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En
Alemán, Francés, Inglés, en Portugués y en muchos otros
idiomas, no dicen como nosotros aprender de memoria, ellos dicen aprender de corazón. |
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De
Corazón
El nieto y el abuelo se han quedado
solos frente al fuego, el viejo toma entre sus manos una de las
manitas del niño y éste aprovecha esa muestra de debilidad,
para pedir algo, como siempre. -
Recítame abuelo, recítame uno de tus poemas. -
Ya te he dicho que no son míos, es la contestación del viejo. - Si que son tuyos, los tiénes tú, están en tu cabeza, si yo tengo
algo es mío - insiste el pequeño. -
Es distinto, un poema es del autor, del que lo escribió y los poemas
que yo te recito no son míos, son versos que aprendí de memoria siendo
chico en mis libros de lectura del primario, los guardé en el corazón
y me han acompañado toda la vida, bueno ¿Cuál quieres escuchar hoy? - finaliza el viejo con una sonrisa. -
El de la rosa -responde el nieto. -
El de la rosa es de José Martí poeta y patriota cubano, el poema se
llama "La Rosa Blanca" y
dice así: -
"Cultivo una rosa blanca en
Julio como en Enero para
el amigo sincero.." -El
viejo nota cuanta atención hay en la mirada del nieto y piensa, este
mocoso va a ser como yo poeta,
y seguramente como yo, un poeta frustrado, con versos escondidos por los
cajones, pero es tan hermoso que un nieto se nos parezca, y termina el
recitado: -
"cardo ni ortiga cultivo cultivo
la rosa blanca." El
pequeño lleno de entusiasmo grita: -Otro,
otro . El
viejo, siempre dispuesto pregunta: -¿Cuál? -
El del pirata -grita el niño. -
El del pirata, como tú dices, se llama "La canción del
Pirata" y es de Espronceda un español extraordinario,
nació en Badajoz ¿Recuerdas Badajoz ? Bueno comienza así: -
"Con diez cañones por banda viento
en popa a toda vela no
corta el mar si no vuela... Brilla
el entusiasmo en los ojos del chiquillo y el abuelo piensa, "Los
poetas oscuros los que nunca van a triunfar, también hacen falta, ¿Acaso
no somos nosotros los que hacemos brillar más a los elegidos?",
una sonrisa le recorre el rostro, mientras prosigue: -"...que
es mi barco mi tesoro... mi única patria la mar" Terminado
el poema, mientras el nieto agradecido acaricia las arrugadas manos, el
viejo poeta siente de pronto un chispazo de inspiración, no es un
poema, es sólo un pensamiento pero corre y lo anota en su libreta, dice
así:
Aprende
un buen poema y lo disfrutaras toda tu vida,
Enséñaselo a tus hijos para que
nunca se sientan solos,
Don Ramón
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Poemas
para aprender de Corazón Acuarela Es
la mañana: lirios y rosas mueve
la brisa primaveral, y
en los jardines las mariposas Vuelan
y pasan, vienen y van. Una
nenita madrugadora va
a juntar flores para mamá, y
es tan hermosa que hasta la aurora Vierte
sobre ella más claridad. Tras
cada mata de clavelina, de
pensamiento y de arrayán, gira
su traje de muselina, su
sombrerito, su delantal. Llena
sus brazos de lindas flores, y
cuando en ellos no caben más, con
el perfume de mil colores Vuelve
a los brazos de la mamá. Mientras
se aleja, sus dos mejillas como
manzanas se ven brillar, y
la persiguen las mariposas que
en los jardines vienen y van.
Rafael Obligado, Arg.
(1851-1920)
La Rosa Blanca Cultivo
una rosa blanca, en
Julio como en Enero, para
el amigo sincero que
me da la mano franca. Y
para el cruel que me arranca el
corazón con que vivo, cardo
ni ortiga cultivo: Cultivo
la rosa blanca.
José Martí, Cubano
(1853-1895) Poemas
para aprender de Corazón EL ZORZAL Muere el sol y junto al río rompe a cantar un zorzal, la tarde que se marchaba se volvió para escuchar, el agua que iba corriendo se detuvo hecha un cristal, y el aire el aire quedó en suspenso, la brisa sin respirar, abrió una boca tamaña la luna sobre el sauzal, y con lagrimas de estrellas el cielo rompió a llorar, anochece anochece y junto al río sigue cantando un zorzal.
Juan Burghi, Uruguayo
(1889-1985) Setenta balcones y ninguna flor Setenta balcones hay en esta casa, setenta balcones y ninguna flor ¿A sus habitantes, Señor que les pasa? ¿Odian el perfume, odian el color? La piedra desnuda de tristeza agobia, ¡dan una tristeza los negros balcones! ¿No hay en esta casa una niña novia? ¿No hay algún poeta lleno de ilusiones? ¿Ninguno desea ver tras los cristales una diminuta copia de jardín? ¿En la piedra blanca trepar los rosales, en los hierros negros abrirse un jazmín? Si no aman las plantas no amarán el ave, no sabrán de música, de rimas, de amor. Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un clave... ¡Setenta balcones y ninguna flor!
Baldomero Fernandez Moreno
Arg. (1886-1950)
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