CILINDRO.
Es la parte del motor que desarrolla
mayor número de funciones: De los cilindros separados al monobloque; Elección
del número de cilindros; Camisas secas y camisas húmedas; Técnica de
construcción.
El término cilindro, cuyo significado geométrico es de todos
conocido y se halla bien definido, se ha extendido a partes mecánicas en las
cuales posee una utilidad preponderante la presencia de una superficie
cilíndrica. En los motores, se llama cilindro la parte por cuyo interior se
mueve el émbolo con movimiento alternativo rectilíneo. Los motores de automóvil
son máquinas volumétricas de pistones con los cilindros fijos. Los motores de
cilindros rotatorios fueron probados en aviación, pero luego se abandonaron.
Los motores de cilindros oscilantes, raramente empleados para vapor, nunca se
han utilizado para combustión interna. Todos los intentos hechos para construir
motores alternativos con cilindros de sección distinta a la circular, con el
fin de aprovechar mejor el espacio y, por tanto, reducir las dimensiones, han
fracasado por muchas razones que está de más indicar aquí.
Los cilindros pueden hallarse separados entre sí, como en los
motores refrigerados por aire, o bien formar parte de un bloque de forma algo
complicada que se obtiene por fusión y que se denomina bloque de cilindros o
monobloque. En los motores modernos, el bloque de cilindros comprende también
la parte en la cual gira el cigüeñal, que antiguamente representaba la bancada,
por lo que se le designa con este nombre.
En los motores de automóvil, los cilindros suelen practicarse en
el propio bloque. Sin embargo, no son pocos los casos en los que los cilindros
forman parte de unos tubos de espesor reducido, que se introducen en el bloque
y que reciben el nombre de camisas.
En los motores refrigerados por agua, las camisas pueden ser de
tipo seco o húmedo. Las primeras se hallan situadas en el interior del
bloque y no están en contacto directo con el agua, mientras que las segundas se
encuentran colocadas de forma que están sumergidas directamente en el agua de
refrigeración.
El cilindro, o la camisa cuando existe, constituyen la cámara en
la cual se desarrolla el cielo térmico del motor. La variación máxima del
volumen de la cámara, causada por el movimiento del pistón, es la cilindrada
del mismo.
En los motores Wankel, la parte dentro de la cual gira el pistón
de tres vértices puede considerarse como un cilindro, cuya sección es una curva
trocoide de dos lóbulos. En este caso, el pistón no posee un movimiento
alternativo rectilíneo, sino que gira en torno a un eje que, manteniéndose
paralelo a las generatrices del cilindro, se desplaza describiendo una
circunferencia. Debido a que por cilindro se entienda comúnmente uno de sección
circular, el del motor Wankel, para distinguirlo de éste, se suele denominar
estator; de forma análoga, el pistón se llama rotor.
Las funciones del cilindro.
Incluso cuando está en reposo, el cilindro es una de las partes
constituyentes del motor que desarrolla mayor número de funciones, hallándose
sometido a un complicado sistema de solicitaciones mecánicas y térmicas, ya que
en él se repite periódicamente el ciclo caracterizado por variaciones muy
grandes de presión y temperatura.
Su función esencial es la de guiado del pistón, oponiendo la menor
resistencia posible al deslizamiento y asegurando la estanquidad de los gases.
Las demás funciones dependen del tipo de motor y de su estructura; en efecto,
el bloque de cilindros es la parte fundamental del motor a la que van unidas
todas las demás, tales como el cigüeñal, la culata, los órganos de la
distribución y gran parte de los órganos auxiliares, como el motor de arranque,
el generador de energía eléctrica, el filtro de aceite, el cárter, etc. Durante
el desarrollo de sus funciones, el cilindro está sometido, como ya se ha dicho,
a solicitaciones mecánicas y térmicas, las primeras causadas por la presión de
los gases y por las fuerzas impuestas por el mecanismo de biela y manivela, y
las segundas por las temperaturas de los gases y sus variaciones. Asimismo, la
superficie interna del cilindro se halla sometida a la acción química de los
gases que entran en forma de mezcla de aire y gasolina, y luego se transforman,
con la combustión, en gases de escape. Las solicitaciones mecánicas son
causadas por la presión de los gases, el pistón y los aros o segmentos.
La presión varía periódicamente según la ley del cielo, pasando de
un mínimo, próximo a la presión atmosférica, cuando el pistón se halla en el
PMI, a un máximo cuando está en el PMS, durante la combustión. Este valor
máximo es de unos 45 kg/cm2 en los motores de encendido por chispa y
de 80-150 kg/cm2 en los motores Diesel, pero, al alcanzarse en las
proximidades del PMS, las paredes del cilindro se hallan poco solicitadas. En
cambio, sí lo está el bloque, ya que se encuentra unido a la culata y al
cigüeñal y la presión se ejerce entre la culata y el pistón; por ello,
se halla sometido a la tensión generada por una parte por la culata y por la
otra por el cigüeñal.
Cuando el pistón está en una posición intermedia entre ambos
puntos muertos, la presión de los gases es menor; pero el pistón, por efecto de
la inclinación de la biela, somete las paredes del cilindro a un empuje lateral
que varía durante la carrera y alcanza su valor máximo en un punto que se halla
próximo al de velocidad máxima del pistón. Este tipo de solicitación tiende a
desgastar las paredes del cilindro; otra causa de desgaste la constituyen los
segmentos de compresión y lubricación que actúan contra dichas paredes.
