DEFENSA NACIONAL ¿A QUIÉN LE INTERESA? |
¿Cuáles son los reales objetivos de los que están en el poder?
En circunstancias (mayo de 2006) que se anuncian y presumen medidas respecto a una posible reestructuración (*) de las Fuerzas Armadas caben, ante la carencia de información reemplazada ésta en parte por trascendidos, algunas divagaciones que podrían servir eventualmente de sustento a evaluaciones y consideraciones más serias. (*) “Reestructuración”, palabra que bien podría ser un eufemismo para enmascarar objetivos no abiertamente confesables.
El interés de la ciudadanía El ciudadano poco común, (porque el común no lee la parte seria de los diarios, ni escucha o mira programas de radio y televisión que lo obligarían a razonar por si mismo para volcarse, en cambio, a los aspectos deportivos, dominados hasta la saturación por el fútbol, o novedades de la llamada farándula), que muestre algo de preocupación por el destino del país y que no se nutre de otra información que no sea la suministrada por los medios, no siempre completa y libre de interesadas tergiversaciones, puede llegar a formularse interrogantes respecto a diversos asuntos que puedan resultar de su interés con una evidente excepción: lo relacionado con la DEFENSA, un tema que en otros tiempos formaba parte del conocimiento e interés de una buena parte de la sociedad. “Poco después del mediodía fue posible apreciar frente a las pizarras de los diarios que adelantaban la información de la compra del portaaviones, a numerosos grupos de personas que comentaban animadamente la noticia. Estos grupos se renovaron constantemente durante el resto de la jornada, suscitándose comentarios que en ciertos momentos cobraron animación. Igualmente en las calles más transitadas, como Florida, Corrientes y Lavalle, se formaron infinidad de grupos de personas que expresaban sus opiniones originándose en esta forma un verdadero debate público sobre la medida adoptada y la incorporación de un nuevo tipo de nave a la flota de guerra” (La Prensa, 05-07-1958).
El Servicio Militar Obligatorio “Ese interés relacionado con la Defensa por parte de las anteriores generaciones tenía como uno de los factores determinantes de tal actitud el paso por las filas en el cumplimiento del Servicio Militar que constituía un auténtico e importante medio de integración de las FF.AA. con la sociedad. Mucho se ha hablado y escrito en los medios de los aspectos negativos de tal obligación de los ciudadanos pero dejan de lado las expresiones de orgullo de innumerables ex conscriptos por haber prestado servicio en distintas unidades y en el caso de la Armada, en particular en determinada nave o la Infantería de Marina, en la que a pesar de lo riguroso del adiestramiento es donde se ha comprobado en mayor grado la exaltación del orgullo de haber pertenecido”. En virtud a lo expresado, y según de quien se trate, pocas dudas quedarían respecto a los aspectos positivos y negativos de la eliminación del Servicio Militar decisión que, con otras en detrimento de la capacidad y la actividad castrense, fuera requerida por el Banco Mundial y concretada, durante la gestión del doctor Menem, aprovechando el lamentable episodio del conscripto Carrasco en Zapala. Aunque se reconozca que el Servicio Militar tiene tendencia a desaparecer a medida que las sociedades evolucionan social, cultural y económicamente, para pasar a Fuerzas Armadas nutridas por voluntarios, la nuestra estaba y está todavía muy lejos de tales condiciones de contorno y, en ciertos aspectos, se encuentra en evolución negativa. El Servicio Militar no era la cura mágica de muchos males sociales pero no hay duda que contribuía en gran parte a atenuarlos, sin que se hayan implementado sistemas u organismos destinados a reemplazarlo en tal misión. (Como ejemplo: Desde que se eliminó el Servicio Militar no se tiene idea alguna de la evolución del mal de Chagas, así como de otros aspectos sociales, cuya evaluación permitía disponer anualmente de un perfil de la situación de la población masculina, al cabo de la adolescencia) Las circunstancias ponen en evidencia que en materia de Defensa y la actividad castrense asociada (*), que existe un marcado desinterés y desconocimiento en el conjunto de la sociedad, situación que también se manifiesta en la casi totalidad de las clases dirigentes y, en el caso de la política, aquellos que configuran una dispersa e inocua oposición no muestran la mas mínima preocupación al respecto (*) Aunque el tema no debería ser privativo y exclusivo de esa actividad sino que corresponde a una conciencia nacional por cuanto son muchos los sectores, además de las FF.AA., necesariamente involucrados en la Defensa de la Nación.
Dudas en cuanto a los objetivos gubernamentales En cuanto al oficialismo, por hallarse en función de gobierno, los trascendidos y declaraciones de los funcionaros involucrados dan lugar a serias dudas en cuanto a los reales objetivos que se persiguen con las medidas que se anuncian o que se presume encuentran en gestión, sean esos objetivos básicamente destinados a: A. Implementar una política que crean honestamente, aunque no necesariamente correctas, resulte la más beneficiosa y eficiente para la Nación en materia de Defensa ante una eventual amenaza o para hacer valer derechos inalienables o, por el contrario B. Proceder a la liquidación de las actuales Fuerzas Armadas, previas sucesivas degradaciones, que se vienen dando desde el advenimiento de la denominada Democracia, para su posterior reemplazo por el equivalente a milicias adictas y sometidas a un poder político dominante con una sospechosa tendencia a ser permanente. Permanencia que tiene antecedentes en Tercer Movimiento Histórico de la era Alfonsín y las piruetas de Menem para ser reelegido mediante alteraciones constitucionales que aprovechó el primero y otros de bien conocidas tendencias para introducir textos según sus ideologías. Permanencia. Un objetivo en gran parte factible de lograr en la actualidad debido a la ausencia de una oposición que muestre un mínimo de aglutinación, magnitud, fuerza y capacidad para convertirse en una alternativa viable y evitar una situación electoral que en la práctica terminaría por ser similar a la de los regímenes comunistas o parecidos, en los que sólo es posible elegir a los candidatos del partido único; en esos regímenes por el imperio de leyes que así lo determinan y, en nuestro caso, tal como se da en la actualidad (mayo 2006), por distintas circunstancias, sean éstas consecuencia de una oposición dispersa, o las generadas mediante “adquisiciones” del oficialismo que posibilitan pasajes de un sector a otro sin empacho alguno en tirar por la borda elementales principios de ética y moral, actitudes que han dado lugar al nacimiento de una expresión nacida del apelativo del primero que se prestó abierta e ignominiosamente a tal maniobra: “Borocotear” o “borocotearse”. Afortunadamente para la lingüística, el primero tenía un apelativo fácil de convertir en verbo, mucho más complicado hubiera sido cuando de trata de dobles apellidos.
