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Jean Jacques Rousseau
El contrato social
Particulares han hecho necesaria la creación de las sociedades, es el
acuerdo de estos mismos intereses lo que ha hecho posible. Es lo que hay de
común en esos diferentes intereses lo que constituye el vínculo
social, y si no hubiera algún punto de coincidencia en todos los intereses,
no podría existir ninguna sociedad. Ahora bien, la sociedad únicamente
debe ser regida sobre este interés común..., pero no siempre se
ve cuál es ese bien.
Al pueblo no se le corrompe nunca, pero con frecuencia se lo engaña,
y es sólo entonces cuando parece que quiere lo que está mal.
Hay con frecuencia gran diferencia entre la voluntad de todos y la voluntad
general; esta se refiere sólo al interés común, la otra
al interés privado, y no es más que una suma de voluntades particulares:
pero quitad de esas mismas voluntades los más y los menos que se destruyen
entre sí, y queda como suma de las diferencias la voluntad general.
Filósofo suizo, ilustrado y romántico, nacido en Ginebra. Su
madre, Suzanne Bernard, muere a los pocos días de haber dado a luz, y
su padre, Isaac Rousseau, le educa en casa leyendo con él novelas sentimentales
y las Vidas de Plutarco, pero cuando por causa de un duelo se ve obligado a
exiliarse de Ginebra para evitar la cárcel, abandona al pequeño
Jean-Jacques de diez años de edad, que es acogido por su tío y
enviado a vivir a pensión, junto con su propio hijo, en casa de un clérigo,
donde recibe por primera vez una cierta educación escolar. Vuelto a Ginebra,
entra a trabajar como aprendiz de escribano y de grabador. Cuatro años
más tarde, en 1728, abandona su casa y Ginebra, tras llegar tarde a la
ciudad y ver de lejos cómo se le cierran las puertas, y a sus dieciséis
años se lanza al mundo aventuradamente.
En Annecy, Saboya, es acogido por un clérigo, que lo recomienda a una
conversa al catolicismo, Mme. de Warens, quien a su vez lo envía a un
catecumenado en Turín, donde abandona el calvinismo y es bautizado como
católico; sirve como criado durante un tiempo en esta ciudad, y finalmente
vuelve con Mme. de Warens, con quien establece una amistad materno-filial, que
con el tiempo se transforma en amorosa y apasionada. Transcurren diez años
de lecturas, estudios, obras literarias de poca monta, aventuras, viajes, rupturas
y regresos a Annecy, hasta que se produce la ruptura definitiva con la mujer
que hasta entonces le había dado estabilidad emocional. Marcha a París,
donde presenta a la Academia de Ciencias un Proyecto concerniente a nuevos signos
para la música, que es rechazado; compone la ópera Les Muses galantes,
Mme. d´Épinay lo introduce en el ambiente distinguido y es nombrado
secretario de embajada en Venecia. Vuelve a París en 1744 y comienza
su trato con los philosophes, Diderot y d´Alembert sobre todo, y su colaboración
en artículos para la Enciclopedia; conoce por esta época a Thérèse
Levasseur, una mujer analfabeta a quien toma por compañera para toda
la vida y con quien tendrá cinco hijos que serán depositados todos
en la Maternidad pública. En 1749 va a visitar a Diderot, que se encuentra
en la cárcel de Vincennes, y por el camino lee en el «Mercure de
France» la convocatoria de un premio de moral por la Academia de Dijon,
sobre el tema «Si el establecimiento de las ciencias y las artes han contribuido
a depurar las costumbres».
