Qué decir lo que es tan obvio ¿no? a qué hincha de River, o del fútbol argentino, no le duele que Javier, nos deje..["Olé, Olé, Olé, Olé, Olá...A Mascherano nunca lo  vamos a olvidar" "Mascheeee, Mascheeeeeeee"] Pero bueno es, para su progreso futbolístico. Su juego...Su maravilloso juego que nos deleito a todos los hinchas de River, pero...no se olviden de algo, Javier seguirá con la camiseta Agentina y eso a todos los hinchas del fútbol nos llena de orgullo. Javier, Masche, ídolo, Moustro, GRACIAS POR TODO...GRACIAS GRACIAS Y MÁS GRACIAS... Los que hacemos esta web...


"Agradezco haber jugado en River y me encantaría volver" Javier "El Jefecito" Mascherano.


FOTOS DE LA WEB OFICIAL DE RIVER


No solo estuvo esta bandera...hubo muchas banderas dedicadas a Masche y a Lucho pero solo pusimos una, en representación de todas.


"Nunca me voy a olvidar de esto"

 

Emocionado por el tributo que le dedicó la hinchada, Mascherano dio su adiós entre lágrimas. Admitió que en el futuro le gustaría volver a su otra casa.

Dejando de lado el final del equipo, ¿fue tu mejor tarde?

—No creo que haya sido la mejor, pero sí estoy seguro de que será imborrable. Nunca me voy a olvidar de esto. Fue hermoso.

—¿Cómo conjugás la felicidad por este homenaje con la desilusión por no poder despedirte con la Libertadores?

—Uno tenía el deseo de irse ganando algo importante: yo era feliz en este grupo y me moría de ganas por lograr la Copa. Por suerte, después de este triunfo, me voy más tranquilo porque River consiguió la posibilidad de estar en la Libertadores del 2006 y así tiene la revancha para lograr lo que se nos escapó este año. Igual, la emoción que viví en mi despedida tapa un poco esa bronca. Nuevamente la gente me dio mucho más de lo que yo le pude brindar dentro de la cancha.

—¿Si lo medís desde lo emocional, esto fue similar a dar una vuelta olímpica?

—Sabía que era un compromiso importante, era el último y uno tenía muchas sensaciones previas. Me parece que no vale lo mismo que un campeonato, aunque está claro que, en lo personal, lo que sucedió superó cualquier cosa, me hizo tan feliz como cuando tuve la suerte de dar alguna vuelta olímpica.

—Durante un rato pareció que estaba jugando el Club Atlético Mascherano.

—En realidad se terminó reconociendo al equipo... Este triunfo era importantísimo para el futuro. Y todos los que estuvimos en la cancha tratamos de dejar la vida por la camiseta.

—Sin embargo, se hizo una gran diferencia con el resto de los jugadores. ¿Encontrás alguna explicación?

—Que me hayan alentado como se dio significa que sirvió el esfuerzo que hice por la camiseta. Pero no sé bien cuáles fueron los motivos. Quizá porque nací en el club y eso siempre es muy valorado por la gente de River. Después no encuentro otras razones, porque sinceramente no conseguí muchas cosas.

—¿Alguna vez habías agradecido el apoyo y la ovación en medio del partido?

—Nunca.

A los 21 años, Javier Mascherano es un prócer de River, más allá de haber jugado 71 partidos, metido un gol y logrado un título.

—A partir de esta fiesta parece que entraste en la lista de los ídolos más grandes.

—No me creo ídolo de un club que tuvo y tiene tan grandes futbolistas. Idolos otro tipo de jugadores, son los que ganaron cosas importantes o que jugaron muchos años en la institución. A mí, lamentablemente, me tocó estar poco tiempo con la Primera.

—¿Te imaginás cómo te vas a sentir cuando caigas que ya no serás jugador de River?

—Seguro que con la herida de dejar un lugar en el que uno se siente tan cómodo. En River fui feliz y me trataron bien. Sin duda ya genera nostalgia. Me imagino que es normal, es lo que debe sentir cualquier jugador que deja su segunda casa... Se extraña.

—A vos te empezaron a extrañar antes de que te fueras.

—Pero el que ocupe mi puesto lo hará sin problemas y pronto la gente lo empezará a querer.

—¿Podés decir quién debería ser tu reemplazante?

