“Todas queremos ser un poquito Moria”

 

Es marplatense. Tiene 28 años, mide 1,71, y sus medidas son 95-62-93. La casa de Gran Hermano la lanzó a la fama. Hoy, los hombres la eligen entre las más lindas. Sin embargo ella aclara: “Que no se hagan ilusiones. En Santi encontré al hombre de mi vida”. Además, y luego de haber debutado en la revista, confiesa su admiración por la Casán.

 

Es segura Natalia Fava (27 años, 95-62-93, marplatense de nacimiento, porteña por adopción desde la primera edición de Gran Hermano) cuando habla.

-Natalia, ¿modelo, vedette o conductora?

-Conductora, de acá a la China. Muero por tener un programa propio, repleto de invitados y con un teléfono sonando. Es mi sueño, y espero que se me cumpla pronto. -Pero hoy sos un poco las tres cosas,

-¿no corres el riesgo de la indefinición?

-No, ¿por qué? Yo creo que las personas no se tienen que encasillar en nada. Mientras seas responsable y no hagas papelones, está todo bien. En el momento que sienta que estoy robando, me voy y dejo de hacerlo ...

 

Lejos quedó aquel pasado como organizadora de eventos en Mardel. Lejos quedó también aquella chica que ingresó a la casa de Gran Hermano en busca de ser reconocida. Y mucho más aquellas tardes sin esperanzas y sin amor mirando el mar de su ciudad, mientras sentía que desaparecían sus sueños. Lejos quedó... todo en su vida. Hoy se puede afirmar, y sin temor a equivocarse, que Natalia es una de las chicas que más le gustan a los argentinos, y su vida dio un giro de los grandes. Ella, en tanto, dice que no cambió, pero cuesta creerle. Pocas personas pueden mantener la calma ante un año como el suyo: por lo pronto, todas las tardes es una de las conductoras de Sentí el verano (Telefé, de 13:30 a 15:30) y, por las noches, en el teatro Enrique Carreras comparte cartel con Sergio Gonal, Juan Acosta y Claudia Albertario en Atrapados por la risa.

-Vamos por partes. No bien saliste de la casa de Gran Hermano dijiste que querías ser vedette, ¿por qué todas las mujeres quieren subirse a las tablas?

-Creo que es para sentirse deseada, diosa. Pero quiero que quede algo en claro: yo no soy vedette. Hoy trabajo de esto, y me encanta, pero me siento mucho más conductora y modelo que vedette. Aparte, no me pongo plumas, ni lentejuelas. Hago cuatro cuadros: dos musicales y dos junto a los cómicos.

-¿Y qué dice el público? ¿Te recibe como a Moría o como a la Alfano?

-La gente me trata bien, pero sin llegar a lo de ellas. Cada noche a la salida del teatro , lo único que recibo son felicitaciones, y eso está bárbaro. Todavía no vino nadie a decirme que le devuelva la plata de la entrada. La gente siempre se portó bien conmigo. Quizás en algún momento agredieron a Santiago (Almeyda, su novio) por lo que hacía en la casa con Tamara, pero después siempre se portaron de diez. Nunca imaginé que iban a corear mi nombre cuando saliera de mi casa o que iban a saber tanto de mi vida.

-Sigamos en el escenario, ¿cuál es tu modelo a seguir?

 -Moría. Es un estandarte, la mejor de todas. Yo pagaría por tener su presencia sobre el escenario. Ella es única, indiscutible, y arriba del escenario hace todo bien. Creo que en el fondo todas queremos ser un poquito Moria.

-¿Y las demás chicas?

-Ninguna llega a la altura de Moria. Yeso no lo digo yo, lo dicen todas. Creo que Mónica Ayos también es muy buena. Es muy prolija, y baila muy bien.

-¿Cómo te cayeron las críticas de las vedettes hacia vos?

-Me comentaron que Marixa Balli dijo algunas cositas, pero allá ella. No me interesa lo que digan. Creo que cada uno tiene que hacer la suya, sin mirar lo que hacen las demás. Yo compito conmigo misma, y no me interesa lo que digan. Si te metes a contestarles o entrás en las peleítas tontas, te volvés loca. Yo me propuse no entrar en ese jueguito. ¿Balli? No le habré gustado, y me lo tomo como una crítica más.

 -¿No estará celosa?

-Eso lo decís vos. Yo lo tomo como una crítica más. Estoy abierta a aprender y progresar. Nadie nace sabiendo, ¿o no? Creo que con los días voy mejorando; al menos eso me dicen los productores.

-¿Hasta cuándo vas a seguir trabajando por ser ex Gran Hermano?

-No lo sé. Pero yo tengo algo en claro: yo soy Natalia Fava, la chica que empezó en Gran Hermano y ahora está haciendo su carrera. Creo que cuidando mi imagen puedo dejar de ser la chica del Reality show para convertirme en lo que yo quería ser. Todo depende de cómo maneje mi vida.

-¿Volverías a entrar a la casa?

 -Sí, ¿por qué no? Si no hubiera entrado a la casa de Gran Hermano, hoy nosotros no estaríamos hablando. Yo no reniego de mi pasado. Aparte, tan mal no me fue: ya tengo al hombre de mi vida, Santi.

-Dijiste Santi: si todo sigue bien, se casan el 30 de marzo. ¿De quién fue la decisión?

-Mía, casi lo tuve que obligar (risas). Hablando en serio, de los dos. Estamos mejor, más enamorados Y felices que nunca.

-¿Qué tiene él que no tengan otros hombres?

-Es sencillo, sencillísimo. Con una mirada ya te das cuenta qué le pasa y cómo se siente. Por eso lo elegí, y por eso me quiero casar ya!!!!. No bien termine el programa, nos quedan 15 días para preparar todo. Y yo quiero que sea perfecto: no va a faltar ninguno de los chicos de Gran Hermano. Y queremos casarnos dentro de la casa: ese lugar tiene un significado muy grande para los dos.

-Entonces, ¿los hombres se tienen que ir olvidando de Natalia Fava?

-Obvio. Que se olviden ya de mí, yo ya encontré al hombre de mi vida...

-¿Y después del casamiento qué?

-Queremos vivir tranquilos, amándonos, queriéndonos, como la familia Ingalls. ¿Hijos? Me gustaría, pero mas adelante.