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Carlos M. Duré

LAS DROGAS POLÍTICAS Y EL NARCOTRÁFICO

El opio de los pueblos es una metáfora contra el conformismo que producen las religiones, o, más exactamente, sus deformaciones litúrgicas.

Se la atribuye a Carlos Marx o a Lenin, pero si no fue acuñada por ellos, seguramente es una metáfora ya comunista a fines del siglo XIX. Crea una analogía entre dos causas de inmovilización popular, de inercia de los explotados en beneficio de los explotadores.

Lo que sigue no se refiere a la religión sino al opio de los pueblos.

La historia prueba que la guerra del opio fue un intento del emperador chino Dao Guang de poner fin a la narcosis de sus siervos que consumían cada vez más el opio importado por los comerciantes ingleses de sus colonias de la India. En 1830, los chinos exigieron a los ingleses que no comerciaran con tóxicos. La respuesta fue la guerra y la expansión de las drogas como mercancía por todo el mundo. En 1856 ya se habían sumado a la narcoguerra de los ingleses los franceses.

Hasta ahí pueden apreciarse dos condiciones en el tráfico ilícito o no de narcóticos: 1- el negocio mismo, 2- el efecto socio - político  del tráfico y consumo de estupefacientes, perfectamente complementario con ese negocio o con cualquier otro basado en la inmersión de los trabajadores.

La guerra psicológica y las drogas

Durante la guerra de Vietnam se estudiaron y experimentaron drogas funcionales a la predisposición a la lucha y drogas desactivantes de la misma. Ya en 1972, el periodista Peter Watson, en su libro "Guerra, persona y destrucción" menciona los trabajos de la universidad John Hopkins y las bases militares de Fort Bragg, EE UU, y Old Sarum, Inglaterra.

Básicamente, se empleaban excitantes, como las anfetaminas y la cocaína, en los soldados que debían entrar en combate, y la marihuana como depresor para "bajarlos".

En el frente interno norteamericano, la juventud de clase media movilizada contra la guerra impopular, por extraña coincidencia, le oponía un pacifismo con rasgos un tanto ingenuos y consumía marihuana.

Los narcos: el batallón financiero de la guerra fría y de la guerra sucia

En el mundo soviético se fabricaba un sucedáneo de la cocaína, el czech o checo, empleado en el submundo de la guerra fría como forma de pago o de control sobre los agentes adictos.

Se puede deducir que el czech entró en el mercado negro de la URSS y prosigue hoy en manos de los herederos: la mafia rusa.

En 1980, dicen los investigadores del tema, la CIA recurrió al tráfico de armas a Iran y al tráfico de drogas, como submercancía de aquel, para poder solventar su actividad clandestina en Latinoamérica puesto que el Capitolio le había asignado un exiguo presupuesto que no alcanzaba ni para los suministros de los "contras" de Nicaragua. El resultado - siempre en la opinión de los investigadores - : el cartel de Medellín y el incremento en progresión geométrica de la actual guerra de Colombia.

El Partido Comunista contra “el opio de los pueblos”

La edición de junio de 1994 de la revista Resistencia, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, dice que en marzo de 1984 el embajador norteamericano en Bogotá, Lewis Tambs "declaró que había una alianza entre la guerrila y los barones del narcotráfico". Resistencia decía que en tales declaraciones se iniciaba una campaña de mentiras que confluirían en el concepto de narcoterrorismo. Desenmascara la fabulación citando un artículo de The Military Review titulado The Myth of the Narcoterrorism por el Capitán Dan C. Mayer del US Army. Dice Resistencia que dice el Cap. Mayer: "...a pesar de que el embajador de los EE. UU., Lewis Tambs, reclamó que los laboratorios (de cocaína) eran protegidos por rebeldes comunistas (FARC es el brazo armado del PC colombiano), la  presencia de la guerrilla FARC en Tranquilandia (zona de producción de cocaína) nunca ha podido evidenciarse".

En 1995, el redactor de la CA 404 mantuvo en Buenos Aires una charla con el encargado de las relaciones internacionales de la guerrilla FARC, Marcos León Calarcá, quien ratificó la posición antinarcotráfico del PCC.

