“¿PORQUÉ NO ENTREGASTE MI
DINERO EN PRÉSTAMO?”
“AL QUE TIENE, SE LE DARÁ;
PERO AL QUE NO TIENE, SE LE
QUITARÁ AÚN LO QUE TIENE”
Lucas 19, 11-28
EL EVANGELIO AQUÍ Y AHORA
Radio María
Cuarto Miércoles 33ª Semana
Buenas
tardes queridos oyentes de Radio María:
Me
alegro de rencontrarme con ustedes desde Quines, en la Provincia de San Luis, a
través la Radio de Nuestra Madre, en este 4º miércoles 22 de noviembre, fiesta
de Santa Cecilia, para comentar el evangelio de la feria de hoy, que es el del
miércoles de la 33ª semana del tiempo ordinario.
El evangelio de la feria de hoy está tomado del Evangelio
según San Lucas, capítulo diez y nueve, versículos 11 al 28.
Repito: Lucas 19, 11-28
Escuchémoslo:
Jesús dijo una
parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de
Dios iba a aparecer de un momento a otro.
Ël les dijo: «Un hombre
de familia noble fue a un país lejano para recibir la investidura real y
regresar en seguida. Llamó a diez de sus servidores y les entregó cien monedas
de plata a cada uno, diciéndoles: "Háganlas producir hasta que yo
vuelva." Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron detrás de él una
embajada encargada de decir "No queremos que este sea nuestro rey."
Al regresar, investido
de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes había dado el dinero,
para saber lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y le dijo:
"Señor, tus cien monedas de plata han producido diez veces más."
"Está bien, buen servidor, le respondió, ya que has sido fiel en tan poca
cosa, recibe el gobierno de diez ciudades."
Llegó el segundo y le
dijo: "Señor, tus cien monedas de plata han producido cinco veces
más." A él también le dijo: "Tú estarás al frente de cinco
ciudades."
Llegó el otro y le
dijo: "Señor, aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé envueltas
en un pañuelo. Porque tuve miedo de ti, que eres un hombre exigente, que
quieres percibir lo que no has depositado y cosechar lo que no has
sembrado." El le respondió: "Yo te juzgo por tus propias palabras,
mal servidor. Si sabías que soy un hombre exigente, que quiero percibir lo que
no deposité y cosechar lo que no sembré, ¿por qué no entregaste mi dinero en
préstamo? A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses."
Y dijo a los que
estaban allí: "Quítenle las cien monedas y dénselas al que tiene diez
veces más."
"¡Pero, señor, le
respondieron, ya tiene mil!"
Les aseguro que al
que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene.
En cuanto a mis enemigos, que no me han querido por rey, tráiganlos aquí y
mátenlos en mi presencia.»
Después de haber dicho
esto, Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén”.
Hasta aquí las palabras del Señor en el Santo Evangelio.
Queridos Hermanos:
Al comenzar el
comentario de este pasaje evangélico de hoy, conviene notar tres cosas.
Primero: La parábola
que leemos hoy, hoy está inspirada posiblemente en un hecho histórico.
Segundo: Esta parábola pertenece al grupo de las parábolas
del retorno, a las que nos referimos en nuestra charla del 25 de octubre.
En las que leímos entonces, la frase final era: “al que se le dio mucho, se
le pedirá mucho”. La frase que cierra la parábola de hoy es: “al que tiene, se le
dará; pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene”
Tercero: La liturgia nos da a leer esta parábola en estos
días en que nos preparamos para la fiesta de Cristo Rey, la cual, en este año
jubilar, reviste una significación muy especial. Esta parábola la pronuncia
Jesús precisamente porque muchos esperaban que su subida a Jerusalén inaugurase
un reino mesiánico.
Cuando Jesús era aún
un niño, Arquelao, hijo de Herodes el Grande, fue a Roma luego de la muerte de
su padre para solicitar sucederlo en el trono. Pero una delegación judía
enviada desde Jerusalén impidió que fuera nombrado rey, y en el año sexto d. C.
fue destituido. En este o en otros sucesos semejantes se inspira la parábola
que narra Jesús.
El motivo por el que
Jesús narra la parábola es porque al acercarse a Jerusalén, muchos, también los
Apóstoles auguraban que iría a establecer el Reino de Dios de acuerdo a sus
sueños de mesianismo político. El rey que está en el fondo de toda la narración
es Jesús: rechazado por el pueblo, que no quiere que reine sobre ellos;
confirmado sin embargo por el Padre y que volverá a juzgar a los dóciles y a
los rebeldes.
El rey que vuelve
encuentra servidores fieles y rebeldes y les da a cada uno según sus obras y
sus sentimientos hacia Él.
Que Dios sea el Rey
del universo no es ninguna novedad. Puesto que Él lo ha Creado y es
todopoderoso, y todos los reyes están en la palma de su mano y hace con ellos
lo que quiere.
