ðH www.oocities.org/ar /dball7k/fans/fan_ficts/esa_mania.htm www.oocities.org/ar/dball7k/fans/fan_ficts/esa_mania.htm delayed x yŽÔJ ÿÿÿÿ ÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈ Hz ¼ OK text/html O²ÜÚ ¼ ÿÿÿÿ b‰.H Thu, 01 May 2003 23:17:41 GMT ] Mozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98) en, * xŽÔJ ¼
Esa Mania
En
la vida, encontramos a muchas personas. Algunas pasan toda su existencia
huyendo de sus miedos. A estos seres los llamamos "cobardes".
Aunque, si nos ponemos a ver, duran más que los valientes.
Pero,
a veces, llegan a un punto en que el huir ya no les sirve de nada. Y es
cuando alcanzan el punto en que es mejor enfrentar a lo que temen, o
vivir atormentados por la verdad.
Otra
noche más en la Capsule Corporation. Suena extraño decirlo, pero la
paz reinaba esta noche más que nunca en la corporación. Lástima que
exista esa manía Saiyajin de entrenar como si nada más importara en el
planeta, que es la que le quitaba esa paz a la noche. Vegeta se
encontraba entrenando en su cámara de gravedad. Esa manía Saiyajin...
Bueno,
aunque más de una vez esa "manía" ha sido la causa de que él,
junto con otros, hayan salvado a la tierra de tanto peligros en tantas
ocasiones. Tal vez, después de todo, las manías no son tan malas...
Una
patada a un robot. El robot yace en el suelo destruido, por supuesto...
Pero
la mente del príncipe de los Saiyajins se encuentra en otra parte a
pesar de dar tan certeros golpes a sus adversario mecánicos... su
concentración se encuentra en el pasado, en su planeta...
...
en su pasado...
-
Muy
bien, príncipe Vegeta, siga así!!
El
grito de Nappa no podía estar más lleno de emoción. La pelea entre
los Saibaimans, y el príncipe Vegeta, era de las mejores que alguna vez
haya podido presenciar en algún entrenamiento de un guerrero.
Los
Saibaimans, como todos saben, son de las criaturas más molestas en todo
el universos. Pero si buscamos otra palabra que los defina, ésta tendría
que ser tenacidad...
Pero
como diría el mismo príncipe Vegeta:
-
La
tenacidad... AHHHHH - gritaba mientras un energy ha volvía polvo a 2
Saibaimans - contra mí, la considero simple estupidez... HAAAAAAAA - un
Saibaiman ahora explotaba contra un árbol cercano - porque hace que mis
oponentes no entiendan ésta que no sirve de nada contra MIS PODERES,
HAAAA!!!
Ahora,
el resto de los Saibaimans eran aniquilados con ataques cuerpo a cuerpo
por parte del príncipe. Primero, sorprendió a uno por la espalda, y
traspasándolo con su puño, lo hizo estallar.
Vegeta
estaba consciente de que, a pesar de que cada Saibaiman poseía un poder
de pelea que no le hacía ni meya a los suyos, cuando atacaban todos
juntos eran una raza fuerte. Era por eso que decidió atacarlos todos
por separado, no iba a permitir un ataque conjunto.
-
Detrás
de usted, príncipe! - advirtió la voz de su tutor.
Vegeta
ahora esquivaba la garra de uno de sus adversarios, una y otra vez. Sus
movimientos eran realmente veloces, pero no lo suficiente como para
hacerle daño. Al fin, el príncipe
tuvo suficiente, y tomó el brazo de su adversario y lo incrustó
en el suelo, bastante fuerte. Lo suficiente como para dejar ahí por un
rato. Luego, rápidamente, volteó hacia arriba, y pudo ver a uno de
esos cosos verdes preparando un ataque feroz, el Youkaieki,
que consiste en lanzar un chorro de ácido por su cabeza.
"Perfecto"
pensó Vegeta.
No
tuvo que esperar demasiado antes de que el Saibaiman lanzara su ataque.
Pero éste nunca llegó a tocar el cuerpo del saiyajin. En cambio, un
simple desplazamiento hizo que el Saibaiman que se encontraba aún
atascado en el suelo fuera víctima de tan mortífero ataque, siendo
"comido", como quien dice, por el asqueroso y viscoso ácido.
Cuál fue la sorpresa del atacante al convertirse en atacado, cuando
Vegeta apareció detrás de él y lo golpeó fuertemente en la cabeza,
incrustándolo en el suelo, de tal manera, que su cuerpo se hizo pedazos
al caer.
Ahora
se podía ver a Vegeta bajar lentamente, levitando. Más su mirada no
era de satisfacción. En realidad, su mirada era confusa, como si
estuviera esperando algo... ¿o a alguien?
Se
encontraba mirando hacia las habitaciones de su padre en palacio...
Ya
al fin cuando logró bajar, Nappa estaba ahí para recibirlo.
-
Excelente trabajo, príncipe
Vegeta. Su padre estaría orgulloso de esta labor.
