LA
GRAN
NECESIDAD
DEL
SACRIFICIO
DE CRISTO

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ilustración ampliada haga click sobre ella (aquí se representa
al Señor hablando con Nicodemo como se relata en el pasaje de
Juan 3 que aparece a continuación).
Por
Adolfo Ricardo Ybarra ©
"Y, como Moisés levantó la serpiente en el
desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado;
para que todo aquel que en Él creyere, no se pierda, sino que
tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que
ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan
3: 14-16)
EL OBJETIVO DE JESÚS:
En el texto de la Biblia que hemos leído y que vamos a
considerar en este mensaje hasta el final, el Señor Jesucristo
se llama a sí mismo "el Hijo del Hombre",
es Jesús quien habla allí para afirmar la necesidad ineludible
de su propio sacrificio por nosotros cuando dice: "es
necesario que el Hijo del Hombre sea levantado [en
la cruz]".
Cierta vez viajé desde la ciudad donde vivo (llamada
Corrientes) hasta la ciudad de Buenos Aires (Capital de
Argentina, mi país); para eso tuve que adquirir un pasaje de un
coche con destino final en Buenos Aires; en mi pasaje estaba
marcado con una equis "Buenos Aires", las rutas unían
Corrientes con Buenos Aires y los choferes del coche tenían en
su mente llegar finalmente a Buenos Aires; que era el destino
final de ese viaje y también mi objetivo. Del mismo modo el Señor
Jesucristo vino desde el cielo a la tierra con un objetivo
preciso según su propio dicho:
"Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo
que se había perdido." (Mateo 18: 11)
"Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos."
(Mateo 20: 28)
El pensamiento del Señor Jesucristo era llegar a esa
culminación en donde daría su vida en la cruz; y como Él mismo
lo dice su sacrificio tiene el resultado positivo de salvar y
rescatar de la eterna perdición a muchas personas; y ¿quién se
salvará de entre todas las personas?: Los que crean en el
sacrificio de Jesús en lugar de ellos. La gran necesidad del
sacrificio de Cristo se entiende entonces cuando sabemos que ése
era el objetivo de Cristo para poder salvarnos, el tenía en su
mente la cruz y en su corazón las almas que venía a salvar; el
vino dispuesto a padecer la agonía de la muerte para que
nosotros no tengamos que padecer la agonía de la condenación
eterna.
LA NECESIDAD DE LAS PERSONAS:
Es el terrible estado y el destino de condenación de todos
nosotros lo que hizo necesario el sacrificio de Cristo; si
nosotros no hubiéramos estado perdidos y condenados con rumbo
directo al infierno no hubiera sido necesario que Jesús viniera
a sufrir el castigo que a nosotros nos tocaría; pero por nuestra
causa vino Él, para que nosotros no seamos condenados:
"Despreciado y desechado entre los hombres, varón de
dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de Él
el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó
Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros
le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas Él
herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados:
el castigo de nuestra paz sobre Él; y por su llaga
fuimos nosotros curados." (Isaías 53: 3-5)
La gran necesidad del sacrificio de Cristo nació de nuestra
gran necesidad de salvación.
Como dice la Biblia "fue menospreciado, y no lo
estimamos" muchas personas no comprenden todavía lo que
el sacrificio de Cristo significa para ellos; porque no ven la
necesidad de él. En un principio ni siquiera los discípulos de
Cristo entendían la imperiosa necesidad de este sacrificio como
nos narra la Biblia:
"Y [Jesús] comenzó a enseñarles, que convenía
que el Hijo del Hombre padeciese mucho, y ser reprobado de los
ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los
escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. Y
claramente decía esta palabra. Entonces Pedro le tomó, y le
comenzó a reprender. Y Él, volviéndose y mirando a sus discípulos,
riñó a Pedro, diciendo: Apártate de mí, Satanás; porque no
sabes las cosas que son de Dios, sino las que son de los hombres."
(Marcos 8: 31-33)
Pedro no sabía lo que decía; sin el sacrificio de Cristo
tanto Pedro como todos nosotros no tendríamos como salvarnos. Así
también muchísimas personas hoy todavía no se dan cuenta de
cuanto necesitan de este sacrificio. Pedro estaba con la mente en
otras cosas, muchas personas están con la mente en otras cosas y
no piensan en las cosas de Dios.
