"EL RINCON DE LOS TROVADORES"

 

               

 

"VICTOR PUERTODAN"

 

Nido en creación (GLOSAS)

(A partir de una espínela de Gaspar Núñez de Arce)

 

                

 

 

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Nido en creación (GLOSAS)



"Cuando viento borrascoso 
sus almenas no conmueve, 
no turba el rumor más leve 
la majestad del coloso. 
Queda en profundo reposo 
largas horas sumergido, 
y sólo se escucha el ruido 
con que los aires azota, 
alguna blanca gaviota 
que tiene en la peña el nido".


Gaspar Núñez de Arce


Victor Puertodán escribió:


I


Crece tu fibra madura
- acopio de buche y pico -,
mezcla de choza y de rico
palacio sobre la altura.
Vegetal arquitectura
que es cristal y que es coloso
cuando azota el tenebroso
huracán,, cuando la nieve,
cuando es trueno, cuando llueve,
cuando viento borrascoso.

II

Altura de inmensidad 
en un lecho que perfuma,
placenta trocada en pluma
que oficia maternidad.
Briznas de fidelidad
en nueve lunas, en nueve
alforjas donde se mueve
la estación: Vida y Muralla,
que el viento siendo batalla
sus almenas no conmueve.

III


Cuando el huevo se coloca
en la seda del plumaje,
comienza a hervir ese viaje
que en la muerte desemboca.
¡El embrión!, la yema en roca,,
ciclo, calentura breve,
por donde se pierde la nieve
que conserva el cascarón...
¡La quietud de la creación
no turba el rumor más leve!.

IV

Se empina, se hace, se acuna,
se trenza en monte y consuelo,
se hace canto, se hace cielo
se hace hogar, templo, paz, ¡cuna!.
Pedazo de tierra y luna,
casa de timbre precioso,
la tajada, el espacioso
embrujo de la colina,
una brevedad que empina
la majestad del coloso.

V

Un cuenco que se adormila
en la ración del sustento,
canto niño en el lamento
mientras el amor vigila.
La tibieza que destila
ese caudal amoroso,
es un vuelo laborioso,
en alas de la ambición,
mientras un ser, un pinchón
queda en profundo reposo.


VI

Cobija de la paciencia;
del árbol, fruto canoro,
un árbol vuelto sonoro
escenario de la ausencia.
Y si azota la carencia,
la matriz de su pedido,
se vuelve punto aguerrido
y con el viento se mece;
en el vaivén permanece
largas horas sumergido.


VII

Revoletean las alas,
el buche toma su prado,
es un pichón agotado
queriendo volar sus galas.
Esas nobles antesalas:
salta, empina, es un silbido,
pisa, aletea, tejido
en los plumajes de su alto...
¡Es el génesis del salto
y sólo se escucha el ruido.

VIII

¡Oh, el hogar se vuelve ave!,
el misterio se desvela,
árbol vuelto ser, que vuela,
vegetal alado, ¡nave!.
Del cielo busca la llave,
afina el brío, la nota...
un nido que se derrota.
¡Oh, nido que luz exhalas!,
tus ramas son esas alas
con que los aires azota.


IX

Luna de comadre, luna
en el vórtice del tronco,
rama que destila el ronco
salmo de plumaje y cuna.
Del alado la fortuna
de alguna magistral nota,
alguna que se denota,
alguna que se volteara,
alguna de luna, para
alguna blanca gaviota.


X

¡La creación!, esa que enseña
que delira en su plumaje
sus ramas de mestizaje
en modernidad que sueña.
La creación, su justa peña,
su fragor por el latido,
la princesa que ha tenido
la existencia por la mano,
el misterio de lo humano
que tiene en la peña el nido.

Puertodán Diciembre - 28 - 2003