Ahora
el príncipe miraba a Nappa, con su ceño siempre fruncido, pero con
odio en sus ojos. Nappa estaba extrañado, y se sentía intimidado por
esta mirada...
-
¿Padre?... - habló el
pequeño príncipe - ¿orgulloso de mí?... por favor... pareciera que
no tuviera padre...
- Pero señor Vegeta, si su padre...
- ¡BASTA! - gritó el joven - no permitiré que hables de lo que no existe. Yo no tengo un padre. Yo tengo un rey, el rey Vegeta!!
-
¡AHHHHHHHHHHHH!
Una
luz resplandeciente invadió toda la cámara, mientras el poder y la ira
iban creciendo dentro del cuerpo del super saiyajin. Tanta rabia le
daban esos recuerdos, que el nivel más allá de un saiyajin ordinario
era lo único que lo detenía de no volar toda la zona. Transformado en
Super Saiyajin, Vegeta descargaba toda su ira.
Y
¡boom!
La
dejó salir toda de golpe. Dejó salir todos su poderes de golpe,
haciendo que todo a su alrededor estallara. Por suerte, ésta no era la
primera vez que la cámara de gravedad estaba en peligro de destruirse,
y Bulma ya había tomado las previsiones por si algún arranque de
destrozo tomaba por sorpresa la estructura en que su marido se
encontraba. Por eso, la cámara no sufrió mayores daños...
Pero
tal vez Vegeta sí.
Sin
energía, y con lágrimas a punto de salir de sus ojos, se decía una y
otra vez...
-
Mal... maldita sea... jamás, ouhg! - intentando ponerse de pie,
sus brazos se resbalaron en sudor, haciendo que cayera de bruces contra
el suelo otra vez - lo juro, jamás... juro que... que nunca me
convertiré... en mi padre!!
Y
se desmayó...
Días
después del incidente
-
¡Pues no me importa si no te gustan los niños, no te lo estoy
pidiendo, sólo te lo informo!
- ¡¡A mí no tienes por qué informarme nada, mujer!!, esta es mi última palabra: sea o no mi hijo, no iré a ese estúpido parque de diversiones, ¿¿me entendiste??
La
pelea continuaba a medida que el tiempo transcurría en la cocina. Por más
que Bulma trataba de no perder la paciencia, se le era imposible. ¿Será
acaso porque ya la había perdido al inicio de la discusión?
-
¡Es tu hijo, por amor a Kami!. ¡Y él necesita de su padre, o
sea, TÚ! - decía Bulma mientras colocaba su índice en su frente - ¿te
cuesta tanto entender que así son las cosas en este planeta?
- No me cuesta para nada entenderlo - le dijo apartando su dedo de su frente - y no tengo por qué darte explicaciones. Sólo déjame en paz de una buena vez, mujer!!
Diciendo
esto, agarró una fruta antes de salir, y se fue. Tal vez tan lleno de
rabia y de confusión estaba que no vio cuando casi atropella al pequeño
Trunks al salir, que con lágrimas en los ojos, se iba directo a su
cuarto entendiendo que hoy no sería el día en que su padre y él
fueran al parque de diversiones.
Ahora
era Bulma la que salía, pero más calmada que Vegeta. No era rabia lo
que sentía, era una sensación extraña. Y mientras miraba la marca en
el techo que su esposo había dejado al salir volando, se lamentaba
enormemente por lo sucedido.
-
Esa manía Saiyajin...
En
el aire, con Vegeta
Si
la pregunta era a dónde iba, la respuesta sería difícilmente
descubierta, puesto que ni él mismo lo sabía. Sólo quería deambular
por un rato, pensar un poco... concentrarse en olvidar que lo que estaba
sintiendo era dolor...
...
concentrarse en olvidar sus sentimientos, cosa que jamás le enseñaron
a usar...
"Lo
siento Trunks, pero esto lo hago por tu bien... tuviste la mala suerte
de tener al príncipe de los Saiyajins como padre. ¡No sé cómo ser
uno bueno, uno que te merezcas!. Ojalá entendieras que todas las veces
que te digo que no deseo ir a esas cosas, o no puedo jugar contigo, o
algo parecido, es por miedo a que haga o diga algo que te pueda dejar
marcado para siempre... ¡¡es miedo a ser tan mal padre como lo fue el
mío!!"
Y
pensando esto, su velocidad aumentó. Ahora su mente recordaba otro
momento... algo más de su misterioso pasado...
-
Alístese, su majestad - le
decía Nappa entrando a las habitaciones reales del príncipe.
-
¿Cómo?, ¿hay alguna razón
en especial, Nappa?
-
¡Pero si ud. lo sabe
perfectamente, príncipe!. Hoy es el día en que le toca entrenar con su
padre...
-
Entrenar con mi padre... -
respondía Vegeta levantándose de su asiento y mirando por la ventana -
¿cuántas veces te he dicho que ya no hay duda de que yo no tengo
padre, si no un rey?... es más, hasta comienzo a dudar en lo buen rey
que pueda ser el mío, puesto que la atención que recibo de su parte
deja mucho que desear - decía ahora volteándose a ver a su tutor - y
además... ¡¡oh!!