Pedro todavía no se reconocía a sí mismo como un pecador
perdido necesitado de urgente salvación; igualmente muchas
personas todavía no están verdaderamente convencidas de que son
seres pecadores y por lo tanto condenados, de allí que el
sacrificio salvador de Jesús no tenga para ellos la importancia
infinita que realmente tiene. Una cosa que puede ayudarnos a
entender nuestra condición propia desesperada en sí misma es lo
que Dios declara en la Biblia sobre todas las personas sin
excepción:
"¿Qué pues? ¿Somos mejores que ellos? En ninguna
manera: porque ya hemos acusado a judíos y a gentiles, [los
que no son judíos], que todos están debajo de pecado. Como
está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda,
no hay quien busque a Dios; todos se apartaron, a una fueron
hechos inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno:
Sepulcro abierto es su garganta; con sus lenguas tratan engañosamente;
veneno de áspides está debajo de sus labios; cuya boca está
llena de maledicencia y de amargura; sus pies son ligeros a
derramar sangre; quebrantamiento y desventura hay en sus caminos;
y camino de paz no conocieron: no hay temor de Dios delante de
sus ojos." (Romanos 3:9-18)
"Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la
gloria de Dios." (Romanos 3: 23)
En nuestras propias personas, así creamos ser los más buenos
de la tierra, no hay esperanza de salvación, no hay ni habrá méritos
suficientes para salvarnos; el primer hombre Adán fue condenado
por un solo pecado, y nosotros que somos pecadores desde la raíz
de nuestro ser, en nosotros mismos esperanza de salvación
no tenemos. Pero gracias a Dios Él nos envió a Jesús para
salvarnos y aunque no hay esperanza de nuestra parte, afuera
de nosotros está la salvación en Jesucristo para todos los
que crean en su sacrificio por nosotros, Él sufrió la condena
en nuestro lugar para que nosotros quedemos totalmente liberados
para siempre de toda condenación:
"Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la
gloria de Dios; siendo justificados gratuitamente por su gracia
por la redención que es en Cristo Jesús." (Romanos 3:
23-24)
Nosotros somos pecadores y no podíamos alcanzar la gloria de
Dios con nuestros méritos, ya estabamos condenados, pero Dios
ideó la forma para declararnos justos ("justificados")
en base a los méritos de otro, de Jesucristo, gratis, sin que
nosotros paguemos nada. Teniendo en vista que Cristo ya ha
cumplimentado por nosotros tenemos que saber reconocer
sinceramente nuestra condición de pecadores y aferrarnos
fuertemente al sacrificio de Cristo que nos salvará para siempre.
Grande es nuestra necesidad del sacrificio de Cristo.
JESÚS LA ÚNICA SALVACIÓN:
El sacrificio de Cristo no es una opción a elegir entre
muchas otras; porque este sufrimiento y muerte de Jesús es la única
forma establecida por Dios para nuestra salvación, es nuestra única
salida según lo que Dios nos revela en la Biblia:
"Pues que somos hoy demandados acerca del beneficio
hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado,
sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en
el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que vosotros
crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos, por
Él este hombre está en vuestra presencia sano. Éste es la
piedra reprobada de vosotros los edificadores, la cual es puesta
por cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salud;
porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres,
en que podamos ser salvos." (Hechos 4: 9-12)
Aquí Dios hace un milagro de sanidad en el nombre de Jesús a
través de dos de los apóstoles Pedro y Juan, luego ellos
predicaron el evangelio diciendo que en ningún otro que Jesús
hay salvación; esto es algo terminante que no admite ningún
tipo de agregados; también el propio Señor Jesús afirmó esto:
"Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida: nadie viene al Padre, sino por mí." (Juan 14: 6)
Sin Jesucristo, sin su sacrificio por nosotros, no habría
salvación alguna, y sólo en el nombre de Jesús, invocando su
nombre, creyendo en su sacrificio , seremos salvados de la
condenación:
"Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor,
será salvo." (Romanos 10: 13)
"Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí,
pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida,
preciosa; y el que creyere en ella, no será confundido."
(1 Pedro 2: 6)
"En el cual [en Jesús]
tenemos redención por su sangre, la remisión de
pecados por las riquezas de su gracia." (Efesios 1: 7)
La necesidad del sacrificio de Cristo es grande porque no hay
otros salvadores; Cristo es nuestra única salvación posible
LA GRANDEZA DE NUESTRO SALVADOR:
Jesucristo es Dios, Hijo de Dios; Él es de la misma
naturaleza divina que su Padre y que el Espíritu Santo que
procede del Padre y del Hijo, es todopoderoso, justo, no
arbitrario, de perfecta santidad, está en todas partes, sabe
todas las cosas pasadas presentes y futuras, creó todas las
cosas, es amor, es eterno e inmortal, no cambia nunca, es fiel y
digno de toda alabanza y ponderación y como Dios es el único
que salva:
"Mas yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto:
no conocerás pues Dios fuera de mí, ni otro Salvador
sino a mí." (Oseas 13: 4)
Con estas palabras Dios reclamaba a quienes se había
manifestado en ese tiempo, al pueblo de Israel, ser reconocido
como el único y verdadero Dios y como el único Salvador;
Dios no quiere que tengamos otros salvadores aparte de Él mismo;
eso sería algo injusto de nuestra parte; el único que podía
salvarnos era Dios mismo, así que sólo Jesucristo, que es Dios,
pudo venir a ser el Salvador del pueblo de Israel y también del
resto de la humanidad:
"De la simiente de éste [de David], Dios,
conforme a la promesa, levantó a Jesús por Salvador a Israel."
