Pase por Boedo, recorra sus calles y bares, y disfrute de la historia del Tango. Diseño e Investigación: Adrián Sergio Petillo Visita: http://www.mardelplata.es.fm
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Historia de un barrio de tango y literatura Como podrá apreciar este Sitio lo paseará por uno de los barrios la Ciudad de Buenos Aires, Capital de la República Argentina, que ha realizado innumerables aportes a la historia porteña y nacional. "Boedo es de hace muchos años, el nombre de una calle y los alrededores de la misma, pero a partir de 1972, pasó a llamarse así como uno de los cuarenta y siete barrios porteños" nos dice Diego A. Del Pino en su libro "Ayer y hoy de Boedo". El nombre de la calle principal, hoy avenida, a la cual el barrio debe su denominación, corresponde al Dr. Mariano Boedo, diputado salteño ante el Congreso de Tucumán en 1816, que declara la independencia de estas tierras del Reino de España. "La calle es paradigma de este rincón porteño. Fue un antiguo camino que iba hacia la provincia y se comenzó a determinar a partir de 1860, conociéndoselo como Camino de las Tropas", comenta del Pino. Esta zona en el siglo XIX pertenecía a la periferia del núcleo urbano, el que era conocido por sus quintas que producían los alimentos para la comunidad. Aprovechando la creciente expansión edilicia de ese entonces, empezaron a aparecer en grandes cantidades los hornos de ladrillos. Por lo tanto la ciudad se fue ampliando geográficamente hasta incluir en sus arrabales a Boedo, en donde se fueron radicando los inmigrantes europeos, sobre todo españoles e italianos, siendo estos últimos los que edificaron el barrio, según la tipologías y formas de construir traídas de su tierra natal. Para el porteño decir "Barrio de Boedo", es despertar una serie de imágenes muy especiales y características. Boedo fue lugar suburbano "de paso" hacia el Riachuelo. En los comienzos del siglo XX, fue una especie de arrabal entre la ciudad y el campo, donde era posible construir una casita y vivir tranquilamente, viendo como todo prosperaba y se transformaba. Pero entre 1920 y 1940, el barrio asumió posiciones especiales, que lo distinguieron física y socialmente de los otros barrios porteños. Por aquel entonces ya habían surgido grupos literarios, la gente se reunía en los cafés, el deporte estaba representado por la presencia del fútbol de San Lorenzo de Almagro, el teatro era una verdadera vocación y pronto comenzarían a escucharse las canciones de Homero Manzi. Dos esquinas con mucha historia: San Ignacio y Boedo (izq) y San Juan y Boedo (Bar Cannadian), en la esquina Homero Manzi (Derecha) ![]() ![]() Fue que en este barrio donde parte de la literatura argentina se fue conformando. Hacia 1920 aparece el llamado "Grupo de Boedo", muy influenciado por los escritores rusos de la prerevolución. Era el arte al servicio de lo social y lo político, más prosistas que verseadores. Se destacaron figuras como Leónidas Barletta, Elías Castelnuovo, Alvaro Yunque, Nicolás Olivari, César Tiempo, entre otros, avalados todos por varios editores de la zona de clara orientación socialista, pero nucleados especialmente en una editorial denominada "Claridad" que publicaba sus libros. Este grupo contrastó con otro de esa misma época: "El Grupo de Florida" que publicaba en las revistas Proa y Martín Fierro. Muy diferente a Boedo... calle del suburbio gris y pobretón, de la masa criollo-inmigrante... era Florida, una calle refinada del centro. Pertenecían a ese otro grupo Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal, González Lanuza: predicadores del arte por el arte mismo, que acusaban a sus colegas suburbanos de mal gusto artístico, mientras que los boedenses les reprochaban la falta de sensibilidad social. Antonio Pagés Larraya describía a estos dos grupos en su artículo "Perspectiva de nuestra novela" del Boletín del Fondo Nacional de las Artes Argentinas (1960) de la siguiente manera: "A pesar de sus notorias limitaciones, la oposición Boedo-Florida es útil para caracterizar la novelística de ese momento. Boedo alimenta una pléyade iconoclasta de izquierdistas y soñadores. Florida, elegante y cosmopolita, adopta ideales literarios modernos refinados. Boedo mira a las gentes sencillas, a los destinos castigados y no rehuye el lunfardo. Florida intenta crear una expresión argentina depurada, original, en la que asoma un peculiar barroquismo. Boedo practica cierto neonaturalismo desgarrante bajo el influjo de Dostoievski, de Tolstoi, de Gorki. Los escritores de Florida, más cultivados, más artistas, ahondan igualmente en la problemática nacional, pero con menos preocupación militante". De aquellos arrabales con sus seres marginales -malevos y cuchilleros- fueron creciendo de a poco trovadores que en la Argentina se los llamaba payadores. A principios del siglo XIX, fueron madurando, a través de toda la ciudad, formas musicales que dieron origen al TANGO y a la milonga, géneros que enriquecidos por la inmigración, concluyeron en la música ciudadana que hoy conocemos.
La arquitectura del barrio, aun hoy no ha sido
modificada en gran medida, manteniendo todavía algunas casas con el
estilo itálico de sus comienzos y perdurando un perfil bajo típico de
las urbanizaciones suburbanas. Todavía hoy podemos ver cúpulas,
vitrales y relojes; alcantarillas, veredas y baldosas. Las rejas, las
tejas, las máscaras de las antiguas fachadas decoradas. Las rectas
calles. de frente y de perfil. El viejo Bar Cannadian, donde Homero Manzi inspiro su tango SUR Boedo, que hermoso es recorrer tus calles, aguijonear lo que duerme en la memoria del que te mira pasar desde una mesa de alguno de tus tantos bares, husmear aquel pasado desde donde nos viene ese ser lo que somos. |
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