Sofanor Novillo CorvalánLOS LIBROS DE MARX VERSUS LOS LIBROS DE CHÁVEZ |
Karl Marx escribió miles de páginas. Sus obras completas, de publicarse alguna vez en castellano, ocuparían decenas de tomos. Por el contrario, Chávez no escribió ninguno. Lo que sí hace Chávez es difundir libros. Nadie sabe si los leyó o los leyeron sus asesores que le aconsejan que los publicite. Lo cierto es que el inefable autócrata, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, se da maña para usar de cuánto foro internacional es invitado para hacer propaganda de libros escritos por autores anticapitalistas, antinorteamericanos y antiliberales. Cuando estuvo en Córdoba con motivo del Foro del Mercosur en su discurso mencionó a no menos de siete intelectuales socialistas. Quizás esto sea parte de lo que según Chávez le encomendó Fidel Castro en su lecho de enfermo: que continuara su "obra" en Latinoamérica. Es difícil saber a qué obra se refiere Castro, pues él no construyó nada y sí destruyó muchas. Quizás se relacione con la carrera armamentista en que se ha embarcado Chávez que se asemeja mucho a la preparación de guerrilleros y exportación de subversivos armados que financió Castro con ayuda de los soviéticos en la década de los 70. Eso los argentinos lo sabemos y lo padecimos. Nosotros le enviamos tractores e implementos agrícolas y Castro nos enviaba bandas armadas. O quizás Castro se está refiriendo a la obra de difundir la letal ideología marxista-leninista que no ha tenido éxito en ninguna parte del mundo. Es difícil, en fin, saber a qué obra se refiere Castro. Lo cierto es que Chávez difunde libros de autores marxistas que en ningún caso reconocen que Marx, por lo menos, aceptó que el capitalismo era, al momento de él escribir sus obras, la forma de organización social superior, al punto de admitir en el célebre "Manifiesto comunista" que este sistema había hecho más por la humanidad en un siglo, que todo lo que se había hecho por ella desde que el hombre es hombre. En todos los casos los autores "propagandeados" por Chávez corresponden a anticapitalistas de tomo y lomo. Curiosamente, Hugo Chávez nunca ha difundido un libro sobre nada más y nada menos que de Simón Bolívar y escrito por el más famoso de los marxistas. En este libro su autor se refiere, asimismo, a la hoy no menos rutilante República Boliviariana. En esta obra podemos encontrar el más furibundo ataque jamás escrito en contra de Simón Bolívar y la República que él constituyó. El autor del libro, aunque el lector no lo crea, es el mismísimo Karl Marx. La razón por la que el autor alemán escribió sobre Bolívar es muy simple. En 1857, el director del "New York Daily Tribune", Charles Dan, estaba preparando la "New American Ciclopedia" en cuyo Tomo II estaba previsto apareciera una biografía sobre Simón Bolívar. Charles Dan le encargó a Karl Marx que la escribiera. Desde su publicación (la primera edición en castellano es de 1936) y hasta hoy, la mayoría de los marxistas latinoamericanos no se dieron por enterados de la cuestión. Uno de los pocos que encaró el problema, con mucha franqueza intelectual, fue el pensador cordobés José Aricó, pero el resto o lo subestimó, o, como ya se dijo, lo ignoró por completo. La pregunta es, ¿qué dijo Karl Marx de Bolívar? "Cobarde, canalla, brutal y miserable" son algunos de los tantos calificativos que Marx le endilga. En su biografía demuestra que Bolívar traicionó a Francisco Miranda, a quien remitió a España, donde murió encadenado después de varios años en cautiverio. Marx explica luego que los triunfos de Bolívar contra los españoles estuvieron basados en un ejército de 9.000 hombres, un tercio de los cuales eran ingleses, irlandeses, alemanes y otros extranjeros bien disciplinados. Por su parte, la fuerza del español Morillo y de quién lo reemplazó, el Gral. La Torre, estaba constituida por 4.500 hombres, la mayoría de los cuales eran nativos de Sudamérica. En todos los casos Marx, cuando habla del ejército de Bolívar, se refiere al mismo como "legión extranjera" o "legión británica". También lo acusa a Bolívar de "racista" cuando, al explicar la conjura contra su persona en 1828 en Bogotá, dice Marx textualmente "que se guardó de poner la mano sobre Santander", mientras que mandó matar al Gral. Padilla cuya culpabilidad no había sido demostrada en absoluto pero "por ser hombre de color no podía ofrecer resistencia alguna". Lo mismo cabe decir respecto al general de color Piar, a quien también hizo matar. No hay casi discusión acerca del desprecio absoluto que le merecían a Bolívar los indígenas y los negros. La intención real de Bolívar, dice Marx, era unificar América del Sur en una República cuyo dictador debía ser él mismo, dando así amplio vuelo a su sueño de ligar medio mundo a su nombre. Cuando Bolívar muere en 1830 Marx tenía 12 años. Por esa razón, la descripción que da de él en su libro es de segunda mano. Le pertenece a Ducoubray-Holstein y, obviamente, no favorece al prócer venezolano: "...el bigote le da un aspecto sombrío y feroz...", "...tiene súbitos y frecuentes accesos de ira y entonces se pone como loco...", "... le gusta proferir sarcasmos contra los ausentes...", "...le agrada oírse hablar...", "...posee un talento casi asiático sobre el disimulo..", etcétera, etcétera. En fin, como se puede apreciar, la intención de Marx era destruir a Bolívar como mito político. Marx era consciente de que el nombre de Bolívar tenía en Latinoamérica un fuerte carácter simbólico; se lo reconoció expresamente a Engels en una carta de 1858. Aunque en realidad, más que hacer añicos a héroes sudamericanos, Marx trasunta en su biografía su menosprecio por regiones como Sudamérica. Y esta subvaloración estaba relacionada con la forma precapitalista de producción que caracterizaba a estas zonas. Formaban parte de lo que primero Hegel y después Marx consideraban "pueblos sin historia", los cuales serían borrados de la historia por las fuerzas ineluctables del movimiento dialéctico materialista. Por eso se refirió siempre con desprecio a las luchas por la emancipación de estos pueblos del dominio español. No es una casualidad que en el Tomo I de su obra cumbre, "El Capital", Marx le dedique a la Argentina un renglón, en el Tomo II medio renglón mientras que en el Tomo III no se advierta ninguna mención. Innecesario es que aclare que quien esto escribe no es marxista. Tampoco es precisamente un entusiasta del gobierno de Hugo Chávez y qué decir de la opinión que tiene de Fidel Castro. Por tanto, todo cuanto pueden haber dicho Marx y los marxistas sobre Bolívar y la República Bolivariana o lo que los escritores anticapitalistas puedan escribir acerca de Chávez y Castro, le importaría un adarme, si no fuera por una razón: se vive una época en que las ideas de izquierda en Sudamérica tienen el viento a favor. Y la consecuencia de todo ello es trágica para la región. Ya está demostrado que la ideología marxista no contribuye ni al progreso de los pueblos ni al afianzamiento de sus libertades. Por eso es importante poner al descubierto estas profundas contradicciones entre las teorías equivocadas del pensador alemán del siglo XIX y la aplicación que de las mismas hacen los Castros, Chávez y el conjunto, lamentablemente numeroso de gobernantes sudamericanos, que están llevando al caos y a la anarquía a sus pueblos y al conflicto y quizás a la guerra entre naciones hermanas. La preocupación por este gravísimo estado de cosas es la causa y razón de este artículo. |
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