¿Hasta donde conviene perpetuarse y sufrir las posibles consecuencias de la propia herencia? En cuanto a la tendencia a perpetuarse en el poder, cuya concreción es factible aún sin violar exageradamente disposiciones constitucionales, mediante las alternancias que lo posibiliten; bajo un punto de vista de pura especulación política, cabe considerar que podrían surgir en el futuro serios problemas derivados de disposiciones y actitudes gubernamentales a partir de mayo de 2003 que determinarían provocar sucesivas o simultáneas crisis en determinados sectores e incluso, también, podría darse la evidencia del incumplimiento de una cantidad de emprendimientos y obras anunciadas en épocas de bonanzas nacidas de dudosos superávit presupuestarios; dudosos por estar basados en impuestos distorsivos y porque ese superávit se reduciría sustancialmente si se atendieran debidamente las responsabilidades del Estado en cuanto a Seguridad (interna y externa), Educación, Salud, cuyas falencias y desatenciones son evidentemente obvias y, en lo que respecta a Seguridad Social, no debería dejarse de lado la desactualización de las retribuciones, porque el aumento del 11 % anunciado con bombos y platillos es una respuesta muy pobre ante la disminución de más del 80% sufrida en la capacidad adquisitiva desde que los haberes de los jubilados fueran congelados a partir de 1991. A lo expresado cabe recordar el apoderamiento de fondos de la ANSES para cancelar la promocionada cancelación de deuda con el FMI, reemplazados por bonos no negociables que devengan una tasa de interés negativa en relación a los más conservadores índices inflacionarios. Se encuentra pendiente la posibilidad de juicios a nivel internacional consecuencia de la situación de los poseedores de bonos que no aceptaron el canje A lo mencionado cabe agregar la cantidad y variedad de subsidios que se han otorgado para mantener el precio de ciertos y productos y servicios artificialmente bajos o para paliar situaciones coyunturales como los dispuestos para obreros de la carne desocupados al disponerse la suspensión de las exportaciones. Subsidios, que por su variedad y magnitud, cuando llegue el inevitable momento del ‘sinceramiento’ para poner las cosas en su justo término, inevitablemente se producirán ‘shocks’ en la sociedad con las consecuencias de prever. A todo ello se agrega el justificado temor de un brote inflacionario, que parecería fundamentalmente derivado del hecho que el porcentaje del incremento del circulante es superior al porcentaje del crecimiento del PBI, que daría lugar, como metástasis de un cáncer, a síntomas dados por una suba en los precios de productos y servicios con la consiguiente demanda de incrementos en las retribuciones, a los que se pretende controlar con lo que equivaldría a un analgésico en lugar de atacar la raíz del mal mediante la eliminación o recorte de las verdaderas causas del mal, pero esto tendría un costo: la desaceleración de la economía con las implicancias derivadas. Sin embargo, cabe mencionar que con respecto a la gestión de gobierno y las medidas adoptadas y las que eventualmente podría llegar a adoptar en el futuro que podrían dar lugar a consecuencias negativas; una encuesta al 23 de mayo, indica que tienen un consenso favorable por un elevado porcentaje de la población. Algunos dirán que es propio de una sociedad poco informada, para no ser en exceso peyorativos y calificarla de ignorante, porque tal apreciación, también en esta malignidad e hipocresía en las que estamos inmersos, depende de quien o de que se trate. Por ejemplo, los casi 400.000 que votaron “equivocadamente” por Luis Patti, según se desprende de la denuncia de un subversivo terrorista beneficiado con los indultos de Menem. De manera de que en previsión a tiempos difíciles que podrían tener lugar ante posibles alteraciones en las condiciones de contorno que han permitido la bonanza financiera ¿por qué no dejar que otros carguen con el sambenito, para después retornar como salvadores de los desaguisados generados en una época y que habrán tenido que soportar otros? Del modo como se miente y tergiversa, agregado a la ausencia de intelectualidad y memoria de las masas, sería sencillo desviar las reales responsabilidades en cuanto a actitudes y disposiciones que generan crisis al cabo del tiempo. ¿Cuánto hubo de transcurrir para que se comenzara a adquirir conciencia de que el famoso “rodrigazo”, fue consecuencia directa de las políticas aplicadas dos años antes en materia económica por José Ber Gelbard, el ministro designado por Perón, con su extravagante ‘decreto’ de “inflación cero”, mediante la congelación de precios, que condujo a ‘estantes vacíos’? Pero aún, en el caso que existiese una oposición digna de ser considerada como tal, ¿Acaso ésta mostraría la más mínima preocupación como así también poseer elementales conocimientos en el tema de la Defensa?.
Consideraciones respecto a posibles modificaciones y reestructuraciones sin fines inconfesables Una razonable capacidad en materia de Defensa En cuanto al punto A, él de la gestión honesta, tal vez en gran parte basada en la aparente desaparición de las denominadas hipótesis de conflicto, por voluntad y decisión unilateral propia, (dejando de lado que para la gestación de un conflicto hacen falta por lo menos dos), sin llegar a entender que, aunque es muy posible que no sería por nuestra iniciativa generarlo, eso no significa que podamos eventualmente vernos envueltos en uno, por lo que las naciones en las que impera un mínimo de racionalidad, como es el caso de Francia, al desaparecer las posibilidades de los enfrentamientos históricos con Inglaterra, el adversario casi permanente por siglos, o con Alemania, el temible vecino de su frontera oriental, esas hipótesis de conflicto, como otras, son cosas del pasado pero no por ello el aspecto defensa ha sido dejado de lado, debilitado o menospreciado, para pasar a considerar la necesidad de disponer de los medios para enfrentar una amenaza que pueda surgir en el futuro o requerimientos de empleo de fuerzas militares cuando los intereses de Francia así lo requieran. Por distintas razones de las que no está excluida la hipocresía, la palabra Defensa ha pasado a ser común denominador en reemplazo de la palabra Guerra, aparentemente para no dar la impresión de mostrarse como eventual agresor, circunstancia que se puede entender en el caso de Japón que después de su experiencia militarista y agresiva que en parte lo llevara a la IIda Guerra Mundial, la denominación Autodefensa ha sido adoptada para sus Fuerzas Armadas de manera de no despertar suspicacias. Nuestro Ministerio de Guerra pasó a ser de Ejército, luego una secretaría del M. de Defensa. La Marina de Guerra que se denominara antes Armada Nacional, es ahora la Armada Argentina. La Kriegsmarine de Alemania ha pasado a ser la Deutsche Marine. La War Office de los británicos es ahora una rama del M. de Defensa. Es decir que se ha tratado de evitar las connotaciones nacidas de la palabra ‘guerra’ como identificación de posibles intenciones agresivas aunque después, en los hechos y bajo el paraguas de las acciones defensivas preventivas, se incursione en mayor o menor grado el campo de las acciones ofensivas que según los casos bien podrían devenir en agresión. No debe olvidarse que los horrores de la Gran Guerra de 1914-18, se los intentó justificar con lo de “La Guerra para terminar con todas las guerras” y que a partir de la IIda Guerra Mundial, mientras se pontifica la Paz y se dispone de la ONU, con el aparente propósito de preservarla, el número de muertos en conflictos posteriores supera a los esa guerra. Un ejemplo digno de mención, frecuentemente traído a colación en estos escritos, es el de los suizos en cuya constitución está considerado el plebiscito vinculante. Llamada la sociedad a expresarse respecto a la supervivencia de sus FF.AA. resolvió expresarse por la afirmativa. Difícilmente se pueden imaginar hipótesis de conflicto de Suiza con sus vecinos, algunos poderosos: Francia Alemania, Italia, Austria y Liechtenstein y menos aún verse envuelta por pertenecer a algún bloque alianza o unión porque los helvéticos hasta ahora han resuelto ser independientes de cualquier compromiso. Por otra parte son bien conocidas sus tendencias respecto al cuidado de sus dineros, sin embargo han preferido mantener sus Fuerzas Armadas y afrontar la inversión involucrada para mantenerlas al día en su alistamiento.
