EL TROTAR COMO UN FILOSOFAR

En algunas de estas notas me he referido a que en su origen griego la filosofía era una enseñanza dirigida a salir de la ignorancia para poder vivir mejor, en la armonía del cuerpo y el alma. Más adelante, cuando se crearon las universidades, en la llamada Edad Media, ésta se convirtió en la exposición de conocimientos abstractos, a veces bastante dogmáticos y poco expuestos a la crítica y el diálogo. Actualmente se está volviendo, en alguno casos, a pensar en la filosofía como una forma de vida, a veces desde posiciones interesantes, abiertas, otras desde intereses puramente comerciales y engañosos. Creo que en los últimos números de la revista deportiva El corredor, que ha cumplido recientemente siete años y en la que colaboro con reportajes y crónicas, hay algunas muestras contundentes de estas filosofías con ejemplos emocionantes, de lo que voy a denominar " el trotar como un filosofar ". El primer ejemplo es el que desplegaron en una magnífica nota Carla Rios y Gerardo Oemig entrevistando al norteamericano Robert Kraft, conocido como Raven (cuervo). Este trotador místico, que no compite, de 53 años, desde hace 29 años no ha dejado de trotar un solo día sus ocho millas diarias sin importarle el tiempo transcurrido, sobre las blancas arenas de Miami Beach. Es un extraño lider de un grupo de trotadores anónimos que se va renovando, él los acompaña y espera, comenta Raven sabiamente : " En el correr como en la vida, cada uno tiene su paso...". El hombre lleva también un registro de sus acompañantes y todos se llevan un sobrenombre. Escriben Carla y Gerardo : " Lo divisamos por primera vez a la distancia, apenas un punto emergiendo del espejismo tropical. Al aproximarnos observamos su paso, parecía el de un ave indecisa a punto de alzar vuelo. El hombre de negro ( pantaloncillos, vincha, zapatillas, rodilleras y anchos lentes a tono ) se volvería figura inconfundible, longilínea y desgarbada. Al cruzarlo nos obsequió un saludo...atención que se repetiría sistemáticamente en cada nuevo encuentro. A partir de ese día no hubo trote en el que en algún punto del recorrido por la playa, tarde o temprano no diéramos con Raven. El jamás faltaba a la cita..." El segundo ejemplo que quiero mencionar es el traído por Jorge Fernandez Torre, en una de las mejores notas que he leído en la citada revista, " Don Florencio, el trotador de Chacarita ". En ella relata su experiencia con un hombre con don Florencio, un hombre cercano a los 70 años, que llega diariamente a las 10 hs. en bicicleta a una playa de estacionamiento ubicada en Corrientes y Federico Lacroze, en la ciudad de Buenos Aires. Jorge le pregunta : " Usted corre siempre en este lugar - Sí, está cerca de casa y a metros de mi futuro hogar ( señalando con un ligero movimiento de su vista el imponente paredón del cementerio ) ". El hombre corre 60 minutos diarios alrededor de la playa ( ésta sin arena ), persignándose cada vez que cruza un coche funerario. Escribe Jorge : " Hay un Raven en la Argentina. Yo lo he conocido. Posee un extraño récord que difícilmente alguien pueda igualar : es el hombre que más veces ha hecho la señal de la cruz, en jornadas de entrenamiento. " Además de no competir, don Florencio no pronuncia la palabra correr sino "trotar". Cierra la nota diciéndonos que " ...quién pase por la playa de estacionamiento del cementerio de la Chacarita, puede tener la oportunidad de conocerlo. No lo busque del otro lado del paredón porque probablemente se trate de un inmortal. " Creo que estos son dos excelentes ejemplos del trote como una filosofía de vida. Es cierto, a nosotros, los corredores, nos gusta competir. Pero creo que vamos aprendiendo a disfrutar de todo el marco social, amistoso, de las competencias y de los entrenamientos. Mi actual entrenador Jorge Monín, a pesar de haber sido campeón nacional de los 5000 m. suele decirnos que entrenar la técnica y practicar los ejercicios musculares ayudan a sentirnos mejor y disfrutar cada vez más del trote sin torturarnos por los registros cronométricos, las buenas performances deben ser un resultado, no el principio obsesivo del correr. En resumen, entrenar bien para mejorar nuestro modo de vida y nuestro estado de animo cotidiano. Me queda poco por decir, he elegido esta vez los textos y los dichos de otros, algunos amigos, dos grandes maestros. El profesor de historia y corredor pedestre Carlos Bautista cierra una semblanza sobre Platón y la actividad atlética de esta manera : " Correr es una disciplina que aveces resulta muy dura. Por bien preparado que uno esté físicamente, llega un momento en que seguir y terminar la carrera es una cuestión de decisión, disciplina y voluntad. Cruzar la meta es toda una experiencia, en la cual uno aprende todo lo que es capaz de conseguir cundo nos proponemos algo. Ese esfuerzo por lograr nuestra metas, como nos enseña Platón, es el mayor premio al que debemos aspirar. " Tomando estas hermosas palabras añado que Raven y don Florencio, maestros trotadores, ponen en los suyo esta misma decisión, disciplina y voluntad, porque cultivan el arte del trotar como un filosofar, siguiendo, tal vez sin saberlo, las ideas del filósofo alemán Federico Nietzsche : " Y esta es mi doctrina, quien quiera aprender alguna vez a volar, tiene que aprender primero a tenerse en pie y a caminar y a correr y a saltar y a trepar y a volar por encima de todas las cosas. "