El espesor de las paredes del cilindro es muy superior al mínimo
suficiente para soportar las pulsaciones causadas por la sucesión de las
variaciones de presión y de los empujes laterales; dicho espesor se determina
en relación con las exigencias de fabricación y de resistencia a las
solicitaciones térmicas. Estas últimas son causadas por las variaciones de
temperatura de motor frío a motor caliente, entre las diferentes zonas del
cilindro. Evidentemente, éste está más caliente en las zonas adyacentes a la
cámara de combustión y más frío en el extremo opuesto. Por esta causa, se
dilata de diferente manera por efecto del calor y tiende a adoptar una forma
ligeramente cónica. Para mantener las deformaciones dentro de límites
tolerables, el cilindro se refrigera. La temperatura de los cilindros debe
mantenerse baja, incluso con el fin de conservar el aceite en condiciones de
lubricar convenientemente la superficie de deslizamiento y refrigerar los
émbolos.
Tras una larga evolución, se ha llegado al bloque de cilindros con
culata separada y bancada integrada, que parece ser la solución definitiva en
el desarrollo de los motores de automóvil. Por ello es interesante dar marcha
atrás en el tiempo, para examinar cuáles han sido las etapas más significativas
de esta evolución.
Resumen histórico.
Al principio, los problemas que había que resolver para asegurar
el funcionamiento del motor eran tan graves y numerosos, que ninguno, entre los
muchos pioneros, pensó en adoptar más de un cilindro. Así, el motor de
automóvil nació con un solo cilindro. Se trataba de un cilindro muy sencillo
similar a un tubo, interpuesto entre la bancada del motor y la culata, a las
cuales iba unido por medio de unos cuantos tornillos. Esta solución hacía fácil
la construcción, así como el mantenimiento, por lo cual fue adoptada por los
constructores de la época.
Entre los que supieron dar vida a un motor hay que recordar, en
1885, a Daimler por su monocilíndrico vertical de 462 ce, con un peso de 90 Kg
tan sólo y una potencia de 1, 1 CV y, en 1886, a Benz por su monocilíndrico
horizontal de 980 ce, con un peso de 96 Kg y una potencia de 0,8 CV a 250
r.p.m.
Por sus ideas y actividades de investigación se distinguieron
pronto: Daimler 1889), con un bicilíndrico en V de sólo 150; De Dion (1895),
con un monocilíndrico vertical refrigerado por aire, y Bernardi (1896) con un
monocilíndrico horizontal. El primer bicilíndrico de cilindros en línea fue
obra de Benz; precisamente el Phoenix de 1897 con una potencia de 6 CV.
Es difícil establecer la fecha de aparición del primer motor de 4
cilindros. Sin embargo, no está lejos de la realidad afirmar que 1902 fue el
año en que el motor de automóvil dio este notable y substancial paso adelante,
determinado por la necesidad de satisfacer los requerimientos de potencias
mayores y hecho posible también gracias a los progresos del sistema de
encendido y del carburador. Se convirtió en una práctica predominante la
construcción de los cilindros acoplados en grupos de 2 (motor bibloque), en una
fusión que comprendía la culata y la parte destinada a la circulación del agua.
Con esta solución se evitaba planear las superficies de unión de la culata,
pero la ejecución de la fusión era mucho más difícil.
En los motores de válvulas laterales, las cámaras de compresión se
extendían lateralmente para poder alojar las válvulas, encontrándose con
frecuencia a un lado las de admisión y al otro las de escape, accionada cada
fila por un árbol de levas propio situado en la bancada. Las válvulas se
introducían a través de unas, aberturas de la culata, las cuales se cerraban
con unos tapones roscados apropiados. Éstos presentaban una gran superficie en
contacto con los gases calientes, que no era refrigerada directamente por el
agua, por lo cual constituían «puntos calientes». Normalmente, la bujía se
atornillaba en uno de estos tapones, por lo que su temperatura alcanzaba
valores tan elevados, que hacían la situación aún más crítica, tanto como para
impedir la adopción de relaciones de compresión elevadas.
En los motores con válvulas en cabeza con culata integral, estos
problemas no existían, pero quedaban las dificultades para obtener una
uniformidad suficiente de los espesores de las paredes en la fundición y, en el
taller, un mecanizado preciso de los cilindros cerrados por un extremo y de los
asientos de válvulas.
En el año 1907, para satisfacer los cada vez mayores
requerimientos de potencia, aparecieron los primeros motores de 6 cilindros en
línea, también de tipo de cilindros acoplados (de 3 bloques) y con culata
integral.
En aquella época, el automóvil se consideraba un vehículo
deportivo y las carreras representaban el hecho más importante en la competencia
entre constructores, muchos de los cuales, por otro lado, sentían bastante más
los estímulos de la competición deportiva que los del éxito económico. La
búsqueda de la ligereza era entonces, como actualmente, el principal objetivo,
junto con el de una potencia mayor. Esto indujo a algún constructor a adoptar
cilindros de acero, culata independiente atornillada o soldada a los cilindros,
conductos de admisión y escape soldados a la culata y todo ello encerrado en
una caja de chapa soldada conteniendo el agua de refrigeración. Ésta era una
técnica constructiva peculiar de los motores de aviación, que requería
especialistas muy hábiles para la soldadura y pacientes elaboraciones a mano.
Pero la necesidad de satisfacer la demanda de automóviles, cada vez mayor,
obligó a los constructores a mantener soluciones más simples y de fabricación
más fácil y económica. Se perfeccionaron los sistemas de fusión de los
monobloques y aumentó el número de motores con válvulas en cabeza.
Sin embargo, la fusión de un monobloque con la culata integral no
era una empresa sencilla; además, el mantenimiento hacía sentir sus exigencias.