Lo grande, lo
misterioso de esta fiesta es que Dios ha querido ser Rey del Universo como
Hombre. Que el Rey del Universo es un Hombre como nosotros. Y que por lo
tanto, uno de nuestra naturaleza y de nuestra raza es Soberano, Rey y Señor del
Universo.
Esto resulta por
demás novedoso y sorprendente cuando medimos la distancia que hay entre la
pequeñez de un hombre y la fugacidad de su vida sobre la tierra por un lado y
la grandeza y duración del universo por el otro.
En estos días hemos
meditado sobre la grandeza y duración del universo. La luz viaja a 300.000
Kms./seg. Nos llega desde el Sol en 8 minutos y algo. Desde la otra estrella
más cercana, Alfa del Centauro, en 30 años/luz. En ir y volver de ella a
caballo de un rayo de luz se nos irían 60 años de vida. Las demás estrellas,
serían inalcanzables en una vida humana. Las dimensiones y duración de
estrellas y galaxias, es inimaginable. )Quién puede imaginar lo que son, tanto
como duración cuanto como distancia, 360 millones de años luz? A esa distancia
y después de ese tiempo, podemos ver hoy la explosión de una Galaxia. Estamos
algo atrasados de noticias.
Esa inmensidad nos
habla de la Grandeza, del Poder y de la Eternidad del Verbo Creador de Dios.
Dijo y fueron hechas. El Universo, la Creación, en su grandeza, o en la
estructura atómica de la materia, o en la perfección de la organización de un
ser viviente y del equilibrio ecológico en el jardín Tierra... Todo eso es como
un Dedo que señala hacia el Creador. Como un signo que nos habla de Él. El
Hombre es el único ser material capaz de entender lo que ese dedo apunta y lo
que ese signo significa. El único ser material que puede no sólo conocer sino
hablar con ese Ser Creador y dirigirse a él en la Oración, la Alabanza y la
Súplica. Y sin embargo muchos hombres, mirando ese dedo, están como el perro
bobo, al que se le señala la pieza y se queda mirando el dedo. Pienso en
algunos programas científicos de Quality o Infinito, o del National Geographic...
Hay una misteriosa
resistencia en no querer ser únicos en el universo. Hay como una desesperada
búsqueda de otras creaturas que nos releven del privilegio de ser los únicos
seres inteligentes y capaces de conocer a Dios. Un inmenso campo de antenas
ausculta el cielo tratando de captar alguna voz de una creatura inteligente. En
treinta años o más de escucha, nada se ha oído. Mientras tanto, Dios ha hablado
por medio de su Hijo, aquí en la tierra... Y: )Quién ha escuchado nuestra
voz?
En la intención de
Dios, el Hombre tenía que ser el Ser capaz de conocerlo y escuchar su voz,
capaz de dialogar con él y amarlo. El hombre tenía que ser el diputado de la
materia, ciega, muda, inerte, tonta, que la pusiera en vibración con el canto
del gloria. Sin nuestra alabanza, el universo material entero estaría mudo. Es
cierto que los ángeles cantan, pero ellos no pertenecen al mundo material, como
nosotros. No pueden representarlo, ni su alabanza pone en movimiento porciones
de materia. Nuestro cuerpo, en cambio, es como un instrumento musical, en donde
nuestro espíritu hace resonar y pone en vibración acordes materiales que se
expanden como ondas hacia el infinito. Así como la luz de las estrellas nos
llega como un hilo de luz desde distancias inimaginables, la voz de nuestra
alabanza llega a los rincones inalcanzables del cosmos y viajará, seguirá
viajando por el universo aún después de haber nosotros dejado esta morada
terrenal y haber llegado a la patria futura. Y como un eco que se repite
chocando en los muros lejanísimos del Universo, nuestro canto de alabanza
seguirá resonando y repitiéndose como un eco, de esos que se multiplica,
reflejado en una pieza de espejos, centuplicándose por los siglos de los siglos
y poniendo en vibración toda la materia. (Oh efecto inimaginable de nuestra
débil voz humana con la que hemos hecho vibrar, como caja de resonancia, este
cuerpo mortal, y contagiado desde él con su vibración, al universo entero! Este
cuerpo que no está hecho para la lujuria, sino para ser caja de resonancia del
himno de Su Gloria. (Por Él, con Él y en Él... !
Sin nuestra alabanza,
el Universo entero estaría mudo. Date cuenta (oh Hombre! de tu dignidad. Eres
el diputado de la materia para conocer, reconocer, amar, alabar y proclamar con
todo tu cuerpo la Gloria del Creador. Eres como un Angel de la Materia
inanimada. Y el universo inmenso y duradero se dice en tu voz débil y efímera,
se dice como himno de Gloria. Es en tu voz, donde "los cielos proclaman la
Gloria de Dios".
Todo tu ser está en
intercambio de comunión con la materia, por la respiración, por la
alimentación, hasta por la corrupción de la muerte. Amasado de tierra, eres la
única porción de tierra que está animada de un soplo divino. Y por eso llamado
a ser soberano del Universo: su Rey.
