A 30 Años del Golpe: El Cine Argentino en la Dictadura

Por Maximiliano Curcio

  

 

Se cumplen 30 años del comienzo de uno de los periodos  más oscuros, más sangrientos, más nefastos (sino él mas) de la historia Argentina. La cultura del miedo que reinaba de forma impune por aquellos años también se hizo eco en un medio tan masivo como el cine y, es por eso, que intentare por medio de este articulo repasar aquellos años de los '70 ensombrecidos por la dictadura militar en donde el cine nacional sufrió una de sus etapas mas vacías en cuanto a calidad fílmica como también mas siniestra en cuanto a los films "oficiales" que se dieron a conocer por aquellos años donde dos bandos dividían al espectro cinematográfico de aquellos años: los cineastas liberales que por tener que callarse debieron exiliarse y los cineastas cómplices que fueron la voz en el cine de la impunidad que por aquellos años gobernaba el país.

El cine argentino sufrió sus etapas de crisis a lo largo de su desarrollo, de su historia, incluso luego de esta etapa que me ocupo de analizar ahora, la década del '80 resulto de un vació artístico importante en un cine que estaba reacomodando sus piezas, al ritmo de la democracia. Lo profundo de la crisis del cine argentino de los '70 tiene que ver con la realidad que se vivía a nivel político y social y la lamentable comunión con cierto cine muy difundido y alabado por aquel entonces. Para ilustrar tal complicidad bien vale como contrapartida  citar el film "Los Muchachos de Antes no Usaban Arsénico" (1976, José Martinez Suarez) que fuera el primer film conocido luego de la toma de poder por parte de la junta militar y cuya temática resultara mas que molesta en términos políticos para el momento lo que termino con el exilio de sus artistas, en un éxodo incesante que apenas estaba comenzando. Luego llegaría "Soñar, Soñar" (1976, Leonardo Favio) un film que comercialmente no haría demasiado ruido quizás en una apuesta demasiado arriesgada y personal para los tiempos de censura que se vivían y seria el continuar de una década tan exitosa para Favio como lo había demostrado con sus obras anteriores. La censura avanzaba a pasos agigantados, resultaba complejo e intrincado para los directores estrenar sus películas sin la censura y la persecución parte de un plan siniestro para acallar ideas, emprendida que alcanzo limites inusitados al momento en que se prohibía hacer referencias al cuerpo militar en tono de bromas o de manera acusatoria.

En esta época se dio el nacimiento, formación y estrellato como artista de Ramón "Palito" Ortega quien se estreno como director en 1976 con "Dos Locos del Aire" , un macabro elogio a las fuerzas militares por entonces en el poder encubierta mediante la falsa defensa de los símbolos patrios. El próximo film de Ortega, "Brigada en acción" resultaría una bajada de línea aun más marcada, casi como una propaganda oficialista sin ningún tipo de reparos ni sutilezas. En "Nacidos para la Aventura" (1979), también de Ortega se festejaba una nación de paz que no podía estar mas en las antípodas de la realidad, mientras que en "Que Linda es mi Familia" (1980) el imperdonable Ortega compartía cartel con Luis Sandrini en una película que proporcionaba una lectura bien oscura sobre la paternidad y la adopción, alusión nada casual a los desparecidos de aquellos años de plomo.

"La Fiesta de Todos" (1978) es un emblema de las películas oficialistas, realizadas con motivo de la realización del Mundial de fútbol el documental dirigido por Sergio Renan y con un claro mensaje político que tomaba ventajas de la situación para hacer los discursos apropiados, al film se sumaron figuras reconocidas del periodismo deportivo así como también Luis Sandrini y Juan Carlos Calabro, cómplices de reproducir una ideología nefasta por donde se la mire. Mas allá de funcionar como productora para los films de Olmedo y Porcel (si es que pueden recibir el calificativo de films dado su nula calidad de entretenimiento barato) Aries, tal el nombre de la productora, se encargo de producir "La Parte del León" (1978), la opera primera de Adolfo Aristarain, un policial bien logrado en una historia que bien marcaba la traición y la paranoia de aquellos años. Al film de Aristarain le seguiría en calidad otro muy buen exponente independiente dentro de tanta mediocridad como "Tiempo de Revancha" (1981), también de la mano de Aristarain. Enrique Carreras y Emilio Vieyra serian dos cineastas sumamente vinculados al gobierno militar en la contribución de ambos para con la cinematografía nacional más partidaria por aquellos años. El primero con la ultraconservadora "Así es la Vida" y el segundo con "Comandos Azules" una encendida defensa de las controvertidas fuerzas policiales.  

Con la llegada de la democracia el cine volvió a respirar aires de libertad de expresión y se propuso mas de una vez y con mejor o peor suerte denunciar el periodo de dictadura por medio de películas que retrataban aquellos años oscuros, así, quizás el film "Garage Olimpo" (Marco Bechis, 1999) sea uno de los mas recordados como logrados y sentidos. Del oscuro periodo se puede resumir que hubo incontables exiliados, que casi ni hubo representación argentina en festivales internacionales alguno, que hubo cineastas desaparecidos, que hubo artistas que celebraron el periodo y colaboraron desde su lugar, desde Carlitos Bala hasta Los Superagentes. Luego del ocaso el recambio tardo en llegar y todavía hoy se pagan consecuencias del estancamiento de aquellos años que dejo un vació difícil de tapar durante gran parte de los '80 y '90. Estéticamente e intelectualmente el cine nacional quedo muy limitado y vale decir, devastado en sus formas. Y como reflexión final me queda decir que bien vale apoyar el cine nacional de hoy en día que mediante cambios e ideas renovadoras busca un recambio, bien o mal, pero recambio al fin que ayuda a renacer, de igual manera que ayuda a renacer en recordar nuestro oscuro pasado, de hacernos cargo de que somos lo que somos por lo que nos paso, los errores que cometimos, las malas acciones que amparamos o queremos hacer olvidar hoy en día, porque a fin de cuentas no hay mejor manera que madurar mirando al futuro que entendiendo nuestro pasado y sabiendo vivir con el, no solo en el cine como evolución artística, sino en todos los ordenes de la vida.

     

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