La ‘confiabilidad’ en las intervenciones de la O.N.U. El pensamiento o premisa, que eventualmente podría ser esgrimida, de que las Naciones Unidas, evitarían o detendrían una situación de conflicto, ha mostrado que tiene mucho de utopía y que en distintas circunstancias la ONU no ha intervenido, como en las masacres entre hutus y tutsis en África, o se ha mostrado renuente o perezosa, como fue el caso de los refugiados vietnamitas que eran atacados en el mar durante meses (*), o sus fuerzas han sido sobrepasadas por uno de los bandos en conflicto interno como se dio recientemente en Sierra Leona, donde la situación se resolvió mediante la intervención de fuerzas británicas por fuera de la organización internacional. También los franceses han acudido a poner orden y a defender sus intereses en ex colonias como Costa de Marfil. En otras ocasiones han sido tropas de la NATO, las que han debido intervenir. (*) Cuando Margaret Thatcher, en su carácter de Primer Ministro, reclamó a las N.U. una rápida intervención en el problema de los refugiados vietnamitas, la organización decidió encarar el problema recién en dos meses, mientras tanto los afectados a diario eran asaltados, violadas las mujeres y hasta asesinados por bandas organizadas. Algunos países actuaron por iniciativa propia como fue el caso de Italia que envió un par de naves de Guerra a recoger del mar a los que huían del régimen comunista para retornar, en un despliegue de propaganda digno de mención cuando las naves con los vietnamitas en sus cubiertas hicieron una espectacular entrada en el Gran Canal de Venecia con una multitud en sus orillas. Mientras tanto las N.U. “deliberaban”. Tal vez la organización adquiriría mayor ejecutividad si en lugar de encontrarse en New York, fuera reinstalada en algún país subdesarrollado del continente africano. Aún con la vigencia de la ONU, naciones que hasta años recientes fueron colonias han preferido acudir a sus antiguos amos en procura de hacer cumplir garantías que les fueron dadas en oportunidad de su independencia, ante la amenaza de un vecino más poderoso: Belice ante actitudes agresivas de Guatemala; Kuwait, en 1962, amenazado por el dictador iraquí Kassem; Malasia en 1963 por Indonesia gobernada por Sukarno; Tanganyka en 1964, por cuestiones internas que amenazaban su estabilidad, etcétera; son algunos de los muchos ejemplos a considerar. De manera que suponer que en caso de una agresión, las fuerzas de la ONU vendrían en nuestra ayuda, por haber llegado a un peligroso e irresponsable nivel de indefensión externa, es simplemente una vana ilusión porque, además, si después de los cabildeos burocráticos que la caracterizan decidieran intervenir, para entonces el posible agresor habría consumado cabalmente sus propósitos para recién pasar a justificar los motivos, antecedentes, circunstancias, etcétera que avalarían su acción. También se debe ser consciente que las intervenciones, sean de la ONU o de alguna potencia o grupo de potencias, están fundamentalmente dadas por intereses geopolíticos propios de una región del mundo o de cómo la carencia o escasez de un bien podría afectar la economía mundial. Ni la ubicación geográfica, determinaría una gran importancia geopolítica; ni la Argentina es un gran productor de ciertos bienes cuya carencia podría afectar seriamente la citada economía. Últimamente se enfatiza respecto a la futura escasez mundial de agua potable y de la posibilidad de ser un objetivo en razón de nuestras reservas, sin que hasta ahora se haya explicado de que manera se concretaría ese apoderamiento. Evidentemente el precio del metro cúbico del agua debería llegar a valores que justificaran su transporte en buques tanque o la construcción de costosos acueductos; entonces, tal vez, se consideraría su producción por tecnologías que hoy se muestran costosas; análogamente a lo que ocurriría con el precio del barril del petróleo que de adquirir valores muy altos, se incentivarían las investigaciones para producir fuentes de energía alternativas y se pasarían a emplear otros productos que hoy no resultan económicamente aptos. Una información reciente actualiza el problema de escasez de agua potable: “Planean llevar icebergs al Támesis”. La Prensa, 18-05-06, página 15. “La empresa británica Thames Water planea remolcar inmensos icebergs desde el Ártico al río Támesis en Londres, para resolver la crisis de agua potable en Inglaterra, tras la peor sequía del siglo en el país”. La novedad fue anunciada al cabo de una reunión de emergencia en la alcaidía de la capital. El vocero de la empresa también anunció que ésta también evalúa transportar agua potable mediante buques desde Noruega y Escocia. Un proyecto similar se anunció hace unos años para llevar a un país árabe grandes témpanos tabulares desprendidos de la Antártida, pero el proyecto parece no haber sido factible por cuanto las pérdidas al tener que cruzar la zona tórrida, no hacía rentable el proyecto. Más adelante se verá que las Fuerzas Armadas, en el aparente afán de restarles el mayor protagonismo posible, estarán inhibidas de intervenir para proteger intereses económicos de la Nación. ¿Formarán los témpanos antárticos, algún día, parte de esos intereses?
Las enseñanzas y experiencias de la historia Parecería razonable que para encarar una reestructuración racional de las FF.AA. se acudiera a las enseñanzas de la historia, con conceptos vigentes que se remontan a épocas muy lejanas y otras nacidas de situaciones de conflicto más recientes, entre ellas, las derivadas de la IIda Guerra Mundial y los conflictos de menor envergadura que siguieron que, aunque ya lejana la primera y con medios hoy ampliamente superados, ciertos principios básicos parecen ser todavía dignos de ser tenidos en cuenta en particular aquellos derivados, no de los grandes acontecimientos bélicos que son los que en general atraen en mayor grado para su difusión y conocimiento, sino de aquellos que por su magnitud y peculiaridades se aproximan a nuestras probabilidades y posibilidades. Así, por ejemplo, poco asidero tendría considerar aquellos eventos definidos por una impresionante disponibilidad de medios tal como las operaciones navales y aeronavales en el Pacífico o entre cientos de blindados en batallas decisivas en Rusia o más recientemente en Cercano Oriente. Pero, en mucha menor escala quedó, por ejemplo palpablemente demostrado como la disponibilidad de aviación propia, por reducida y obsoleta que fuera, por parte de un almirante británico en el Mediterráneo resultó decisiva en relación de su oponente italiano que dependía de la eficiencia y capacidad de reacción en la coordinación con otra fuerza.
Las peculiaridades de cada fuerza Cada una de la Fuerzas Armadas tiene su propia idiosincrasia, propia de su misión específica fundamental o básica, sus antecedentes, el teatro habitual de sus operaciones, los medios empleados, la influencia de factores externos de los cuales se ha nutrido. En los países en los cuales el poder político ha pretendido una especie de masificación e integración a ultranza dejando de lado esas peculiares idiosincrasias y las tradiciones y antecedentes históricos en los que se han nutrido no han conducido a resultados precisamente favorables.
