El agua
Empezó la carrera del Oro Azul
Hoy un cuarto de la población mundial no tiene acceso al agua potable, y antes de 20 años, “los sin agua” podrían rondar la cifra de tres millones de personas, frente a una población mundial de ocho mil millones. Una espantosa perspectiva que fue presentada a los gobiernos de todo el planeta con ocasión del Tercer Forum Mundial del Agua, que se realizó en Kyoto, Japón, desde el 17 al 22 de marzo 2003.

 

La alarma fue lanzada por el Comité Internacional para el contrato mundial sobre el agua. Este organismo se constituyó hace 5 años, con el preciso objetivo de salvaguardar un principio sacrosanto: el agua es patrimonio de la humanidad; por eso nadie tiene el derecho de hacerlo propiedad privada. La declaración de fondo es tan evidente que puede parecer banal, y sin embargo no lo es. Porque, de hecho, la gestión de los recursos hídricos mundiales se está concentrando progresivamente en las manos de pocos. Pero ¿cómo ha podido suceder tamaño atraco contra la humanidad? Muy sencillo: en los últimos cincuenta años la cantidad de agua dulce por persona ha disminuido de 17,000 metros cúbicos a 7,500 por persona. Aunque en realidad el agua no escasea.

 

“El verdadero problema consiste en que el agua se halla lejos de los centros urbanos y el transporte es costoso. Por eso, en los diez últimos años el concepto de agua, como bien común, se ha transformado rápidamente en bien económico”, afirma Massimo Moretuzzo, de la Coordinación Nacional italiana Campaña agua bien común. “Desde el momento en que la distribución del agua requiere abundantes recursos económicos, se pensó que lo mejor era confiar su gestión a empresas privadas. Y las multinacionales enseguida han olfateado el gran negocio”.

 

En Europa los gobiernos se están orientando lentamente hacia la privatización. “En los últimos tres años ha subido enormemente el número de ciudades de Asia, África y América Latina que han decidido privatizar la gestión del agua, justificando la decisión con el pretexto de la escasez de dinero”, declara el economista Ricardo Petrella, del Comité Internacional para el contrato mundial sobre el agua.

 

Y los colosos productores de bebidas y de agua embotelladas, ya están a la carga. “La Danone ha adquirido la gestión de tres fuentes: una en Indonesia, otra en China y otra más en EE.UU.”, continúa Petrella. “La Nestlé ha comenzado a comercializar su primera agua purificada. Son las mayores productoras mundiales de agua mineral, y para conquistar todo el mercado, están acaparando fuentes en todos los rincones del planeta”.

 

Aunque los recursos hídricos son más que suficientes, el problema real consiste en que el agua no está proporcionalmente distribuida entre los países del mundo. Asia tiene cerca de 14,000 kilómetros cúbicos, seguida por América del Sur con 13.000, América del Norte con 9,000, África con 4,000, Europa con 3,500, y Oceanía con 2,500. El verdadero problema es llevar agua adonde falta. Están en riesgo sobre todo los países del sur del mundo, a causa del vertiginoso aumento demográfico y del consumo elevado de agua para el riego, que constituye el 90% del líquido elemento.

 

Por otra parte los vegetales, debido a su ciclo vital, necesitan una enorme cantidad de agua. Para obtener un kilo de maíz, de soja o de trigo, se requieren 300 litros de agua; y para un kilo de papas o de legumbres, se necesitan más  de 1,000. A pesar de los intentos de racionalizar su uso, el consumo de agua para regadío a nivel mundial sigue aumentando: hoy el 70% del agua dulce se utiliza en la agricultura. La industria gasta el 20%, y menos del 10% se destina para uso doméstico.

 

Pueblos en riesgo de extinción

 

Los bosquimanes Gana y los Gwi del Botswana han vivido siempre en sus tierras, declaradas reserva nacional en los años sesenta, con el nombre de Central Kalahari Game Reserve. Pero en los últimos 16 años las autoridades gubernamentales del País han intentado con todos los medios expulsarlos fuera de su territorio: torturas, poblados arrasados, deportaciones en campos de “reinserción”. Hasta recurrir al arma más terrible: la sed. El Gobierno les ha cortado el servicio de agua, indispensable para sobrevivir, con el pretexto de no poder cubrir los costos del suministro, que suponen unos 4 dólares semanales por persona. Y se da el caso de que Botswana es el mayor productor de diamantes en el mundo. Pero eso no es todo: el gobierno sigue rechazando las propuestas de la Unión Europea para financiar el abastecimiento de agua.

 

Muchos aseguran que el objetivo camuflado bajo estas maniobras es apropiarse de los ricos yacimientos de diamantes en la reserva y de numerosos proyectos de promoción turística del área. Por lo demás, como reporta Survival, asociación que lucha por los derechos de los pueblos tribuales, se les ha confiscado toda reserva de agua, y está prohibido para todos, incluidos los turistas, dar un poco de agua a los bosquimanes.

