LA AMISTAD

 

El tipo de amistad varía durante las diferentes épocas de la vida. Pero, en esencia, las que perduran son aquellas que logran madurar y acompañar los momentos agradables y desagradables que ambas partes atraviesan.

Sin embargo, como sucede con tantos otras relaciones, no siempre las personas logran cuidar el vínculo de la amistad. Es más, en general, a mayor publicidad verbal sobre ello, menor práctica del culto de la amistad. Tenga en cuenta que, usualmente, quienes son realmente 'espirituales', para usar un término tan de moda, lo llevan a cabo y no tienen tiempo para hacer alarde de serlo.

De manera que, para saber cómo cuidar tal tipo de relación, vamos a hacer al revés. Le proponemos diversas técnicas, muy frecuentes en 'arruinadores del culto de la amistad', útiles para tener en cuenta, sea que las lleve a cabo Ud. sin darse cuenta, o las sufra por parte de alguna persona que se vanagloria de hacer un culto de la amistad:

  1. Un personaje de su familia le regaló dos corbatas, remeras o pares de aros. Cuando su amigo o amiga diga 'que lindo, es carísimo, yo siempre quise algo igual, pero no puedo', entonces regálele uno de esos objetos. Después de todo, Ud. no puede usar dos en forma simultánea. Y por otro lado, así, contribuye a fomentar la modalidad extorsiva de su amigo o amiga. La contra, sin embargo, es que Ud. siempre vivirá con sentimiento de culpa por sus logros y, porqué no, por el tipo de familia que Ud. tiene y él o ella no. Moraleja: cuídese de no estropearse la corbata, la remera o los aros que le quedaron, porque no solo carecerá del segundo par sino que, además, maldiciendo a su amigo o amiga tampoco le durará la amistad.
  2. Ud. se compró un par de zapatos y los estrena. De modo que, cual en su dulce infancia, o así lo relata, o cruzando las piernas hace algún movimiento para exhibirlos. Su amigo/a los mira y -siempre con cara de asco- lanza comentarios semejantes a: qué horribles!!! ese color es imponible!!!; o para mi gusto son demasiado clásicos, pasados de moda. Otras variantes emparentadas es que le critique la horma del calzado, le pregunte el precio y acote que los vió más baratos, o inclusive, que ese modelo se lo había comprado hace unos años pero los tiró o regaló a una mucama a la segunda postura, ¿vio?. Moraleja: conviene que no haga alarde de su reciente compra, o que la muestre pero poniéndo la calidad a la par del calzado de su amigo/a. De todos modos, no se extrañe que a la semana siguiente el otro/a aparezca con un calzado nuevo con el cual tienda a reestablecer el campeonato.
  3. Ud. está preocupado por mantener su cargo laboral. Su amigo/a siempre intercala comentarios tales como: 'conozco a uno que en iguales condiciones que las tuyas le serrucharon el piso, no te quiero inquietar pero yo que vos me cuido....'; 'ma' sí, mandalos al diablo y buscate otro trabajo'; 'yo en tu lugar no digo nada, que no se note que estás, es la mejor manera para que no te echen'; 'por lo que te pagan yo que vos ni me preocupo'; 'y bueno che, nos pasa a todos'. Incluso, el género femenino puede encontrarse o protagonizar variantes tales como: '¿y si para acomodarte te lo levantás?'; 'yo, en cambio, estoy de lo más tranquila'; 'si no necesitás la plata, ¿porqué no renunciás?'. Moraleja: no cuente sus progresos, más bien, tienda a presentarse como otra víctima de las circunstancias o repita que a Ud. le va igualito que a su contrincante, perdón, a su amigo/a.
  4. Ud. gana menos y su amigo más. De modo que, este último, siempre sugiere ir a almorzar a lugares que no están a la altura de su presupuesto. Así, puede haber oportunidades en que Ud. gasta más de lo que podría, o acepta ser invitado, con lo cual siempre estará en deuda. Moraleja: Llévese una vianda y convide, o diga que ya comió.
  5. Cuando Ud. está preocupado y relata su problema, su amigo o amiga no solo le interrumpe sino que además le dice 'no sabés a mí lo que me pasó' y prosigue sin prurito hablando de sí mismo. Si Ud. insiste con plantear su tema corre el riesgo de ser caratulado -por el egocéntrico- como egoísta, porque recuerde que el problema del otro siempre es más dramático. Claro está que, si lo deja hablar, se transforma en un masoquista. Moraleja: mientras mira de reojo el reloj propio o ajeno, calcule el tiempo y haga hablar primero a su amigo o amiga y cuando parezca que ya agotó el repertorio de sus sinsabores o triunfos, teniendo en cuenta que no sea la hora de despedirse, sorpréndalo con un 'sos vos el que no sabés lo que me pasó, por eso ahora voy a contar yo'. Es mas, en el caso de que en ese día no tenga ningún problema o situación llamativa, invente.
  6. Habría muchos ejemplos para dar. Pero, quizás, la reflexión más importante radique en pensar en las veces en que, en las relaciones de amistad, se inmiscuye alguna historia pendiente con hermanos o personajes equivalentes. Pues, en medio de su libreto de cuidados, maltratos y auto-maltratos, puede sucederle que esté reeditando la relación con quienes compartieron -o no- las cosas importantes de su vida. En este sentido, la figura de los hermanos se diferencia -por una cuestión de paridad- de las expectativas que Ud. haya venido depositando en sus padres. En otras palabras, puede serle útil rever las oportunidades en que, más que enfrentar, idealizar, someter o someterse ante sus amistades, éstas solo están sirviendo para descargar cuentas pendientes con hermanos o equivalentes. Siempre teniendo en cuenta, también, que al tomar consciencia de ello, este paso es oportunidad para encarar y resolver de otro modo los lazos fraternos pendientes. Con lo cual, podrá aligerar las relaciones de amistad de tanta expectativa y, por ende, disfrutar de ellas. O, si le parece más oportuno, despacharlas para elegir mejor la próxima vez. Se desprende de todo lo anterior, entonces, que si su amigo o amiga es hijo o hija única obviamente tenderá a monopolizar la relación de amistad. Si es primogénito no sería de extrañar que tienda a hacerlo sentir a Ud. como cola de barrilete. O si es jamón del sandwich, o uno más de un montón de hermanos, o se siente último vagón del tren fraterno, entonces, le haga sentir a Ud. lo que él o ella padecieron. Moraleja: elija como amigos a aquellos que -pudiendo hablar de estas vicisitudes tan humanas- hagan doler menos. Y, naturalmente, cuídese de las oportunidades en que a Ud. se le despiertan vivencias semejantes en las relaciones de amistad.

 

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