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René Descartes
Discurso del Método
"... Rechacé por falsas todas las verdades cuyas demostraciones me enseñaron mis profesores. Y, finalmente, como los pensamientos que tenemos cuando estamos despiertos, podemos también tenerlos cuando soñamos, resolví creer que las verdades aprendidas en los libros y por la experiencia no eran más seguras que las ilusiones de mis sueños. Pero enseguida noté que si yo pensaba que todo era falso. Yo, que pensaba, debía ser alguna cosa, debía tener alguna realidad, y viendo que esta verdad: pienso luego existo era tan firme y tan segura que nadie podría quebrantar su evidencia, la recibí sin escrúpulo alguno como el primer principio de la filosofía que buscaba"...
El mayor filósofo francés de todos los tiempos, padre de la filosofía
moderna, e iniciador del racionalismo. Nació en La Haye, en Turena, en
el seno de una familia de la pequeña burguesía. Tercer hijo de
Joachim Descartes, consejero en el parlamento de Bretaña y de Jeanne
Brochard, que murió de parto al año siguiente. Tras casarse de
nuevo su padre en 1600 con Anne Morin, pasó al cuidado de su abuela,
quien le educó hasta 1606, fecha en que ingresa en el colegio de los
jesuitas de la Flèche, fundado dos años antes, y una "de
las más celebres escuelas de Europa", y cuyas enseñanzas,
en particular la filosofía escolástica aprendida de 1612 a 1614,
Descartes enjuicia en su Discurso. Abandona esta escuela y en el año
1616 se halla en Poitiers cursando estudios de derecho. En 1618, queriendo leer
el "libro del mundo", se enrola en el ejercito de Maurice de Nassau,
príncipe de Orange, y participa así en la guerra de los Treinta
Años. Este mismo año conoce a Isaac Beeckman, un investigador
holandés, momento a partir del cual Descartes se interesa por la investigación
científica, que une la matemática y la física. Por la correspondencia
de Beeckman se sabe que Descartes por esta época buscaba ya, como había
hecho Ramon Llull, un "arte general para resolver todas las dificultades".
Rota la amistad con Beeckman, Descartes abandona Holanda y se enrola en el ejército
católico de Maximiliano de Baviera. En noviembre de 1619, en Ulm, según
su propio relato, descubre "los fundamentos de una ciencia maravillosa",
tras interpretar el sentido de tres sueños habidos la noche del 11 de
noviembre, que se considera el punto de arranque de su nuevo método.
Sigue de 1620 a 1629 un período de 9 años de viajes, de los que
hay que destacar que, en 1622, adquiere un patrimonio familiar que le permite
autonomía económica y que, pese a llevar a cabo un viaje a Italia,
no llega a conocer a Galileo. Hacia 1625-1627 se halla en París, donde
llega a ser conocido entre los medios literarios, científicos y filosóficos,
como "excelente matemático" y perfecto hombre de mundo. Entre
sus amigos, se cuentan sobre todo Mersenne y el cardenal de Bérulle.
En este ambiente participa en la discusión entre el valor y sentido de
la filosofía tradicional escolástica y los métodos innovadores
de la "nueva ciencia" que, por aquel entonces, se hallaba mezclada
con las llamadas "ciencias curiosas" (magia, alquimia, astrología).
Por esta época Descartes comienza a redactar las Reglas para la dirección
del espíritu (en 1628) aunque fueron publicadas póstumamente.
En ellas consta ya la conocida afirmación cartesiana de que, al menos
una vez en la vida, conviene poner todo en discusión, y el rechazo frontal
y total de la filosofía escolástica y, con ella, del aristotelismo.
