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Israel Shamir

UNA Langosta para IrAn

Ruso e israelí, escritor, traductor, periodista, Israel Shamir nació en Novosibirsk, Siberia, es nieto de un profesor de matemáticas, y biznieto de un rabino de Tiberiada, Palestina.  Estudió en la prestigiosa escuela de la Academia de ciencias y cursó estudios de matemáticas y leyes en la universidad de Novosibirsk. En 1969, se mudó a Israel, sirvió en el ejército y peleó en la guerra de 1973. Después, volvió a las leyes en la universidad de Jerusalén, pero decidió ser periodista y escritor.
(Ver biografía completa)

- I -

"Irán es la mayor amenaza desde los nazis" - dijo el ministro de defensa israelí Shaul Mofaz, según el diario The Guardian: "¡El mundo no nebe esperar! Desde Hitler que no hemos enfrentado una amenaza semejante" como la presentada por Mahmoud Ahmadinejad quien "siguió provocando el escándalo internacional llamando a que los judíos fuesen reubicados en Europa" (... así el The Guardian).

¡Estos tipos son difíciles de complacer! Por la década de los 1930 Hitler hizo un llamamiento a que los judíos fuesen reasentados fuera de Europa y le declararon la guerra. Ahora Ahmadinejad convoca a un reasentamiento de los judíos en Europa y los judíos siguen respondiendo con gritos de guerra. Es decir, a menos que el The Guardian le haya errado al blanco en su informe y el escándalo haya provenido, en realidad, de los europeos quienes prefieren que los palestinos sigan sirviendo de involuntarios anfitriones de estos difíciles huéspedes.

De cualquier modo solicito disentir. El presidente Ahmadinejad es la mayor amenaza desde Gerard de Narval, un poeta francés excéntrico, que llevó de paseo a una langosta atada con una cinta azul, como quien pasea a un perro, a lo largo de los jardines del Palais Royal a fin de épater le bourgeois. Un alma auténticamente poética, un enfant terrible si es que los hay, Ahmadinejad apuntó a despertarnos de nuestra demasiado prolongada siesta. ¿Qué puede hacer el iraní si "judíos" es la única palabra que puede despertarnos de este letargo? Con insinuaciones sexuales no hubiera turbado ni siquiera a un adolescente recién salido de su clase de prevención del SIDA. Un ataque a la cristiandad hubiera sido calurosamente aplaudido por los innegables mentores de las mentes europeas, los señores Sauerkraut y Finkelrot. En esta era postmoderna en que los Monólogos de la Vagina figuran hasta en el repertorio de los matinés, ya no es tan fácil épater a la cada vez más blasé burgeoisie. Si Ahmadinejad llamara a al reasentamiento de seis millones de musulmanes fuera de Europa, nadie alzaría ni siquiera las cejas; posible excepción hecha de Oriana Falaci y M. Le Pen, quienes lo acusarían de plagio. Si llamase a borrar a Francia del mapa, los franceses no se erguirían para prestar atención: es que piensan que ¡ya existe una directiva de Bruselas al respecto!

Yo admiro a Ahmadinejad. No como político: dejemos que los iraníes lo juzguen al respecto. No como un religioso: le dejo eso a los musulmanes. Sino como un verdadero poeta que develó nuestra hipocresía y sacrificó a nuestra última vaca sagrada. Esta es la única explicación posible para sus obras y palabras: los iraníes no tienen realmente ninguna razón para interesarse por el holocausto judío, ya sea de un modo o de otro. Nadie los acusa, ni siquiera el Sr. Yehuda Bauer del Instituto Memorial del Holocausto de Jerusalem que tiene la tendencia de acusar a todo el mundo y hasta a la sobrina del mundo por haber fracasado en salvar a los judíos. Los persas, desde Ciro, pasando por Cosroes hasta Mohamad Resa Shah, fueron siempre buenos para con los judíos y aun en estos locos días existe una gran y floreciente comunidad judía en Iran. Ahmadinejad habló del holocausto por el mismo motivo que Hillary conquistó el Everest: ¡porque representaba un desafío!

¡Los inocentes historiadores revisionistas se pusieron tan excitados con la idea de descubrir la verdad por fin! Prepararon sus bien subrayados libros y diagramas de consumo de gas y calor corporal. Pero Ahmadinejad está tan interesado en los duros hechos de la Segunda Guerra Mundial como Nerval lo estuvo en hacerle hacer ejercicio a la langosta que llevaba de paseo. La aceptación del dogma del holocausto es un signo de sumisión al Eje Tel Aviv-Nueva York; es un signo del nuevo colonialismo. Ahmadinejad lo rechazó del mismo modo en que San Pablo se negó a aceptar las leyes noahidas: no porque quería tomar parte de sacrificios paganos sino porque no quería recibir órdenes de los judíos.

