ALGUNAS EXPECTATIVAS DE LAS CIRUGÍAS PLÁSTICAS
Hay casos en que las personas requieren de una cirugía reparadora. Los motivos suelen estar relacionados por algún traumatismo o patología previa. Cada persona es un mundo, pero en términos muy generales podemos decir que la cirugía reparadora, si bien es solicitada para estar mejor, suele acompañarle el sufrimiento por un estado anterior perdido. En otras palabras, la persona busca técnicas que lo alejen de alguna situación displacentera. Y, muchas veces se le hace difícil estar mejor consigo misma y gozar de los beneficios de este tipo de cirugía porque prosigue anhelando volver al estado anterior que un hecho o enfermedad transformó.
En cuanto a las cirugías plásticas, estéticas en general, a ellas también las acompaña una vivencia semejante a lo anterior. Si bien, lo que se manifiesta predominantemente es la búsqueda de métodos o técnicas que ayuden a estar mejor consigo mismo. Las partes del organismo factibles de ser "restauradas" van siendo proporcionales a la creatividad y capacidad de muchos "escultores" corporales. Ya no se trata únicamente de mujeres, también el sexo masculino consulta para encontrar la manera de verse y sentirse mejor.
Sin embargo, en los últimos años, es frecuente que muchas personas estén desesperadas por la edad que tienen. Nos encontramos con jóvenes que anhelan ser más adultos que lo que son, y así actúan en consecuencia. Al mismo tiempo, muchos adultos, que suelen ser sus padres, viven anhelando retrotraerse a un aspecto de su juventud pasada. En otras palabras, más que tratar de llevar su adultez "en forma", muchos se desesperan por detener el paso del tiempo.
Se desprende, entonces, la pregunta de cuándo es necesario o adecuado recurrir a las cirugías plásticas por placer estético. Si tuviera que sintetizarlo, podríamos decir que siempre..... siempre y cuando la persona se replantee las motivaciones que subyacen a su deseo de recurrir a ellas. Pues, de lo contrario, proseguirá insatisfecho, tanto o más que quienes acceden a una cirugía en términos reparatorios. Con lo cual, terminará buscando a otro cirujano que presupone hubiera podido dejarla mejor que el que intervino anteriormente. El resultado, entonces, puede ser el sufrimiento y la eterna suposición de que no quedó bien, que el profesional no era de lo mejor, etc. Obviamente, puede haber casos en que se justifican el disconformismo. Pero, la capacidad y e intervención adecuada del cirujano y su equipo no siempre es acompañada de la adecuada reacción y reconocimiento de sus pacientes. De ahí que sean útiles consultas psicológicas simultáneas. A veces porque el paciente tiene pánico a la anestesia, sea por una desagradable experiencia familiar, porque le contaron de algún caso dramático extremo, o porque siempre fue miedoso y nervioso, o porque para una gran mayoría el postoperatorio está plagado de impaciencia o intolerancia a sufrir el más el mínimo dolor. Además, están quienes, con todo un estilo de vida, objetan si no hubiera podido ser un poquito más o un poquito menos, otras que no suelen tener en cuenta las proporciones de su cuerpo. Otras personas, más que mirarse "antes" y "después" suelen caer en la tortura de compararse con el "después" de otra persona que la vieron más satisfecha consigo misma.
Naturalmente, dependerá de la modalidad del paciente, y felizmente como sucede en todo encuentro con los pacientes, están quienes pueden disfrutar de su esquema corporal mejorado.
Pero además de la modalidad del paciente, también influye el momento de su vida en que desea operarse. Una mujer puede decidirse a recuperar una armonía corporal perdida o nunca tenida. Sin embargo, hay fantasías que arruinan lo positivo de cualquier cambio iniciado. Son ejemplos: "me va a cambiar la vida" o "ahora que mi marido me abandonó me voy a conseguir otro mejor", o "voy a estar espléndida como fulana o mengana", o "ahora voy a matar con las más péndex", etc. En todos los casos hay pasiones más o menos insatisfechas, que comparten el trasfondo de su sensibilidad y emociones en juego.
Habrá quienes lo expliciten abiertamente. Otros lo disimularán o dirán que ya tienen experiencia previa en estas peripecias. Sin embargo, aunque cada momento es único, simultáneamente todas las personas tienen algo en común. Se trata de que, para el momento de pensar y decidir una intervención, están en alguna época de cambio. De ahí que, tengan oportunidad de re-encontrarse con la sensibilidad que subyace a la necesidad de llevar a cabo la intervención. Esto se hace más evidente en aquellas personas que requieren de más cirugías con total naturalidad. Pues, profundizando en sus vicisitudes, manifiestan la esperanza de que la modificación corporal -a corto plazo- les acarree el bienestar que no sienten.
En síntesis, una cuestión es que una persona recurra a importantes cambios en su cuerpo porque viene cambiando interiormente y con los de su alrededor, porque la cirugía -además de justificarse- forma parte de algún cambio en la manera de vivir. O al menos, su mayor intención.
Otra cuestión es que se deposite la expectativa masiva de que el cambio vendrá después. Pues, cuando asoma la frustración por los otros cambios no producidos, la persona va estropeando en sí misma la obra del mejor escultor. Mejor dicho, se despierta todo un estilo de vida sobre el cual el cirujano no puede actuar. Es en estos casos cuando más de un paciente, no solo se queda amargado sino que comienza a deambular por diversos consultorios.
En este sentido, la importancia de contemplar con cierto detenimiento qué acontece en las expectativas de quienes recurren a las cirugías es, sencillamente, que las personas tengan un mejor "preoperatorio, durante y post-operación". Y que además, la cirugía placentera se diferencie de aquella otra que está más ligada a la pena o el sufrimiento. Este aspecto se expresará en la interrelación con el cirujano. Y la utilidad de encararlo radica en contribuir a que las personas puedan ubicar los malestares emocionales donde corresponden que estén. Entonces sí, la cirugía será un estímulo para proseguir cambiando en algún ámbito importante de la vida.
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