Roberto BardiniCuando los poetas le cantaban a las Malvinas |
Antes de abril de 1982 En 1939, la Junta de Recuperación de las Malvinas, seleccionó mediante un concurso la mejor composición poético-musical. Resultó ganador Carlos Obligado (1890-1949), hijo del poeta Rafael Obligado, autor del Santos Vega. Fue decano interventor de Filosofía y Letras en 1931, durante el gobierno del general José Félix Uriburu, cargo volvió a ocupar en 1943. También fue interventor de la Universidad de Buenos Aires en 1944. Elegido miembro de la Academia Argentina de Letras en 1932, Obligado pronunció un discurso sobre el argentinismo de su padre. En 1936 publicó la antología poética de Leopoldo Lugones. Su Marcha de las Malvinas dice así: Tras su manto de neblinas,
no las hemos de olvidar. Las Malvinas, argentinas clama el viento y ruge el mar. Ni de aquellos horizontes nuestra enseña han de arrancar, pues su blanco está en los montes y en su azul se tiñe el mar. Por ausente, por vencido
bajo extraño pabellón, ningun suelo más querido de la Patria en la extensión. Quien nos habla aquí de olvido, de renuncia, de perdón ningun suelo más querido de la Patria en la extensión. Rompa el manto de neblinas,
como un sol nuestro ideal las Malvinas, Argentinas en dominio ya inmortal. Y ante el sol de nuestro emblema pura, nitida y triunfal ¡Brille oh Patria!, en tu diadema la Argentina perla austral. Coro:
Para honor de nuestro emblema,
para orgullo nacional, ¡brille oh Patria!, en tu diadema la Argentina perla austral. En 1946, Luis Ortiz Behety publica Cancionero de las Islas Malvinas: Nuestra Señora de la Soledad, un conjunto de 27 poemas. Entre ellos figura una “Canción de cuna para Malvina Vernet”, dedicado a la cuarta hija del matrimonio Vernet, nacida en Puerto Soledad el 5 de febrero de 1830, a quien se considera la primera ciudadana argentina que llegó al mundo en el archipiélago. En uno de sus versos, el poeta se exalta: ¡En guardia, islas; en guardia tierra despedazada!
¡Islas, islotes, mar, en guardia, en guardia, en guardia!
En cada abismo trágico, en cada precipicio,
que haya un alma de riesgo, ferviente y desvelada.
El poeta e historiador Arturo Capdevilla, cuya obra abarca 80 volúmenes, publica en 1949 La dulce patria, texto que concluye con una carta imaginaria enviada desde las Islas Malvinas en un futuro que el autor ubica como no muy lejano. En algunos de sus optimistas párrafos finales, Capdevilla escribe: “Estas ayer nomás tan mal llamadas Falkland Islands por sus ocupantes de hecho, son ya irrevocablemente las Islas Malvinas. Pura y simplemente las Islas Malvinas, hasta en los mapas imperiales. Honra a la Gran Bretaña y al nuevo espíritu de conciliación en la justicia que ahora anima la mundo, la solución de este viejo litigio con arreglo a las normas del Derecho Internacional que siempre tuvimos. “[...] La ley recién votada en que se declara argentinos a todos los habitantes de las islas con excepción de aquellos que expresen su voluntad en contrario, ha sido recibida con aplauso unánime “[...] Por otra parte, se considera un acto de política superior, que nos ha ganado millares de adeptos, el haber elevado sin demora este territorio y sus adyacencias a la categoría de estado autónomo dentro de la organización nacional”. El poeta sanjuanino Miguel Tejada redacta en 1952 un soneto titulado Las Malvinas, que será publicado recién diciembre de 1966 y que en su primera estrofa afirma: Nadie podrá negar, son argentinas
y ha de darles su sombra la bandera
porque afirma a una voz la patria entera
¡son nuestras, sólo nuestras, las Malvinas!
En 1957, el poeta popular Gabino Coria Peñaloza –autor de El clavel del aire y El pañuelito– y el flautista Luis Teisseire componen un tango-canción titulado Nuestras Malvinas. Según los autores, la pieza musical no fue escrita “en la mesa de algún bar de la esquina o en la agonía de una noche de arrabal con arrullos de bandoneones aburridos”: Islas Malvinas, clamor de patria,
trozos cautivos de la Nación;
juremos todos los argentinos
un día darles redención.
Nuestras Malvinas, por siempre libres,
de azul y blanco se han de vestir,
porque los pueblos americanos
sin coloniajes han de vivir.
Fueron violadas las islas nuestras
frente a las costas del patrio mar;
y tal ultraje ni un solo día
los argentinos han de olvidar.
La patria manda, la patria quiere,
la patria exige su redención;
nuestras Malvinas están sufriendo
más de cien años de usurpación.
Los argentinos rescataremos
nuestras Malvinas por dignidad:
¡oirán un día nuestro himno patrio
con sus tres gritos de libertad!
|