—No soy quién para decirlo. Leo sabe muy bien quién debe ocupar esa posición. Y es bueno aprovechar esta oportunidad para decir que el cuerpo técnico merece ser apoyado. En principio, porque todos sus integrantes son muy buenas personas y eso es fundamental para armar un plantel. Además, al margen del traspié con el San Pablo, los que vivimos el proceso desde adentro sabemos que se trabajó bien. —Pero al final del semestre el equipo dejó una mala imagen.

—Si el resultado del primer partido contra San Pablo habría sido otro, tal vez ahora no me estaría despidiendo. Pero no hay excusas: fuimos superados en la semifinal y debemos asumir la realidad.

—¿Qué se te pasó por la cabeza cuando te levantaste?

—Con Lucho dijimos que teníamos que disfrutar este día a full. Nunca más íbamos a poder compartir el equipo con muchos jugadores a los que admiramos y tampoco sabíamos si alguna vez volveríamos a jugar aquí.

—Está claro que tenés las puertas abiertas para volver, ¿no?

—Uno no puede predecir las vueltas del fútbol. Quizás en el futuro River no me necesite.

—¿Qué te deja River?

—Viví muy buenos momentos y muchos otros difíciles. Lo principal es que aquí pude cumplir mi sueño de jugar en Primera. Soy yo quien le doy gracias a River.

(Diario Olé)

|||| - ||||

YO DIGO


Se merece lo que le pasa

Reinaldo Merlo. Jugó 562 partidos en River.

La hinchada de River no regala ovaciones. Mascherano se la merece. Cumplió con algo que siempre se le pide al volante central de River: que se anime y sepa jugar solo en el medio, como única contención delante de los defensores. No es frecuente ver en el fútbol mundial un chico de apenas 21 años que ocupa un puesto como el de 5, clave por su influencia en los relevos, en la obstrucción y en la transición ofensiva. El logró afirmarse mucho más temprano de lo que yo lo hice.

Más de la Despedida en la sección especial ||La Despedida ||

 Opiná en el FORO sobre su despedida, o si no lo puste despedir...despedilo..


El Hombre: Javier Mascherano


‘A Mascherano nunca lo vamos a olvidar’
El grito bajaba desde los cuatro rincones del estadio Monumental y hacía eco dentro del campo de juego. La gente ya empezaba a extrañar al joven ídolo, que estaba jugando sus últimos minutos con la camiseta de nuestro club.

 

El ¨Olé, olé, olé, olé, olá, a Mascherano nunca lo vamo´ a olvidar¨ retumbaba en el verde césped, y el volante central de River levantaba las manos, en señal de saludo, hacia la tribuna Almirante Brown alta. Esa que no paró de alentar en todo el partido.

Con tan sólo 21 años es el último gran exponente de nuestra cantera inagotable pero ya ha dicho adiós. Mejor dicho, hasta luego, porque seguramente la puerta de este club siempre va a estar abierta para un eventual regreso. ¡Suerte en tu travesía por Brasil, Masche!

Juan Manuel


Ovación y lágrimas en la despedida de Mascherano 

"Olé, olé´/olé, olé, olá/ a Mascherano no lo vamos a olvidar", fue la despedida que le regaló el hincha de River al mediocampista en su último partido con la camiseta millonaria. El volante hoy viajará a San Pablo, Brasil, para incorporarse a su nuevo club, Corinthians.

Mascherano fue ovacionado desde el momento en que se anunciaron las alineaciones y vivado y aplaudido cada vez que entró en contacto con la pelota.

Cuando el árbitro pitó el final se saludó con su compañero Danilo Gerlo y luego protagonizó un emotivo abrazo con Marcelo Gallardo. Mientras iba hacia el vestuario, las primeras lágrimas recorrieron sus mejillas.

"Imposible no escuchar lo que cantaba la gente. Le estoy agradecida, porque me dio mucho más de lo que yo le pude dar dentro de la cancha", expresó en una improvisada rueda de prensa, casualmente en el medio del campo de juego del Monumental.

"Jamás me voy a olvidar de este día; es algo que nunca esperé. Cuesta irse de un lugar donde te tratan muy bien. Mi carrera deportiva siempre fue River y esta partida me genera nostalgia. Lástima que no pudimos ganar algo importante; eso me dolió mucho", destacó el futbolista, que recordó su primera vuelta olímpica en las inferiores, con la séptima categoría, como uno de los grandes momentos vividos en el club.

La partida del nuevo ídolo millonario opacó el que fue también el último match, en River, de Lucho González y del uruguayo Carlos Diogo.