Drogas y PC: coexistencia pacífica

En 1998, en un reportaje realizado en Alemania, el legendario líder de las FARC, Manuel Marulanda Vélez, Tiro Fijo, cambió bruscamente de rumbo en cuanto al tema del narcotráfico y al problema de las drogas en general. Dijo que había que legalizarlas. 

Por esas vueltas de la política, el Partido Comunista, ya que no la ideología, hacía una peligrosa concesión al opio de los pueblos que es la droga de los narcos, por así decirlo.

El argumento generalmente esgrimido desde los frentes anti imperialistas que cohabitan con  productores y traficantes de drogas fue planteado con sencillez el año pasado por el presidente de Bolivia y dirigente cocalero Evo Morales: es la tecnología del primer mundo (los precursores químicos y sus manipuladores) la que convierte una planta en un sicotrópico prohibido y son los países ricos sus principales consumidores. Es un hecho. Opone las culturas ancestrales de América y Asia a las perversiones subculturales de Occidente.

Pero sugerir desde la izquierda la legalización  de las drogas destruye sus propios argumentos contra la corrupción de las costumbres del sistema capitalista tolerando algo de ellas.

Para no saturar al lector resta aclarar que la posición del PC respecto de los estupefacientes puede haberse originado en el contexto distorsivo de la guerra (las FARC en Colombia y el Talibán - por convicciones religiosas, enemigo de la droga - en Afganistan), pero cuando tal consigna se extiende, por ejemplo, al PC o a un sector amplio de la izquierda argentina pierde su ya escasa justificación para confundirse peligrosamente con una táctica oportunista, de ocasión, hacia sectores juveniles consumidores por causas culturales de drogas.

El 6/7 de este año, el diario El Norte, de San Nicolás, provincia de Buenos Aires, publicó un despacho de su corresponsal en Villa Constitución (Santa Fe) con la doctrina y 10 argumentos del Partido Comunista Argentino a favor de la despenalización de la marihuana.

No se discrepan esencialmente con la plataforma electoral que el magnate norteamericano George Soros propusiera a los electores de Oklahoma en el año 2000. Dice el PC en El Norte: “Se quiere resolver la problemática derivada de las adicciones con la criminalización del consumidor, sancionando a los más vulnerables sin afectar a la narcoindustria”., y comienza con su decálogo: 1-- "La despenalización de la tenencia de drogas permitiría focalizar en el verdadero problema: el narcotráfico". 

Marihuana: la DEA  y la UNDOC se originan en estas estadísticas.

El país más preocupado por el consumo interno de drogas es Estados Unidos. Por lo menos, es el país que hace más manifestaciones públicas de que está preocupado.

Las últimas estadísticas de la DEA (agencia anti narcotráfico) dicen en la "Posición de la DEA sobre la marihuana", subtítulo:"Dependencia y Tratamiento", que la marihuana como droga de iniciación ha aumentado su consumo del 32 al 65% entre 1993 y 2003. Agrega que en el 2003 entraron en tratamiento por adicción púberes y adolescentes de 12 a 17 años en mayor proporción que a causa del consumo de alcohol u otras drogas.

Una dudosa distinción del primer mundo

De acuerdo con las estadísticas del año pasado difundidas por la UNDOC (agencia de las Naciones Unidas contra el narcotráfico), EE. UU. es el mayor consumidor del mundo de toda clase de drogas. Expuestos el 1 de julio de 2005, estos datos revelan que entre los escoltas se encuentran España (2,7% de la población), Inglaterra (2,1) y Argentina (casi el 2%). Las estadísticas norteamericanas llegan a lo minucioso cuando discriminan los niveles de consumo por colegio secundario. Salvo solitarios intentos, la Argentina carece por completo de estadísticas propias.

La droga en el oficialismo y en la oposición

En la Argentina se atribuye a algún cacicazgo peronista -y al punterismo en que se apoya- superponer las finanzas partidarias con el narcotráfico y a la retribución de ciertos agitadores con alguna droga funcional. Es visible para cualquier habitante de los barrios populosos.

Pero el fenómeno - cuando menos el consumo - involucra a casi todos los partidos políticos. 

La edad, la extracción y el ámbito social de los jóvenes consumidores de marihuana en la Argentina coincide con el perfil de captación de adherentes de izquierda. Esto es un hecho social no originado en la ideología. Pero que al hacer ésta concesiones, urgida por la necesidad de retener bases juveniles en sus vaciadas organizaciones partidarias, termina asimilando la estupefacción de la marihuana a una forma de rebelión comparable a la insurgencia, a un piquete de huelga o a la abolición de la propiedad privada de los medios de producción.

