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El tabaco Usos, abusos y consecuencias El
fumar se caracteriza por inhalar y exhalar los humos producidos al quemar
tabaco. Un abuso excesivo de esta acción conduce al tabaquismo. Las hojas
secas de la planta del tabaco se fuman en pipa o en puro, pero la forma más
extendida es el cigarro o el cigarrillo. En la década 1940 el fumar se
consideraba algo inofensivo, pero las investigaciones clínicas y de
laboratorio han demostrado desde entonces que el tabaquismo aumenta mucho
el riesgo de un fumador de morir de diversas enfermedades. Los
primeros europeos que llegaron al continente americano observaron que los
indígenas fumaban en pipa las hojas de tabaco (donde en las tribus
americanas constituía un elemento ritual), introduciendo
esta practica en Europa pasado el siglo xv. Esto trago consigo
la difusión del hábito en el mundo un par de siglos después, como una
costumbre socialmente aceptada entre los hombres. Casi
todo el tabaco se consumía en pipas, puros o como rapé. Este modelo
cambió a comienzos del siglo
xx, cuando cada fumador venía consumiendo más de mil cigarrillos al año.
La actitud general de la sociedad era que el tabaco aliviaba tensiones y
no tenía efectos nocivos. Durante
la segunda Guerra Mundial los médicos recomendaban enviar cigarrillos a
los soldados, por lo que se incluyeron en los lotes de raciones. Sin
embargo, los epidemiólogos no tardaron en observar que el cáncer de pulmón,
poco frecuente antes del siglo xx, había aumentado de forma considerable
a comienzos de la década de 1930. Algunas organizaciones iniciaron
estudios comparando las muertes de fumadores con las de no fumadores
durante un periodo de varios años, ya sea que murieran de cáncer o de
otras causas. Por otro lado, los estudios experimentales con animales
demostraron que muchas de las sustancias químicas contenidas en el
humo del cigarrillo son carcinógenas. En 1962, el gobierno de estados
unidos eligió un grupo de diez científicos para que analizaran las
pruebas de que disponían. Sus conclusiones quedaron incluidas en el
informe general sobre
sanidad de 1964, donde se afirmaba que “fumar es un riesgo para
la salud de suficiente importancia como para justificar la necesidad de
acciones apropiadas para remediarlo”. La
primera medida que se tomó fue incluir en 1964 una advertencia en las
cajetillas. Esta advertencia se reforzó en 1969 hasta quedar así:
“Las autoridades sanitarias advierten que el tabaco perjudica
seriamente la salud”. Desde 1971 se prohibió todo tipo de publicidad de
cigarrillos en radio y
televisión. En las décadas de 1970 y 1980 varias ciudades y estados
aprobaron leyes que exigían espacios reservados para no fumadores en los
lugares públicos y de trabajo.
En febrero de 1990 una ley federal prohibió fumar en todos los vuelos
nacionales cuya duración fuera inferior a seis horas. En Europa la
situación ha sido similar incluyendo
en las cajetillas la advertencia de que fumar es perjudicial para la
salud y prohibido fumar en los lugares públicos. Estas medidas van
encaminadas a erradicar este habito tan perjudicial La edad de inicio
es muy temprana. Los niños y adolescentes motivados por imitación,
independencia o curiosidad se inician en el vicio, desconociendo las
consecuencias nefastas para la salud, siendo en ellos especialmente más
dañino ya que disminuye su rendimiento estudiantil y capacidades físicas.
Es importante destacar que el 80% de las personas que comienzan a fumar
entre los 15 y 20 años son grandes fumadores en el futuro. En personas
fumadoras, la mortalidad supera en un 70% a la mortalidad de no fumadores
a la misma edad, ya que cada cigarrillo disminuye en unos 5 a 8 minutos de
vida, o sea, unos 8 años menos de expectativa de vida en grandes
fumadores. Cada cigarrillo
contiene de 0.8 a 3 mg. de nicotina que es un alcaloide causal de adicción.