Integración o complementación operativa En modo alguno debe interpretarse esta aseveración como una tendencia a un irracional grado de independencia y aislamiento de cada una de ellas, que a tan malas experiencias han conducido en el pasado, entre nosotros e incluso en naciones como Italia. Aún manteniendo cada una de ellas su personalidad, eso no excluye una adecuada compenetración mutua de las respectivas capacidades y la adopción de procedimientos y lenguajes comunes en aquellas para estar preparadas para encarar aspectos operativos en los que deban actuar en conjunto e incluso llegar a compartir medios comunes. Los portaaviones británicos de la clase “Invincible”, han sido reformados para posibilitar el alojamiento y operación de aviones “STOVL Harrier GR 3” de la Real Fuerza Aérea, como complemento para determinadas operaciones de los equivalentes navales de la dotación del buque. Como antecedente cercano esas mismas máquinas de la RAF, en ocasión del conflicto del Atlántico Sur, volaron, con reabastecimientos en el aire, 8 horas y 25 minutos desde la isla de Ascensión a la cubierta del Hermes en operaciones en aguas de Malvinas. Sin embargo no fue ese desplazamiento de los “Harriers” el de mayor distancia, porque previamente otros, navales, habían volado durante 9 horas para cubrir las 4.000 millas entre su base en Yeovilton y la isla de Ascensión, reabastecidos por ‘nodrizas’ “Handley Page Victor” En 1958 cuando el portaaviones Albión zarpó rumbo a Extremo Oriente con oficiales argentinos invitados abordo, éstos observaron que parte de las baterías A.A. estaban operadas por personal del Ejército y dos o tres de los puestos relacionados con las operaciones aéreas los cubrían oficiales de la RAF. Un caso puntual no previsto pero digno de destacar por la iniciativa y la osadía demostradas, fue el caso de los pilotos de la RAF que durante la retirada de Noruega, en junio de 1940, se negaron a destruir sus “Hurricanes” antes de abandonarlos en tierra y en cambio decolaron para anavizar en el portaaviones Glorious sin haber llevado a cabo adiestramiento previo alguno en esa arriesgada maniobra, un evento producto de las características de los aviones y las calidades los hombres de entonces. Se debe tener en cuenta que la Gran Bretaña por tratarse de una isla, con el mar tan cercano a cualquier punto del territorio determina que aún las fuerzas que no son navales tienen un elevado grado de conciencia marítima, lejos de la mentalidad mediterránea de la mayoría de las potencias del continente. Entre nosotros la eventual incorporación de una nave para operaciones anfibias, evidentemente, además de la Infantería de Marina, en su justa dimensión indispensable componente de las operaciones navales, unidades especializadas del Ejército tendrían presencia en su dotación durante las operaciones y helicópteros de la Fuerza Aérea bien podrían formar parte del componente aéreo embarcado junto a sus pares navales.
La desafortunada intervención de funcionarios políticos Los dirigentes políticos metidos a reestructurar las Fuerzas Armadas de sus respectivos países, naturalmente no han sido sancionados por los problemas derivados de medidas erróneas cuando llegó la hora de la verdad, es decir el combate; medidas aparentemente lógicas y racionales para ciertas mentes más entrenadas en los escarceos propios de la actividad política o en manejos empresariales, sin tener en cuenta que las cuestiones castrenses no se manejan según los parámetros de la política ni caben experiencias que pueden ser exitosas en el manejo de empresas porque, en principio, en ninguna de ellas nadie ni expone el pellejo ni obliga a otros a exponerlo y, por lo tanto, la conducción de quienes estarán expuestos a perderlo está lejos de tener coincidencias con esas actividades civiles de manera que ciertos trasplantes suelen resultar nefastos para el fin que se persigue, siempre que sea producto de elucubraciones honestas. En lo que esto respecta al ámbito internacional, probablemente porque las informaciones sobre el tema Defensa son más abiertas a la sociedad que en otras naciones, se sabe que ciertos dirigentes británicos se llevarían las palmas, con sus pronósticos y evaluaciones que los hechos abruptamente echaron por tierra. Ha transcurrido medio siglo desde que Edward Duncan-Sandys, un político conservador metido a ‘experto’ en cuestiones militares, afirmara que no había futuro para los aviones tripulados y otras verdades de a puño similares adoptando medidas en consecuencia. Predicciones, que a pesar de los misiles crucero y otros avances, todavía no se han concretado ni lo parece posible en un futuro inmediato. En 1966, el laborista Denis Healey presentó al Parlamento un White Paper, en el que proponía la eliminación de los portaaviones y del “Arma Aérea de la Flota” (denominación de la aviación naval británica. En su reemplazo, misiles guiados proveerían la defensa antiaérea de los buques mientras que helicópteros continuarían con la misión del cortinado antisubmarino y una limitada capacidad de ataque. Para posibilitar su presencia en el mar se ordenaron tres naves que se denominaron “cruceros de cubierta corrida” que sólo podrían operar con esas aeronaves pero, la aparición del avión “Harrier” de despegue y aterrizaje vertical y posteriormente la introducción de una rampa que posibilitaba su despegue después de una corrida corta (Short Take Off) con el consiguiente ahorro de combustible que derivaba en una mayor capacidad en la carga de armas, permitieron que, a pesar de las previsiones de Healey los tres cruceros de cubierta corrida pasaran a ser “portaaviones con capacidades restringidas”, de otro modo y según la previsiones del citado personaje los británicos no hubieran contado con aviones embarcados cuando debieron encarar el conflicto en el Atlántico Sur, de modo que ante el problema, con la presencia de importantes medios aéreos argentinos con base en tierra y en un portaaviones, es muy probable que la única reacción factible hubiera sido establecer un bloqueo mediante submarinos y, de haber encarado el envío de una fuerza para la recuperación de las islas confiados en las previsiones de Healey de que “los misiles guiados proveerían la defensa AA de los buques”, después de lo logrado por los aviadores argentinos aún con la presencia real o factible de los “Harriers”, es fácil prever lo que hubiera ocurrido ante la ausencia de éstos. Si bien los sistemas misilisticos de los buques británicos hicieron su aporte en la defensa antiaérea, aunque en ocasiones mostraron comportamientos poco confiables, erráticos y confundidos en la reacción automática no hay duda que la presencia de los “Harriers”, fue un factor determinante para esa defensa. Los políticos, con sus decisiones erróneas, nunca son llamados a responder por las mismas, pero los que deben enfrentar a un adversario con medios escasos o poco adecuados son los que pagan las consecuencias. Cabe hacer notar que a fin de cuentas, con excepción de los Exocet AM 39 lanzados por los “Super Etendard”, los buques británicos fueron básicamente atacados en la forma y con los medios (bombas, cohetes, cañones) similares actualizados de los que se contaba en la IIda Guerra Mundial, con la excepción de aviones más veloces y de mayor maniobrabilidad. A su vez cabe insistir que gracias a las ‘previsiones’ de los políticos metidos a tácticos y estrategas, los británicos debieron enfrentar ese conflicto con ‘portaaviones de capacidad limitada’, al no poder operar con otras máquinas que no fueran las con posibilidad “Short Take Off and Vertical Landing” (“Harriers”) y helicópteros y la consiguiente imposibilidad de contar con aviones AEW (Air Early Warning), dotados con un radar de largo alcance, como lo eran el “Gannet” y el “Grumman Hawkeye”, falencia que posibilitaba la aproximación a baja altura de los atacantes argentinos sin ser detectados y que, como solución de emergencia, fue parcialmente subsanada incorporando un radar ‘Search Water’ en helicópteros “Sea King” con su antena rebatible en un costado. Además, los dos portaaviones de “capacidades restringidas” que participaron el conflicto del Atlántico sur, no podían operar con aviones ataque como el “Bucaneer” que al igual que los caza bombarderos “Phantom”, fueron transferidos a la Real Fuerza Aérea cuando en 1978 tuvo