Quien es Mariana Zaffaroni ?



Daniela, firma como Daniela, simplemente Daniela. Mariana Zaffaroni Islas la llaman su abuela, los que abogan por su familia de origen, los que están en los organismos de derechos humanos, los medios de comunicación masivos y, se podría resumir, todos los que quieren que se llame de esta forma. ¿Por qué Carolina puede seguir siendo Carolina y Daniela no puede seguir siendo Daniela? Su familia es apropiadora, no es adoptiva y supongo que habrá más que desconocemos. La sanción de los que la nombran cae allí, en Furci (apellido de su apropiador). Termina por nombrarse Daniela, ni Zaffaroni Islas ni Furci. Será difícil para ella ser simplemente Daniela al renegar de sus dos historias de pertenencia, aunque en sus dichos parece dar como válida una sola, la de los Furci, pero Rebeca Hillert dice al respecto: “Como la deuda la asume Furci, transmite simbólicamente, la ilegalidad. Sin embargo tiene dos orígenes. Escribe que son diferentes. Sus padres uruguayos eran subversivos. Por lo tanto, también ilegales...”

La búsqueda de una identidad es algo que no se puede frenar, muchas veces a pesar de ese uno como el del tango que pretende abarcar el deseo de cualquiera.

La sociedad uruguaya recuerda con cierto desconsuelo, el triste desenlace del caso Mariana Zaffaroni Islas, secuestrada en Buenos Aires, junto a su padre Jorge Zaffaroni y su madre M. Emilia Islas el 27 de setiembre del 76, cuando tenía un año y medio.

Su emblemática mirada de ojos claros, fue estandarte de la lucha por "Verdad y Justicia" durante el regreso institucional del país.

Daniela Furci (su nueva identidad) vive con su padre adoptivo: Miguel Angel Furci, integrante de los servicios de inteligencia de la dictadura argentina, y su esposa.

En junio de 1992 el matrimonio fue detenido y condenado en Argentina por supresión de estado civil, sustracción de una menor y falsificación de documentos públicos y Mariana, que ahora tiene 23 años, solicitó el indulto para Furci y se negó a cambiar su falsa identidad y mantener contacto con sus familiares biológicos. El lazo quedaría reducido a su abuela materna, M. Esther Gatti, una luchadora incansable por recuperar a su nieta, el único recuerdo vivo de su hija desaparecida.

La historia de Mariana fue recreada en el filme "Por esos ojos" producido por Point du Jour y France 2 en colaboración con Teve Ciudad de Montevideo

¿Cómo recuperar el valor de la verdad, cuando se crece a la sombra de la mentira? Y para Daniela Furci, su verdad es esa. 

POR ESOS OJOS - La película

UN DESAFIO A LA DESMEMORIA


Dirigido por Gonzalo Arijòn y Virginia Martìnez, y producido por Point du Jour y France 2 en colaboraciòn con Teve Ciudad de Montevideo, el filme "Por esos ojos" se estrenò en la capital uruguaya. 

Se trata de un docudrama que recrea la historia de una niña que inaugurò la vida como Mariana Zaffaroni, pero a quien una realidad cruel llevò a llamarse Daniela Romina Furci. Tambièn deja constancia del despojo de dos vidas, y la apropiaciòn de otra por medio de la fuerza. 

Remitiendo a la hija biològica de Jorge Zaffaroni y Marìa Emilia Islas, uruguayos desaparecidos el 27 de setiembre de l976 en Buenos Aires, en el marco de la represiòn militarista, incluye a la mujer que buscò recuperar esos ojos azules, esa inocencia que el despotismo con botas arrebatò.

"Por esos ojos" apunta a ser el testimonio vivo de Marìa Esther Gatti, madre de Marìa Emilia, que luchò como una leona para reencontrarse con algo de su hija. 

La fina sensibilidad de Arijòn y Martìnez logra que una parte de los protagonistas sean los responsables de darle forma al documental. La abuela es la principal encargada de aportar el tomo confesional al filme, evocando el pasado de revueltas estudiantiles, la pasiòn de su hija por Marx y Lenin y su esperanza de un "hombre nuevo". El rostro de esa mujer parece contener el dolor cuando relata esa época en la que era un delito pensar diferente, donde la diversidad se pagaba con el exilio, con la càrcel o con la muerte. 

Es el dolor de una madre por la muerte de su hija, de una mujer sola frente a la impunidad, de la abuela que no pudo ser. Los ochenta años de Gatti se retrotraen a los convulsionados setenta, en los que el paìs se dividìa entre los "subersivos" y los "uniformados". El estatismo de unas fotografìas en blanco y negro expone la ternura de los ojos de la pequeña Mariana, e inmediatamente la càmara recorre la luminosidad y rebeldìa del joven rostro de Marìa Emilia Islas. 

Bastan pocas imàgenes para concitar el estupor, la rabia y el llanto por el camino transitado por las vìctimas. La ausencia del testimonio de los victimarios es compensada por las duras declaraciones de Adolfo Scilingo, el militar argentino "arrepentido", actualmente bajo proceso en España, que hielan la sangre y el alma. 

¿Cuàl es el valor de la verdad cuando crecemos a la sombra de la mentira?, se preguntan los realiadores de esta producciòn franco-uruguaya. Mariana Zaffaroni fue secuestrada cuanto tenìa apenas un año y medio, y fue construyendo una "verdad" en la que la izquierda aparecìa como el gran demonio subversivo. Al conocer su real historia, prefiere seguir escudàndose en su falsa identidad. Esta abuela que reclama su tenencia es el diablo malvado que le quiere arrebatar su universo tan falso como feliz. 

Mientras el rostro de Mariana permanece oculto al mundo, sus declaraciones perdonan esa època de sangre y oscuridad. Pero queda el testimonio de Marìa Esther Gatti, del juez Roberto Marquevich, responsable de la recuperaciòn legal de la identidad de Mariana y de otros testigos de este espectàculo macabro. 

Veitidòs años no son absolutamente nada si se trata de apagar el recuerdo de la muerte. Las imàgenes de Gatti caminando por la orilla del mar con su dolor a cuestas y la memoria intacta, remueven hasta los màs inescrupulosos espìritus. 

El documento interesa no solamente a los historiadores o simpatizantes de la izquierda. Es vàlido como mirada conmovedora y emotiva a una época històrica que no debe ser dejada en el olvido. Cualquier persona que se considere antagònica a la muerte absurda y por sobre todo que se niegue a la desmemoria, debe atreverse a ver este producto audiovisual. 

"Por esos ojos" fue doblemente distinguido: con el premio Coral en el XIX Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, y con la medalla de bronce en el XXXVIII Festival Internacional de Televisiòn de Montecarlo. Ademàs ha sido galardonado con una menciòn especial en la categorìa documentales en el XVI Festival Cinematogràfico Internacional del Uruguay.

FICHA DEL CASO ZAFFARONI

FALLO JUDICIAL DEL CASO