Los líderes europeos, dóciles sustentadores de criminales de guerra evidentes como George W. Bush, asesino de taytantos iraquíes, afganos y árabes diversos; de Shaul Mofaz, el asesino de una niña de ocho años (entre cientos de otras) a la cual mató la semana pasada en la Gaza ocupada; todos se levantaron para expresar su iritación. No objetaron cuando Israel ametralló y bombardeó a los indefensos habitantes de Gaza. Cuando políticos israelíes amenazaron con convertir a Iran en un "desierto radioactivo" no describieron al hecho como "un llamamiento al genocidio". Con su desafío el presidente Ahmadinejad salvó el honor de la raza humana como sólo un poeta podía hacerlo.

Admiro a Iran, por el rojo violento de sus jardines de rosas y por el azul de sus antiguas mezquitas; por la estupenda belleza de sus mujeres cuyas oscuras pestañas realzan el blanco de la piel que reluce a través de sus negros chadors. Admiro a Iran por su maravillosa pintura que sobrevivió a las depredaciones iconoclastas. Admiro a Iran por la sutileza espiritual de sus poetas quienes unieron su amor por las mujeres con su adoración a Dios en un canto único exactamente igual al del Cantar de los Cantares. Sus Rumi y Jami, Sa'adi y Fredousi, Hafiz y Khayyam fueron los poetas más audaces y sinceros que jamás hayan embellecido nuestra tierra. Ahmadinejad es un heredero de su tradición, un audaz burlador de nuestra hipocresía, un muchacho que vió a través de la vestimenta nueva del emperador. Incluso si el fatuo yanqui atropellara a este temerario y quemara los rosedales de Shiraz al igual que en su momento incineró los jardines de Nagasaki, podemos estar orgullosos de Ahmadinejad, nuestro contemporáneo que se atrevió a pisarle la cola al tigre.

- II-

La reacción norteamericana y europea al programa nuclear de Iran fue el de Simon Legree, el amo esclavista del Tío Tom cuando se enteró de la fuga de un esclavo. ¿Cómo se atreve este morochito a tocar los juguetes del amo blanco? La vacía perorata acerca de "la amenaza iraní" está diseñada para ignorantes: el Irán nunca, jamás, ha atacado a una nación europea desde las guerras de Anatolia en el Siglo V antes de Cristo; mientras que los imperialistas europeos han reiteradamente ocupado y controlado el Iran, más recientemente en 1942, o indirectamente en 1953 cuando depusieron al democráticamente elegido Mossaddeq y volvieron a dominar esta antigua nación.

Sí: el antiguo colonialismo está muerto. Inglaterra ya no puede gobernar a Iraq, ni Francia a Argel. Pero el nuevo colonialismo, ése del núcleo de las naciones occidentales altamente industrializadas sobre el resto del mundo, difícilmente sea mejor. Los antiguos amos han decidido compartir sus recursos y poderes para gobernar juntos a sus anteriores esclavos. Del modelo ateniense, en dónde cada ciudadano tenía su esclavo, han pasado al modelo espartano en dónde los esclavos pertenecían a todos los espartanos. En este nuevo universo imperialista colectivo, los EE.UU. son el brazo coercitivo del nuevo colonialismo mientras que la mente, la ideología, es suministrada por un vasto sindicato que unifica y coordina a la mayoría de los periódicos y a las redes, tanto de derecha como de izquierda, desde Madrid a Moscú y desde Texas a Timbuktu, a pesar de sus pretendidas rivalidades y competencias.

Este sindicato es la real base de poder de lo que los dos profesores norteamericanos Mearsheimer de Chicago y Stephen Walt de Harvard muy educadamente llamaron "el lobby israelí en los EE.UU."; a pesar de que el mencionado sindicato tiene también otros pescados para freir, aparte de los del Estado de Israel. Aprobando en un todo la empresa de Mearsheimer y Walt deberíamos decir que minimizaron más que exageraron el problema, porque es un fenómeno global más que local (restringido a los EE.UU.). El temible AIPAC es tan sólo la punta visible del iceberg. Debajo del mismo hay kilómetros y kilómetros de hielo sólido: popes mediáticos, jefes de redacción, sus acólitos, Maestros del Discurso, en suma. Como por efecto de una varita mágica la crisis iraní lo hizo perfectamente visible: todos han salido a gritar a grandes voces, al igual que la legión de demonios en la sinagoga de Capernaum en respuesta a las palabras de Cristo.