 

En Bolivia, en abril del 2000, el pueblo de Cochabamba, la tercera ciudad más poblada de Bolivia, proclamó el estado de sitio. La chispa fue el anuncio de la subida del agua potable en un 400%. El gobierno boliviano había decidido privatizar el agua, hasta entonces gestionada por cooperativas que excavaban los pozos y la distribuían a precios populares: 1.50 dólares el millar de litros. El asedio duró ocho días y costó la vida de bastantes civiles asesinados por el ejército. Pero el gobierno canceló el contrato del agua hecho con la multinacional (que no perdió tiempo y enjuició al Estado boliviano por daños y perjuicios).

 

La Coalición boliviana para la defensa del agua y de la vida, coordinada por Oscar Olivera, ha logrado formar un Consejo para el Agua, y está impulsando una campaña mundial para presionar a la multinacional a fin de que retire la causa: los millones por los cuales ha sido citado el Gobierno equivalen a los costos por 125,000 nuevas conexiones a la red hídrica, o al salario anual de 300 médicos o de 12,000 maestros.

 

En el nombre del agua

 

El agua se está volviendo un bien tan exclusivo, que representa la causa más probable de una próxima guerra en nuestro siglo. Según la CIA, al menos diez son las áreas del planeta en las que serán muy probables, a corto plazo, conflictos armados en los que el agua estará en juego.

 

Las causas son principalmente dos: la primera es el aprovechamiento de los ríos y la construcción de diques (más de 1,500 en el mundo). Unos 260 ríos en el globo atraviesan varios países, causando un tira y afloja de hierro entre los Estados donde nacen, aquellos por donde pasan y en donde mueren. Es el caso de la India y Pakistán, regadas por al menos seis ríos que nacen en la India y terminan en Pakistán. Basta cualquier pretexto para que la península hindú tome la decisión de bloquear los ríos y someter a la sed a sus vecinos pakistaníes.

 

La segunda causa de la crisis son los represas que, a pesar de constituir reservas seguras de agua, reducen el caudal de los ríos. Se pueden constatar, por ejemplo, los efectos de la presa de Assuan en el Nilo: se reduce de tal manera el caudal, que en la desembocadura el mar se interna por el cauce del río e inunda las tierras, haciendo imposible la agricultura. Lo mismo está sucediendo en Siria, con la presa de Al-Tabqa, que ha convertido al río Éufrates en un riachuelo.

 

El agua es también motivo de fuertes tensiones en Medio Oriente, el área del mundo más escasa con mucho de recursos hídricos para las necesidades de la población. El problema explotó a causa de la creación de Estado de Israel: la presencia de poderosos capitales en manos de los israelitas les ha permitido poner en marcha una economía avanzada en la línea de la tecnología y ha determinado un elevado nivel de vida social, con una consiguiente exigencia de agua cada vez mayor. Ante un cuadro de difícil abastecimiento, debido a la superpoblación y a la contaminación de las faldas acuíferas, Israel no puede permitirse renunciar a la seguridad de contar con recursos de agua suficientes. He ahí por qué, en la Guerra de los Seis días contra los palestinos en 1967, Israel conquistó el valle del Jordán hasta el Mar Muerto y las faldas acuíferas de algunas zonas montañosas, que forman el área más fértil de la región. En los territorios ocupados de Cisjordania, cuyas faldas acuíferas han cubierto a los israelíes el 80% de sus necesidades hídricas, Israel ha prohibido a los palestinos excavar pozos y ha expropiado algunas fuentes del Olp. Y además los mismos palestinos están obligados a pagar el agua de riego a precio cercano al del agua potable.

 

Rossana Pessione
San Pablo On line

Las Fuentes del Agua

 

El mar ocupa el 71% de la superficie terrestre y, en teoría, representa uno de los posibles recursos de agua dulce. Los países del Golfo Pérsico usan agua marina, desalada por el sistema de evaporación, para el funcionamiento de los pozos petrolíferos y para regar tierras desérticas. Pero este procedimiento requiere costos prohibitivos que limitan el incremento de las instalaciones. Las aguas continentales representan sólo el 3% de la hidrosfera, es decir, de toda el agua del planeta. Los ríos y lagos aportan el porcentaje más bajo. La mayor parte de los recursos hídricos proviene de glaciares y del subsuelo (un cuarto del agua dulce). Pero no toda es potable. Algunos lagos y ríos se hallan tan contaminados que la depuración no es rentable. Sin contar los residuos tóxicos que penetran en el subsuelo.

 

La lluvia artificial

 

Un sector que está logrando discretos resultados, es la condensación de la humedad de la atmósfera. El sistema es simple: basta estimular la atmósfera con especiales aditivos químicos. El estimulador más difundido para provocar la condensación de la humedad atmosférica y la consiguiente lluvia, es el anhídrido carbónico sólido, esparcido en el aire mediante aviones o lanzado con cohetes. Esta técnica, hasta ahora, ha producido un aumento que ronda el 15%  de las precipitaciones en comparación con los territorios colindantes.

 


(En Revista Club 3, marzo de 2003. San Paolo, Milán. Traducción y adaptación: P. Jesús Álvarez, ssp)