(Hechos 13: 23)
"Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha
enviado al Hijo para ser Salvador del mundo." (1 Juan 4:
14)
"... y de los cuales [israelita] es Cristo
según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas,
bendito por los siglos. Amén." (Romanos 9: 5)
Jesucristo es Dios, el único que puede salvarnos.
JESÚS: EL HIJO DEL HOMBRE:
En el pasaje de Juan 3.14-16 que estamos considerando, Jesús
se llama a sí mismo: "el Hijo del Hombre",
expresión que nos habla de la humanidad de Jesús como también
de su carácter representativo de la raza humana entera (no
olvidemos que Él nos reemplazó a todos en la cruz sufriendo
nuestra condenación). Jesús es verdaderamente alguien
maravilloso porque es una sola persona que posee dos naturalezas:
la naturaleza divina (que siempre tuvo) y la naturaleza humana (que
por su gran poder infinito Él añadió a su persona); así que
nuestro Señor Jesucristo es una persona que posee dos
conciencias a la vez: la conciencia en su divinidad y la
conciencia en su humanidad sin pecado. En el Antiguo Testamento
de la Biblia ya estaba profetizada siglos antes de que sucediera,
la venida de este Hijo nuestro (hombre), pero que era en realidad
de origen y naturaleza divinos:
"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es
dado; y el principado sobre su hombro: y llamaráse su
nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte,
Padre eterno, Príncipe de paz." (Isaías 9: 6)
Este hermoso pasaje de la Biblia profetiza el nacimiento de
Jesús, el Hijo del Hombre que vendría a salvarnos, a la vez que
afirma su divinidad. Cristo también es llamado "Padre
eterno" no porque sea el Dios Padre que es su Padre;
sino porque Él será para los que crean en Él un padre, Él
dice:
"He aquí, yo [Cristo] y los hijos que me dio
Dios [el Padre]." (Hebreos 2: 13)
El sacrificio de Cristo fue tan necesario que Él mismo asumió
la naturaleza humana para poder morir por nosotros.
JESÚS ILUSTRA SU SACRIFICIO:
En el pasaje de Juan 3.14-16 que consideramos, Jesús compara
su sacrificio con algo que había sucedido hace mucho tiempo
cuando dice "Y como Moisés levantó la serpiente en
el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea
levantado [en la cruz]", Jesús se está refiriendo
así a lo que la Biblia nos narra en el libro de Números capítulo
21 versículos 4 al 9:
"Y partieron del monte de Hor, camino del mar Bermejo,
para rodear la tierra de Edom; y abatióse el ánimo del pueblo
por el camino. Y habló el pueblo contra Dios y Moisés: ¿Por qué
nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto?
que ni hay pan, ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este
pan tan liviano. Y Jehová envió entre el pueblo serpientes
ardientes, que mordían al pueblo: y murió mucho pueblo de
Israel. Entonces el pueblo vino a Moisés, y dijeron: Pecado
hemos por haber hablado contra Jehová, y contra ti: ruega a
Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró
por el pueblo. Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente
ardiente, y ponla sobre un asta: y será que cualquiera que fuere
mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de
metal, y púsola sobre un asta, y fue, que cuando alguna
serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de metal, y vivía."
(Números 21: 4-9)
Vemos que el pueblo de Israel había pecado contra Dios
mostrando falta de fe e ingratitud para con quien les había
librado recientemente de la esclavitud en el país de Egipto
mediante grandes señales y prodigios entre los cuales estaba el
haber podido pasar el mar Rojo en seco (porque Dios les abrió un
camino en medio del mar para que pudiesen huir del ejército
egipcio que los perseguía, y una vez que terminaron ellos de
pasar el mar se cerró de nuevo sobre el ejército perseguidor);
además no supieron agradecer el alimento que Dios les daba cada
día milagrosamente (el llamado Maná) y además se quejaron de
tan gran ayuda diciendo que tenían fastidio de "este pan
tan liviano"; también protestaron por falta de agua
siendo que Dios ya les había provisto de agua milagrosamente
anteriormente y que la presencia de Dios estaba en medio de ellos
en forma de una columna de nube de día y columna de fuego de
noche.