lugar la prevista salida de servicio del Ark Royal, el último portaaviones ‘pleno’ de la Armada Real en virtud de las decisiones adoptadas por el poder político que colocaron a la Gran Bretaña varios escalones más abajo en capacidad aeronaval, un componente imprescindible en la configuración de cualquier armada que se precie.. El documento de Dennis Healey establecía que la totalidad de la defensa aérea sería responsabilidad de la Real Fuerza Aérea, volando desde bases en Gran Bretaña y desde otras a construir en el océano Indico que nunca se materializaron. Al parecer no estaba prevista la posibilidad de un conflicto en el Atlántico Sur, en él que el apoyo de la RAF no era factible, de ahí un buen ejemplo de cómo situaciones de conflicto no consideradas pueden producirse en el tiempo para lo cual se debería estar preparado con la debida anticipación, y pasa a tener vigencia, por encima de las quasi fenecidas hipótesis de conflicto, la necesidad de contar con una razonable capacidad en materia de Defensa para encarar posibles amenazas a los intereses de una nación. Con excepción de Costa Rica, país alguno se ha desarmado unilateralmente. Las ‘afortunadas’ previsiones de los políticos británicos no terminaron con el laborista Healey. A fines de los setena, el conservador John Nott, durante el gobierno de Margaret Thatcher, intentó poner en vigencia disposiciones que también zozobraron ignominiosamente como consecuencia del conflicto del Atlántico Sur a pesar que éste evento de alguna manera figuraba como posibilidad en las prevenciones de los organismos especializados. De haberse materializado esas disposiciones antes del desembarco argentino, Gran Bretaña difícilmente hubiera estado en condiciones de intentar su recuperación, excepto establecer el bloqueo indicado mediante submarinos, que hubiera llevado a largas una posible solución con las consiguientes intervenciones de países y organismos internacionales en procura de una negociada. Pero no sólo los políticos británicos han cometido serias ‘gaffes’ en materia de Defensa. En los EEUU, al término de la IIda Guerra Mundial, prendió con fuerza la idea que los futuros conflictos en los que el país se vería envuelto serían de desenlace nuclear y en ese caso la Fuerza Aérea pasaba desempeñar el papel preponderante y no tendrían misiones trascendentes, ni la Armada ni el Ejército. Cuando Corea del Sur fue invadida por su par del Norte, los EE.UU. y otras naciones, por mandato de las N.U., debieron enfrentar un conflicto que no podía resolverse mediante medios nucleares. Los portaaviones, que algunos ‘entendidos’ consideraron trastos inútiles al término de la IIda Guerra, debieron afrontar el mayor peso de las operaciones aéreas en las etapas iniciales con los norcoreanos triunfantes en el frente terrestre; hubo retiradas, desembarcos, ofensivas y otra vez retiradas, etcétera, con preponderante participación de los medios terrestres, navales, aéreos y aeronavales mientras las armas nucleares debieron quedarse en los depósitos. Años más tarde, las intervenciones del señor Robert McNamara, exitoso como empresario, fueron bastante desafortunadas y conducentes a las restricciones a que fueron sometidos los comandantes militares en Viet Nam que comprometieron seriamente el desarrollo de las operaciones. Ahora bien, si en un país como la Gran Bretaña, donde en general la clase política, por diversas razones tiene evidentes grados de conocimiento y experiencia en temas relacionados con la Defensa, incluidos los medios involucrados (*), además, con la observación de que ese país se ha visto envuelto casi constantemente en conflictos de toda índole y diferente magnitud, de los cuales en muchos casos no tenemos conocimiento entre nosotros; si esos dirigentes han cometido groseros errores de apreciación, ¿qué se puede esperar aquí de quienes demuestran carecer de las más elementales sapiencias al respecto? Siempre, en la suposición que las medidas a adoptar sean generadas por honestas consideraciones o convicciones. (*) Hace ya muchos años que militares argentinos con acceso a la información, se mostraron sorprendidos, cuando se debatía en el Parlamento Británico el calibre de los cañones de los nuevos acorazados cuya construcción se había aprobado, ante el nivel y profundidad en los conocimientos que sobre el tema demostraban poseer los parlamentarios involucrados en el debate. ¿Se puede concebir una situación similar en nuestro Parlamento en él que la ignorancia en numerosos asuntos, y en particular en materia de Defensa, se ponen en evidencia con ciertas apreciaciones y con esos largos y tediosos discursos de escaso sustento, a los que pocos prestan atención, porque la decisión ya está de antemano adoptada según la “disciplina partidaria” o como consecuencia de directivas externas al Parlamento? Discursos a su vez elaborados por indispensables asesores y que, además y en ocasiones, son mal leídos con la impresión que el legislador lo tiene por primera vez ante sus ojos.
El alistamiento o preparación para afrontar una eventual situación de conflicto Un aspecto que por su importancia no puede dejarse de lado es el tiempo que en la actualidad demanda alistar los medios para enfrentar una eventual situación de conflicto. Si, para comparación, nos remontamos a nuestros antecedentes históricos, organizar desde cero un eficiente regimiento de caballería, le llevó a San Martín menos de un año. Hoy el equivalente es una unidad blindada-mecanizada, cuyos medios y su empleo son de tal complejidad que se requiere mucho tiempo para el adiestramiento que conduzca a su cabal operación y, en cuanto al mantenimiento para asegurar su correcto funcionamiento, en lugar de cepillos para el aseo de los equinos y los talleres de herrado y talabartería para cuidar y equipar las cabalgaduras, se exige ahora contar con técnicos de alto nivel, complejos instrumentos y repuestos que aseguren un adecuado sostén logístico. Partir desde cero implica años de preparación. Simplemente, en uno de sus aspectos: ¿cuanto tiempo demandaba seleccionar y comprar caballos y cuanto demandaría hoy la adquisición de tanques con toda la cadena operativa-técnico-administrativo burocrática para que esa compra se concrete. En el aspecto naval, en tiempos de Brown ante una situación de conflicto era cuestión de adquirir y equipar buques que aunque simples en relación a las complejidades de la actualidad, sin embargo entonces fue necesario apelar al concurso de personal extranjero tal como se evidencia con los nombres de los marinos de la época y el rol de algunas de las naves. Hoy, disponer de capacidad bélica en el mar para afrontar una eventual situación que requiera su disponibilidad, significan también muchos años de preparación. En el caso de los aviones de combate, naturalmente debemos limitarnos a épocas más recientes. En la Primera Guerra Mundial, la preparación de los pilotos se hacía en semanas, en la Segunda en pocos meses. La simplicidad de las máquinas permitía no sólo una producción masiva sino que su mantenimiento distaba del requerido por las complejidades y sofisticaciones de los aviones actuales que en consecuencia necesitan una preparación de las tripulaciones y dotaciones de apoyo mucho más profunda. En definitiva, que la preparación para una eventual situación que requiera la disponibilidad de medios para encararla con posibilidades de éxito, sea para que el disuadir sea creíble o para situaciones de combate, se inicia entre cinco y diez años antes, según los recursos que se asignen y las políticas que se adopten. De manera que las disposiciones que se decidan hoy, para bien o para mal, serán las que definan la situación que en materia de Defensa se tenga a esos años vista. Con la velocidad en el cambio de los acontecimientos, ¿puede alguien asegurar con un mínimo de certeza que no tendremos una situación de conflicto dentro de una década?. Posibles inhibiciones para la intervención o participación de las FF.AA. Recientes informes de prensa han dado cuenta que la señora ministro ha expresado que las FF.AA. estarán privadas de intervenir en cuestiones relacionadas con el tráfico de drogas, el terrorismo y la defensa de los intereses económicos de la Nación, reservándoles sólo la defensa contra un Estado agresor, en gran parte a contramano de lo que se está dando en el mundo.
