“Quiero
ver si Santi se atreve a mirarme a los ojos”
Luego de las caricias entre Tamara y Santiago, Natalia habla por primera vez. Sus lágrimas frente al televisor, su soledad en el dolor, y la convicción de que esperará al final del programa para decidir si intenta salvar su pareja.
Natalia Fava esta enojada. Se le nota. Y mucho intenta disimularlo con su mejor cara de “aquí no paso nada”, pero no lo logra. El brillo de sus ojos denuncia algunas lágrimas de pocos minutos atrás. Lo único que se mantiene firma como siempre con sus curvas: sigue espléndida, con jeans con tachas y un suéter turquesa que le cae bárbaro. “¿qué haces vos acá?” arremete frente al periodista, al mismo momento que larga su primera sonrisa en toda la noche, esa enamoró a gran parte de los argentinos. “No quiero hablar. ¿No te enojas? Por favor te lo pido...” Un largo silencio y vuelve a la carga “Bueno, hagamos algo pero cortito, por favor...”.
Suelta las dos bolsas que trae y se tira en un sillón del lobby del Concorde Hotel. La figura televisiva ya quedó afuera. Ahora esta la muchacha marplatense, sin maquillaje, sin T.V, sin plumas, afrontando una historia que le gusta muy poco. “¿Qué queres que te cuente? No estoy bien por lo que paso. Por eso no quiero hablar: creo que voy a decir algo malo si digo lo que me pasa. Lo único que se es que soy una mujer de palabra, de principios, que va a respetar lo que prometió, pase lo que pase”, dice.
La historia es conocida, pero vale repasarla.
Miércoles 9 de mayo.
Casi a medianoche: los chicos ven que la prueba semanal se va cumpliendo al pie de la letra y aprovechan para charlar un rato en el living. El alcohol ya hizo efecto y se encarga del resto. “Che, estamos a full”, comenta Santiago. “Si, la verdad que no doy mas, vamos a joder un poco a Eleonora”, le contesta Gastón. Los dos ingresan al cuarto de las chicas y allí está su presa. “Eleo, te vinimos a buscar:¿te prendes?” vuelve a la carga Almeyda. Las primeras risas aparecen. Gastón la besa, Santiago la acaricia al mismo tiempo que la abraza por la espalda y la besa en el cuello. Eleonora no se resiste mucho y al final les corta el chiste a los chicos:”Basta yo no voy a participar de sus joditas. Son unos pu...”
Dicen que un día después a una linda chica marplatense en un hotel del microcentro porteño se le cayeron sus primeras lágrimas:¡Santi no me puede estar haciendo esto...!
Viernes 11 de mayo.
Cinco de la tarde. Gh les pide a todos que se junten en la habitación de los hombres para retirar el horno y la heladera donde los chicos hicieron y almacenaron las pizzas de la prueba. Ingresan todos. Santiago se demora, es el último de la fila. Las acama no estan todas ocupadas pero el se mete en el suya. ¿Sólo? No, Tamara ya se había convertido en una ocupa. ¿Casual? Hummm. Se acuestan de espaldas. Giran. Santi la abraza. Tamara se aprieta contra el. Las manos se mueves debajo de la cama. ¿Qué pasa? Solo ellos lo saben. El coqueteo continúa. Las piernas se entrecruzan. Alguna risa se escapa. Santiago le besa el cuello. No hay piquito alguno, pero casi. Gh corta el ¿juego?:”Chicos pueden salir de la habitación...”. Santiago, sin motivo alguno a la vista, corre rumbo al baño...
Natalia, ¿pensas que Ariel, el hermano de Santiago, tenía razón cuando dijo que Tamara era la mujer ideal para él?
No lo sé. Ella es muy buena mina, muy seductora, pero buena mina al fin.
Si. Ya lo vi, como muchos argentinos. Lo único que te puedo decir es que voy a estar ahí cuando Santiago salga. Le prometí que ese día lo iba a esperar en la puerta, y ahí voy a estar. Desde que salí de la casa no salgo de noche para evitar conflictos:¿viste como es? Te sacan una foto y te inventan todo. Yo no quería tener ningún problema de ese tipo y cumplo porque soy una mujer de palabra. Voy a estar ahí y quiero ver si Santi se atreve a mirarme a los ojos...
Puede faltar mucho para eso...
Me la bancaré, Te repito: soy una mina de palabra. No quiero hacer ningún escándalo, ni nada por el estilo, porque acá no estamos nosotros dos solamente: hay una familia detrás nuestro que pueden sufrir, y mucho. No paro de sorprenderme hasta donde llega todo, por eso quiero evitar problemas...
¿Seguís confiando en él?
Voy a estar ahí esperándolo cuando el salga y hablaremos. No sé que va a pasar: cuando él salga, yo lo voy a mirar a los ojos. Santi no se que va a hacer.
¿Estas arrepentida de haberte involucrado en esta historia?
No. Cuando estuvimos juntos la pasamos bárbaro. Santi es un pibe divino que se puede equivocar como cualquiera. Lo que hizo no me gusto, pero ya esta hecho. Me siento mareada porque no se cuales son sus sentimientos. Hace una semana me mando una carta con la “Colo”, por eso no lo entiendo. Te aseguro que yo no hubiese dejado que un tipo se sentara en mi cama por nada del mundo. Mucho menos que se metiera adentro.
¿Este es el final?
Cuando salga Santiago te contesto.
Se para. Sus tacones rompen el silencio del hotel. Entonces Natalia saluda con un beso. Llama al ascensor y lleva sus dudas a la habitación. Voltea y vuelve a saludar. “Voy a tratar de dormir: estoy muy cansada”, dice como frase final. Se va, si. Pero esta historia continuara...
Juan Pedro Reca
(revista GH)