En su discurso que incita a la reflexión Ahmadinejad dijo: "La vasta red sionista ha estado al servicio del imperialismo desde hace décadas". Queda a debate si es que la red sionista sirve a los imperialistas o los imperialistas sirven a esta red. Es un caso de Revolución Administrativa: los judíos fueron gerentes de los imperialistas - hasta que se hicieron cargo de la función, dirán algunos. ¡Oh no! Siguieron siendo dóciles a los Señores imperialistas, argumentarán los otros. Sea cual fuere la posición que adoptemos, los sionistas y los imperialistas están ciertamente integrados e interrelacionados, y si uno acepta la idea de la amenaza iraní a Israel, lo que está haciendo es suscribiéndose a esta red demoníaca.

Las naciones que rechazan a los Maestros del Discurso son sojuzgados por la fuerza. Un arma nuclear sirve de gran igualadora, del mismo modo en que el revólver Smith & Wesson sirvió para lo mismo en el Salvaje Oeste. A fin de prevenir demasiada igualación, los pioneros norteamericanos mantuvieron las armas lejos de las manos de los nativos. La misma política es la que impulsa ahora a Occidente atratar de mantener las armas nucleares lejos de las manos iraníes.

Hace escasos días fuí invitado al Canal 1 de la televisión rusa para una discusión transmitida en directo dónde el jefe de la oficina de la BBC en Moscú preguntó en forma retórica por qué un Iran pacífico necesitaría misiles balísticos y, acto seguido, listó el arsenal misilístico iraní. ¡Pero la misma persona no pudo responder a la pregunta de por qué una Inglaterra pacífica podría llegar a necesitar misiles balísticos y armas nucleares! De hecho ¿por qué alguien habría de necesitarlos en absoluto? Pues, si Inglaterra, con su largo y sangriento historial de sojuzgar al Tercer Mundo, desde Irlanda hasta Japón, puede tener estos juguetes, entonces y por el mismo motivo tiene el deber de tenerlos todo país importante decidido a protejer a su población de los caprichos de los jerarcas occidentales.

Es cierto: Iran continúa trabajando en un programa pacífico de energía atómica, pero si ese país decide construir la bomba, cuando decida hacerlo, podríamos apoyar esa decisión desde el momento en que fomentaría la paz. En realidad, pocas personas hicieron más por la paz que Julius y Ethel Rosenberg y sus asociados Harry Gold y Klaus Fuchs. Estas maravillosas personas le pasaron el secreto de las armas nucleares norteamericanas a Rusia y de este modo salvaron a Moscú y a San Petersburgo del destino de Hiroshima. Sin su gesta heroica, los popes imperialistas hubieran convertido a Rusia en un desierto radioactivo. José Stalin le pasó el conocimienton a la emergente China y ésa fue una muy buena acción - de otro modo, los norteamericanos no hubieran vacilado en lanzar sus bombas atómicas sobre Vietnam del mismo modo en que lo hicieron con el Japón.

El escudo nuclear ruso fue la única cosa que Gorbacjov y Yeltsin no demolieron en su tarea de destruir a la Unión soviética, probablemente porque creyeron que las fuerzas patrióticas jamás retornarían al poder en Moscú. Este escudo le permite a los rusos despreocuparse de los fastidios de Frau Merkel y les otorga libertad de elección: pueden venderle el flujo de su petróleo y gas a Europa o revertir el flujo y vendérselo a China. Le permite al pueblo de Belarus tener al presidente que eligió por amplia mayoría: sin ese escudo Lukashenka habría seguido el destino de Noriega y Milosevic por su pertinaz negativa a venderle el patrimonio de Belarus a George Soros. Dejemos que los iraníes tengan, también, esta libertad de elección y restauremos el equilibrio en la región.

