Una
bella reflexión escrita por Facundo Cabral No estás deprimido, estás distraído… …Distraído de la vida que te puebla, Distraído de la vida que te rodea, Delfines, bosques, mares, montañas, ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano Cuando
en el mundo hay cinco mil seiscientos millones. Yo la paso bien, decidiendo a cada
instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco......
algo fundamental para vivir. No
caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene
setenta años, olvidando que Moisés dirigía el Éxodo a los ochenta
y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los noventa, sólo por
citar dos casos conocidos.
No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni
un sólo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser, será y, llegará naturalmente.
Además,
la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz,
estás amargando a todo el barrio. Un
solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar
a seis millones de hermanos judíos. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas:
No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño que será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas.
Además, el servicio es una
felicidad segura, como
gozar de la naturaleza y cuidarla para el que
vendrá.
Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas.
El te manda flores cada primavera. El te manda un amanecer cada mañana. Cada vez que tú quieres hablar, él te escucha, El puede vivir en cualquier
parte del universo, pero él escogió tu corazón. Enfréntalo, amigo,
¡él está loco por ti!
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