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EL SECUESTRO DE EICHMANN

Estados Unidos conocía el paradero del jerarca nazi Adolf Eichmann, al menos desde dos años antes de que fuera arrestado en la Argentina por los servicios de inteligencia israelíes. Sin embargo, lo mantuvo en secreto por temor a dañar sus operaciones de espionaje contra los comunistas en Alemania Oriental.

Según archivos de la CIA divulgados ayer, la entonces República Federal de Alemania (RFA) comunicó a Estados Unidos los datos de la nueva vida de Eichmann en la Argentina el 19 de marzo de 1958, pero la Casa Blanca decidió no capturarlo porque temían que revelara la identidad de Hans Globke, un ex dirigente nazi usado por los estadounidenses en Alemania Oriental para coordinar iniciativas anticomunistas.

Eichmann, que trabajaba y residía en las afueras de Buenos Aires bajo el seudónimo de Ricardo Klement, fue capturado en 1960 por el Mossad y condenado por Israel a la pena de muerte en 1962.

Cuando Eichmann fue arrestado, la CIA presionó a los periodistas para que no hicieran ninguna referencia a Globke, que había sido funcionario del Departamento de Asuntos Judíos del Tercer Reich y había participado de la redacción de leyes para acabar con la presencia de judíos en Alemania.

Un memorando interno escrito por el entonces director de la CIA, Allen Dulle, en 1960, afirmaba que se había logrado convencer con éxito a la revista Life de omitir la mención a Globke después de que el semanario adquirió las memorias de Eichmann.

Los documentos difundidos ayer por los Archivos Nacionales norteamericanos, revelaron cómo la inteligencia estadounidense había tratado de usar a criminales nazis como espías, aunque con poco éxito, porque "la agenda política de los criminales de guerra no era necesariamente compatible con los intereses norteamericanos", subrayó el especialista Robert Wolfe, al presentar la información.

Eichmann, encargado del transporte de centenares de miles de judíos a los campos nazis de concentración y de exterminio, fue descubierto por los servicios de inteligencia israelíes y, tras un espectacular operativo secreto, fue capturado y enviado a Israel en 1960 y, dos años más tarde, condenado a morir en la horca.

Después de 45 años, en febrero del año pasado, Israel reconoció oficialmente que la operación -interpretada como una violación flagrante de la soberanía argentina- fue llevada a cabo por iniciativa de sus autoridades. Hasta ese entonces, la explicación oficial sobre el secuestro era que había sido llevado a cabo por "voluntarios judíos".

Fuente
Diario La Nación
Agencias AP, EFE y ANSA
Link corto: http://www.lanacion.com.ar/812350

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