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SÍNODO[*] SIN PRECEDENTES.

UN RABINO Y UN PATRIARCA CISMÁTICO, HABLAN A LOS OBISPOS

 

 

   El domingo 5 de octubre, Benedicto XVI celebró en Roma la Misa de apertura del 22º Sínodo de Obispos. Este Sínodo se caracteriza por una serie de "primeros acontecimientos", todos animados por el ecumenismo impuesto por el Concilio Vaticano II, un ecumenismo condenado por el perenne Magisterio de la Iglesia.

   El Sínodo, que, centrado en las Escrituras, se reúne bajo el título de "La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia”, y que se prolongará hasta el 26 de octubre, se considera uno de los acontecimientos más importantes del Año Paulino.

   Es el primer Sínodo que no se inaugura en la Basílica de San Pedro sino en la de San Pablo Extramuros, el motivo principal de esto, es que se celebra durante el Año Paulino, pero también debido a que esta Basílica se ha convertido en una "basílica ecuménica".

   Fue en San Pablo Extramuros en donde Juan XXIII, en 1959, anunció la realización del Concilio Vaticano II en 1959.  En esta misma basílica, el 4 de diciembre de 1965 Pablo VI llevó a cabo una celebración especial para implorar la unidad de los cristianos, agradeciendo la presencia de los observadores protestantes presentes durante el Concilio Vaticano II.

   En San Pablo Extramuros Juan Pablo II anunció su planeada reunión de Asís para 1986 y, en el año 2000  abrió la puerta santa flanqueado por el Patriarca cismático de Constantinopla y el arzobispo Anglicano de Canterbury.[1]

   También en San Pablo Extramuros se hace todos los años la liturgia final de la "Semana de Oración por la Unión de los Cristianos", programa que se ha hecho ecuménico desde el  Vaticano II, y ahora se lleva a cabo conjuntamente con el Consejo Mundial de Iglesias.

   El primer Motu Proprio de Benedicto XVI, publicado el 31 de mayo de 2005, contó con la estructura canónica de San Pablo Extramuros. En ese documento, Ratzinger señalaba a la Basílica como lugar de sucesos ecuménicos, y propiciaba más empresas de esa clase para el futuro.

   El 21 de enero de este año, el Servicio Informativo del Vaticano confirmaba que, como parte del Año Paulino, San Pablo Extramuros abriría una "capilla ecuménica" en la que miembros de distinta sectas no católicas pudieran llevar a cabo sus servicios.[2]

   El 28 de junio de 2007, al anunciar el Año Paulino, Benedicto  dijo que ese año se caracterizaría por su "dimensión ecuménica".[3] El sínodo de octubre, la ha dado ocasión de afirmarlo en su mundo y de mostrar su incondicional apego al nuevo programa del Vaticano II.

   El 18 de octubre, como parte del Sínodo que se está llevando a cabo, Benedicto XVI y el Patriarca Cismático  Bartholomew, presidirán las primeras Vísperas. Luego, cada uno de ellos disertará sobre las Escrituras, con una especial referencia al Año Paulino. será la primera vez que un Patriarca Cismático habla en un Sínodo de Obispos. El Arzobispo Nikola Eterovic, secretario general del Sínodo de Obispos, explicó, que el Patriarca “traerá los saludos de las Iglesias Ortodoxas que el Apóstol de las Naciones fundó antes de dirigirse a Roma en donde sufrió el martirio.”

   El Sínodo también dará la bienvenida a otros miembros Ortodoxos Cismáticos, lo mismo que a varios miembros de sectas protestantes.

   Asia News anunció: “Estarán presentes representantes del Patriarcado Ecuménico así como miembros de los Patriarcados de Moscú, Serbia y Romania, de la Iglesia Ortodoxa Griega y de la Iglesia Apostólica Armenia, también representantes de la Comunión Anglicana, la Federación Luterana Mundial, la Iglesia de los Discípulos de Cristo y del Consejo Mundial de Iglesias.”

   En otra ecuménica“primera vez”,  un rabino habló a los Padres sinoidales.  El 6 de octubre, el Rabino Jefe Shear Yashuv Cohen de Haifa, Israel, se dirigió a la asamblea para enseñarles la interpretación judía de las Sagradas Escrituras  — una lectura del Antiguo Testamento que nada tiene que ver con Nuestro Señor Jesucristo—. El Asia News se congratuló diciendo, “Fue la primera vez que un rabino, y un no cristiano, se dirigió a los Padres sinoidales.”

