser, existe, dice: Yo no soy Esto, y el Esto, el No-Ser, deja de existir. Pero si dice simultaneamente ambas cosas en el mismo aliento ¿cuál es el resultado?.
Este interminable proceso que sin cesar surge de la nada a la existencia y se desvanece de la existencia en la nada.
Nosotros así lo vemos claramente, y sin embargo no podemos describirlo con acierto. En verdad se le ha llamado indescriptible (Anirvachanya) como también es indescriptible el proceso del mundo. Es el vacío (Shúnya) del Shunyavadi, cuando el Ser y el No-Ser se han neutralizado en mutua negación. Es la plenitud, siempre llena de ambos, en la afirmación siempre implícita y oculta en la entraña de la negación. Dos eternales hay en el Absoluto: el eternal “Yo” y el seudoeternal No-Ser. Sin embargo, no se limitan ni restringen en modo alguno porque sólo es un eterno y el seudoeterno no es. Están no obstante, allende el espacio y el tiempo, allende toda limitación y ni uno ni otro se limitan, sino más bien cada uno de ambos se acornoda en el otro, o mejor dicho, el otro se sume eternamente en el uno.
Nadie puede objetar la eternidad del puro No-Ser, además de la eternidad del puro Ser, aunque los dos son opuestos y no idénticos; y sin embargo, ambos inherentes y constituyen el Absoluto.
Si nos inclináramos a creer que la afirmación del Yo por el Yo y la negación del No-Yo implica dualidad, recordemos lo que esencencialmente es el No-Yo y qué importancia tiene su negación por el Yo. El No-Yo es la negación del Yo, y esta negación es la negación de la negación del Yo por sí mismo. ¿ Qué objeción cabe oponer a la afirmación de “Yo no soy No-Yo” o a la de Yo no soy nada más que Yo? ¿No equivalen a la afirmación de “Yo soy solamente Yo”? Y si así es, ¿dónde está la dualidad?
Parece surgir una duda cuando nos figuramos que el puro No-Yo no equivale a la totalidad de los particulares no-yos.
Tal es entonces lo indescriptible de que la totalidad del proceso del mundo es la interminable descripción.
La exacta, rigurosa y científica descripción forzosamente sería un himno, al podrá parecer algo místico al superficial observador, pero es estrictamente exacto.
La indescriptibilidad del Absoluto Brahman no es resultado de impotencia mental sino de la consumación del pensamiento.
Es indescriptible si sólo empleamos uno de los dos términos Ser o No-Ser, tal como se usan al tratar de las cosas relativas y limitadas; pero es completamente descriptible si empleamos ambos términos a la vez.
Según dijimos, se le han dado muchos nombres al Absoluto, y para evitar equívocos, lo designaremos con el nombre de Absoluto o de Brahman, como se le llama en Sánscrito. Parabrahman es lo mismo que Brahman con el enfático afijo Para, que significa supremo. También se le llama Paramatma, o supremo Atma, el supremo Ser.
En rigor, el Absoluto es tanto todo el No-Yo como el Yo; pero se le da el nombre del supremo Yo o supremo Ser, especialmente porque el humano, Jiva, según se infiere de lo expuesto, llega primero al Pratyagatma o Yo interno, el Yo universal, y una vez allí establecido, incluye en sí el seudouniversal No-Yo, y se identifica con el Absoluto al que entonces llama Paramatma, el Supremo Yo, porque si primeramente lo vio por medio del Yo universal, ahora ve que también contiene el No-Yo, y porque el Yo es el elemento, el factor del Ser en el trino Absoluto.
Dice el Shvestashvatara :
“Este musical sonido (Udgita) el AUM es el supremo Brahman. En él están los tres, bien indicados por las tres letras. Conociendo el secreto en ellas oculto, los conocedores de Brahman en Él se absorben y quedan libres de renacimiento.”
“Cuando el Jíva contempla intensamente con la lámpara del Atmá a Brahman, el nonato, el sin tiempo, el puro de todos los Tattvas, entonces queda libre de toda ligadura.”

OM