Este pecado del pueblo de Israel atrajo el castigo de
serpientes venenosas que los mordían; y muchos murieron. El
pueblo se arrepintió y pidió perdón a Moisés y a Dios. El Señor
Dios proveyó la salida por medio de una serpiente de metal en lo
alto de un asta. Y cuando alguien era mordido, sólo miraba esa
serpiente de metal en lo alto del asta y milagrosamente vivía
por el poder de Dios.
El Señor Jesucristo declara: "Y, como Moisés
levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el
Hijo del Hombre sea levantado [en la cruz]";
cada persona está perdida por el pecado, como vimos, en esto
todos se parecen a esos israelitas que estaban perdidos por las
mordeduras de las serpientes venenosas; pero Jesús fue levantado
en la cruz de la misma manera que la serpiente de metal fue
levantada en un asta; y cualquiera que mire al sacrificio de
Cristo se salvará de la condenación eterna de semejante manera
que cuando los israelitas mordidos por las serpientes se salvaban
al mirar esa serpiente de metal en lo alto del asta.
Ésta es una magnifica ilustración que nos habla claramente
de cuán urgentemente necesario es el sacrificio de Cristo para
las personas.
MOISÉS SEÑALA A JESÚS:
En la época en que Cristo estaba en la tierra muchas personas
pensaban que podían salvarse mediante sus buenas obras y el
cumplimiento de la ley que Dios reveló por medio de Moisés;
pero Cristo les saca de su error diciéndoles que Moisés no
puede salvarles sino que por el contrario los condena:
"No penséis que yo os tengo de acusar delante del
Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien vosotros esperáis."
(Juan 5: 45)
Pero no obstante esto, la ley que condena también nos dice
donde está la solución: en Jesucristo el Salvador:
"Porque si vosotros creyeseis a Moisés, creeríais a
mí [a Jesús]; porque de mí escribió él [Moisés]."
(Juan 5: 46)
Moisés señala a Jesús.
Muchas personas hoy en día también creen que la forma de
alcanzar la salvación es tratando de cumplir la ley de Dios que
Él dio por medio de Moisés, es decir que están tratando de
salvarse mediante sus buenas obras. Dios advierte a todas las
personas en su Palabra que esa no es la forma de salvarse, Él
dice:
"Porque por las obras de la ley ninguna carne se
justificará delante de Él; porque por la ley es el conocimiento
del pecado." (Romanos 3: 20)
Nadie en absoluto podrá ser justificado (reconocido justo)
delante de Dios por las obras que haga; la ley de Dios no es el
camino de la salvación; Dios nos dice que la finalidad de la ley
es que reconozcamos que somos pecadores; pues viendo la ley
vemos, (si somos sinceros), que nunca la hemos cumplido a la
perfección y que por lo tanto ya estamos condenados. Pero
gracias a Dios que Él proveyó para nosotros la salvación en
Jesucristo; porque en la ley y en nuestros méritos no hay
salvación alguna. Los israelitas mordidos por las serpientes no
se salvaron por mirar a Moisés, en la persona de Moisés no
estaba la solución; la solución estaba en esa serpiente de
metal en lo alto del asta. La solución para nosotros no está en
la ley que Dios dio a Moisés; la solución está en Jesucristo
que fue levantado en lo alto de una cruz por nosotros.
Moisés todo lo que podía hacer era señalar humildemente
hacia arriba donde Dios había hecho colocar la serpiente de
metal en lo alto del asta; los israelitas mordidos sabían,
porque Moisés se lo había dicho, que debían mirar a la
serpiente de metal allá arriba. Cuando era niño muchas veces me
tocó izar la bandera en el mástil de mi escuela; y yo apenas
alcanzaba los alambres donde se ataba la bandera, de modo que debía
levantar mucho mi cabeza y mis brazos hacia arriba, y todos los
demás alumnos seguían con su mirada hacia arriba la subida de
la bandera. Estoy seguro de que el mástil donde estaba la
serpiente de metal era mucho más alto de lo que me parecía el mástil
de la bandera; la serpiente de metal estaba tan alta que todo el
pueblo de Israel podía verla desde lejos; Moisés en cambio
estaba abajo señalando hacia arriba. De la misma manera Cristo
está más alto y es superior a la ley; porque la ley sólo puede
condenar nuestros pecados; pero Cristo vino a salvarnos de la
condenación de nuestros pecados:
"Porque la ley por Moisés fue dada: mas la gracia y
la verdad por Jesucristo fue hecha." (Juan 1: 17)
La gracia trae salvación gratuita, para los que se
arrepienten de sus pecados y acuden al sacrificio de Cristo para
salvación; Cristo pagó completamente el precio de nuestra
salvación de manera que nosotros la recibimos gratis; sólo que
debemos tomar este regalo de las manos de Dios creyendo en Él,
es decir sólo por medio de la fe en el sacrificio de Cristo como
lo dice Dios:
"Porque por gracia sois salvos por la fe;
y esto no de vosotros, pues es don de Dios: No por
obras, para que nadie se gloríe." (Efesios
2: 8, 9)
La necesidad del sacrificio de Cristo es tan grande porque es
por la fe en ese sacrificio del Señor que nos salvamos y no por
nuestros propios méritos.
