°° TE CONTARE UN CUENTO °°
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Erase una vez, hace mucho tiempo en un país imaginario.
Cuando cada persona nacía, recibía una bolsita llena de cariños.
Siempre que una persona colocaba la mano sobre la bolsita podía 
sacar un cariño caliente. Los cariños calientes hacían que las personas 
se sintieran calientes y cómodas, llenas de cariño. Era fácil recibir cariños
calientes, siempre que alguien los quería, bastaba pedirlos. Colocando
las manos en la bolsita surgía un cariño del tamaño de la mano de un niño.
Al salir a la luz, el cariño se expandía y se transformaba en un gran cariño caliente
 que podía ser colocado en el hombro, en la cabeza o en el cuello la 
persona . Entonces, se mezclaba con la piel, y la persona se sentía muy bien.
Todas las personas vivían pidiéndose cariños calientes y no había problemas 
para conseguirlos, pues se daban gratis, por consiguiente durante la mayor
parte del tiempo todos vivían felices y llenos de cariños.
Cierto día una bruja mala se disgusto por está razón. Y les metió en la cabeza
que si regalaban los cariños calientes estos se acabarían y no volverían a recibir
más. La gente se lleno de preocupación y comenzó a economizar los cariños
para que no se le fueran a acabar y guardarlos para los que amaban. Así fue
como la gente dejo de querer a los demás y a volverse egoísta al dar cariños 
calientes a los demás por miedo de que se les acabaran, y la gente del pueblito
aquel comenzó a morir  por falta de cariños calientes y de frío. Pero mi bolsita 
de cariños calientes tiene una particularidad cuando te los doy a ti,
mientras más te doy más se vuelve a llenar, así que puedes tomar todos los que 
quieras, en el momento que Leo necesites y los pones donde mas bien te 
puedan hacer que mi bolsita volverá a llenarse, porque nunca 
le creí a la bruja aquella.
 
         Malugo.           
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Gracias querida Marta por este cuento.             
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Diciembre de 2003.              
Argentina.           

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