· Inhibidas de intervenir en cuestiones relacionadas con el tráfico de drogas. Se puede coincidir en la NO intervención directa en lo concerniente al tráfico de drogas, entre otras razones por el efecto contaminante determinado por la magnitud financiera de la actividad. Por otra parte, si de corrupción en la materia se trata, el botín seguramente será patrimonio de los políticos involucrados como serias sospechas así lo indican, al menos en recientes épocas pasadas. El control del espacio aéreo. Según informaciones accesibles al común de las gentes, el tráfico de drogas, tanto para el uso interno como para su traslado a Europa, tiene lugar en el N. de nuestro país. Para ello, en algún momento se planificó la denominada ‘radarización’, mediante la adquisición de un sistema de esos equipos. La licitación correspondiente y su correspondiente adjudicación fueron cuestionadas por intereses algo sospechosos, que a fin de cuentas condujeron a una cancelación que en última instancia benefició a los traficantes y a los involucrados en otras actividades fuera de la ley. Con una liviandad digna de ser investigada, posteriormente se afirmó alegremente que los radares serían construidos en el país por INVAP, de cuya seriedad y prestigio nadie duda, pero cabía hacerlo en relación a como haría para convertirse en una de las escasas empresas que a nivel mundial diseñan, producen y venden radares, como los requeridos, entre ellos los denominados 3D. Surgió entonces el interrogante respecto a que significaba ‘producción local’, porque en virtud a otros antecedentes bien podría tratarse de un ensamblado, por cuanto aún importantes firmas deben acudir a proveedores extranjeros para ciertos componentes y unidades a pesar de tener capacidad y experiencia adquiridas a lo largo de muchos años. Más tarde, en lo que aparentó ubicarse con ‘los pies algo más en la tierra’ se dijo que INVAP produciría radares secundarios, se supone aquellos que irradian para tener como respuesta la emisión de un traspondor instalado en las aeronaves para permitir su identificación. Transpondor que naturalmente no tendrían los dedicados al contrabando u otras actividades ilícitas. De cualquier manera no han trascendido, a nivel del público en general, cual es la situación actual de la mentada ‘radarización’. A lo expresado por la señora ministro se agrega la duda de si la Fuerza Aérea estaría prohibida de operarlos, cuando precisamente su función para la Defensa es la capacidad de detectar e interceptar. ¿Acaso esa misión se limitará a la oportunidad en que aviones militares de un Estado agresor violen el territorio argentino y no serán permitidos de actuar en lo que concierne a contrabandistas y traficantes de drogas y más aún en el caso de máquinas relacionadas con una posible actividad terrorista?. Y una vez detectados por autoridad civil “calificada y de confianza”, ¿qué actitud se adoptará? ¿Se los invitará cordialmente a retirarse?. Y si persisten ¿se habrá previsto que la Fuerza Aérea sea reemplazada en su capacidad de interceptar, obligar a alterar el rumbo o aterrizar y hasta derribar, por una aviación de seguridad? A lo expresado en relación al control del espacio aéreo para el control del tráfico de drogas o las actividades terroristas, cabe agregar similar situación respecto los espacios marítimos por parte de la Armada.
· Inhibidas de actuar contra el terrorismo. En cuanto al terrorismo, la amenaza más que evidente de la actualidad de cuyas consecuencias hemos sufrido en tres oportunidades: • Una, la de mayor envergadura, distribuida en el tiempo y en la casi totalidad del territorio nacional, la más peligrosa, la de mayor magnitud por los miles de terroristas involucrados y que, además, se generó en el exterior, en lo que configuró una agresión externa enmascarada como un conflicto ideológico interno y que constituyó una real amenaza que debió encarar la Nación y que hoy aviesamente se la soslaya o se la minimiza y • Dos puntuales: la embajada de Israel y la AMIA con serios mantos de sospecha en cuanto a la manera que se han llevado a cabo las respectivas investigaciones.
De acuerdo a las restricciones aparentemente a imponer a las Fuerzas Armadas para encarar una amenaza terrorista, un Estado agresor bien podría inhibir la participación militar, empleando una metodología terrorista para lograr sus objetivos.