Su respuesta en forma de un «no» decidido, como crítica a
los valores culturales de la sociedad de su tiempo y a los ideales ilustrados,
constituye su primera obra importante, Discurso sobre las ciencias y las artes,
premiada por la Academia y publicada en 1750. Aquí comienza el itinerario
filosófico de Rousseau. La temática de esta primera obra es causa
de una intensa polémica, que le da celebridad y que le obliga, hasta
cierto punto, a proseguir por la misma línea. Tras decidir ganarse la
vida como copista de música, se reconcilia con el protestantismo y con
la ciudad de Ginebra y publica alguna ópera (Le Devin du village); en
1754 escribe Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre
los hombres, también como respuesta a una nueva convocatoria de la Academia
de Dijon, que se pregunta «Cuál es el origen de la desigualdad
entre los hombres y si la ley natural la justifica»; esta segunda obra,
de mayor profundidad filosófica que la primera, no resulta premiada,
pero Rousseau la publica en Amsterdam, en 1755, y la dedica a la república
de Ginebra. En ella apunta la idea central del pensamiento de Rousseau: hallar
en uno mismo aquella parte de naturaleza que la sociedad todavía no ha
empeorado. Voltaire le comunica que ha recibido este «nuevo libro contra
el género humano», y se lo agradece. Su actitud de negación
y de reformador le hace sentirse incómodo en París, y acepta que
su amiga Mme. d´Épinay le ceda su casa de campo, el Ermitage, para
retirarse; allí trabaja intensamente, y lo hace luego en Mont-Louis à
Montmorency y más tarde en el Petit-Château de Montmorency, donde
permanece seis años. Durante este período, alterado por los vaivenes
amorosos y las amistades rotas (con Diderot, con Voltaire), Rousseau escribe
Carta a Voltaire sobre la providencia (1756) -en respuesta a su Poema sobre
el desastre de Lisboa-, Cartas morales a Sofía (1757-1758), Carta a d´Alembert
sobre los espectáculos (1758) -en respuesta a un artículo de éste,
«Ginebra», en la Enciclopedia -, Julia o la nueva Eloísa
(1756-1760) -tras enamorarse de su sobrina Sophie d ´Houdetot-, Emilio
(1759-1761), El contrato social (1760-1761) y Cartas autobiográficas
a Malesherbes (1762). Es la época de su mejor producción literaria,
pero sus obras, sobre todo Emilio y El contrato social, son rechazadas en Francia
y, por la primera de ellas, se le ordena prisión. Rousseau, privado ya
de influencias y amigos, ha de huir a Suiza. Pero Ginebra prohíbe también
Emilio y El contrato social y los envía a la hoguera; otros países,
ciudades o universidades prohíben asimismo sus obras, y Rousseau se refugia
en Môtiers-Travers, en Neuchâtel, bajo la protección de Federico
II de Prusia; adopta desde entonces el traje armenio, y allí escribe
Carta a Christophe de Beaumont (1763), en la que defiende las ideas de La profesión
de fe de un vicario saboyano, incluida en el libro IV de Emilio, condenado por
el arzobispo de París. En Cartas escritas desde la montaña (1764)
rechaza el trato que la ciudad de Ginebra otorga a sus obras. La hostilidad
contra él va creciendo por doquier: su casa es apedreada por incitación
del cura de Môitiers; se marcha a la isla de Saint-Pierre y, finalmente,
acepta la invitación de David Hume, amigo suyo, para trasladarse a Inglaterra.
Instalado primero en Chiswick, en 1766, pasa luego a Wooton, pero las tensiones
y el temor que lleva dentro hacen que se sienta perseguido y desconfíe
incluso de Hume, y huye angustiado de Inglaterra volviendo a Francia con el
nombre de Renou. Vaga por Francia, se casa civilmente con Thérèse
Levasseur, en 1768, y se establece en París en 1770 donde permanece hasta
1778; vuelve a copiar música, clasifica hierbas y escribe sobre botánica
Mientras tanto ha publicado Confesiones (1767-1771), escritas en buena parte
durante su estancia en Inglaterra, y escribe y no acaba Las ensoñaciones
del paseante solitario. Se traslada en 1778 a Ermenonville, al castillo del
marqués de Girardin, donde muere de apoplejía. El 9 de octubre
de 1779, por decisión de la Asamblea Constituyente, sus restos son trasladados
al Panteón.
Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996-99.
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84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez
Riu.