7 de diciembre de 2001
RACING: "LA FIGURA ES EL EQUIPO"
Bastía: el nuevo gladiador
Es el alma de Racing, el más fiel reflejo del conjunto de Mostaza Merlo, cuyas virtudes, según el mediocampista, son el orden que impone en todo momento, la garra y la personalidad. Y asegura que el único que lo superó claramente en el torneo fue Boca.
No soy un modelo. Soy fut-bo-lis-ta. No me hagas posar, si yo soy sencillo como un pañuelo...". Aunque nunca deja de sonreir, Adrián Bastía acepta a regañadientes someterse a la sesión fotográfica. No se opone, precisamente, por cortesía. El Polaco —no hace falta más que echarle un vistazo a su melena para comprender el porqué de ese apodo— es simple, cotidiano, no posee vedettismos. Tampoco reniega de sus raíces, aunque ahora tenga que acostumbrarse al cemento de Buenos Aires en vez de disfrutar los márgenes del río San Lorenzo.
En esa pequeña localidad santafesina, erguida a casi treinta kilómetros de Rosario, se crió Bastía, quien en verdad nació en la vecina Gobernador Crespo. Allí viaja cada vez que la pelota se toma un descanso. En ese rincón del mundo, "su rincón", disfruta de sus padres Rubén y Teresita, de su hermana mayor, Carina, y de los incondicionales amigos de siempre. Así es la bandera de Racing. Con apenas 23 años —cumplirá 24 en 14 días—, el número cinco, el pichón de Mostaza, es garra, corazón y personalidad. Un fiel reflejo del espíritu de un equipo que sorprende.
En tiempos en los que Racing es puro éxito, Bastía recuerda que pasó momentos muy difíciles cuando llegó a la gran ciudad. Pocos saben que estuvo a un paso de largar todo y pegar la vuelta a la casita de los viejos. "Muchas veces estuvo dando vueltas en mi cabeza la posibilidad de dejar todo y volver a San Lorenzo. Gracias a Dios, mi familia y mis amigos me contuvieron. Por eso les estoy eternamente agradecido. Y si llegamos a ganar algo se lo quiero dedicar exclusivamente a ellos".
El acento del campo no pierde el rastro en su voz. Y eso que hace cinco años que convive con los pegadizos modismos porteños. En una charla a solas con Clarín, casualmente en el verde paisaje que propone el Parque General San Martín, el Polaco no esconde su fe en una semana que puede terminar siendo única para Racing: la más gloriosa de los últimos treinta y cinco años. Nada menos.
—¿Soñabas en aquella época de penurias, cuando estabas alojado en la pensión de Berazategui, llegar a este momento?
—Siempre soñé con este instante. Para los chicos que venimos de las divisiones inferiores es especial, muy especial. Cada uno lo disfruta a su manera. Pero nosotros, los que vinimos de abajo, estamos viviendo un momento único.
—¿Son campeones?
—Estamos cerca de lograr algo importante que nos puede dejar marcados para toda nuestra vida. Pero aún falta. Hay que tener tranquilidad. Quedan tres partidos, tres finales para tratar de darle a la gente esa alegría que hace mucho se nos resiste.
—¿Qué significa Racing en tu vida?
—Tengo mucho cariño por este club. Es algo muy importante, hace un tiempo largo que estoy acá. Y te puedo asegurar que ya me siento un hincha más.
—¿Sos el alma de Racing?
—Todos ponemos nuestro granito de arena. Yo soy uno más que trata de colaborar con el equipo. Siempre para el equipo y para mis compañeros, sin egoísmo. Estamos arriba por la buena gente que hay en el plantel, porque somos un grupo bárbaro y dejamos todo en cada partido.
—¿Te gusta cómo juega Racing?
—Sí. El único que nos superó futbolísticamente fue Boca. Los demás equipos no demostraron ser más que nosotros. Creo que por eso somos punteros.
—¿Te molesta cuando dicen que ustedes no juegan bien?
—No, para nada. Si nosotros no jugamos bien y tenemos 37 puntos, ¿para los demás equipos qué queda? Sin jugar tan bonito logramos ganar muchos puntos. Y también tuvimos brillo en otros partidos.
—¿Y cuál es la clave para que Racing sea el puntero?
—Fundamentalmente, Racing es un equipo ordenado, que trata de imponer su juego. Aunque a veces no se pueda conseguir. En especial, nunca nos damos por vencidos. Nuestro amor propio es enorme. Podemos terminar cada partido, mirarnos a la cara y decir que dejamos todo en la cancha. El compromiso con el compañero es lo más importante.
—¿Es más difícil jugar bien cuando no se tiene una figura desequilibrante como, por ejemplo, D''Alessandro u Ortega?
—Seguro. A mí me encantaría tener en mi equipo a Ortega o a D''Alessandro. O jugar con Riquelme o Delgado. Tuve la suerte de jugar con el Chelo y me hizo muy feliz. Pero nuestra figura es el equipo. Somos conscientes de ello y estamos muy contentos con lo que estamos haciendo en este campeonato.
—¿Contra River jugaron el partido del campeonato?
—El partido del campeonato es contra Banfield, contra Lanús y contra Vélez.
—¿No te ves dando la vuelta olímpica?
—Sueño, claro. Pero tengo los pies sobre la tierra. Todavía falta.
Bastía debutó hace tres años en Primera, cuando Angel Cappa era el técnico. Pero Gustavo Costas y Humberto Maschio fueron los entrenadores que le dieron la oportunidad cuando a comienzos de 1999 lo llevaron a la pretemporada. Hoy, a kilómetros de aquellos momentos, es indiscutible en el equipo de Reinaldo Carlos Merlo, alguien que conoce de pe a pa el puesto de volante central.
—Desde tu debut hasta hoy, ¿en qué aspectos fuiste evolucionando?
—Crecí en el juego, ya no me expulsan tanto como antes... La llegada de Merlo y el buen campeonato que estamos haciendo me ayudó mucho en mi progreso. Mostaza es un técnico con el que se puede hablar, te da consejos.
—Hasta llegó a decir que jugás mejor de lo que lo hacía él...
—Yo no lo vi jugar mucho. Trato de hacer mi juego y Mostaza tiene mucho que ver en el momento que estoy viviendo.
No hay caso, no se deja seducir por el flash. Repite que no le saquen fotos, que lo suyo es la pelota. Y aunque diga que sólo es un "fut-bo-lis-ta", es mucho más. Es el alma de Racing.