· Inhibidas de actuar en defensa de los intereses económicos de la Nación En virtud a tal inhibición ya no se justificaría el despliegue patagónico del Ejército para la protección de nuestras fuentes de agua potable como alguna vez se anunció. En el caso de la Armada, con la posibilidad o amenaza latente de que las unidades factibles de ser empleadas en la tarea sean transferidas a la Prefectura, deberá permanecer ajena a la protección de nuestras riquezas marinas, en particular la pesca; de manera que bien podría darse el caso de naves o aviones navales en tareas específicas operativas o de adiestramiento que al descubrir naves en infracción, deberán abstenerse de intervenir y limitares a informar para que procedan los “Autorizados de confianza”. Cuando Gran Bretaña debió encarar la “Guerra del Bacalao” con Islandia, la Armada Real fue llamada a intervenir, no para resolver el problema a cañonazos sino simplemente para disuadir y ‘empujar’ naves en infracción. Si consideramos, que dadas las condiciones de contorno actuales, para las FF.AA. quedarían como misiones principales, precisamente la protección de los intereses económicos y la participación en misiones requeridas por organizaciones internacionales en las cuales han mostrado cabal idoneidad. Proteger los intereses económicos, en el caso de la Armada, no significa solamente contar y actuar con los medios para interceptar y capturar aquellas naves en infracción a las leyes y disposiciones al respecto, sino también participar activamente en los estudios e investigaciones que posibiliten la evaluación de las riquezas del océano y costas aledañas para lo cual históricamente ha demostrado haber estado capacitada para esas tareas, que en una época era el único organismo del Estado que las llevaba a cabo, por cuanto el conocimiento de las diferentes características del mar y sus riberas, ha sido desarrollado por más de cien años en base a tareas oceanográficas e hidrográficas. El recorte en la participación de las Fuerzas Armadas parecería conducente a restarles el mayor protagonismo posible, lo cual daría lugar a sospechar que se persiguen otros fines coincidentes con lo que frecuentemente expresara la señora Bonafini. -----o-----
Consideraciones en relación al posible objetivo conducente a la desaparición en su esencia de las FF.AA. para su eventual reemplazo Al pasar a encarar el objetivo B), él de la desaparición de la FF.AA. con su conversión o reemplazo por el equivalente a milicias adictas a un poder político deben considerarse las claras intenciones de éste de perpetuarse en el poder sin apelar a los viejos esquemas del siglo XX, sino con la habilidad de enmascarar tal modo de acción mediante procedimientos de apariencia democrática, aunque contaminados por metodologías de ‘adquirir’ o someter, bajo el eufemismo de una ‘concertación’, a los que podrían configurar un adversario político digno de consideración y la sospecha de atemorizar a los medios que se atrevieran a poner en tela de juicio ciertas intenciones y decisiones, incluso con veladas y no tan veladas amenazas a empresas para que restrinjan o dejen de lado la publicidad en esos medios. Habría que investigar, si es que alguna vez los hubo, el o los documentos que eventualmente podrían haber sido elaborados por los Montoneros, a poner en ejecución si hubieran logrado su propósito de acceder al poder, entonces por la fuerza. Con su posesión y análisis se estaría en condiciones de efectuar comparaciones con medidas que actualmente se implementan en general y, en particular, en relación a las FF.AA. Tal sugerencia nace de lo expresado por el señor Presidente al asumir el 25 de Mayo de 2003, al afirmar que no iba a dejar sus ideas o convicciones del pasado en la puerta de la Casa de Gobierno y de la presencia en cargos gubernamentales con amplio poder decisión de quienes alguna vez formaron parte, activamente de esa organización, entonces subversivo terrorista. La sugerencia no debería ser evaluada como insidiosa por cuanto, sería lógico suponer que habiendo accedido democráticamente al poder, con las modificaciones y actualizaciones propias del transcurrir de los tiempos, pusieran en práctica lo que tenían en mente en los años setenta. Mientras que algunos analistas y políticos afirman que el gobierno actúa según la coyuntura sin planes para el futuro otros, por el contrario, creen que las actuales autoridades tienen claro su objetivo de fundar una segunda república, según otros parámetros distintos en los que con sus más y sus menos han prevalecido en la primera, aunque bastante deteriorados por distorsionadas actitudes políticas que han desvirtuado los postulados constitucionales iniciales. Con el advenimiento de la denominada ‘Democracia’, y ante la más que lógica evidencia que ni políticos, ni empresarios, ni gremialistas ni otros dirigentes del quehacer nacional nunca más podrían acudir a ‘golpear las puertas de los cuarteles’ para alterar el orden constitucional según conviniese a sus circunstanciales intereses, para luego, una vez logrados, pasar a vilipendiar a los usados como un adminículo de latex, cuya denominación ha pasado a ser sinónimo de lo que en tiempos lejanos, en los que se era más cuidadoso en el empleo de la palabras, se llamaba ”limón exprimido”. Cada uno de los gobiernos que se sucedieron han hecho su aporte para deteriorar tanto como fuera posible a la esencia y capacidad de las Fuerzas Armadas, empleando distintas metodologías para su propósito para culminar con la actual administración que sin eufemismos ni tapujos pasó a actuar drásticamente como lo mostró la primera medida trascendente de gobierno. El gobierno de Alfonsín, además de proceder al enjuiciamiento de las Juntas del Proceso, para lo cual hubieron de aplicarse leyes retrospectivamente y, con la sospecha de haber así actuado según directivas del exterior; pretendió luego seguir adelante con los subordinados que habían actuado institucionalmente en cumplimiento de órdenes del servicio. Cuando se pusieron en evidencia ciertos signos de desagrado castrense, pasó a aclarar que se establecerían diferencias entre “los que dieron las órdenes”, “los que las cumplieron” y “los que se excedieron en su cumplimiento”. Sus intenciones se vieron alteradas por la actitud del teniente coronel Rico que condujo, a que la “Casa estuviera en orden” y luego a las leyes de ‘Obediencia Debida’ y ‘Punto Final’, declaradas reiteradamente válidas y constitucionales tanto por parte del Congreso Nacional como por la Corte Suprema, respectivamente, hasta el arribo de la administración Kirchner en que cambiaron diametralmente de opinión. Pero además de las acciones legales contra los que combatieron el terrorismo subversivo, en la era Alfonsín, se inició paralelamente una intensa campaña de desprestigio de las FF.AA. en su totalidad con la ‘valiosa’ cooperación de la ”Coordinadora” y cómplices que se expresaban en los medios y otros sectores incluso hasta docentes ‘ideologizados’ en las escuelas. Ahora, mayo de 2006, Alfonsín se desgarra las vestiduras, porque desde la secretaría de Derechos Humanos, (Eduardo Duhalde) se ha cambiado el prólogo del libro Nunca más, escrito por Ernesto Sábato, con las tergiversaciones harto conocidas de la realidad histórica, es decir sin reconocer la existencia de la agresión terrorista. Alfonsín podría haberse evitado cualquier calificación tendenciosa si hubiera dado cumplimiento a la promesa de su ministro del interior de entonces de concretar un libro similar con la otra parte de la historia, que jamás se concretó. La administración Menem, ahogó económicamente a las Fuerzas Armadas, incluso en lo que se refiere a las retribuciones del personal. Eliminó el Servicio Militar, sin estudio serio previo alguno, en cumplimiento de directivas del Banco Mundial que también exigió la reducción en un 40-60 % de la planta permanente. Canceló o suspendió proyectos importantes como el misilístico, la construcción de submarinos, cuyo astillero pretendió convertir en una sucursal de la Feria de Milán y la aplicación de la propulsión nuclear a una de esas naves, en apariencia para quedar bien con los EE.UU., sin consideración alguna respecto a que Brasil persistiera y persista en proyectos similares sin que la potencia boreal manifieste oposición alguna. Con la aplicación de indultos, tanto a los que combatieron al terrorismo como a los terroristas, aparentemente, intentó cerrar el capítulo de los hechos de los años setenta, tal como ha ocurrido en distintos países incluido el nuestro al cabo de graves conflictos internos. El efímero Gobierno de De la Rúa no mejoró en nada la situación de las FF.AA. y las proposiciones sometidas a su consideración no tuvieron eco. Sensible a la presión de elementos terroristas y paraterroristas, posibilitó