Para limpiar la cámara de combustión, controlar y esmerilar las válvulas, era
necesario extraer todo el bloque, operación que no era fácil. Estos problemas
se resolvieron con la separación de la culata del bloque de cilindros, hecho
importante en la evolución que determinó un progreso decisivo del motor y de su
fabricación en serie. Los primeros ejemplos datan de alrededor de 1920. Se hizo
posible estudiar diferentes disposiciones de los conductos de admisión y
escape, las válvulas y las bujías, y escoger materiales distintos para las
culatas y los cilindros.
Al final de la primera guerra mundial, cuando la tecnología de los
motores ya se había perfeccionado, aparecieron, en automóviles no destinados a
competiciones, los primeros ejemplos de motores de 8 cilindros en línea, que ya
habían aparecido antes de la guerra en coches de carreras. De la misma época
datan los primeros motores de turismo con los cilindros reunidos en un bloque
único y con la culata separada. La bancada era aún independiente y generalmente
se construía de aleación de aluminio.
Finalmente, en 1927-1928, aparecieron los motores con los
cilindros reunidos en un bloque único, que también comprendía la bancada, todo
ello de fundición, y los motores de 8 y 12 cilindros en V, capaces de dar
potencias elevadas en relación con sus dimensiones y peso. El bloque de
cilindros con culata separada se convirtió en una pieza menos complicada, de
fabricación más sencilla y mucho más precisa, especialmente en la ejecución de
la superficie interior de los cilindros.
En cuanto a los motores refrigerados por aire, tras una tentativa
en 1920-1921 por parte de Frayer-Miller, que no tuvo consecuencias, en 1931
obtuvo su confirmación el motor Tatra del famoso coche checoslovaco de motor
trasero. Sin embargo, tan sólo después de la segunda guerra mundial tuvo
difusión en los coches utilitarios, en las versiones de 2 y 4 cilindros
opuestos (boxer). Obtuvieron un éxito especial el Volkswagen, con los 4
cilindros opuestos, y, después de la guerra, el pequeño Fiat 500, con motor de
2 cilindros en línea.
Número y disposición de los
cilindros.
La elección del número de cilindros deriva de consideraciones de
carácter técnico y económico. Está claro que cuanto mayor sea el número de
cilindros, tanto más elevado será el costo del motor, por lo cual se tiende a
adoptar el número mínimo compatible con los resultados que intentan alcanzarse.
En definitiva, la elección depende de la cilindrada total del motor y, en
relación con la misma, de la calidad o clase del coche, la potencia máxima y el
régimen correspondiente, de las dimensiones y del peso del motor.
Debe tenerse en cuenta el hecho de que, cuanto mayor sea la
cilindrada unitaria, es decir, la de cada uno de los cilindros, menor será el
régimen de rotación alcanzable, ya que existen limitaciones de la velocidad
media del pistón y de la aceleración de las válvulas grandes y pesadas; además,
las fuerzas alternativas procedentes del mecanismo biela-manivela aumentan de
tal modo, que causan dificultades para el equilibrio y, por tanto, para la
suspensión del motor al vehículo. Por esta razón, los motores de 4 cilindros
con una cilindrada superior a 2.000 ce, hacen que aparezcan problemas de
vibraciones difícilmente superables. Por ello, por encima de 2.300 ce, en
general, los motores poseen 6 u 8 cilindros.
Por lo que respecta a la potencia específica (CV/l), conviene
adoptar cilindradas unitarias reducidas que permitan alcanzar regímenes muy
elevados. Sin embargo, no debe olvidarse que con el aumento del número de
cilindros se reduce el rendimiento mecánico. En los automóviles de carreras
actuales, los motores poseen 8 ó 12 cilindros y, para una misma cilindrada, sus
potencias son del mismo orden de magnitud, incluso si se alcanzan a regímenes
distintos, aproximadamente de 10.000 a 12.000 r.p.m. En definitiva puede
decirse que, en general, el número de cilindros aumenta con la cilindrada total
del motor, la clase y el precio del coche.
Los cilindros pueden hallarse situados en línea, es decir, con sus
ejes sobre un mismo plano vertical o inclinado, incluso horizontal. Asimismo,
pueden formar 2 grupos con sus ejes sobre 2 planos que se cortan según el eje
del cigüeñal; en tal caso se dice que el motor es en V. El ángulo que forman
ambos planos depende del número de cilindros; en general, es de 60 y 1201 para
motores de 6 y 12 cilindros y de 90l para los de 8 cilindros. Cuando
dicho ángulo alcanza 1800, ambos grupos se hallan sobre un mismo plano
horizontal y entonces el motor se denomina de cilindros opuestos (boxer).
Los motores de 2 cilindros suelen ser en línea u opuestos,
dependiendo la elección de exigencias económicas y de colocación dentro del
vehículo; los motores en línea son de construcción más económica.
Los de 4 cilindros son en su gran mayoría motores en línea. La
Lancia y la Ford han adoptado para algunos modelos 4 cilindros en V, para
reducir el tamaño del motor y, por tanto, las dimensiones y el peso del coche,
a pesar de las dificultades de equilibrado y del costo de la construcción. Los
motores de 6 cilindros pueden ser en línea o en V. Los primeros poseen la
ventaja de un equilibrado perfecto, mientras que los segundos son más compactos
pero más caros y no pueden equilibrarse totalmente, por lo cual no se hallan
exentos de vibraciones. Los motores de 8 cilindros son todos en V de 900 y se
equilibran con contrapesos situados sobre el cigueñal.
La disposición en línea es la solución clásica de los motores de 4
y 6 cilindros. Cuando la cilindrada es superior a la media, los motores de 6 y
8 cilindros en línea resultan demasiado largos, por lo cual se hace difícil
construir la culata de una sola pieza y el cigüeñal exento de vibraciones de
torsión. Por ello, para motores de más de 3 1, suele recurrirse a la
disposición en V.