(Qué lógica conexión
existe entre el misterio de la Encarnación al que nos introducirá el inminente
próximo adviento y este misterio del Reino de Jesús sobre el Universo, material
y humano! Por la Encarnación, el Dios-Rey-divino instaura el reino del Dios-Rey-humano.
En Jesús, Hombre
verdadero, se realiza el designio del Comienzo, frustrado por el pecado de
Adán. El Hombre llega a ser en Jesús el Cristo, Rey del Universo, como el Padre
quería.
Ese Hombre reina por
el Amor. Su reino es de amor. Por eso no se impone sobre los que dicen: No
queremos que reine sobre nosotros. (Y cuántos son hoy los hombres que lo
dicen! (Toda nuestra cultura actual! Nuestra cultura apóstata se ha venido
sacudiendo a Dios como un yugo. Lo sacó de sus escuelas, de sus universidades,
de su historia y de su filosofía, de sus leyes, de sus gobiernos, de sus
costumbres, de sus conversaciones, de sus signos y símbolos, de su lenguaje...
No quiere ningún signo exterior que se lo recuerde... No quiere, tampoco y
mucho menos, que le digamos que, sin embargo: Él está ahí... Y es Rey. Y que lo
es no como el Dios deísta sino como el Hombre Jesús, Verbo hecho carne.
Esta cultura moderna
y postmoderna es la que quiere establecer frente al Reino de Cristo, otro
Reino. El Reino del Hombre endiosado en lugar de Cristo. Esta es la cultura del
Anti-Cristo. Parodia del Reino de Cristo.
Pero Cristo Reina. No
hemos de temer. El Señor ha entronizado a su Rey en Sion su Monte Santo. )Por
qué se confabulan las naciones y los reyes murmuran contra el Señor y su Rey?
Rompamos su coyunda, sacudamos su yugo.El Señor desde el cielo sonríe, El Señor
se burla de ellos, los quebranta como vasos de barro con su cetro de hierro
(Salmo 2).
Mi corazón espera el
día en que veré otra Humanidad. Una Humanidad distinta a ésta dentro de la cual
me tocó vivir en mi efímera vida mortal. Aquella Humanidad sentirá lo que se
adelantan a profetizar en mi corazón el Espíritu y la Esposa: enjuiciará estos
siglos y llorará el error de los hombres de esta cultura. Desde lo más hondo de
su corazón lanzará la oración de su profundo anhelo: (Ven Señor Jesús! (Ven
Rey del Universo! Ven a reinar sobre nosotros como has reinado dentro de
nosotros en tus fieles! (Qué necios fueron nuestros antepasados que no
quisieron que Tú los gobernaras con tu yugo suave y tu carga ligera! (Ellos!
(que no podían ni siquiera gobernarse a sí mismo y dominar sus pasiones! (Ellos
a los que tiranizaban los caprichos de su corazón! (Ellos pensaron que podían
gobernarse a sí mismos y gobernar a otros, e incluso gobernar el mundo,
instalando el Reino del Hombre sobre el Hombre! Así fue como instalaron la
tiranía mentirosa del Anticristo para destronarte a Ti y arrebatarte el Reino
que te ha dado el Padre!
Nosotros hemos
conocido ese reino atroz. Ya no creemos en ese ídolo, en esas ideologías
'cristianas' que quisieron suplantar a Jesús el Cristo haciéndolo manipulable
por el Hombre. Nosotros somos los desengañados de las ideologías del
Anti-Cristo, del Anti-Jesús. Del Antifaz fraudulento. (Ven Tú, Señor, ven en
persona a reinar sobre nosotros, pues nosotros reconocemos el poder y el honor
y la gloria que te ha dado el Padre para siempre! (Nosotros reconocemos que
somos tu herencia y la porción de tu heredad para siempre!
Muchísimos mártires del
siglo veinte murieron gritando ¡viva Cristo Rey! No era una consigna, no era un
programa, no era un lema. Nadie puede prever lo que dirá en esa hora. Quizás el
que premedite frases heroicas sólo atine a implorar ¡no me maten!
El grito de ¡Viva
Cristo Rey!, por lo tanto, no es un grito humano. Es un don, una gracia del
Espíritu Santo que lo proclama en Espíritu y en Verdad a través de la boca de
los mejores hijos del Padre celestial, sacrificados como Corderos inocentes.
Por su boca, es el Espíritu Santo quien lo grita a un mundo que no quiere que
Cristo reine sobre ellos.
Yo sueño en ese día en que Jesús será aclamado y
elegido por unanimidad (por lo menos por mayoría absoluta, porque la generación
perversa e incrédula no pasará antes de su venida). Ese día, el Reino que le ha
dado el Padre será reconocido y convalidado desde abajo, por todos los
redimidos, como lo es ahora por nosotros. Y ese día el Padre verá a la
Humanidad que Creó y redimió con la sangre de su Hijo y verá "que es
buena" como me consuela a mí imaginándola, y la Bendecirá.