Antoine de Saint-Exupéry
EL PRINCIPITO

Sé que en algún lugar del mundo, existe una Rosa única, distinta de todas las demás rosas, una
cuya delicadeza, candor e inocencia, harán despertar de su letargo a mi alma, mi corazón y mis riñones. A esa rosa, donde
quiera que esté, dedico este trabajo, con la esperanza de hallarla algún día, o de dejarme hallar por ella.
Existe... rodeada de amapolas multicolores, filtrando
todo lo bello a través de sus ojos aperlados, cristalinos y absolutamente hermosos...
"Sólo se puede ver bien con el corazón. Lo esencial resulta invisible a los ojos".
EL PRINCIPITO
I
Cuando yo tenía seis años vi en un libro sobre la selva virgen que se titulaba "Historias
vividas", una magnífica lámina. Representaba una serpiente boa que se tragaba a una fiera. Esta es la copia del dibujo.

En el libro se afirmaba: "La serpiente boa se traga su presa entera, sin
masticarla. Luego ya no puede moverse y duerme durante los seis meses que dura su digestión".
Reflexioné mucho en ese momento sobre las aventuras de la jungla y a mi vez logré trazar con un lápiz de colores mi primer
dibujo. Mi dibujo número 1 era de esta manera:

Enseñé mi obra de arte a las personas mayores y les
pregunté si mi dibujo les daba miedo.
-¿por qué habría de asustar un sombrero?? - me respondieron.
Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digiere un elefante. Dibujé entonces el interior de
la serpiente boa a fin de que las personas mayores pudieran comprender. Siempre estas personas tienen necesidad de explicaciones.
Mi dibujo número 2 era así:

Las personas mayores me aconsejaron abandonar el dibujo de serpientes boas, ya
fueran abiertas o cerradas, y poner más interés en la geografía, la historia, el cálculo y la gramática. De esta manera a
la edad de seis años abandoné una magnífica carrera de pintor. Había quedado desilusionado por el fracaso de mis dibujos número
1 y número 2. Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que
darles una y otra vez explicaciones.
Tuve, pues, que elegir otro oficio y aprendía pilotear aviones. He volado un poco por todo el mundo y la geografía, en efecto,
me ha servido de mucho; al primer vistazo podía distinguir perfectamente la China de Arizona. Esto es muy útil, sobre todo si
se pierde uno durante la noche.
A lo largo de mi vida he tenido multitud de contactos con multitud de gente seria. Viví mucho con personas mayores y las he
conocido muy de cerca; pero esto no ha mejorado demasiado mi opinión sobre ellas.
Cuando me he encontrado con alguien que me parecía un poco lúcido, lo he sometido a la experiencia de mi dibujo número 1 que
he conservado siempre. Quería saber si verdaderamente era un ser comprensivo. E invariablemente me contestaban siempre:
"Es un sombrero". Me abstenía de hablarles de la serpiente boa, de la selva virgen y de las estrellas. Poniéndome a
su altura, les hablaba del bridge, del golf, de política y de corbatas. Y mi interlocutor se quedaba muy contento de conocer a
un hombre tan razonable.

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