Los motores con refrigeración por agua son los más extendidos,
distinguiéndose porque poseen los cilindros reunidos en una sola pieza,
mientras que los motores con refrigeración por aire poseen los cilindros
independientes, unidos por separado a la bancada. Algunos motores grandes para
camión se caracterizan porque tienen el bloque de cilindros separado de la
bancada; esto se hace para facilitar las operaciones de revisión o para
construir los cilindros y la bancada de materiales distintos.
En las bancadas de los motores modernos, entre cada cilindro y el
contiguo se coloca una pared de separación que constituye el asiento de un
cojinete de bancada, sobre el cual gira el cigüeñal. En los motores en V, las
paredes, se hallan situadas entre los pares de cilindros que tienen sus ejes
más próximos. En los motores de 4 cilindros en línea, las paredes intermedias
del bloque de cilindros son usa o tres, en los de 6 cilindros son cinco y en
los de 8,cilindros en V son tres. Estas paredes de separación dan al bloque una
gran resistencia, tanto a la flexión como a la torsión, y mayor rigidez a las
paredes longitudinales.
El bloque está delimitado por 4 superficies mecanizadas, sobre las
cuales se montan: por arriba la culata, por debajo el cárter, por delante la
caja que contiene la totalidad o una parte de los órganos de accionamiento de
la distribución y por detrás la caja que contiene el embrague. Lateralmente, el
bloque posee los puntos de fijación del motor y de los grupos
auxiliares.
Para los motores con cilindros en línea, la distancia entre los
ejes de 2 cilindros contiguos medida significativa. Cuando ésta supera en
algunos milímetros la suma del diámetro y de 2 veces el espesor de las paredes
del cilindro, el agua puede pasar entre los cilindros; si dicha medida es
inferior o igual a esta suma, los cilindros se hallan en contacto y el agua no
puede pasar entre ellos. En este segundo caso, la refrigeración resulta menos
uniforme; sin embargo, adoptando ciertos artificios en la circulación de agua,
se obtienen resultados óptimos. Se adopta en los motores con cilindros en
línea', cuando se desea ahorrar longitud. y peso y para hacer que la operación
de fusión del bloque sea más sencilla y económica.
Las camisas.
Cuando, por razones de ligereza, el bloque se construye de
aleación de aluminio, se adoptan camisas que, en general, se construyen de
fundición y se introducen en el bloque de cilindros. A veces, también se
emplean camisas cuando el bloque es de fundición y se juzga conveniente emplear
para el bloque una fundición adecuada para coladas complicadas y para las zonas
sometidas a desgaste (paredes interiores de las camisas) una fundición especial
resistente al mismo.
Si el bloque de cilindros es de aleación de aluminio, las camisas
de tipo seco pueden introducirse durante la operación de fusión, o bien, con el
bloque ya fundido y mecanizado en parte.
En este segundo caso, pueden montarse en frío con gran
interferencia o bien, con interferencia reducida, tras haber calentado el
bloque a una temperatura próxima a la que alcanza durante el funcionamiento. Un
tercer método consiste en introducir las camisas sin interferencia en el
bloque, tras haber calentado éste a una temperatura de 150-200 ºC; el bloque,
al enfriarse, se contrae y las camisas quedan apretadas en el interior del
mismo. Si el bloque es de fundición, que se dilata menos que el aluminio, las
camisas se introducen en su asiento con una ligera presión. En cualquier caso
es importante que entre la superficie de las camisas y la de sus asientos en el
bloque, el calor se transmita sin discontinuidades.
Un problema común con las camisas húmedas es el de la estanquidad
de los gases a la altura del collar, situado en el plano de apoyo de la culata
y del agua en la periferia exterior de la parte baja, enfilada en la sede
practicada en el bloque de cilindros. La solución de la camisa situada entre la
culata y el plano inferior del bloque de cilindros es sencilla, pero puede presentar
dificultades de estanquidad a causa de las pequeñas diferencias de longitud de
las camisas y de la posición de los asientos en comparación con el bloque. Para
evitarlas, en los motores deportivos que poseen el bloque de aluminio, las
camisas se introducen en caliente en el bloque y el plano superior sobre el que
se apoya la culata se obtiene por mecanizado posterior. En tal caso, las
camisas no pueden substituirse con facilidad.
Las camisas son de empleo normal en los motores Diesel para camión,
incluso cuando el bloque de cilindros es de fundición. Se construyen de
fundición especial, a veces con un proceso de centrifugado durante la fusión,
para hacer que el grano sea más fino y compacto. Con frecuencia, se tratan
térmicamente con operaciones de temple superficial que les da mayor dureza y
finura.
Los cilindros de los motores refrigerados por aire más conocidos
son de fundición. En los motores deportivos o de carreras son de aluminio, con
camisas colocadas durante la fusión o introducidas en caliente, o bien no
llevan camisas y- poseen su parte interior cromada. La refrigeración se obtiene
por medio de las aletas, que son más grandes hacia la culata, ya que es ahí
donde hay que disipar mayor cantidad de calor.
La fusión del bloque de cilindros es complicada, sobre todo por la
presencia del espacio intermedio para el agua de refrigeración. Sin embargo,
los progresos efectuados en la preparación de los noyos para fundición
permiten, en la actualidad, construir bloques de cilindros de fundición muy
precisos, con paredes de espesor reducido (de 3 a 5 mm) y, por tanto, muy
ligeros. Antiguamente, los cilindros de los motores de automóvil se construían
de fundición gris de grano fino, cuya composición variaba entre límites
amplios. La necesidad de mejorar sus propiedades físicas indujo a reducir el
contenido total de carbono y silicio, así como el de fósforo, el cual, a la vez
que hace más fácil la fusión porque tiende a conservar más fluido el metal en
estado líquido, disminuye la dureza de la fundición y su resistencia al
desgaste. Normalmente se prescribe que la fusión resulte lisa y bien limpia,
exenta de cavidades, grietas, inclusiones, puntos duros, zonas de carburos
libres y cualquier otro defecto que sea perjudicial para el mecanizado, la apariencia
y las prestaciones. Cuando se especifican los datos de dureza y resistencia, se
indican los puntos en los cuales debe efectuarse el control.