En la opinión del Partido Comunista, publicada el 6/7/05 (5 días después del informe de UNDOC) en el diario El Norte, de San Nicolás,"se ha instalado cada vez con más fuerza el consumo de drogas, especialmente en los sectores juveniles, donde más de un 50 por ciento lo hace." Propone la depenalización del consumo de drogas.

Algunas contradicciones

El documento es demasiado extenso para este limitado espacio, pero el lector lo tiene a su disposición en el archivo de CA (ver). . Allí dice entre otras cosas: " La despenalización de la tenencia de drogas permitiría focalizar en el verdadero problema: el narcotráfico." Sin embargo, más adelante dice:  "Si se legaliza el consumo y el comercio de algunas drogas, como la marihuana, que es menos adictiva que el alcohol, el tabaco y la cafeína, se podrían cobrar impuestos, que significarían recaudación que se podría invertir en campañas..." de toma de consciencia y de salubridad.

Es decir, en un lado dice que hay que luchar contra el enemigo principal - el narcotráfico - y en otro que hay que legalizarlo para cobrarle impuestos.

La afirmación de que la marihuana es menos adictiva que el alcohol y el tabaco se contradice con las estadísticas de la DEA apreciables más arriba. También el PC afirma que la despenalización permitiría disponer de estadísticas más precisas No obstante, EE. UU., que reprime la tenencia de 1 a 49 plantas de marihuana o menos de 50 kg con 5 años de prisión al primerizo y 10 al reincidente, parece tener datos bastante actualizados. 

El atenuante patológico del consumo de marihuana, su uso terapéutico eventual, antes que argumentos serían subterfugios similares a la resignación ideológica del PC frente a una de las peores armas de fragmentación de la unidad de los trabajadores (como el alcoholismo, el individualismo, el sectarismo) aprovechadas a conciencia por el mismo sistema en que se originan como efectos colaterales.

Otros referentes del progresismo que promocionan este aspecto de la marihuana son criticados por la Asociación Antidrogas de la República Argentina.

Por letra de su presidente, Claudio Izaguirre, en un artículo enviado a CA y bajo el título "La mentira de la marihuana medicinal" (ver), la A. A. R. A . - que ya venía refutando al respecto a la Ministra de la Corte Suprema, Carmen Argibay - dice en alusión al proyecto de ley en defensa de la marihuana medicinal presentado por las diputadas Graciela Rosso, Diana Conti y Marta Susana De Brasi en el expediente 1453 - D - 2006: " La FDA (Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos) aprobó un medicamento de extracción cannábica de nombre MARINOL, que tiene las propiedades que estas diputadas promocionan y que se puede aplicar hoy en Argentina, no se entiende para que propósito lanzan este proyecto de picadura de marihuana medicinal."

Soros, el PC y el progresismo oficial coinciden en la fumata 

Titulando "La marihuana fumada no es medicina", la DEA aporta sustento a las afirmaciones de Izaguirre y añade que ningún Estado norteamericano permite el tráfico de la droga, ni siquiera aquellos que han legalizado su consumo por debajo de los 20 gr.

Oklahoma es uno de esos Estados legalizadores como resultado de la campaña electoral del 2000 impulsada por George Soros. Y a propósito del magnate,  Claudio Izaguirre dice en su artículo que las diputadas "bailan al ritmo de George Soros".

Podría haber un solo estratego detrás de la controversia

Muchos pueden sorprenderse al descubrir una política condescendiente con una droga dura como la marihuana en el Partido Comunista, legisladores progresistas y un gran prestidigitador de inversiones del neoliberalismo. Pero ¿es posible que las campañas a favor y en contra de la despenalización de la marihuana respondan sin proponérselo a estrategias del fabuloso negocio del narcotráfico? ¿Se pueden aplicar categorías marxistas como la división técnica y la división internacional del trabajo al emporio de los narcóticos?

Al fin y al cabo, legal o furtivo, el narcotráfico se rige por casi todas las leyes del capitalismo. Sólo la adicción trastrocaría la ley de oferta y demanda.

Fuente
cmd@cartaargentina.com.ar

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