   Otros invitados especiales incluyen al Rev A. Miller Milloy, secretario general de la Unión de Sociedades Bíblicas, y el hermano Alois, prior de la Comunidad de Taizé. Verdaderamente, ese sínodo tiene una dimensión ecuménica sin precedentes.

   La enseñanza inamovible de la Iglesia es que cualquier contacto "ecuménico" con miembros de falsas religiones debe tener un único propósito: convertir al no católico a la verdadera fe de la Iglesia católica, fuera de la cual no hay salvación. Esta fue la clara enseñanza contenida en las "Instrucciónes para el Movimiento Ecuménico" dada por Pío XII en el año 1949 – enseñanza conforme al perenne Magisterio de la Iglesia. Allí, Pío XII dice, "Esas reuniones solamente pueden llevarse a cabo con el fin del retorno de los disidentes a la única verdadera Iglesia de Cristo"

   La variada colección de falsas religiones visibles en este Sínodo, representan un ecumenismo que el Papa Pío XI condenó como falsa unidad "alejada de la única Iglesia de Cristo.” [4]

   Benedicto XVI proclama estar actuando de acuerdo a la “hermeneutica de continuidad” que sostiene que el Vaticano II no contiene ninguna ruptura con el pasado. Al mismo tiempo, implementa iniciativas sin precedentes, que no tienen ninguna continuidad con la historia de la Iglesia, y que hubieran sido condenadas por cualquier papa.

    De hecho, la total noción del "Sínodo de Obispos",  es una aplicación directa de la colegialidad del Vaticano II. Jamás en la historia de la Iglesia se vio a obispos de todo el mundo reunirse en Roma cada tres años durante un mes, para discutir un tópico determinado. Había Sínodos solamente en raras ocasiones. Ahora son permanentes estructuras “colegiadas”.  Lo que es más importante, los Sínodos se establecieron con el fin de implementar el pensamiento del Vaticano II en todo el mundo.

   En el Sínodo que se está llevando a cabo en estos momentos, somos testigos de un nuevo avance en la revolución conciliar. Ahora, rabinos y Patriarcas Cismáticos disertan ante los obispos, y son invitados a participar varios no católicos.

   Los elementos ecuménicos de este sínodo, garantizan la perpetuación de este ecumenismo liberal a lo largo de esa nueva iglesia conciliar, en detrimento de la Tradición. Esto va a animar a los obispos diocesanos a promover reuniones similares, tales como conferencias sobre tópicos religiosos con cismáticos, protestantes y rabinos. A los fieles que aún no se han dado cuenta de que esta ya no es la Iglesia Católica sino una nueva iglesia, que ya no enseña la Religión de Nuestro Señor, pero, que, a pesar de eso, se sientan inquietos con estos procederes, y se atrevan a presentar alguna queja, los obispos sólo tendrán que decirles que ellos se limitan a seguir el ejemplo del "conservador" Benedicto XVI.

            En 1918, el Cardenal belga Mercier escribió una carta pastoral titulada La lección de los acontecimientos,  en donde dice que la Primera Guerra Mundial fue un castigo debido a que estados y gobiernos colocaron a la única verdadera Iglesia de Jesucristo al mismo nivel que los falsos credos.

   El Cardenal Mercier escribió, “En nombre del Evangelio, y a la luz de las Encíclicas de los últimos cuatro Papas, Gregorio XVI, Pío IX, León XIII, y Pío X, no dudo en afirmar que esa indiferencia hacia la religión que colocó al mismo nivel la religión de origen divino y las religiones inventadas por el hombre, para incluirlas en el mismo escepticismo es la blasfemia que atrajo sobre la sociedad este castigo  mucho más que los pecados de los individuos o de las familias.” [5][10]

   El Cardenal Mercier se dió cuenta de que ese fue un castigo debido a que los  gobiernos habían dado el mismo lugar a las falsas religiones. ¿No es mucho peor, legitimar a los ojos del mundo las falsas religiones, bajo el techo de una de las Basílicas mayores de roma?

   Los verdaderos católicos debemos decir ¡basta! y denunciar ante el mundo que la que procede así no es la verdadera Iglesia de Cristo, ni sus líderes los verdaderos pastores, sucesores de los Apóstoles (eso es lo que tratamos de hacer desde aquí). Es evidente que no se puede seguir sosteniendo que los "papas" conciliares son verdaderos papas. Con tales afirmaciones. lo único que se hace es confundir al pueblo fiel.

   Lamentamos que muchos que dicen defender la Tradición, lleven a las almas por caminos equivocados.

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