MOISÉS LEVANTÓ LA SERPIENTE:
Ya hemos visto que según la Biblia Moisés simboliza la Ley
de Dios y que la serpiente de metal representa a Cristo, tenemos
así que de la misma manera que la serpiente de metal fue
levantada por Moisés, así también Jesús fue levantado en la
cruz y fue crucificado, por la Ley de Dios:
"Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho
por nosotros maldición; (porque está escrito: Maldito
cualquiera que es colgado en madero)." (Gálatas 3: 13)
Cristo recibió sobre sí mismo la maldición de la ley, para
que esta maldición no siguiera sobre nosotros, porque recordemos
que la ley de Dios sólo puede condenarnos, porque lo merecemos;
pero por su gran amor, Cristo sufrió en lugar nuestro el castigo
por nuestros pecados, es decir por nuestras transgresiones a la
ley de Dios porque: "Cualquiera que hace pecado, traspasa
también la ley; pues el pecado es transgresión de la ley."
(1 Juan 3: 4). Entonces la única forma de que la condenación
de la Ley no siguiera sobre nosotros era que Cristo recibiera
dicha condenación sobre sí mismo; la gran necesidad del
sacrificio de Cristo se ve en esto también; Cristo fue el
pararrayos que atrajo sobre sí mismo el rayo de la condenación
para que no cayera sobre nosotros. El pararrayos tiene la
capacidad de atraer los rayos para que no caigan en cualquier
parte, el pararrayos conduce la energía eléctrica del rayo
hacia la tierra donde no puede hacer daño. Ahora, supongamos que
una persona tome en medio de una tormenta eléctrica la punta de
un pararrayos, el rayo no pasaría sólo a la tierra, también
pasaría a la persona; esto que parece una locura es lo que
muchas personas hacen, no dejan que Cristo atraiga solo el rayo
de la condenación, sino que ellos quieren asumir la
responsabilidad de atajar el rayo , es decir que se ponen debajo
de la ley como si ellos pudieran así salvarse; esto es un gravísimo
error como lo advierte la Biblia:
"Porque todos los que son de las
obras de la ley, están bajo de maldición. Porque escrito está:
Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están
escritas en el libro de la ley, para hacerlas." (Gálatas
3: 10)
Así que aceptemos al Señor Jesucristo como nuestro
pararrayos salvador y la condenación de la ley se apartará para
siempre de nosotros.
¿POR QUÉ UNA SERPIENTE DE METAL?:
¿Por qué Dios ordenó que el símbolo de Cristo en la cruz
fuera una serpiente de metal? Porque la serpiente de metal
recordaba a los israelitas las serpientes que los mordieron; de
la misma manera el sacrificio de Cristo y sus padecimientos por
nosotros nos recuerdan el pecado y el castigo que nosotros debíamos
sufrir. Cuando los israelitas miraban la serpiente de metal en lo
alto, recordaban su pecado, recordarían cuando protestaron
injustamente contra Dios, recordarían el momento terrible en que
una serpiente venenosa les mordió, recordarían el temor a la
muerte y tal vez el comienzo de una horrible agonía por el
veneno de la serpiente; y así serían conmovidos en su corazón
por la gran salvación que Dios les daba en la serpiente de
metal; ¡qué alegría! ¿dónde está el poder del veneno? ¿dónde
la agonía de la muerte? ¡Están vencidos, anulados por el poder
de Dios! Tal es la virtud que Dios concedió a esa serpiente de
metal en lo alto del asta. Y mayor aún es la virtud que Dios
concedió al sacrificio del Señor Jesucristo en lo alto de la
cruz:
"¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿dónde, oh
sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el
pecado, y la potencia del pecado, la ley. Mas a Dios gracias, que
nos da la victoria por el Señor nuestro Jesucristo."
(1 Corintios 15: 55-57)
"Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva
de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro."
