IMPRESIONES
SOBRE LA CRISIS ENERGETICA EN ARGENTINA
29
de Marzo de 2004
Trataré
de dar algunas impresiones, a mano alzada y muy brevemente, de la situación
energética actual en Argentina.
Efectivamente, está a punto de hacer eclosión una situación largamente
pronosticada por técnicos y expertos en el sector y que el Gobierno manejó,
desde mi punto de vista, en forma no muy adecuada. La situación es, más o
menos, la siguiente:
Los productores de gas han limitado la entrega de dicho fluido y se avecina una
escasez significativa de dicho producto que no podrá ser subsanada en el corto
plazo ante la ausencia de inversiones que hubieron sido necesarias y no fueron
hechas por los productores en su oportunidad (exploración y perforación de
pozos para mantener/incrementar los niveles de producción).
El sistema energético argentino es altamente dependiente del gas natural
(representa casi el 50% de su matriz energética) tanto en las actividades
industriales (casi totalmente abastecidas con gas natural (GN)), sector
Residencial, un número muy importante de vehículos (GNC) y la generación de
electricidad (basada en un 50% (aproximadamente) en CC operando con GN).
Es decir que la crisis energética estaría originada en una disminución en el
abastecimiento de GN, donde ya ha habido cortes a los contratos interrumpibles
de industrias y generadoras eléctricas y los mismos podrían crecer a medida
que baje la temperatura y se incremente el consumo Residencial junto al
mantenimiento de los consumos del parque automotor.
Los orígenes son múltiples, pero, los más importantes deben catalogarse como
estructurales:
1) La política de transferencia del derecho de propiedad sobre bienes energéticos
estratégicos está provocando las consecuencias. La racionalidad de los actores
privados, ante un inadecuado marco de regulación y control, pasó por la
maximización de los beneficios de corto plazo que se manifestó en: maximización
de la producción sobre la base de reservas descubiertas con anterioridad al
proceso de privatización (el horizonte de reservas de GN pasó de 44 a 14 años),
minimización de las inversiones en exploración y desarrollo (desde 1996 las
inversiones están paralizadas); maximización de la capacidad de transporte de
los gasoductos troncales existentes (mediante loops y plantas compresoras) sin
invertir en un solo gasoducto troncal adicional, a pesar que las tarifas de
transporte se lo permitían y aprovechamiento de todas las oportunidades de
exportación posibles.
2) La reducción, en dólares, del precio del GN en boca de pozo, a partir de la
devaluación de 2002, ha colocado a las empresas en una continua posición de
presión negociadora pretendiendo llevar los valores a sus magnitudes originales
en dólares, sin tener en cuenta el impacto que eso significaría sobre la
economía en su conjunto.
3) Dicha presión hace eclosión en febrero, cuando las empresas productoras prácticamente
"cierran el chorro" y reducen las inyecciones de gas en cabecera de
gasoducto o las mantienen frente a una demanda creciente. No se trata de una
limitación de transporte o una limitación en la capacidad productiva, ya que
en Julio 2003 se inyectaron en gasoducto 150 millones de m3 y en febrero 2004
solo 105 millones.
4) Hubo un muy mal manejo del Gobierno de Kichner que postergó y dilató las
negociaciones sin avanzar en ningún tipo de acuerdo con las empresas para
evitar la situación actual. Un discurso plagado de retórica política,
alusiones al pasado y lo mucho que las empresas habían ganado pero sin
propuestas concretas y sin acciones para "forzar" un comportamiento
distinto de los actores.
5) A pesar de los discursos las soluciones a corto plazo son limitadas. Hay que
hacer inversiones y las inversiones llevan tiempo. Se plantea la importación de
GN de Bolivia, pero, como máximo serían 3,5 millones de m3 que es la capacidad
del gasoducto. Importaciones de EE de Brasil, pero como máximo 300MW que es lo
admite la capacidad de transporte diseñada para exportar pero no para importar.
6) Muestra las falencias de un sistema basado en las oportunidades de negocios
que ofrece el mercado y la ausencia de una planificación de largo plazo y de
políticas orientadas a garantizar la "sustentabilidad" del sistema y
el abastecimiento futuro.
7) Es importante destacar que el problema no puede achacarse al congelamiento de
los precios y la disminución de los mismos en dólares. Los problemas
estructurales originados en la ausencia de inversiones desde la segunda mitad de
la década del 90 hubieran eclosionado tarde o temprano. De hecho, el Estado
(como siempre) ya había iniciado acciones para llevar adelante inversiones que
deberían haber hecho los privados y no lo hicieron (especialmente en transporte
de EE y GN.
8) Como el algunos otros temas, Argentina es un buen ejemplo de los resultados
de medidas, transformaciones e implementación de políticas, poco
reflexionadas, respondiendo a intereses de terminados sectores y plagadas de
corrupción (nunca ausente en cualquier proceso de privatización y reforma de
los que han existido en "todo" el mundo. La transferencia del derecho
de propiedad de los recursos naturales e infraestructura básica de un sector
estratégico como el energético, sin resguardar en manos del Estado ningún
mecanismo de intervención directa (a través de empresas testigos, resguardo de
una parte del mercado u otros mecanismos) y la insuficiencia demostrada de los
marcos de regulación y control implementados, requiere una discusión profunda,
todavía ausente en el mundo. El poder económico que manejan los beneficiarios
del proceso (empresas multinacionales privadas) y la falta de responsabilidad pública
y corrupción de los funcionarios del Estado, son un cóctel especial que dilata
las discusiones sobre la necesidad de evaluar el rumbo y reformular las políticas
y estrategias recomendadas y soportadas durante la década del 80 y 90 por los
organismos multilaterales, una parte significativa de la comunidad científica y
los funcionarios de gobiernos del norte y del sur basando sus propuestas en
slogans y análisis totalmente carente de seriedad.
Marzo 29, 2004