Para aumentar la dureza y, por tanto, la resistencia al desgaste,
la fluidez del metal en estado fundido y la facilidad de mecanizado, se adoptan
fundiciones aleadas, es decir, a las que se han añadido metales como níquel,
cromo, cobre o molibdeno. El níquel y el cromo aumentan su dureza, el cobre
mejora su fluidez y actúa como grafitizante, y el molibdeno aumenta su
resistencia al desgaste, especialmente a temperaturas altas, haciendo más fino
el grano y la distribución del grafito.
Para evitar distorsiones de origen térmico, durante el proyecto se
adoptan artificios especiales tales, como evitar que existan partes delgadas
junto a otras de gran espesor. Durante las fases de calentamiento y
enfriamiento, se producen expansiones y contracciones que, en partes de
espesores distintos, causarían deformaciones inaceptables para los cilindros.
Del mismo modo hay que evitar las deformaciones de origen mecánico; así, por
ejemplo, debe hacerse lo posible por situar los tornillos que unen la culata al
bloque de cilindros en una posición tal que, cuando se aprieten, no sean causa
de deformaciones de los cilindros o las camisas en las proximidades del plano
de unión a la culata. Cuando esto no es posible, puede recurrirse a efectuar la
última operación de acabado una vez montada la culata.
El mecanizado de los cilindros consiste generalmente en un
mandrilado de desbaste y semiacabado, un escariado de acabado y, finalmente, un
esmerilado y un acabado definitivo. El escariado se efectúa con máquinas
transfert, provistas generalmente de tantas cabezas como cilindros posea el
bloque. El escariado final de acabado se efectúa con herramientas que portan
una sola cuchilla.
El acabado de los cilindros se obtenía antiguamente repitiendo el
escariado 4-5 veces y efectuando la última pasada con una herramienta más
larga. Este método no daba resultados satisfactorios a causa de las deformaciones
elásticas de la herramienta y de la pared del cilindro. Tampoco el uso de
brochas dio resultados correctos. El rectificado o esmerilado, adecuado para
cilindros únicos, no era conveniente para la producción de bloques de
cilindros, ya que debía emplearse para cada cilindro por separado.
Actualmente, el acabado final consiste en una doble operación de
esmerilado, designada con el término inglés honing (de hone =piedra), que se
lleva a cabo con una máquina transfert. Las herramientas que se emplean para la
operación de honing son unos mandriles que llevan 3-4 piedras abrasivas, a las
cuales empujan contra las paredes de los cilindros unos muelles o un sistema
hidráulico. Estas herramientas poseen normalmente un movimiento rotativo y de
traslación. No extraen una cantidad apreciable de material, sino que eliminan
las trazas o la ligera rugosidad que deja la operación de acabado anterior, a
lo largo del cilindro. Se obtiene así el grado de acabado más conveniente para
la lubricación del conjunto cilindro-pistón. El grado de rugosidad que se
admite para la superficie se indica en el plano del cilindro. Cuando la
operación de honing se efectúa a mano, suele hacerse por medio de una
herramienta de madera acoplada a una taladradora eléctrica portátil.
Otra operación de superacabado es el lapeado. La herramienta que
se emplea es similar a la del honing, pero, en lugar de piedras abrasivas,
lleva unos sectores metálicos recubiertos por un compuesto abrasivo. El lapeado
se efectúa con la ayuda de una mezcla de polvo abrasivo y aceite o keroseno,
que luego debe eliminarse cuidadosamente por lavado.
Es evidente la importancia que tiene el hecho de que la superficie
interior de los cilindros sea perfectamente circular y que los diferentes
cilindros sean paralelos; si esto no fuera así, existirían deformaciones
perjudiciales y la compresión no resultaría igual a la calculada. Para evitar
el ruido causado por los choques de los pistones, debido a un juego excesivo, o
bien aprietes o gripados por juego insuficiente, es preciso que los pistones y
los cilindros se reúnan de forma que su juego resulte igual al valor indicado
en los planos, tomando como base los, mejores resultados experimentales. Esta
agrupación es una necesidad que se deduce del hecho de que no es posible
mantener durante el mecanizado la medida del diámetro del cilindro y del pistón
dentro de los límites de unas pocas milésimas de milímetro, tal como sería
necesario para poder montar un pistón dentro de cualquier cilindro. Para hacer
la agrupación, una vez acabado el bloque de cilindros, se miden los diámetros
interiores de cada uno de los cilindros según 2 planos perpendiculares, a 3
alturas distintas. Tomando como base el valor diametral medio obtenido de las
mediciones, los cilindros se clasifican en familias (generalmente 5), que
difieren entre sí únicamente en 0,0 1 mm. Cada familia se designa por una letra
(A, B, C, etc.), que se graba en cada cilindro. Durante el montaje, se agrupan
los cilindros con los pistones que poseen la misma letra y se seleccionan en
familias siguiendo un criterio idéntico.