(Romanos 6: 23)
El pecado nos deparaba una segura condenación; ya circulaba
dentro de nosotros el veneno mortal del pecado y sólo esperábamos
el desenlace horrible de la muerte y la eterna agonía del juicio
por nuestros pecados que la ley de Dios demandaba; pero Dios
levantó en la cruz esa maravillosa serpiente de metal que es
Jesucristo y mirando a Él obtenemos el regalo de la vida eterna,
la victoria contra la muerte y la condenación.
La serpiente de metal también nos recuerda que Cristo tomó
sobre sí mismo nuestra naturaleza humana y nuestro lugar en la
condenación; nosotros con nuestros pecados éramos nuestra
propia serpiente como dice el predicador Juan el Bautista el
precursor de Cristo en la Biblia:
"Y decía a las gentes que salían
para ser bautizadas de Él: ¡Oh generación de víboras!
¿quién os enseñó a huir de la ira que vendrá?" (Lucas
3: 7)
Y también en la carta del Apóstol Pablo a los creyentes de
la ciudad de Roma, Dios compara a todas las personas con
serpientes venenosas:
"Todos se apartaron, a una fueron hechos
inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno:
Sepulcro abierto es su garganta; con sus lenguas tratan engañosamente;
veneno de áspides está debajo de sus labios."
(Romanos 3: 12, 13)
Circula en nosotros el veneno del pecado, y es nuestro propio
veneno, Dios nos compara a serpientes venenosas que llevan veneno
en su boca. Nuestra naturaleza humana es pecaminosa, lleva el
pecado. Pero Jesús asumió esta naturaleza humana para sufrir en
nuestro lugar la condena que como a serpientes nos correspondía;
la diferencia está en que Cristo no tenía pecado. Nosotros
somos personas con pecado, serpientes venenosas; pero Cristo es
la única persona sin pecado; es una serpiente limpia y brillante
de metal, sin veneno y que imparte salvación al que mira a Él:
"Porque lo que era imposible a la ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios enviando a su Hijo en
semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne" (Romanos 8: 3).
"Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda
compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según
nuestra semejanza, pero sin pecado." (Hebreos
4: 15) .
Sólo Jesucristo, la única persona sin pecado, podía pagar
por nosotros.
LA GLORIA Y EL TRIUNFO DE JESUCRISTO EN LA
CRUZ:
Fue en medio de un desierto donde Moisés levantó la
serpiente de metal; de la misma manera Jesucristo fue levantado
en una cruz en medio de un mundo hostil y enemigo de Él; pero
aunque todos sus enemigos le colgaron de una cruz y se burlaban
de Jesús estando Él crucificado, era en realidad la hora en que
Jesús estaba asegurando su triunfo final; Jesús estaba
alcanzando su objetivo de dar su vida por nosotros para poder
rescatarnos; Él estaba logrando la salvación para nosotros.
"Y despojando los principados y las potestades, sacólos
a la vergüenza en público, triunfando de ellos en
la cruz." (Colosenses 2: 15)
La serpiente de metal podía ser mirada tanto de día como de
noche, de día por la luz del sol, de noche por la luz que
irradiaba la columna de fuego donde estaba la presencia de Dios;
porque Dios estaba siempre con su pueblo de Israel en el desierto
en forma de columna de nube de día y columna de fuego de noche:
"Así era continuamente: la nube lo cubría de día, y de
noche la apariencia de fuego." (Números 9: 16). La
noche no podía impedir que cualquiera de los mordidos pudieran
mirar la serpiente de metal brillando con el reflejo de la luz de
Dios. De la misma manera la noche tenebrosa de este mundo no
puede impedir que los que quieren salvarse miren a Cristo. La
muerte de Cristo en la cruz posee la gloria especial de Dios que
conmovió y seguirá conmoviendo a muchas personas, así ya
comenzó a ser desde el mismo día de su crucifixión:
"Y el centurión que estaba delante de Él, viendo que
había expirado así clamando, dijo: Verdaderamente este hombre
era el Hijo de Dios." (Marcos 15: 39)
PARA QUE FUE NECESARIO EL SACRIFICIO DE
CRISTO:
"Y, como Moisés levantó la serpiente en el
desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado [en
la cruz]; para que todo aquel que en Él
creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en Él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan 3:
14-16)
Nuestro texto de la Biblia nos dice para que fue necesario el
sacrificio de Cristo: "Para que todo aquel que en Él
creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna."
