El amor es el padre de todos los comienzos, por Jason Shinder
Voy hacia una mujer
como voy hacia el océano. Me tiendo
sobre ella como una balsa
cuando el deseo de flotar
no importa tanto. Yo soy el ángel
las sencillas hojas en su aliento.
Entreabro su corazón
como una rosa
y saco afuera la abeja. Algunas veces,
tarde en la noche, me siento en el borde
de la cama imaginando
dando forma a las palabras
con que la confortaré
y huelo la oscura,
ondulante hierba en sus axilas.
En Agosto pongo un paño frío
en su frente.
Yo siempre saco dos vasos.
Cuando abro la puerta del coche
para ella no puedo imaginar otra cosa
que estar en casa,
yaciendo en la cama, en casa.
Y cuando ella está
ausente veo a través de ella
la puesta de luna
en el suelo
con la forma de un reloj de arena.
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