Además contiene entre 7 y
20 mg. de alquitrán; produce 80 cm3 de monoxido de carbono, que reduce en
10 % la capacidad de transporte de oxígeno sanguíneo. Presenta otros tóxicos
como: amoníaco, alcohol metílico, ácido clorhídrico, furfural,
aldehidos, arsénico, polonio radioactivo. Como consecuencia de la
combustión del tabaco se forman compuestos llamados "radicales
libres" que se combinan con los tejidos con los que toman contacto,
lesionándolos. Tres
estudios publicados en 1981 apuntan que en las parejas en las cuales
uno de los cónyuges es
fumador pasivo, éste sufre mayor riesgo de cáncer de pulmón, y otros
estudios revelan que el índice
de enfermedades es mayor en hijos no fumadores de padres fumadores. En
España se ha estimado que el
14% del total de las muertes se debe al tabaco. El consumo diario de un
paquete de cigarrillos acorta seis años de expectativa de vida,
multiplica por tres las bajas laborales y en un 15% la duración de
las bajas por enfermedad. La mujer fumadora
se ve afectada de igual o peor forma a todas sus consecuencias. La
frecuencia de consumo ha aumentado notoriamente entre las mujeres en los
últimos años. En los años 60’ una mujer por cada 9 hombres era
fumadora, en la actualidad una mujer por cada 3 hombres. La incorporación
de la mujer al tabaquismo ha producido un fuerte aumento en el cáncer de
pulmón femenino, que en algunos países ha desplazado al cáncer de mama
como primera causa maligna de muerte. Existe en las fumadoras mayor riesgo
de aborto o parto prematuro. Se ha comprobado que los hijos de mujeres
fumadoras activas o pasivas pesan hasta 430 gr. menos. El bebé por nacer
es fumador pasivo pues muchos de los tóxicos atraviesan la barrera
placentaria. Los hijos de fumadores tienen más riesgo de muerte al nacer.
Los lactantes hijos de fumadores tienen más riesgo de muerte súbita. Los
hijos de fumadores tienen más enfermedades respiratorias. Durante la
lactancia materna en fumadoras activas y pasivas, la nicotina pasa a la
leche y es ingerida por el bebé. Los
efectos sociales, según la OMS, se expresan en cuantiosas pérdidas de
producción, aumento del número de discapacitados y del ausentismo
laboral. Aumento de demanda de asistencia médica
y accidentes del hogar, forestales y automovilísticos. La muerte por
tabaquismo supera la muerte por SIDA, accidentes automovilísticos, adicción
a alcohol, heroína o cocaína en todo el mundo. Los
estudios sobre personas que han dejado de fumar revelan que el riesgo de
muerte por enfermedades relacionadas con el tabaco disminuye con cada año
de abstinencia. Por otro lado, los datos disponibles muestran que las
mujeres, las personas mayores y aquellas que presentan problemas de salud
son las que dejan de fumar. Hay
muchos programas para ayudar a dejar de fumar. Algunos lo hacen con grupos
de apoyo, mientras que otros emplean
técnicas de aversión en que los
participantes fuman muchos cigarrillos en muy poco tiempo
hasta llegar a sentir asco
con ellos. No
obstante, muchos millones de personas en el mundo dicen que les gustaría
dejar de fumar pero no pueden. Una de las hipótesis que explica este
problema es que el fumador echa
de menos el efecto de la
nicotina que contiene el humo. Un informe de 1988 declaraba que la
nicotina es una droga adictiva
comparable a otras sustancias adictivas
en su capacidad de
producir dependencia. El informe también
indicada que los costes monetarios y humanos del tabaquismo
eran bastante superiores a los atribuidos a la cocaína, el alcohol
o la heroína. Hay proyectos en marcha para ayudar a la gente a dejar de fumar mediante asesoramiento o participación en grupos de apoyo. Los que tienen una fuerte dependencia física de la nicotina pueden sustituir esta sustancia por un chicle que la contiene, para así aliviar el síndrome de abstinencia. Los parches de nicotina también pueden ser de utilidad como alternativa o como refuerzo del chicle.
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