y también "para que todo aquel que en Él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna". Es en la cruz donde
Cristo obtuvo nuestra eterna salvación; de manera que somos
salvados cuando creemos en Él en ese punto especial de su muerte
por nosotros. Creeremos que Cristo es el Hijo Dios de la misma
naturaleza divina que Dios el Padre y que el Espíritu Santo;
creeremos que Cristo asumió la naturaleza humana, se hizo
hombre, pero sin pecado; creeremos en la gloria de su persona;
pero finalmente debemos creer que Jesucristo dio su vida en la
cruz para salvarnos y debemos tomar una decisión para aceptar su
sacrificio por nosotros; nadie debe dejar que la vida pase sin
aceptar el sacrificio de Jesús. Imaginemos que algún israelita
en el desierto, al ser mordido por una serpiente venenosa,
menospreciara y no mirara a la serpiente de metal que Moiséw les
levantó sobre un asta; esa persona se hubiera muerto por el
veneno de la serpiente; de la misma manera cualquiera que no crea
en el sacrificio de Cristo como su único medio de salvación,
será condenado eternamente. Nadie deje que esto le suceda;
Cristo salvará eficientemente a los que miren a Él.
Todos estamos condenados por el veneno mortal de nuestros
pecados, no hay remedio humano para esta enfermedad; pero en el
sacrificio de Cristo vemos nuestro remedio; Cristo cargó y pagó
por nuestros pecados en la cruz; si miramos con fe este
sacrificio ya efectuado y completado por Él, seremos salvados
para siempre de toda condenación. Cristo resucitó y lo
garantiza.
¿QUÉ DEBEMOS HACER?
Los israelitas miraron a la serpiente de metal y se salvaron
del veneno; y nosotros ahora, en este tiempo, ¿qué es lo que
debemos hacer?; esta pregunta, la más importante pregunta que
cualquier persona pueda hacerse, está registrada y también
contestada en la Palabra de Dios en varias formas que significan
una misma cosa TENER FE EN CRISTO Y SU SACRIFICIO:
"Y será que todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo." (Hechos 2: 21)
"Si confesares con tu boca al Señor Jesús, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo. Porque con el corazón se cree
para justicia; mas con la boca se hace confesión para salud.
Porque la Escritura dice: Todo aquel que en Él
creyere, no será avergonzado. Porque no hay
diferencia de judío y de griego: porque el mismo que es Señor
de todos, rico es para con todos los que le invocan: Porque
todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo."
(Romanos 10: 9-13)
Esto significa que después de que nos enteramos y cuando
creemos de corazón que Cristo murió por nosotros y que vive
ahora y nos escucha, entonces acudiremos directamente a Dios pidiéndole
confiados que nos salve en el nombre de su Hijo Jesucristo;
porque evidentemente esto de la salvación no debe quedar en un
mero razonamiento que nos hacemos a nosotros mismos; sería
triste que sepamos que Cristo murió en la Cruz para salvarnos y
que no creamos necesario aceptarlo ni que Él es el Señor
poderoso que está vivo y dispuesto a salvarnos ahora; éste es
un asunto crucial de un trato directo entre Dios y nosotros.
Supongamos que un hombre que no sabe nadar se esté debatiendo en
el agua sin ningún tipo de salvavidas, supongamos que este
hombre empiece a razonar: "sé que esas personas que están
cerca de mí podrán salvarme"; pero supongamos que el
hombre no pide auxilio; se ahogará sin remedio si esas personas
no lo ven. Pero el asunto con Dios es muy diferente; nosotros
hemos ofendido a Dios y debemos decidir que aceptamos su perdón
pidiéndole auxilio y salvación en nombre de Cristo. Nosotros
sin Cristo estamos perdidos; pero cuando Dios se nos revela con
esta novedad de que Él en persona nos salvará de nuestros
pecados gracias al sacrificio de su Hijo Jesucristo, cuando
creemos de verdad respondemos directamente ante la persona de
Dios; Él escuchará nuestro pedido de auxilio y salvación en
el nombre de Cristo "Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."
(Juan 3: 16).
"Entonces oído esto, fueron compungidos de corazón,
y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué
haremos? Y Pedro les dice: Arrepentíos,
y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para
perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para
todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios
llamare." (Hechos 2: 37-39)
Dios mismo se encarga de convencernos de nuestra inmensa y
urgente necesidad de salvación; las personas que oyendo el
mensaje de la salvación se preocupan de verdad y se afligen de
corazón por su situación deseando ser salvados, pueden salvarse
arrepintiéndose de sus pecados, arrepentirse significa aquí un
volverse sinceramente a Jesucristo para que Él les salve de sus
pecados; no significa que tratarán de volverse más buenos por
sus propios esfuerzos para que Dios les salve (eso sería tratar
de salvarnos a nosotros mismos con nuestros méritos, lo cual es
inaceptable para Dios), el arrepentimiento significa más bien un
definido y sincero reconocimiento de nuestra condición
desesperada de pecadores condenados más la fe en que sólo
Jesucristo puede salvarnos y no nosotros a nosotros mismos; y
Dios hará el resto, nos salvará y nos limpiará de nuestros
pecados. Arrepentimiento es una palabra que significa en la
Biblia "cambio de entendimiento"; cuando uno no conoce,
está entendiendo que su salvación depende de sí mismo o de
otros que no son Jesucristo; pero cuando uno llega a creer en el
sacrificio de Cristo y lo acepta con fe como lo único que puede
salvarle, entonces su entendimiento cambió, es decir se
arrepintió.