Durante los últimos años, como consecuencia del progreso
desarrollado en los métodos de fusión con los procedimientos de coquilla y a
presión, se ha impuesto la tendencia de construir bloques de cilindros de
aleaciones de aluminio. La reducción de peso que puede obtenerse en un bloque,
al pasar de fundición a aluminio es, aproximadamente, del 50 %, ya que entonces
se adoptan camisas que siguen siendo de fundición. Las ventajas que presenta de
forma especial la fusión a presión, se refieren sobre todo a la rapidez de
ejecución y la posibilidad de obtener, directamente la fusión, agujeros y
planos que, en el caso de que los bloques sean de fundición, deben mecanizarse
posteriormente.
Sus desventajas consisten en su costo y en el mayor ruido, causado
tanto por las características del material como por el aumento de los juegos en
caliente, debidos a la mayor dilatación que experimenta el aluminio con
relación a la fundación.
En los bloques de cilindros de aluminio, las camisas suelen ser de
tipo seco. El único ejemplo de motor de automóvil con cilindros de aluminio
(sin camisas) es el del Vega de la GM. La fusión se hace con una aleación con
un contenido elevado de silicio, y la superficie interior de los cilindros
posee un grado de rugosidad especialmente estudiado. El motor no puede
someterse a solicitaciones elevadas y, por tanto, se halla regulado de manera
que suministre una potencia específica relativamente reducida (del orden de
unos 70 CV para una cilindrada de 2.287 cc).
Asimismo, existen ejemplos de cilindros de aluminio cromados en su
interior con un procedimiento especial, que hace que la superficie sea durísima
y posea unos alveólos microscópicos destinados a retener el aceite lubricante.
Sin embargo, se trata de cilindros para motores especiales, generalmente
refrigerados por aire (por ejemplo, Porsche).
Desgaste de los cilindros.
La característica más importante para juzgar un bloque de
cilindros es su resistencia al desgaste en las condiciones de empleo del motor.
Si los cilindros se desgastan, el motor pierde potencia, consume una cantidad
excesiva de aceite y echa humo por el escape. En efecto, el consumo de aceite
se considera como un índice del estado de desgaste del motor. El color del humo
debido al aceite quemado es azulado. Si el desgaste deriva de una ovalización
de los cilindros, el humo aumenta en intensidad a medida que se aprieta el
acelerador. Si, por el contrario, el humo azulado aparece cuando se levanta el
pie del acelerador, entonces es señal de que el cilindro se encuentra
correctamente y el consumo de aceite se produce en las guías de las válvulas.
El desgaste de los cilindros no es uniforme; es mayor hacia la
cámara de combustión, donde llega el aro superior de estanquidad cuando el
pistón se halla en el PMS, y disminuye rápidamente hacia el otro extremo. Esto
se debe a 3 causas: la abrasión debida a partículas extrañas presentes en el
aceite; la abrasión debida al contacto metal con metal, con el cilindro por un
lado y el pistón con sus aros por otro, y la corrosión causada por la acción
química de los productos de la combustión. El orden de importancia varía según
las condiciones en que funciona el motor. Así, por ejemplo, el desgaste
acelerado que se tiene cuando un motor funciona a baja temperatura, se atribuye
a la corrosión debida a depósitos de vapores ácidos sobre las paredes,
procedentes de la disolución de dióxido de carbono, producido por la
combustión, en agua, producida asimismo por la combustión. La corrosión puede
tener efectos graves cuando, al quedar el motor mucho tiempo inactivo sin una
protección adecuada de la superficie interior de los cilindros, se produzca la
oxidación de aquélla.
La abrasión causada por la presencia de partículas metálicas o
carbonosas o de polvo se combate con éxito por medio de filtros de aire y de
aceite que, en las versiones de cartucho, poseen una eficiencia muy elevada.
La reparación clásica de los cilindros es el rectificado
(mandrilado), que se efectúa cuando éstos se hallan desgastados por su uso
excesivo, o dañados por gripado, a causa de una lubricación escasa o por una
temperatura demasiado elevada, como consecuencia de averías de la instalación
de refrigeración. El mandrilado puede efectuarse con un rectificado por medio
de una mezcla circular, que se desplaza con movimiento epicieloidal y axil. Con
el rectificado se extrae cada vez una pequeña cantidad de material, de forma
que no se produzcan deformaciones por presión o calentamiento excesivos. A
continuación se efectúa un acabado mediante lapeado.
Cuando los cilindros se hallan muy desgastados o necesitan
reparación por la presencia de alvéolos o sopladuras en sus superficies, puede
efectuarse un encamisado, es decir, la introducción en los cilindros de unas
camisas delgadas, que normalmente son de fundición especial.
La precisión del mecanizado, la agrupación automática de los
pistones y los cilindros y la calidad de los aceites lubricantes que
actualmente se hallan en el mercado hacen posible, para los automóviles nuevos
de fábrica, la renuncia al período de rodaje, que antes era importantísimo para
asegurar una vida larga del motor. En cualquier caso, el rodaje es una práctica
indispensable tras la revisión con rectificado de los cilindros, ya que, en general,
no puede confiarse demasiado en la precisión de los juegos que quedan, una vez
efectuada la operación.
CILINDRADA.
La cilindrada total, que suele designarse simplemente con el
término cilindrada, es el producto de multiplicar la *cilindrada unitaria por
el número de cilindros; es decir, corresponde al volumen barrido por los
pistones durante su carrera entre el punto muerto superior y el punto muerto
inferior. Generalmente, se mide en centímetros cúbicos o en litros.
De la cilindrada depende directamente la potencia del motor, que
puede expresarse por medio de la fórmula:
N = pme X V x n
22500 x z
donde: pme, es la presión media efectiva en los cilindros en
kg/cm'; V, la cilindrada total en centímetros cúbicos; n, el número de revoluciones
por minuto, y z, el número de tiempos del cielo (2 ó 4).
