voluntarias.
Porque de alguna
manera debíamos
cambiar la forma
en que estábamos
mirando las mismas
cosas. Desnudarlas
a los sentimientos.
Debimos tal vez
haber buscado
hace tiempo
la fórmula mística
poética
que nos devolviera
aquél código
sagrado de nuestros
mensajes etéreos
y derribara
las aristas de ciertos
desencantos. |
¿ Habrá una sola forma o eran muchas?
Hay veces que las cosas no las recuerdo.
Como el color en que decidimos pintar el mar
o la marca que diseñe para tu cuello
¿ El mar, lo hicimos que yera o que viniera?
Sabemos que puede hacérsenos difícil
disfrutar de los sabores,
cuando hayamos oscurecido
el techo con nuestras sombras,
y postergado para más tarde,
lo que nunca deberíamos hacer.
Solo intenta con un sueño,
porque salvo lo que está escrito,
el resto es viento.
Habrá acaso un poema
en la mano que escondes con tanto recelo?
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