HISTORIA
DE LAS MURGAS
El regreso de la democracia a
nuestro país en 1983, representó la explosión del silencio rehecho
voz en todos los ámbitos y especialmente en la murga.
Para 1983 habían sobrevivido sólo diez murgas.
Hubo reagrupamientos de antiguas murgas disueltas, creación de otras
murgas a partir de integrantes de viejas murgas, y creación de nuevas
murgas.
El momento socio-histórico asociado a la euforia democrática se insertó
fuertemente en el discurso y la organización murguera.
La murga retomó su música y su sentido social
reivindicatorio-contestatario, recuperó las calles, se expandió, ganó
público, se hizo portavoz temporal de un discurso político-social que
apuntaba a la integración, la revalidación de la cultura popular, la
participación y el protagonismo social.
Si bien a posteriori la amplitud de expectativas generadas no tuvo la
respuesta esperada desde el poder político, la murga como tal continuó
su curso de crecimiento sostenido y aceptación desde los espacios de
poder.
En esa época nacieron murgas "famosas" que llegan hasta
nuestros días: Los caprichosos de Liniers, Los amantes de La Boca, Los
reyes del movimiento de Saavedra, Los herederos de Palermo, La Catalina
del Riachuelo, Los cometas de Boedo.

Paulatinamente se fueron conformando asombrosas mezclas con algunas
barras de los hinchas del fútbol, y la estética carnavalesca fue
ganando muchos jóvenes artistas del teatro, la música y la danza,
dando una amplia difusión al género murguero