A partir de esta relación, debe observarse que la potencia pueda
incrementarse, además de con un aumento de la cilindrada total V, también con
el incremento de pme y de, n. Sin embargo, ha de decirse que con el aumento de
la cilindrada pueden presentarse diversos inconvenientes, que lleguen a
conducir a una disminución de la pme y a una limitación del número máximo de
revoluciones por minuto. Por ello, el aumento de la potencia no es proporcional
al de la cilindrada.
Los criterios de elección de la magnitud de la cilindrada han
experimentado una considerable evolución durante la historia del automóvil. Los
primeros coches poseían cilindradas reducidas y potencias muy bajas, pero ya a
principios de este siglo comenzó a manifestarse la tendencia por conseguir
prestaciones superiores, por medio de la única vía entonces posible: el aumento
de la cilindrada. Así se llegó a la realización de automóviles de turismo con
motores de más de 9.000 cc
Pronto fue posible alcanzar potencias elevadas con la mejora de
los rendimientos y aumentando el número de revoluciones por minuto. Aunque la
carrera hacia las grandes cilindradas se detuvo, posiblemente porque el mercado
del automóvil se iba extendiendo y parecía conveniente fábricas automóviles
medios que pudiesen ser adquiridos por mayor número de personas.
En EE.UU., la disponibilidad de combustible a bajo precio, las
largas distancias y las carreteras anchas hicieron preferibles los automóviles
de grandes dimensiones, con cilindradas elevadas (4.000-5.000 cc, con máximos
de más de 8.000 cc). Tan sólo en los años sesenta se empezó a sentir la
necesidad de automóviles más manejables y pequeños, destinados preferentemente
a usos urbanos, por lo cual la industria estadounidense comenzó a situar, junto
a la producción tradicional, una serie discreta de automóviles compactos, de
cilindradas entre 1.500 y 2.500 cc, para hacer frente a la importación de
pequeños automóviles extranjeros.
En Europa, el coste del combustible. las carreteras estrechas, las
distancias más reducidas y los centros históricos inadecuados al tráfico, el
nivel de vida más bajo y, a veces, sistemas fiscales que se basan en la
cilindrada, han hecho preferibles los automóviles de cilindrada inferior a la
de los norteamericanos, Como consecuencia, sus prestaciones se han mejorado con
el aumento de la potencia
específica, es decir, la potencia obtenida por cada litro de
cilindrada.
Tras un período de extraordinaria difusión de los coches de
cilindradas muy pequeñas, al ir mejorando las condiciones económicas, se
registró, a finales de los años sesenta, una tendencia hacia dimensiones más
elevadas; la cilindrada de los utilitarios se acercó a los 1.000 cc, la de los
coches medios quedó entre 1.000 y 2.000 cc, mientras que para los automóviles
de gran cilindrada se tiende a permanecer por debajo de los 3.500 cc,
exceptuando casos particulares, como Rolls Royce, Bentley y Mercedes (hasta
7.000 cc) y coches deportivos de lujo (hasta 5.000 y 6.000 cc).
ClLlNDRADA (Fraccionamiento
de la) - Con esta expresión
se indica la subdivisión de la cilindrada total del motor en varios cilindros.
Los automóviles emplearon motores monocilíndricos tan sólo durante los primeros
años de su evolución; sin embargo, pronto se recurrió al fraccionamiento de la
cilindrada.
Las soluciones que se adoptan con más frecuencia son:
También se han construido motores de 16
cilindros en V (por ejemplo, Cadillac 1930 y Auto Union) o en H (por ejemplo,
BRM).
A principios de los años setenta se impuso la tendencia,
especialmente en los coches de competición, de adoptar motores de cilindros
opuestos (boxer), ya que presentan la ventaja de poseer un centro de gravedad
más bajo y un equilibrado mejor (por ejemplo, Porsche de 6, 8 y 12 cilindros y
Ferrari y Tecno de 12 cilindros), aunque presentan dificultades de lubricación
y refrigeración.
Una vez fijada una cilindrada total
determinada, con el fraccionamiento es posible reducir la irregularidad
periódica del par motor. Efectivamente, se obtiene un número de fases útiles
igual al número de cilindros, en lugar de una combustión cada 2 vueltas (7200)
o cada vuelta (360º), como se tendría para un motor monocilíndrico de 4 y 2
tiempos, respectivamente. En especial, es posible distribuir regularmente las
combustiones, desfasándolas, si los cilindros se hallan en línea, en un ángulo
de
d = 180º*h
i
donde: h es el número de tiempos e i el de cilindros; esto es
válido asimismo para los motores en V, si el ángulo entre ambos bloques es el
mismo que se obtiene con la fórmula anterior. A veces, a causa de otras
exigencias, se renuncia a que existan explosiones equidistantes; esto sucede,
por ejemplo, en los 2 y 4 cilindros en V.
Con el fraccionamiento se reduce la relación entre el par motor
máximo y el medio en un cielo (véanse los diagramas de la pág. 47 de este
volumen), relación que influye directamente en el grado de irregularidad del
motor. Es posible adoptar un volante con un momento de inercia mucho mayor y
las vibraciones son entonces mucho menos sensibles.
El fraccionamiento de la cilindrada hace posible una considerable
reducción de los efectos de las fuerzas alternativas y de los pares de primer y
segundo órdenes y, para una misma relación carrera/diámetro, disminuye la
carrera de cada pistón y, por tanto, la velocidad media del mismo. Esto permite
alcanzar regímenes de rotación más elevados y, por tanto, potencias mayores.