Frente a las confusiones y ambigüedades de la mezcla de la nueva ciencia
con las ciencias curiosas, propia del Renacimiento, Descartes presenta los puntos
esenciales de su método deductivo de razonar, esencialmente matemático,
proponiendo como ciencia ideal aquella que primero justifica el método
en que se fundamenta, cuyos puntos esenciales son: la intuición, la deducción,
la enumeración o inducción y la memoria o recuento de todos los
pasos dados. Tras una importante discusión pública, en casa del
nuncio y ante la flor y nata de todo París, en la que expone su método,
que él denomina "método natural" de razonar, y en la
que el cardenal de Bérulle le dedica grandes elogios y le anima a desarrollar
una filosofía fundada en dicho método, Descartes se marcha a la
región de Bretaña y luego, hacia 1629, se instala definitivamente
en Holanda. En este país, extrañamente aislado, aunque en contacto
epistolar con científicos y filósofos, con Mersenne sobre todo,
y cambiando continuamente de lugar de residencia para no ser hallado, encuentra
la paz de espíritu necesaria para desarrollar sus investigaciones, matemáticas
primero y luego filosóficas, con la intención de hallar razonamientos
filosóficos más evidentes que los geométricos.
En 1637 aparece Discurso del método, que publica en Leiden, en francés,
sin su nombre, junto con tres ensayos científicos, Dióptrica,
Meteoros y Geometría, que él afirma que son ensayos hechos según
su nuevo método. Mientras tanto, en 1633, el Santo Oficio condena las
afirmaciones de Galileo sobre el movimiento de la tierra, por lo que Descartes
interrumpe la redacción de Mundo; en 1635, de Helène Jans, mujer
que le cuidaba, tiene una hija (Francine) a la que legitima; en 1640, mueren
su padre, su hermana y su hija de cinco años ("el dolor más
grande de su vida"). En 1641 publica una redacción en latín
de Meditationes de prima philosophia -iniciadas hacia 1628-, junto con las objeciones
que Mersenne había podido recoger previamente, sobre todo de Gassendi
y Hobbes, y las respuestas de Descartes.Descartes va siendo cada vez más
conocido en Holanda, y mayor es el número de amigos, científicos
y filósofos que le visitan, pero arrecian también las críticas
y la oposición a su filosofía. Hobbes le visitará pero
no lograrán ponerse de acuerdo; Hobbes se alinea con la nueva ciencia,
mientras que Descartes, que no acepta ni la filosofía escolástica
ni la nueva ciencia, pretende que su filosofía llegue a substituir a
la antigua escolástica. De hecho, sus Meditaciones van precedidas de
una carta dirigida a los profesores de la Sorbona de París para captarse
su benevolencia. En realidad, lo que obtiene son ataques, principalmente de
Pierre Bourdin, jesuita influyente, y de Gilbert Voët, profesor de la universidad
de Utrecht. Tuvo que intervenir la autoridad política para lograr que
cesaran los ataques contra Descartes en las universidades holandesas, que lo
acusaban de ateísmo y pelagianismo.En 1644 aparecen, también en
latín, los Principia philosophiae: con ellos intenta ofrecer un manual
de su propia filosofía, redactado al estilo de los que entonces se utilizaban.
Los dedica a la princesa Isabel, hija de Federico V, rey de Bohemia y elector
del Palatinado, refugiado entonces en Holanda, tras la batalla de la Montagne
Blanche (1620). La princesa había conocido y tratado a Descartes y mantenía
con él correspondencia sobre temas de filosofía; en sus Cartas
a Isabel, puede apreciarse la moral definitiva cartesiana. El interés
de esta princesa por cuestiones psicológicas hizo que Descartes compusiera
en 1649 un tratado sobre Las pasiones del alma, que es interesante para comprender
las relaciones entre mente y cuerpo en su sistema.Durante los años 1647-1649,
aparecen las traducciones al francés de las Meditaciones y los Principios
y, en 1648, vuelve por última vez a París, donde coincidió
con los tumultos de la Fronda. En 1649 aceptó no de muy buen grado la
invitación de la joven reina de Suecia, Cristina, interesada en su filosofía
desde 1646, a trasladarse a su corte.(ver imagen). Murió el 11 de febrero
de 1650, a los 53 años de edad. Tras la muerte de Descartes, en las universidades
holandesas comenzaba el cartesianismo.
Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996-99. Empresa
Editorial Herder S.A., Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3.
Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.