En cuanto al bautismo, se debe aclarar que en el texto de la
Biblia significa "sumergimiento" o "inmersión"
y que es el testimonio público que los nuevos creyentes dan
delante de la Iglesia de Cristo siendo sumergidos simbólicamente
en el agua. La condición para que una persona pueda bautizarse
es que se haya arrepentido, es decir que haya creído en Cristo
como el Salvador de sus pecados; el bautismo también simboliza
la poderosa obra interior que el Espíritu Santo hace en la
persona haciendo de ella una persona nueva, es decir una persona
con un espíritu renovado que puede tener comunión con Dios y
avanzar en santidad. La persona antes de arrepentirse todavía
está distanciada y separada de Dios, el pecado hace separación
entre ella y Dios; pero cuando la persona se refugia en Cristo,
el Espíritu Santo viene a vivir para siempre en su corazón:
"En el cual [Cristo] esperasteis también
vosotros en oyendo la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
salud: en el cual también desde que creísteis, fuisteis
sellados con el Espíritu Santo de la promesa." (Efesios
1: 13)
El Espíritu Santo viene entonces inmediatamente en el momento
en que la persona cree de corazón en Jesús, es decir antes del
bautismo en agua que sólo es un símbolo de lo que Dios ya hizo
antes en el corazón de la persona creyente, como se evidencia
claramente en las palabras siguientes del apóstol Pedro:
"Entonces respondió Pedro: ¿Puede alguno impedir el
agua, para que no sean bautizados éstos que han recibido el Espíritu
Santo también como nosotros?" (Hechos 10:47)
Vemos entonces claramente que el bautismo en agua deben
recibirlo los que creyeron en Cristo y por lo tanto ya recibieron
el Espíritu Santo; entonces el bautismo no es una condición
para salvarse, es más bien un testimonio público ante la
Iglesia que Dios manda al que ya está salvado para siempre por
Jesucristo.
SÓLO POR LA FE EN CRISTO:
"Mas a media noche, orando Pablo y Silas, cantaban
himnos a Dios: y los que estaban presos los oían. Entonces fue
hecho de repente un gran terremoto, de tal manera que los
cimientos de la cárcel se movían; y luego todas las puertas se
abrieron, y las prisiones de todos se soltaron. Y despertado el
carcelero, como vio abiertas las puertas de la cárcel, sacando
la espada se quería matar, pensando que los presos se habían
huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún
mal; que todos estamos aquí. El entonces pidiendo luz, entró
dentro, y temblando, derribóse a los pies de Pablo y de Silas; Y
sacándolos fuera, les dice: Señores, ¿qué es
menester que yo haga para ser salvo? Y ellos
dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás
salvo tú, y tu casa. Y le hablaron la palabra del
Señor, y a todos los que estaban en su casa. Y tomándolos en
aquella misma hora de la noche, les lavó los azotes; y se bautizó
luego Él, y todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso
la mesa: y se gozó de que con toda su casa había
creído a Dios." (Hechos 16: 25-34)
En la Biblia el verbo "creer" tiene el mismo
significado que la palabra "fe" en el texto de la
Biblia en su idioma original el griego; vale decir que cuando
leemos "Cree en el Señor Jesucristo" es lo
mismo que "ten fe en el Señor Jesucristo"; en
definitiva, los israelitas mordidos por las serpientes sólo debían
mirar la serpiente de metal en lo alto del asta y esto era
suficiente para sanarlos y salvarlos de la muerte; de la misma
manera hoy a nosotros nos basta con mirar a Cristo con los ojos
de la fe, es decir creer, tener fe en su sacrificio por nosotros,
eso es mirar a Cristo.
"Porque por gracia sois salvos por la fe;
y esto no de vosotros, pues es don de Dios: No por
obras, para que nadie se gloríe." (Efesios
2: 8, 9)
¡ MIRE ! . . . ¡ MIRE A CRISTO
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