la liberación de los asesinos asaltantes del Cuartel de La Tablada y el indulto de su cabecilla. Duhalde prometió enfáticamente que en pocos meses se ocuparía de los problemas relacionados con la Defensa y las FF.AA.; vanas promesas de un político. Kirchner ha mostrado sin tapujos sus reales intenciones y como primera medida de su gobierno descabezó las cúpulas de las FF.AA. entonces conformadas con quienes al cabo de 20 años de ‘Democracia’, habían pasado por el filtro del Senado para acceder a las más altas jerarquías. Posteriormente, un incidente en una cuestión de tráfico de drogas le permitió un segundo descabezamiento de la Fuerza Aérea cuando los máximos responsables no fueron precisamente la mayoría de los brigadieres defenestrados. De esa manera se perdieron años de preparación para acceder a las máximas jerarquías, durante los cuales los implicados son evaluados y requeridos de realizar estudios y cursos para acceder a grados superiores; ¿cuántos de los que como políticos se desempeñan en cargos públicos superarían etapas semejantes a las aplicadas en el ámbito castrense. Con la ‘liviandad’ que caracteriza a nuestras instituciones, tanto el Congreso Nacional como la Corte Suprema, ambos consustanciados con los nuevos tiempos, procedieron a declarar caducas e inconstitucionales las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, para dar lugar a los que encontraban “en sus marcas” a la inmediata reiniciación de acciones judiciales de los que en cumplimiento de órdenes del servicio, enfrentaron institucionalmente la amenaza subversivo terrorista. La designación de la ministro de Defensa en reemplazo del doctor Pampuro, en virtud a sus antecedentes, dio lugar a serias sospechas de una agresión a los uniformados para provocar alguna reacción que permitiera aplicación de medidas drásticas conducentes al aparente objetivo final. También parece haberse buscado algún signo de escozor cuando, para dar cumplimiento a una resolución judicial se llevó a cabo una ceremonia desproporcionada en la Casa de Gobierno con una dimensión y trascendencia mucho más allá de lo que el caso merecía a lo que se agregó la designación en un importante cargo público del cabecilla de un intento de motín, figura principal en la citada ceremonia, que condujera a la muerte de un cabo, asesinado en cumplimiento de su deber como centinela custodio de una sala de armas que se pretendía saquear en beneficio de una organización subversivo terrorista. En la serie de medidas urticantes la señora ministro oportunamente mencionó que los militares procesados por haber participado institucionalmente en la represión de los terroristas subversivos y que actuaron de acuerdo a reglamentos y consignas militares, detenidos en unidades castrenses serían trasladados a los lugares de detención de los presos comunes, en una violación más a sus derechos de ser procesados y juzgados como militares que actuaron en cumplimiento de órdenes del servicio. Un incidente, no del todo claro, en especial por ser partícipe activo el CELS, ONG con las características de un servicio de Inteligencia privado, conducido por un reconocido terrorista, ha dado lugar a medidas que privan a los uniformados del manejo de una herramienta fundamental para encarar cualquier tipo de situación de conflicto o que signifique amenaza a los intereses de la Nación, cuya conducción pasaría a estar a cargo de civiles que se supone podrían ser figuras políticas de esas que por treinta dineros se cambian de bando, sin empacho alguno, en lo que se pretende ahora denominar “concertación”. ¿Puede confiarse en el manejo y conocimiento de informaciones relacionados con la inteligencia militar y por consiguiente a sensibles asuntos relacionados con la Defensa a los que han mostrado tales antecedentes. También se habla de recortes sustanciales en lo concerniente al campo de acción de la Justicia Militar para pasar al ámbito civil, que es bien sabido como se destaca por el ‘prestigio’ de que goza en la sociedad que, de compenetrarse de los procedimientos de la Justicia Castrense, en relación a las chicanas y otras distorsiones, a las que se agrega su proverbial lentitud, (sin entrar en las sospechas sobre corrupción), que caracterizan a la justicia en general, es probable que requeriría que esos procedimientos fueran aplicados en cuestiones civiles y no al contrario como se pretende. Seguramente la comunidad no se encontraría con la habitual información de personajes detenidos a raíz de un hecho delictivo, “con frondosos prontuarios” o que se encontraban extrañamente en libertad a pesar de haber sido anteriormente condenadas a largas condenas en prisión. La Nación del ppdo 23 de mayo informó con un gran titular en primera plana que el “Gobierno desactivará todos los liceos militares” que pasarán a la órbita civil “con el fin de evitar la militarización de la enseñanza secundaria” apelado al argumento de “si el Ministerio de Educación no tiene escuelas a su cargo, por qué debe tenerlas el de Defensa....no creemos en la educación militarizada a esa edad". La información hace hincapié en que los egresados de los liceos militares, son oficiales de la reserva e indica que al cabo de la eliminación del servicio militar, se ha reducido la posibilidad de convocar a reservas en caso de una emergencia. Sin embargo, para el sector de la sociedad que ha elegido enviar a sus hijos a esos institutos, ese aspecto no tiene importancia en relación a la posibilidad de que sus retoños tengan la oportunidad de formarse en un ambiente de orden y disciplina, donde el estudio esté por encima de cualquier otra actividades distorsionantes que parecen imperar cada vez en mayor grado en la inmensa mayoría de los establecimientos secundarios donde al cabo de años del imperio del facilismo y la permisividad los resultados están a la vista, sin que escape a esta consideración, capa social alguna según lo demuestran hechos recientes; establecimiento en los que la tarea docente ha pasado a ser insalubre por la actitud de los alumnos y sus progenitores. Con los cambios generados por el transcurrir de los tiempos es bastante probable que el orden y la disciplina de los actuales liceos militares, sea comparable a los vigentes en los establecimientos secundarios hace 60 o 70 años. Por otra parte, estudiar en esos establecimientos semimilitares es una decisión voluntaria de padres y alumnos y en algunos casos se sabe de ciertos liceos que al no poder ser sostenidos por la fuerza correspondiente han renacido, precisamente por la acción de padres y ex alumnos orgullosos y agradecidos de haber transitado por sus aulas, la inmensa mayoría de ellos exitosos en quehaceres civiles totalmente ajenos a la actividad castrense. No cabría duda que la medida a adoptar traerá mucha más preocupación a los padres y a los alumnos que cursan estudios en esos institutos que a las respectivas fuerzas y el desencanto a los que en el futuro tenían previsto cursar en ellos. Se podría afirmar, sin temor a errar, que atento a lo que sucede con nuestra juventud, situación incluso comentada, en la misma edición del citado matutino, mediante un extenso artículo titulado “La violencia un drama entre los adolescentes”, con subtítulos “Por falta de límites y valores” y “Como víctimas y victimarios están en el foco del problema”, que parecería que sería más conveniente para encarar este problema que los establecimientos civiles retrocedieran seis o siete décadas atrás en cuanto a orden, disciplina, permisividad y facilismo y adoptaran lineamientos similares a los de los liceos militares y no al contrario como se dispondrá. Pocas dudan caben que la medida forma parte del plan de sucesivos ataques contribuyentes a la desaparición o transformación de las Fuerzas Armadas como tales, aunque en el caso de los liceos militares son los padres de los alumnos los que deberían demostrar su disconformidad. -----o----- El manto de sospecha que se extiende en cuanto a las reales intenciones del poder respecto a las Fuerzas Armadas y la lógica (para los fines inconfesables que se perseguirían), ausencia de información, llevan a suposiciones y la difusión de rumores que no contribuyen precisamente a nada constructivo. El pasado viernes 19 de mayo, sin tener idea del nivel y magnitud de su difusión, a la cual, como otras que suelen circular no conviene adherirse sin tener bases ciertas, se afirmaba que el señor presidente había firmado el pase a retiro obligatorio de todos a aquellos miembros de las FF.AA que se encontraban en actividad hasta 1983 y que esa misma jornada el Hospital Naval había sido objeto de una auditoria del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como indicación de un posible cambio de jurisdicción. |
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