Y a los que sinceramente se preocupan por el bienestar de Israel les digo: Iran no representa nigún peligro. La verdad es que los judíos podrían vivir extremadamente bien en Palestina. Si hubiésemos concertado la paz con los habitantes nativos en 1948 podríamos haber hecho de nuestro hogar común Palestina el centro neurálgico de Medio Oriente, con el petróleo iraquí llegando a las refinerías de Haifa, con trenes de Bagdad al Cairo pasando por Lydda y Jaffa, con peregrinos musulmanes llegando a Al Quds en su camino hacia la Meca, con cristianos siguiendo las huellas de Cristo desde bethlehem a Nazareth y con judíos haciendo su aliya (esta palabra significó originalmente un peregrinaje anual a Jerusalem como el Hajj y no la inmigración permanente a Palestina como lo han querido los sionistas). Prosperaríamos más allá del más salvaje de nuestros sueños, como prometieron los profetas, si nos sacáramos de encima el vicioso hábito de la segregación y la dominación.

No es demasiado tarde todavía, a más de sesenta años y muchas muertes de distancia. Para lograrlo podríamos tomar el consejo de Ahmadinejad: borremos del mapa de la región al exclusivista Estado de Israel y reemplacémoslo por otro que abarque a todos los ciudadanos del país, sean judíos o no. "El derecho a gobernar pertenece a todo el pueblo de Palestina, sean musulmanes, cristianos o judíos" - dijo Ahmadinejad, y ¡qué embromar!, sólo un supremacista judío puede objetar sus palabras.

Cuando dije esto en la discusión por TV en Moscú, terminé atacado por el presidente de un Congreso Judío Ruso y director del Instituto Sionista para el Medio Oriente; un matón grasiento y desaliñado de colgante abdomen - una caricatura viviente del Der Stürmer - con el apropiado nombre de Satanowsky. "Tenga cuidado" - me dijo Stanowsky después de la audición - "parece ser que a usted nunca le dieron una paliza bien fuerte. Aquí en Moscú no conocemos las limitaciones de la democracia; mis muchachos judíos le arrancarán las pelotas como hicieron con muchos tipos iguales a usted. Israel tendrá que seguir siendo un Estado judío por siempre". Mafiosos judíos de esta clase son los líderes del lobby judío y los principales sostenedores del Estado judío fuera de Israel. Esta clase de gente es la que lidera a las organizaciones en Rusia, en América y en otras partes. Necesitan al Estado judío para huir de sus países de origen en un momento de apuro pero nosotros, los ciudadanos comunes de Israel, no lo necesitamos.

De cualquier manera que sea, la mafia no podrá gobernar por siempre. Me tomo a pecho las palabras de Ahmadinejad: "El joven árbol de la resistencia en Palestina está brotando y los retoños de la fe, así como deseos de libertad, están floreciendo. El régimen sionista es un árbol decadente que se está marchitando y que caerá con la tormenta". (¿Recuerdan la parábola del árbol estéril?). "Palestina es el lugar de encuentro del bien y del mal. El destino de la región se decidirá en la tierra de Al-Quods y será un gran honor compartir la victoria de Palestina". La victoria de Palestina es nuestra victoria y estaremos felices de tener una parte en ella.

"Ahora bien, ¿habrá guerra?" - se me pregunta a menudo. No tengo una gran confianza con George Bush; no comparte sus planes conmigo. Pero mientras los guardavallas de la izquierda dicen que el motivo de la guerra es el petróleo, en mi opinión el petróleo puede ser un motivo para la paz. Desde el momento en que el petróleo ha pasado la barrera de los U$S 70, el presidente Bush tendrá que decidir si sobrevivirá su disparada por arriba de los U$S 120. Sus votantes en los estados rojos tendrán que decidir si aceptarán, o no, alegremente los consejos de un Eran Lerman, el pope del Congreso Judío Americano y director de su Oficina para Israel y Medio Oriente (siendo que previamente perteneció a la Inteligencia Israelí) quien les sugiere dejar de manejar sus automóviles día por medio. Bush tiene el poder de desviar a los EE.UU. de su peligroso curso y decirle a los popes del Congreso Judío que se callen la boca.

Y a mis conciudadanos israelíes: les recuerdo la secular tradición de amistad con Iran. Hace dos mil años se reprodujo una pintura de Susa, la capital iraní, en la Puerta Oriental del templo judío en Jerusalem. Mishna (Berakoth 9) exhortó a tenerle una consideración especial: "¡Jamás sean irrespetuosos para con la Puerta Oriental!" De acuerdo a Rabbam, esto se hizo para que tuviesen presente el temor al rey de Persia. Esta tradición es digna de ser recordada y cuidadosamente preservada.

Fuente
http://www.israelshamir.net/English/Iran.htm

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