Un River sin alma encontró un consuelo de los pequeños

El único gol lo consiguió Carlos Diogo en el segundo tiempo. El equipo jugó muy mal y recibió silbidos.

La larga bandera blanca, con letras negras escritas a mano, colgada en el sector dominado por la barra brava, revelaba claramente cuál es hoy el sentimiento popular hacia un River que no transmite nada de nada. "Poco equipo para tanta hinchada", rezaba el trapo firmado por Los Borrachos del Tablón. Esa fue la primera muestra de que la relación entre el plantel y la tribuna se quebró a partir de la traumática eliminación de la Libertadores, el miércoles pasado. Pero no fue la única. A la media hora del pésimo partido ante el descendido Huracán de Tres Arroyos, las voces de allá arriba se unieron en un canto hiriente: "Y pongan huevos...", que concluía con los consabidos gruesos insultos. La tercera intimación se escuchó cuando se iba el primer tiempo sin goles: ¡"Y ya lo ve/y ya lo ve/hoy no nos fallen otra vez!..."



En ese clima caliente, con cemento raleado —se vendieron algo más de quince mil entradas— y el ánimo de la gente por el suelo, un River sin alma y sin fútbol, golpeado casi de nocaut por la frustración copera, entró por la ventana al repechaje de la Libertadores venidera tras un modestísimo triunfo frente al peor equipo del campeonato. Tan gris fue el éxito que incluso tambaleó en las dos últimas jugadas de la tarde, cuando un par de pelotas detenidas (¡de nuevo!) contra el arco de Costanzo le adosaron el sufrimiento que siempre —en todo el olvidable semestre— rodeó a la desequilibrada formación de Astrada. Si durante todo este tiempo River se debatió entre pronunciados altibajos y toscos errores que jamás pudieron solucionar ni el desorientado entrenador (afuera) ni sus indolentes dirigidos (adentro), lo de ayer alcanzó niveles paupérrimos.



El espectáculo resultó impresentable. Y el mayor responsable, claro está, fue River. Porque al limitadísimo y digno Huracán no se le podía pedir más de lo que hizo: agruparse atrás con cierto orden, poblar la zona central, tratar de acertar algún contraataque (hubiese sido un milagro); todas estrategias para sacarla —o intentar, al menos— lo más barata posible. ¿Qué propuso River ante el planteo del adversario? Casi nada. Vacío de juego, de ideas y de variantes, como si no tuviese motivación alguna —y esto fue lo más grave, porque al cabo se jugaba un cupo en la Copa—, con futbolistas que parecían extraños entre ellos —se hablaban sólo muy de vez en cuando— y que daban la impresión de querer salvarse individualmente con la gambeta de sus vidas, River dejó pasar displicentemente los primeros cuarenta y cinco minutos sin una sola aproximación seria a las cercanías del arquero Lo Tártaro.



La agarraba Gallardo y la transportaba metros y metros sin claridad ni profundidad. La agarraba Diogo —el uruguayo y el capitán fueron, por lejos, los que más tuvieron la pelota— y buscaba realizar todo lo que no realizó en los últimos compromisos. La agarraba Lucho González y encaraba derechito a eludir a todos los rivales que surgieran, aunque siempre terminaba perdiéndola. Salas y Farías corrían sin ton ni son. Sólo Mascherano, con su corazón, con su entrega y con su temperamento (¿muchos de sus compañeros no se dieron cuenta de que hace rato debían haberse reflejado en el espejo de Masche?), sacudía la monotonía y levantaba a los hinchas, que al fin de cuentas lo ovacionaron y lo despidieron como lo que realmente es: un grande, a pesar de sus 21 años. River era una lágrima. Y se fue entre silbidos al descanso. Huracán no podía creer un domingo tan cómodo...



En la reanudación, Diogo capturó un rebote y la bombeó desde el vértice del área, con zurda, rumbo al segundo palo. Fue un golazo, el uno a cero. Ahora sí los goleamos..., habrá pensado más de uno. Ahora no, dijo el propio River... Y siguió envuelto en la abulia. Hasta pareció penal una mano de Diogo sobre la cabeza de Claudio García. Lo único que le hubiese faltado a River era que le empataran... Ahora será el tiempo de la urgente reconstrucción. ¡Y lo que le va a costar!


 Javier Mascherano [Opiná en el Foro]


4 de julio de 2005 (Buenos Aires - Argentina)

Próximamente fotos EXCLUSIVAS, capturas EXCLUSIVAS y Archivos Multimedia EXCLUSIVOS.

Volver