El hecho de que la cilindrada unitaria resulte menor, reduce los
riesgos de detonación, lo cual permite adoptar relaciones de compresión más
elevadas y obtener rendimientos termodinámicos mejores, con aumento de la
potencia y disminución del consumo específico. Además, presenta menos
dificultades de refrigeración, haciendo posibles cargas térmicas superiores y
mejorando el rendimiento volumétrico.
En cambio, las desventajas que aparecen con el fraccionamiento
son:
- empeoramiento del rendimiento mecánico debido al aumento de los
rozamientos (existe un límite para el fraccionamiento, más allá del cual el
aumento del rendimiento termodinámico queda anulado por la disminución del
rendimiento mecánico);
- aumento del coste debido a las mayores complicaciones mecánicas;
- Dimensiones y peso a veces superiores; - aumento de los costos
de mantenimiento y funcionamiento;
- mayor probabilidad de averías;
- dificultad para la regulación y la puesta a punto;
- complicaciones en la instalación de encendido y, sobre todo, de la
alimentación, especialmente en el sistema de inyección;
- complejidad del circuito de lubricación y refrigeración, y
- aumento de la longitud del cigüeñal, con problemas relativos a
las vibraciones de torsión.
En algunos países, el fraccionamiento de la cilindrada es poco
conveniente desde el punto de vista fiscal, ya que el impuesto de circulación y
los peajes de las autopistas se aplican tomando como base la potencia fiscal,
que se calcula con una fórmula en la cual el número de cilindros es el parámetro
de mayor peso.
CILINDRADA UNITARIA. - Volumen que barre el pistón durante su desplazamiento (carrera)
entre el punto muerto superior (PMS) y el punto muerto inferior (PMI). Es igual
al espacio que queda libre en el cilindro cuando el pistón se halla en el PMI,
menos el volumen de la cámara de explosión:
V = (D 2/4) x 3,14 x C
donde: V es la cilindrada unitaria en
centímetros cúbicos; D, el diámetro en centímetros, y C, la carrera en
centímetros.
Multiplicando la cilindrada unitaria por el número de cilindros,
se obtiene la cilindrada total.
En el proyecto de un motor, es preciso mantener la cilindrada
unitaria entre ciertos límites, inferior y superior, para no encontrarse con
inconvenientes de tipos diversos. El límite inferior viene dado esencialmente
por la necesidad de evitar una miniaturización exagerada o por la no
conveniencia de conseguir la cilindrada deseada, mediante el fraccionamiento en
un número excesivo de cilindros.
Son más significativos los motivos por los que no es aconsejable
recurrir a cilindradas demasiado grandes. Ante todo existirían graves problemas
para el encendido. Si la cilindrada unitaria es elevada (cilindro de. gran
tamaño), aumenta el recorrido de la llama, o sea, la distancia entre la chispa
y los puntos más alejados de la cámara de explosión (esto únicamente se refiere
a los motores de encendido por chispa, es decir, con cielo de Otto). Debido a
esto se requiere un tiempo mayor ara la combustión, lo cual obliga a limitar
número de revoluciones por minuto y, como secuencia, la potencia. Además, se
producen con más facilidad fenómenos de combustión anormal, extraordinariamente
perjudiciales. Las mayores dificultades de refrigeración crean el peligro de
existencia de puntos alientes, que son la causa del autoencendido.
La temperatura del cilindro debe ser limitada (150-200 ºC para la
superficie interior e la bujía y unos 250 ºC para las paredes de la cámara de
combustión) por razones de resistencia y lubricación. La transmisión del calor
de los gases calientes a las paredes se produce esencialmente por radiación;
por ello, el calor transmitido es proporcional a la diferencia entre las
cuartas potencias de las temperaturas de los gases y de las paredes y,
prácticamente, independiente de la velocidad de rotación del motor. El calor
irradiado es proporcional al volumen V del cilindro, mientras que el calor que
puede disiparse al exterior con la refrigeración es proporcional a la
superficie S, por lo que la diferencia de temperaturas en el interior y en el
exterior del cilindro es proporcional a la relación VIS, es decir, al diámetro
y, en definitiva - para motores similares, con la misma relación
carrera/diámetro-, a la cilindrada unitaria.
Para una misma relación carrera/diámetro, los motores de gran
cilindrada unitaria poseen una carrera mayor y, por tanto, una velocidad media
% del pistón más elevada. Esto limita el número de revoluciones admisibles y,
por tanto, la potencia.
Por el contrario, los motores de cilindrada unitaria elevada
poseen la ventaja de que permiten fácilmente la colocación de válvulas más
grandes o, precisamente, de 4 válvulas por cilindro, as! como el encendido
doble, con 2 bujías por cilindro. Sin embargo, se trata de soluciones adoptadas
muy raramente en los automóviles de serie, mientras que en los coches de
carreras suele recurriese a ellas, incluso para cilindros relativamente
pequeños. Por estos motivos, mientras que antiguamente se alcanzaron
cilindradas unitarias elevadísimas (por ejemplo, los Mercedes 60 HP de turismo
de 1903 tenían una cilindrada unitaria de 2.309 cc y los De Dietrich de
competición de 1906, de 4.540 cc), actualmente se adoptan valores mucho más
bajos. Entre los casos limites pueden señalarse el bicilíndrico Honda 360 (cilindrada
unitaria de 180 cc) y el Cadillac Fleetwood Eldorado, de 8.194 cc y 8
cilindros en V (cilindrada unitaria de 1.024 cc). El motor del Honda gira a una
velocidad de 8.500 r.p.m., con una potencia específica de 87 CV/l, mientras que
el del Cadillac lo hace a 3.800 r.p.m. con 29 CV/l.
En los motores Diesel no existen los problemas relativos al
encendido y es posible recurrir a cilindradas unitarias mucho mayores.