Con
la sorpresa aún dentro de sí, el príncipe fue lanzado de un lado a
otro de la habitación por un fuerte bofetón. Al parecer,
"alguien" lo había hecho pagar por su insolencia:
-
Me importa un bledo lo que
pienses, mocoso. Pero no te voy a volver a permitir más faltas de
respeto ante mí. Si no deseas respetarme como a un padre, bien. Pero
jamás mocoso, jamás vuelvas a insultarme como tu rey!!
Ahora
el rey Vegeta salía de las habitaciones reales, con Nappa detrás de él.
Vegeta, por otra parte, se recuperaba del golpe. Y con sangre saliendo
de su boca, y lágrimas en los ojos, dijo:
-
Algún día te llegará tu
hora... padre... y yo no te pienso extrañar en lo más mínimo!
-
¡¡Ni te extraño aún, viejo desgraciado!!
De
nuevo en la corporación, ya más entrada la tarde, anocheciendo
Vegeta
entraba por la puerta trasera. Intentó regresar por el agujero que había
abierto "accidentalmente" al salir volando, pero al parecer
Bulma ya lo había mandado a reparar.
Lentamente,
subió la escaleras, rumbo a su habitación. Pero algo llamó su atención.
La luz del cuarto de Trunks estaba encendida, y podía escucharlo hablar
con su madre. Movido por la curiosidad del por qué Trunks seguía
despierto, se acercó un poco a la puerta para poder escuchar la
conversación:
-
Vamos, hijo, duerme ya. Mañana te espera un día duro desde
temprano - era la voz de Bulma, por supuesto, haciendo hasta lo
imposible por dormir al joven saiyajin.
-
¿Mañana, día duro, y eso por qué?
-
¿Cómo por qué, Trunks?. Sabes perfectamente que mañana te
toca entrenar con tu padre, como todos los domin...
-
Yo no tengo un padre - interrumpió el pequeño - eso lo descubrí
hace poco...
Vegeta
no podía estar más impactado. Yo
no tengo un padre...
Esa
frase retumbaba en su cabeza mil veces. Mientras caminaba hacia su
cuarto, la frase se hacía cada vez más y más intensa.
No
sabe cuando Bulma entró al cuarto, y no sabe cuándo logró dormirse.
Pero
lo que sí sabe es que le costó bastante.
¿A
pesar de todo lo que ha intentado no serlo, lo es?
Sobresaltado,
se levantó. Había tenido una pesadilla que no le agradó para nada. Se
encontraba en un lugar oscuro, nada a su alrededor. Y de pronto, bang!.
Ahí estaba Trunks frente a él... Yo
no tengo padre... yo no tengo padre... ¡¡yo no tengo padre!!, gritaba
una y otra vez... y de pronto, así como Trunks había aparecido de
pronto, desapareció, y en su lugar pudo verse así mismo, de niño, con
su traje de príncipe, repitiendo la misma frase... como si no hubiese
diferencia entre su pasado y el presente de Trunks...
Y
entonces lo entendió.
Esa
maldita manía Saiyajin... una de las tantas que se han podido observar
a lo largo de la historia... en realidad, no es sólo una manía
Saiyajin.
"Tal
vez esto demuestre que realmente no se puede escapar del pasado... esta
maldita manía de los seres vivientes..."
Pasan
la mayor parte del tiempo huyendo, pasan tanto tiempo tratando de no ser
como su padre, y al final, ¿para qué?. Sólo para darse cuenta de que
al final, ya es muy tarde: ya son como lo era su padre...
Al
día siguiente
Trunks
se levantaba temprano como se lo había dicho Bulma la noche anterior.
Se duchó, y bajó lentamente a desayunar, sin gana alguna de entrenar.
Pero
cuál fue sorpresa cuando su amigo, Goten, estaba ahí, saltando de la
emoción, esperádolo.
-
¿Goten? - preguntó - ¿pero qué haces aquí?
-
Pues la manía de tu padre de hacer las cosas a su manera -
respondió Bulma.
-
¿Cómo?, no, en serio, ¿qué have aquí?
-
Yo lo traje - dijo Vegeta, saliendo detrás de él - después de
todo, pensé que sería más divertido ir los 3 juntos a ese parque de
diversiones.
Y
la sonrisa de Trunks daba por entendido que, después de todo, sí tenía
un padre, y que éste no era tan malo...
Pasamos
tanto tiempo huyendo de nuestros miedos que no nos damos cuenta de que
estamos dirigiéndonos directamente a donde no queremos ir. Tal vez es
por eso que la vida, tarde o temprano, lograr que te enfrentes a tus
miedos, sólo para darte cuenta de que éstos ya se han realizado, y que
tienes una oportunidad para reveer
tu error.
Y
es esa la manía que tenemos los seres vivos, tanto humanos como
saiyajins...
FIN
Andres E. Perez
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