Eduardo RosaHOMENAJE A
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Palabras pronunciadas por EduArdo Rosa con motivo del homenaje a Carlos "Cuqui" de La Garma, Oscar Denovi y Eduardo Rosa el 10 de Octubre de 2006Camaradas, compañeros y amigos Este homenaje que han querido personalizar en tres viejos camaradas, lo devolvemos como con un espejo para que se vean todos ustedes y para que a través de la niebla del tiempo veamos a tantos camaradas que ya no están porque se jugaron la vida y la perdieron y otros porque también se la jugaron y la ganaron. Dios se vale de tres clases de hombres para levantar la próxima página del libro de la vida: Los artistas, los poetas y los utópicos. Ninguno de estos hombres está llamado a construir y mucho menos a usufructuar lo que vendrá. Aquel grupito de muchachos que en verano de 1955 nos reunimos en “La Perla del Once” éramos una mezcla de utópicos, un poco poetas y tal vez algún artista. Habíamos militado siempre juntos y guardo un recuerdo admirado de esas épocas austeras de lucha y construcción de nuestra propia identidad y crecimiento intelectual. Estaba esa noche nuestro jefe, Luis Demharter, Raúl Villarrubia, los hermanos Padualsky, Fernando Crespo, José Vera, Arturo Domínguez, Oscar Denovi, Gerardo Hellemeyer y yo y seguramente me olvido de alguno. Alberto Ezcurra aún estaba en el seminario de los Jesuitas y desde allí nos escribía largas y divertidas cartas; Horacio Bonfanti estaba en Santa Fe y Salvador Nielsen en España. Se planteó crear una organización que superase a la UNES y aquí quiero aclarar algo: Yo no inventé el nombre de Tacuara, simplemente insistí en que no fuese una sigla y sugerí que bien podía ser el nombre y el logo de la revista de UNES del año 45. que se llamaba Tacuara, lo que fue aceptado, naciendo allí el “Grupo TACUARA de la juventud Nacionalista”. – Observen la modestia del nombre: Un simple grupo juvenil entre los grupos nacionalistas -. Recordar no es retroceder en el tiempo. Nosotros necesitamos recordar porque sobre nuestras espaldas , en forma aleve, nos ha caído una “leyenda negra” que no pudimos levantar en un principio y no quisimos hacerlo luego. Gracias al gobierno “Democrático” de don Arturo Illía que nos arrojó a la clandestinidad no pudimos hacer oír nuestra voz, cuando esa era la única tribuna que teníamos, ya que los medios se hacían eco de cualquier infamia que de nosotros se dijera. Servimos magníficamente de chivo emisario, cargando sobre nuestras espaldas la incompetencia de otros y la nuestra. Lo más grave es que esa clandestinidad hizo que Tacuara fuese un nombre con el que se autodenominaron muchos grupitos inconexos, algunos malintencionadamente y otros asumiendo para sí los peores defectos con los que la prensa nos denigraba. Tal vez eso haya sido el catalizador para la diáspora final. Ya nadie sabía que era exactamente Tacuara y cada cual buscó refugio para sus viejos y nobles ideales. Pero todos tuvimos una impronta que nos siguió de por vida: JUGARSE A FONDO Y DESINTERESADAMENTE. Tal vez nunca seamos comprendidos, tal vez las usinas del embrollo sigan sobre nosotros queriendo ver con ojos extranjeros izquierdas y derechas, fascismo y terrorismo. Pero ellos no nos pudieron anular con eso. Solo confunden a los ingenuos, aquellos que no razonan – porque no saben hacerlo solos – y se quedan con que la hoz y el martillo, que SI significaron adhesión a los millones de muertos del stalinismo no fue un baldón para unos, y nuestro saludo romano que nunca significó identificación con otra cosa que con nuestro estilo desde 1936, nos pone frente a los esquemáticos como personeros de ideologías que pudimos ver como “el enemigo de tu enemigo”, pero que nunca fueron nuestras. Hoy, con edad y criterio para comparar vemos que este común denominador, esa marca de nacimiento que tenemos todos, esa chispa de Quijote, ese amor a la Patria y ese convencimiento que la Patria la forman primero “la gente” y que banderas, mapas y constituciones son solo formas y convenciones, eso que llevamos dentro es el NACIONALISMO que un día de nuestra más temprana juventud abrazamos. CAMARADAS, Compañeros y Amigos. Tal es nuestro tránsito y eso nos llena hoy de orgullo. ¡ARRIBA TACUARA! Eduardo Rosa - 10 de octubre de 2006
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