Dice estar en estado de shock.
Hace poco más de 24 horas que abandonó la casa de Gran hermano y Santiago
Almeyda (26) no sale de su asombro. Instalado en una suite del hotel Hilton, no
para de recibir llamados y adhesiones de familiares y anónimos.
En una mesa ratona descansan los recortes de revistas y diarios que lo tienen
como protagonista. Todavía no vio ninguno de los videos caseros que registran
su paso por el ciclo de Telefé (emitido las 24 horas por DirecTV). Asegura que
aún es prematuro, que primero necesita tomar distancia de todo y,
fundamentalmente, dormir. Ni el sábado a la noche ni el domingo logró
conciliar el sueño. “La cabeza me da vueltas y vueltas, no paro de pensar”,
confiesa aún envuelto entre sábanas. Los recuerdos de lo vivido estos 105 días
lo acechan una y otra vez, la mayoría de ellos coprotagonizados por la misma
persona: Natalia Fava (27). De ella se enamoró al comenzar el programa y juntos
vivieron una historia de amor apta para todo público que fue seguida por
millones de televidentes. Pero la suerte no estuvo del lado de la incipiente
pareja y Nati —como le dicen todos— fue expulsada a las pocas semanas.
Entonces, Santiago prometió seguir queriéndola y ella, que lo esperaría hasta
la final.
Santiago no llegó a ese punto de la competencia, pero el sábado pasado —
pese al confuso coqueteo de último momento entre él y Tamara Paganini (27)—
Natalia cumplió su palabra y estuvo en el set de los estudios Teleinde, en Martínez,
donde está ubicada la casa de Gran hermano y se emite todos los sábados el
reality show. En cuanto Santiago abrió la puerta de la casa fueron tantas las
demostraciones de afecto que recibió que la de Natalia pareció una más. Pero
luego, más distendidos y en medio de un corte televisivo, se confundieron en un
emocionado abrazo que concluyó en un apasionado beso. Lamentablemente, el
reencuentro no pudo extenderse mucho más, ya que a la medianoche Santiago fue
trasladado al hotel de Puerto Madero y ella debió viajar a Mar del Plata por
compromisos profesionales.
De todos modos, Santiago atesora esos minutos como un momento único, y apuesta
sin dudas a un futuro de a dos.
—En un momento pareció que
usted se había olvidado de Natalia y que había optado por Tamara. ¿Qué pasó?
—Yo nunca me olvidé de Natalia. Quizás en algún momento me confundí, sí,
pero hay que estar allí adentro... Soy humano. Por suerte después pude
entender lo que me pasaba y lo hablé con Tamara. Sólo se trató de amistad, y
de una necesidad de contención afectiva. A Tamara le pasó lo mismo, no hubo
otra intención de parte suya. Los dos sabíamos cuál era el límite y lo que
cada uno quería cuando estuviéramos afuera. Yo siempre le dije que quería
reencontrarme con Natalia y ella siempre me dijo que quería estar con su novio.
—¿Cómo cree que va a proseguir su relación con Natalia? ¿Formalizarán
el noviazgo?
—Cuando llegue de Mar del Plata nos vamos a sentar a hablar. Hoy tengo la
mejor onda con ella y grandes expectativas a largo plazo. Adentro de la casa la
pasé muy bien con Natalia, quisiera que ahora, que ya los dos estamos afuera,
todo eso continuara. No sé si somos novios o qué, pero a mí me gustaría que
siguiéramos conociéndonos.
—¿Temía que al salir ella no lo estuviera esperando, que se hubiera
arrepentido o molestado por su relación con Tamara?
—En un momento pensé que ella se podía haber enojado con todo ese tema, pero
después, al aclararlo con Tamara ante cámaras, esperé que fuese comprensiva y
me perdonase. Por suerte ella entendió que yo siempre le fui fiel y allí
estuvo, tal como me lo había jurado. No caben dudas de que es una mina de
fierro.
Gustavo Lladós
N.BOVIO/PERFIL